Encuentro Ecuménico de Beirut

Patriarcado de Bkerke
Beirut, 1 diciembre 2025

Queridos hermanos y hermanas, me siento profundamente conmovido e inmensamente agradecido de estar hoy entre vosotros, en esta tierra bendita. Esta es una tierra exaltada por los profetas del AT, que contemplaron en sus imponentes cedros emblemas del alma justa floreciente bajo la mirada atenta del cielo. Esta es una tierra donde el eco del Logos nunca ha enmudecido, sino que sigue llamando, de siglo en siglo, a cuantos desean abrir su corazón al Dios vivo.

En su exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Medio Oriente, firmada aquí en Beirut en 2012, el papa Benedicto XVI enfatizó que «la naturaleza y la vocación universal de la Iglesia exigen que esté en diálogo con los miembros de otras religiones». Este diálogo en el Medio Oriente «se basa en los vínculos espirituales e históricos que unen a los cristianos con los judíos y los musulmanes». Este diálogo, que no está dictado primariamente por consideraciones pragmáticas de naturaleza política o social, «se apoya sobre todo en fundamentos teológicos que interpelan la fe» (n.19).

Queridos amigos, su presencia hoy aquí, en este lugar extraordinario donde minaretes y campanarios se yerguen uno junto al otro, pero ambos se elevan hacia el cielo, da testimonio de la fe inquebrantable de esta tierra y de la firme dedicación de su pueblo al único Dios. En esta amada tierra, que cada campana y cada adhan suenen juntos, que cada llamada a la oración se funda en un solo himno, elevado no sólo para glorificar al misericordioso Creador del cielo y la tierra, sino también para implorar de corazón el don divino de la paz.

Durante muchos años, y especialmente en los últimos tiempos, la mirada del mundo se ha fijado en Oriente Medio, cuna de las religiones abrahámicas, observando el arduo camino y la incansable búsqueda del preciado don de la paz. La humanidad ve a veces Oriente Medio con temor y desaliento, ante conflictos tan complejos y prolongados. Sin embargo, en medio de estas luchas, podemos hallar esperanza y aliento al centrarnos en lo que nos une: nuestra humanidad común, y nuestra fe en un Dios de amor y misericordia.

En una época en la que la coexistencia puede parecer un sueño lejano, el pueblo libanés, a pesar de profesar diferentes religiones, es un ejemplo contundente. El miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra, mientras que la unidad, la reconciliación y la paz siempre son posibles. Esta es, pues, la misión que se mantiene inalterada a lo largo de la historia de esta amada tierra: la de dar testimonio de la verdad imperecedera de que cristianos, musulmanes, drusos y muchos otros pueden vivir juntos, construyendo un país unido por el respeto y el diálogo.

Hace 60 años, con la promulgación de la declaración Nostra Aetate, el Concilio Vaticano II abrió un nuevo horizonte para el encuentro y el respeto mutuo entre católicos y personas de diferentes religiones, enfatizando que el verdadero diálogo y la colaboración se basan en el amor, única base para la paz, la justicia y la reconciliación. Este diálogo, inspirado por el amor divino, abraza a todas las personas de buena voluntad y rechaza los prejuicios, la discriminación y la persecución, afirmando la igual dignidad de todo ser humano.

Aunque el ministerio público de Jesús se desarrolló principalmente en Galilea y Judea, los evangelios también registran episodios en los que visitó la región de la Decápolis, así como los alrededores de Tiro y Sidón, donde conoció a la mujer siro-fenicia cuya fe inquebrantable lo llevó a sanar a su hija (Mc 7,24-30).

Esta tierra significa más que un simple lugar de encuentro entre Jesús y una madre suplicante, pues es un lugar donde la humildad, la confianza y la perseverancia superan toda barrera y encuentran el amor infinito de Dios, que abraza cada corazón humano. De hecho, este es el núcleo mismo del diálogo interreligioso: el descubrimiento de la presencia de Dios más allá de toda frontera, y la invitación a buscarlo juntos con reverencia y humildad.

Si el Líbano es famoso por sus majestuosos cedros, el olivo también representa una piedra angular de su patrimonio. El olivo no sólo adorna el espacio donde nos reunimos hoy, sino que también es alabado en los textos sagrados del cristianismo, el judaísmo y el Islam, sirviendo como símbolo atemporal de reconciliación y paz. Su longevidad y extraordinaria capacidad para prosperar incluso en los entornos más difíciles simbolizan la resiliencia y la esperanza, así como el compromiso constante necesario para cultivar la coexistencia pacífica.

De este árbol proviene un aceite sanador (un bálsamo para las heridas físicas y espirituales) que expresa la infinita compasión de Dios por todos los que sufren. Además, el aceite también proporciona luz, evocando la llamada a iluminar nuestros corazones mediante la fe, la caridad y la humildad. Así como las raíces de los cedros y los olivos se extienden profundamente por toda la tierra, el pueblo libanés está disperso por todo el mundo, pero unido por la fuerza imperecedera y la herencia eterna de su patria. Su presencia aquí, y en todo el mundo, enriquece la tierra con su herencia milenaria, pero también representa una vocación.

En un mundo global cada vez más interconectado, ustedes están llamados a ser constructores de paz. Están llamados a combatir la intolerancia, a superar la violencia y a erradicar la exclusión, iluminando el camino hacia la justicia y la armonía para todos mediante el testimonio de su fe.

Queridos hermanos y hermanas, el 25 de marzo de cada año, día festivo nacional en su país, se reúnen para honrar a María, Nuestra Señora del Líbano, venerada en su Santuario de Harissa, adornado con una imponente estatua de la Virgen con los brazos abiertos, abrazando a todo el pueblo libanés.

Que este abrazo amoroso y maternal de la Virgen María, madre de Jesús y reina de la paz, les guíe a cada uno, para que en su patria, y en todo Oriente Medio, y en todo el mundo, fluya el don de la reconciliación y la coexistencia pacífica «como ríos que fluyen del Líbano» (Cant 4,15). Que traigan esperanza y unidad a todos. ¡Gracias!

León XIV

 Act: 01/12/25    @viaje a líbano       E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A