El
Adviento |
¡Hola! En la Iglesia católica estamos iniciando un nuevo
Año Litúrgico. Como cada año, por estas fechas (fines de noviembre),
comenzamos a recordar los sucesos más importantes del plan de salvación de
Dios para el hombre y, claro está que el primero de ellos es el Nacimiento de
Jesucristo: la hermosa fiesta de Navidad.
La redención del hombre se debe a la muerte y Resurrección
de Jesús, es decir a la Pascua, pero es lógico celebrar el inicio de esa gran
manifestación del amor de Dios, o sea, su venida al mundo,
"Adviento".
Navidad y Adviento no son fiestas independientes. El
Adviento nació como tiempo de preparación para celebrar la fiesta de la
Navidad, igual que la Cuaresma respecto a la Pascua.
Significado del Adviento
Al celebrar la Iglesia el Adviento, te invita a meditar en la venida del Señor. Esta venida se nos presenta en tres dimensiones:
Adviento
Histórico. Es la espera en que vivieron los pueblos que ansiaban la venida
del Salvador. Va desde Adán hasta la encarnación, abarca todo el Antiguo
Testamento. Escuchar en las lecturas a los Profetas, nos deja una enseñanza
importante para preparar los corazones a la llegada del Señor. Acercarse a esta
historia es identificarse con aquellos hombres que deseaban con vehemencia la
llegada del Mesías y la liberación que esperaban de él.
Adviento
Místico. Es la preparación moral del hombre de hoy a la venida del Señor.
Es un Adviento actual. Es tiempo propicio para la evangelización y la oración
que dispone al hombre, como persona, y a la comunidad humana, como sociedad, a
aceptar la salvación que viene del Señor. Jesús es el Señor que viene
constantemente al hombre. Es necesario que el hombre se percate de esta
realidad, para estar con el corazón abierto, listo para que entre el Señor. El
Adviento, entendido así, es de suma actualidad e importancia.
Adviento
Escatológico. Es la preparación a la llegada definitiva del Señor, al
final de los tiempos, cuando vendrá para coronar definitivamente su obra
redentora, dando a cada uno según sus obras. La Iglesia invita al hombre a no
esperar este tiempo con temor y angustia, sino con la esperanza de que, cuando
esto ocurra, será para la felicidad eterna del hombre que aceptó a Jesús como
su salvador.
Esta celebración manifiesta cómo todo el
tiempo gira alrededor de Cristo, el mismo ayer, hoy y siempre; Cristo el Señor
del tiempo y de la Historia.
Esquema del adviento
Inicia con las vísperas del domingo más
cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. Los
domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del
16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente
las fiestas de la Navidad.
El color de los ornamentos del altar y la
vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza
austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan durante el
Adviento:
I
Domingo, la vigilancia en espera de la venida del Señor.
Durante esta primer semana las lecturas bíblicas
y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio:
"Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento".
Es importante que, como familia nos
hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué
te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como
resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a
quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de
armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los
demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la
escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en
cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona
de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
II
Domingo, la conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista.
Durante la segunda semana, la liturgia nos
invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista:
"Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de
prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior
nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la
Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que
nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado.
Encenderemos la segunda vela morada de la Corona
de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.
Durante esta semana puedes buscar en los
diferentes templos que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles,
para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote
a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.
III
Domingo, el testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y
ayudando al prójimo.
Coincide este domingo con la celebración
de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia de Adviento nos invita a
recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que
además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos
relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como
ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre acompañando
a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana
de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te
proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia,
uno de los elementos de las tradicionales posadas, que inician el próximo día
16. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona
de Adviento.
IV
Domingo, el anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María.
Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta del Nacimiento del Salvador. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.