A la diócesis de Galitzia
Palacio
Arzobispal
Nápoles, 5 agosto 2025
Venerable hermano Crescenzio, cardenal Sepe, arzobispo emérito de Nápoles, saludos.
"Elevamos la propia Iglesia de Galitzia a iglesia arzobispal o metropolitana, estableciendo que las mismas iglesias de Primysl, Laudimiri y Chełm, llamadas iglesias metropolitanas de Galitzia, sean perpetuamente sufragáneas y sujetas al derecho metropolitano, no obstante cualesquiera privilegios, indultos, constituciones y costumbres en contrario".
Con estas mismas palabras mi predecesor Gregorio XI, por la constitución apostólica Debtum Pastoralis Officio, elevó la circunscripción eclesiástica de Galitzia a la dignidad de iglesia metropolitana en 1375. Puesto que en este momento ya se está celebrando el 650 aniversario de este evento en la arquidiócesis de Lviv, que es su verdadera heredera, su arzobispo metropolitano Miecislaus Mokrzycki, solicitó muy humanamente que, para celebrar este jubileo y fortalecer la fe entre los fieles de esta región, eligiera un purpurado que representara mi persona en tan auspicioso evento.
A ti, pues, venerable hermano, me dirijo, decidiendo encomendarte esta obra de gran importancia. En virtud de esta carta te nombro para esta misión extraordinaria, confiándote las facultades para que presidas en mi nombre en Lviv, el 6 de septiembre próximo, la celebración de la misa en conmemoración del 650 aniversario de la elevación de la sede de Galitzia al rango de iglesia metropolitana. Transmitirás mi amor y cercanía espiritual a todos los fieles cristianos y personas de buena voluntad allí reunidos, en este momento tan difícil que atraviesa Ucrania. También exhortarás a todos a observar con mayor diligencia la caridad, tanto en las familias como en las circunstancias públicas, así como a cultivar una viva esperanza cristiana en la vida diaria y a buscar fervientemente de Dios el don de la paz anhelada.
Que tu misión sea acompañada por la poderosa intercesión de la Santísima Virgen María, madre de la Iglesia, así como por la de los numerosos santos y beatos de esa tierra. A ti, venerable hermano, te otorgo mi bendición apostólica, el auspicio de la gracia celestial y el testimonio de nuestra buena voluntad, que deseo otorgues en mi nombre a los obispos católicos de ambos ritos, sacerdotes, religiosos y religiosas, fieles laicos, autoridades civiles y a todos los que comparten la alegría del jubileo.
León XIV