A la diócesis de Rijeka

Arzobispado Metropolitano
Bolonia, 29 mayo 2025

A mi venerable hermano Mateo, cardenal Zuppi, arzobispo metropolitano de Bolonia, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que prepara para su Majestad una morada eterna con piedras vivas y escogidas, a quien se ha dignado llamar a la Iglesia su propia esposa (1Pe 2,5) para que el pueblo que sirve al nombre de Jesús, y crece constantemente en la edificación celestial de Jerusalén, pueda alcanzar las promesas celestiales mediante la imitación de Cristo.

En la casa visible que Dios nos permite construir cada día se representa y perfecciona admirablemente el misterio de su comunión conmigo, en el cual la Iglesia, extendida por el mundo, crece hasta convertirse en el cuerpo del Señor en la visión de la paz que se ha de cumplir. Ella es, en efecto, el ancla de la esperanza en esta nuestra era, edificada sobre los cimientos de los apóstoles, con Cristo Jesús mismo como piedra angular.

Considerando estas cosas, me alegro por las celebraciones con las que el clero metropolitano y los fieles de la arquidiócesis de Fluminense darán gracias a Dios en la festividad del centenario de la fundación de dicha comunidad, establecida por la carta de mi predecesor Pío XI, titulada Supremum Pastoralem Unus, emitida el 25 abril 1925.

El arzobispo metropolitano de la amada Iglesia de Fluminense, el venerable hermano Matthaeus Uzinic, con gran humanidad pidió a mi amado predecesor, el papa Francisco, que enviara un padre purpurado para sustituir al romano pontífice y, al mismo tiempo, presidir allí la celebración eucarística.

Cumpliendo con el mayor gusto la voluntad de mi predecesor, te confirmo con agrado a ti, venerable hermano, dotado de piedad y fervor espiritual, eminente por tu diligente energía, mi mensaje extraordinario para la celebración especial que se celebrará en vísperas de la solemnidad de San Vito, mártir e ilustre patrón de la Iglesia de Rijeka, el 14 de junio próximo en Rijeka (Croacia), en honor al centenario de la fundación de dicha comunidad eclesial.

En este año santo que celebra la Iglesia universal, exhortarás a todos los participantes a que, así como todas las cosas creadas están ordenadas a su Creador, se dirijan espontáneamente a él, verdad primera y bien supremo. Saludarás también al arzobispo de Rijeka (Croacia) y a los demás prelados sagrados, sacerdotes, religiosos y religiosas, así como a los fieles laicos presentes, en nuestro nombre. Finalmente, deseo que las palabras de mi benevolencia se apliquen también a las autoridades civiles y a todos los participantes.

Con ferviente oración, suplico a Dios todopoderoso, por intercesión de la santísima Virgen María de Tersa y del mártir San Vito, que cumplas diligentemente el oficio que te es confiado, para que todos los que participan en el aniversario sean enriquecidos con abundantes gracias del Señor. Que esta bendición apostólica, que con gusto te imparto, venerable hermano en Cristo, sea un verdadero mediador y heraldo de los dones celestiales.

León XIV