I. DESARROLLO HISTÓRICO

 

 

1. EN LA LITURGIA, PARTE INMUTABLE Y PARTE SUJETA A CAMBIO.

 

El conjunto de la liturgia, mediante el cual, especialmente en la celebración de la eucaristía, "se ejerce la obra de nuestra redención" (SC 2), no agota ciertamente la actividad de la iglesia (SC 9), pero es la cumbre y la fuente de toda acción eclesial (SC 10). "Toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo, que es la iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia... no la iguala ninguna otra acción de la iglesia" (SC 7). Ahora bien, ese conjunto ha estado sujeto a un continuo devenir a lo largo de la historia.

 

En él ciertamente existe "una parte que es inmutable, por ser de institución divina"; pero existen también "otras partes sujetas a cambio, que en el decurso del tiempo pueden y aun deben variar..." (SC 21). En los párrafos siguientes se tratará de iluminar la historia de esos cambios, del devenir, del desarrollo y de las correcciones que en el curso de dos milenios han ido dando vida, si bien de una manera lenta, al imponente edificio de la liturgia de la iglesia, a partir del origen divino establecido en Jesucristo.

 

2. LAS DIVERSAS FASES DE LA OBRA DE SALVACIÓN REALIZADA POR CRISTO Y ACTUADA EN LA LITURGIA.

 

Jesucristo es el centro de todo el culto cristiano, el único mediador entre Historia de la liturgia Dios y los hombres (1 Tim 2,5). Toda la predicación apostólica tiende a introducir en la "plenitud de la inteligencia" y a hacer "llegar al conocimiento del misterio de Dios, que es Cristo" (Col 2,2). Hacia él tiende toda la historia de la salvación. "Dios, que quiere que todos los hombres se salven..., habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas, cuando llegó la plenitud de los tiempos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne... En Cristo nostrae reconciliationis processit perfecta placatio, et divini cultus nobis est indita plenitudo" (SC 5). Esta es la obra salvífica realizada en la historia de la salvación, que ocupa el centro de todo nuestro culto: "Esta obra..., preparada por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la antigua alianza, Cristo el Señor la realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y gloriosa ascensión... Del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de la iglesia entera" (SC 5). Es misión de la iglesia actuar esa obra salvífica, porque Cristo "envió a los apóstoles... no sólo a predicar" el contenido de esa acción redentora mediante el anuncio del evangelio, "sino también a realizar la obra de salvación que proclamaban mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica" (SC 6).