Al Santuario de Paray le Monial
Obispado
Metropolitano
Adiacente, 19 junio 2025
Venerable
hermano Francisco Xavier
En estas palabras del mensaje se nos transmite la clave de las grandes apariciones que los "monjes del muro" enviaron a Santa Margarita María Alacoque entre 1673 y 1675, atrayendo a los fieles cristianos de todo el mundo para que crezcan en conformidad con Cristo, con la ayuda de una confianza absoluta, hasta alcanzar la unión plena y consumada con el Señor (Francisco I, Dilexit, 119-122).
Por eso, en el Santuario de los Monjes del Muro, en la diócesis de Augusto du Neuve, custodio y propagador de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, se ha dedicado un jubileo notable a recordar con corazón agradecido la memoria de 350 acontecimientos singulares de gracia, del 27 diciembre 2023 al 29 junio 2021, para que no sólo esa comunidad eclesial amada por mí, sino también la Iglesia entera, al celebrar el año santo y recordar la memoria del Hijo consustancial al Padre desde el Concilio de Nicea, experimente la salvación plena y la comunión con Dios.
Los venerables hermanos Benedict Riviere, obispo de Augustoun, y Eric Beaufort, arzobispo de Reims y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, solicitaron con gran amabilidad a mi amado predecesor, el papa Francisco, que enviara a un eminente prelado para sustituir al romano pontífice en el Muro de los Monjes y, al mismo tiempo, presidir allí la celebración eucarística que clausurará el año jubilar.
Por eso yo, cumpliendo de muy buen grado la voluntad de mi predecesor, te confirmo a ti, venerable hermano mío, como custodio provincial de tu Orden en Francia, y como legado episcopal del Santuario de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, así como muy estimado en esa región y gran conocedor del culto humano y divino y de la obra pastoral allí difundida, esta misión extraordinaria, para las festividades preparatorias del 350 jubileo que se celebrará el próximo 27 de junio, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, en el Muro de los Monjes.
Te encomiendo que cumplas la gran misión de la presidencia en mi nombre, con sensibilidad pastoral y cercanía al clero, a los religiosos y al pueblo, así como a las autoridades públicas y a todos los fieles cristianos. Cumple plenamente los deseos de todos. Como la propia situación lo exige, presidirás la celebración eucarística, en la que evangelizarás sobre las inescrutables riquezas del Corazón de Cristo, de donde brotan ríos de agua viva, para sanar las heridas que sufrimos, para que podamos avanzar juntos hacia un mundo justo, unido y fraterno.
Mientras encomiendo tu misión, venerable hermano, a la protección de la bienaventurada Virgen María, Madre del Buen Consejo, te imparto con agrado mi bendición apostólica, mensaje de gracias celestiales, que deseo aplicar a todos los participantes en la celebración.
León XIV