A los deportistas del Partido del Corazón
Hospital
Bambino Gesu
Roma, 15 julio 2025
Queridos amigos que jugáis o miráis el Partido del Corazón, este encuentro me impulsa a compartir algunas reflexiones con vosotros, a partir del significado de las palabras que lo definen: partido y corazón.
En este caso, un encuentro significa un encuentro donde incluso los adversarios encuentran una causa que los une. Este año, en particular, la de los niños que piden ayuda, los niños que llegan a Italia desde zonas de guerra y que están siendo acogidos por un proyecto del hospital y fundación Bambino Gesu y Cáritas Italia. Parece cada vez más difícil, casi imposible, encontrar espacios para escuchar estas cosas.
Me viene a la mente otro juego, el contado en la película Joyeux Noel y en una canción de Paul McCartney, jugado el 25 diciembre 1914 por algunos soldados (alemanes, franceses e ingleses) en la llamada Tregua de Navidad, cerca de la ciudad de Ypres, en Bélgica.
Todavía es posible (siempre es posible) encontrarnos, incluso en tiempos de división, bombardeos y guerra. Debemos crear oportunidades para ello. Desafiemos las divisiones y reconozcamos que este es el mayor desafío: encontrarnos. Contribuyamos juntos a una buena causa. Restablezcamos la unidad en los corazones rotos, los nuestros y los de los demás. Reconozcamos que en el corazón de Dios somos uno, y que el corazón es el lugar del encuentro con Dios y con los demás.
Partido y corazón se convierten así en dos palabras que pueden conjugarse. Es maravilloso que esto ocurra en un evento benéfico, que es a la vez deportivo y televisado y que recauda fondos para la vida y para la sanación, y no para la destrucción y la muerte.
El deporte, cuando lo disfrutan tanto quienes lo practican como quienes lo apoyan, tiene esta gran cualidad: transformar el conflicto en encuentro, y la división en inclusión, y la soledad en comunidad. La televisión, cuando no es sólo conexión sino también comunión de miradas, puede ayudarnos a redescubrir cómo mirarnos los unos a los otros: con amor, en lugar de odio.
También es significativo que hoy jueguen dos equipos: uno de políticos y otro de cantantes.
Esto nos dice que la política puede unir en lugar de dividir, si no se conforma con la propaganda que se alimenta de crear enemigos, sino que se dedica al difícil y necesario arte de la confrontación, que busca el bien común. Y también nos recuerda cómo la música enriquece nuestras palabras y nuestros recuerdos con significado, desde que, de niños, empezamos a hablar y a recordar.
Los niños, a quienes está dedicada esta reunión, saben estas cosas. Tienen la pureza de corazón que les permite ver a Dios.
Deseo que cada uno de vosotros, y todos aquellos que se unirán a este evento y apoyarán el proyecto, miren a los niños a los ojos y aprendan de ellos. Que redescubran la valentía de acoger y ser hombres y mujeres de encuentro, así como la fuerza para creer y orar por una tregua, y por un momento detener la propagación del odio. Nuestra humanidad está en juego. Ojalá este juego de paz sume un punto a su favor.
León XIV