Al encuentro Economía de Francisco
Centro
Mariápolis
Castel Gandolfo, 28 noviembre 2025
Queridos jóvenes, nadie más que ustedes está en contacto con las "cosas nuevas" en las que la humanidad apuesta su futuro. Por eso su encuentro mundial es tan valioso y tiene lugar en el gremio ecclesiae. No sólo en el corazón, sino en el seno de una Iglesia que, con la gracia de Dios, genera en la fe y el amor.
Economía de Francisco es la expresión gozosa de un camino que fertiliza el pensamiento y la iniciativa económica con la semilla del evangelio, que San Francisco de Asís acogió sine glossa y cuya cualidad transformadora nuestro amado papa Francisco ha testimoniado con todas sus fuerzas.
Sí, queridos amigos, el evangelio transfigura el trabajo humano y produce cambios en nosotros a través de los cuales la vida en abundancia llega al mundo. Ustedes lo saben bien, porque en Asís no sólo soñaron, sino que conocieron personas y emprendieron proyectos inspirados en el evangelio, capaces de hacer florecer incluso el desierto.
Este año, naturalmente, nuestro agradecimiento se dirige al papa Francisco, cuyo fallecimiento tuvo lugar el día y en el aroma de la Pascua. Esto nos ayuda a salvaguardar creativamente su legado y los compromete especialmente a ustedes, quienes compartieron una profunda comprensión con él, a organizar la esperanza que este camino ha suscitado.
En septiembre del año pasado, mi predecesor les dijo a algunos de ustedes: «Que nazca entre ustedes una nueva forma de estar juntos y de hacer negocios, una que no produzca desperdicios, sino bienestar material y espiritual». Y añadió inmediatamente un deseo que también quisiera hacer mío: «¡Ánimo, queridos amigos! ¡Ánimo! Si son fieles a su vocación, su vida florecerá, tendrán historias maravillosas que contar a sus hijos y nietos» (Francisco I, Discurso, 25-IX-2024).
Queridos amigos, la red de amistad y trabajo que representan es un no a la resignación. Pueden inspirar a muchos otros jóvenes a salir de la indiferencia o de las limitaciones de las metas personales y grupales, para abrazar el reino de Dios y su justicia a través de nuevas formas de amar el bien común. Se trata de reavivar los sueños, valorar la oración, el estudio y el trabajo, y pensar juntos como verdaderas energías de renovación.
El título de su reunión es "reiniciando la economía". Una economía reiniciada no es sólo una máquina que produce, sino una actividad que devuelve la vida a las personas, las comunidades y nuestro hogar común. Reiniciar significa liberarnos de las cadenas de la injusticia, restaurar lo dañado y crear espacios donde cada hombre y mujer pueda respirar dignidad y esperanza. Reiniciar puede significar cambiar de rumbo y explorar nuevos caminos.
En la reciente reunión con los movimientos populares, quise centrarme en el tema de lo nuevo, como el papa León XIII describió en su encíclica Rerum Novarum. Se trata de un documento de finales del siglo XIX, pero dicho título todavía nos interpela hoy. Ciertamente, «hay cosas nuevas en el mundo, pero cuando decimos esto, generalmente adoptamos una visión desde el centro y nos referimos a cosas como la inteligencia artificial o la robótica. Sin embargo, hoy me gustaría mirar las cosas nuevas con ustedes, comenzando desde la periferia» (León XIV, Discurso, 23-X-2025).
Ustedes conocen bien esta perspectiva, porque solo una economía que se despoja de privilegios y abraza la realidad puede considerarse "de Francisco", comenzando por los leprosos, es decir, por aquellos que son descartados, expulsados y eliminados. Ésta es la perspectiva que deseo transmitir, que «las cosas nuevas, vistas desde la periferia, y desde el compromiso que no se limita a la protesta, siempre buscan soluciones» (León XIV, Discurso, 23-X-2025).
A este respecto, el benedictino francés Ghislain Lafont identificó un "principio de pequeñez" que, escribió, podría expresarse así: «El motor de la historia no es el poder, sino la pobreza, pues el cambio real se produce a través de la acción de los elementos débiles» (El tiempo del papa Francisco, Bolonia 2017, p. 51).
Queridos jóvenes, les animo a demostrar con sus vidas, esfuerzos y estudios las deficiencias de un sistema que aumenta la desigualdad y no cuida de los pequeños ni de los vulnerables. Juntos podemos abrazar los sueños de Dios y expandir los nuestros, involucrándonos en una aventura compartida donde caen muros y prejuicios y florece la paz.
Les insto a que su labor incansable no se limite a la acción social y a las modas pasajeras, sino a nutrir su espíritu y a volver a su corazón. Los evangelios y los demás libros de la Biblia son el paisaje donde Dios aún hace oír su voz e inspira nuestras visiones, entablando un diálogo con sus amigos, los protagonistas de la historia de la salvación. Serán buenos empresarios y buenos economistas si comprenden así la economía divina. Éste es el secreto de tantos testigos que nos han precedido y que aún caminan con nosotros.
Queridos jóvenes, ¡adelante! ¡Avancemos juntos! Que mi bendición les alcance y les acompañe.
León XIV
Act:
28/11/25
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