EL CANTO MOZÁRABE

Artículo publicado en Crónica mozárabe nº 43, agosto 1997. Ed. digital. Toledo 1997


Una de las singularidades más acusadas dentro del conjunto de nuestra liturgia mozárabe, es, sin duda alguna, la musical, exteriorizada en su canto. Al propio tiempo, dicha singularidad es la más desconocida, puesto que, si bien el conocimiento de los distintos manuscritos en los que se contiene ha llevado al de los neumas mozárabes, sigue sin descubrirse la clave de las melodías, dado que, no existiendo líneas, las notas se escriben en campo abierto sin pautada alguna.

Tal vez, por ello, el canto tradicional mozárabe, o por adecuarlo a la actual nominación oficial de hispano-mozárabe, ha quedado libre hasta el presente de las "revisiones" que recientemente vienen imponiéndose en el ritual tras los sucesivos ensayos de los expertos designados, a pesar de la amplia diversidad interpretativa existente entre el resto de los estudiosos.

Don Mario Ferotin publicó en 1912 su famoso Liber Mozarabicus Sacramentorum, comprensivo de un catálogo completo de los manuscritos que examinó, entre ellos los concernientes al canto, que ascienden a veinte. La distribución de los mismos es: 5 en la Biblioteca catedral de Toledo; 2 en la Biblioteca Nacional en Madrid; 1 en la Biblioteca particular de S.M. el Rey; 1 en la Catedral de León; 1 en la Universidad de Santiago de Compostela; 4 en el Monasterio de Silos; 1 en la Biblioteca de París, y 3 en el Museo Británico, precisando que los 2 existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid, son toledanos, por lo que en nuestra Catedral debieran existir 7, nada menos.

Junto a esta diversidad distributiva y de ubicación por diversas circunstancias históricas, los expertos coinciden en su diferenciación de contenido musical, por referirse de manera más o menos completa a variedades de misas, oficios, administración de Sacramentos, funciones solemnes de Semana Santa, de las de Pascua y funerales, etc.

La notación mozárabe, como sabemos, es neumática, basada en la combinación de acentos agudos y graves, al igual que la gregoriana, si bien se diferencia de la misma no sólo por sus particularidades caligráficas sino por la abundancia de formas utilizadas para expresar las diferentes formas de sonidos.

Tal vez, el trabajo de los Rvdo. P. Casiano Rojo y Germán del Prado, monjes de Silos OSB (1), referido al estudio histórico del canto, complementando otros sobre el ritual, al que seguimos en esta exposición, nos ofrece una clara visión de su realidad.

La escritura en los diversos manuscritos es, bien horizontal como en los toledanos, o bien vertical como en el resto, siendo el Antifonario de León el más preciado muestrario por su elegancia, claridad y composición de figuras.

Las notas simples se representan, bien por puntos o por virgas, que según sus diferentes formas e inclinación, proporcionan los elementos del resto de las figuras, ofreciendo auténtica complicación al poderse reemplazar las virgas por puntos redondos semicirculares y ondulados, así como que su lectura se realice de derecha a izquierda o de arriba a abajo, pudiéndose doblar los valores de las notas mediante repeticiones, fusiones, etc.

Otra singularidad del canto reside en el ritmo, que agrava la dificultad de interpretación, puesto que las figuras no parecen tener relación con la altura más o menos absoluta o relativa de los sonidos por ellas expresados. Todo ello, independientemente de la fidelidad de los copistas al reproducir en los actuales códices existentes las primitivas transcripciones que proceden básicamente de San Eugenio y de otros prelados toledanos.

La reforma y compilación del ritual llevada a cabo por el cardenal Cisneros llevó aparejada la edición de libros de canto. Así pues, en nuestra Capilla Mozárabe existen cuatro cantorales, de los que dos de los mismos contienen las misas de todo el año. Otro, que llaman Libro de Laudas contiene el Oficio de difuntos y las vísperas de los santos titulares de nuestras iglesias mozarábigo-toledanas. El cuarto, titulado Offerentium es un extracto del misal y de los Cantorales, tal vez realizado más posteriormente, en el siglo XVIII y contiene los cantos del Ordinarium Missae.

En estos cantos se reproducen con autenticidad antífonas mozárabes, tales como las ad Pacem, ad Confractionem panis, la de ad Accedentes, las de Cuaresma y la de los difuntos, todas ellas de verdadera hermosura, si bien aparecen entremezcladas con otras de dudosa antigüedad.

A través de este apretado resumen, hemos querido exponer la riqueza inigualable que presupone la conservación del canto junto con el ritual, así como el contenido que del mismo se sigue conservando en los códices y cantorales.

Ahora bien, nos preguntamos ¿se concede similar importancia a la formación, y práctica musical en las capellanías actuales? ¿no estaremos en el comienzo de una etapa decrecientemente irreversible? ¿qué medidas y proyectos se consideran idóneos para que los cantores mantengan en su pureza la musicalidad de nuestras antífonas y demás cantos?

Nuestras máximas Autoridades eclesiales responsables del rito han venido poniendo su principal acento en la revisión del rito, con la carga polémica de su no muy afortunada conclusión, a juicio de buena parte de los estudiosos del tema, sin que sepamos existan orientaciones o aspectos concretos para impulsar la más cuidadosa práctica musical del tesoro contenido en el repertorio melódico de antífonas y rituales.

Nuestra inquietud nos mueve a exponerlo públicamente con el fin de que al haberse suprimido los conocimientos específicos anteriores que regulaban las pruebas de los opositores a las Capellanías mozárabes, tanto del rito como musicales, se ha creado un vacío difícil de llenar, que inexorablemente traerá aparejada total falta de sincronización de nuestro tesoro: su liturgia y su canto.

Liturgia y canto son inseparables.

Con todo respeto, elevamos a nuestro querido Sr. Arzobispo, cabeza natural de la mozarabía, nuestra inquietud.

José Miranda Calvo.
Decano Hermano Mayor de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Esperanza.


NOTAS.

1. Casiano Rojo y Germán Prado: El canto mozárabe. Estudio histórico crítico de su antigüedad y estado actual. Barcelona. Diputación provincial 1929.