Al Festival Juvenil de Melbourne

Centro de Convenciones
Melbourne, 30 noviembre 2025

Mis queridos jóvenes, con motivo del Festival de la Juventud Católica Australiana les aseguro mis oraciones, para que el Señor bendiga sus actividades y haga de este un momento de gracia para todos los participantes.

Ser joven es una etapa maravillosa de la vida porque hay mucho que aprender y experimentar. Al mismo tiempo, existen muchos desafíos que afrontar al intentar desarrollar y madurar el carácter dentro de un contexto social. Encontrar el propio lugar en el mundo parece ser aún más difícil hoy en día, ya que las sociedades cambian constantemente, los valores tradicionales suelen menospreciarse y la tecnología, si bien contiene elementos positivos, también puede aislarnos aún más.

Como cristianos, antes de escuchar a nuestros amigos o a la cultura en general, debemos recurrir primero a Dios, nuestro Padre celestial, quien, en el momento de nuestro bautismo, nos hizo a cada uno de nosotros su hijo o hija amado.

Reflexionando sobre cómo nuestra relación fundamental con Dios da verdadero sentido a nuestras vidas, el papa Benedicto XVI dijo: «No somos un producto casual y sin sentido de la evolución. Cada uno de nosotros es el resultado de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno de nosotros es amado, cada uno de nosotros es necesario» (Homilía, 24-IV-2005). Nuestras vidas, por lo tanto, encuentran su propósito último en convertirnos en quienes Dios nos creó para ser. Es decir, viviendo su voluntad en nuestras vida.

Santa Catalina de Siena dijo una vez: «Sé quien Dios te creó para ser, y prenderás fuego al mundo» (Carta a Stefano Maconi, 1376). Podemos ver esta verdad en el brillante ejemplo de todos los santos, que demuestran lo que significa seguir la voluntad de Dios en sus vidas, cada uno a su manera única. Podemos recordar a nuestros dos nuevos jóvenes santos, Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, a quienes canonicé recientemente.

Pier Giorgio es recordado por ser físicamente activo, bromear con amigos y ayudar a los pobres. Carlo es retratado de una manera más reservada y reverente, que quería usar sus habilidades informáticas para promover el conocimiento de los milagros eucarísticos en línea. Sin embargo, ambos tenían una profunda relación con Dios y buscaban hacer su voluntad en sus vidas; como resultado, podemos ver en sus fotos que irradiaban una profunda alegría en sus ojos.

San Carlo Acutis dijo: «Todos nacemos originales, pero muchos morimos como fotocopias». ¡No dejes que eso te suceda! Cada uno de ustedes ha sido creado con una personalidad única, con diferentes fortalezas, debilidades, talentos y habilidades, y tiene un camino de vida específico para vivir estas cualidades con alegría.

No intenten simplemente imitar a los demás. Más bien, escuchen lo que Dios los llama a ser y hacer. En particular, estoy seguro de que el Señor llama a algunos de ustedes a servirle en el sacerdocio o en la vida consagrada. ¡Por favor, tengan la valentía de decir que sí!

Como saben, la única manera de escuchar la voz de nuestro Padre celestial es acercándonos a él, especialmente a través de la oración y los sacramentos. Como en cualquier otra relación, para ser mejores hijos, hermanas o hermanos, debemos vivir esas relaciones con mayor amor, compromiso y sacrificio. Inspírense en los santos que vivieron profundamente su identidad como hijos de Dios, y siempre lo mantuvieron en el centro de sus vidas.

Cuando todos regresen a casa al finalizar el Festival de la Juventud, recuerden que lo que aprenden y experimentan debe incorporarse a su discipulado diario. En este sentido, los animo a construir redes y amistades entre ustedes y a trabajar juntos para construir el reino de Dios en sus comunidades.

Como nos enseña San Pablo, el cuerpo de Cristo está unido incluso con muchos miembros diferentes, por lo que hay un lugar y una necesidad para cada uno de ustedes, y para la contribución única que sólo ustedes pueden aportar (1Cor 12,14-20). Nunca se desanimen si fallan en su discipulado, pues con la gracia de Dios (y el sacramento de la confesión) éste también puede convertirse en un momento de renovación y crecimiento en la santidad.

Queridos amigos, con estas pocas palabras, y encomendándoles a la intercesión de María, madre de la Iglesia, y de Santa María Mackillop, de buen grado imparto a cada uno mi más sincera bendición.

León XIV

 Act: 30/11/25    @mensajes papales       E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A