A los peregrinos de Croacia

Plaza San Pedro
Vaticano, 7 octubre 2025

Queridos peregrinos croatas, os doy la bienvenida con gran alegría a la Plaza de San Pedro, donde os habéis reunido con motivo de la peregrinación nacional durante el año jubilar.

Vuestra numerosa y orante presencia es un signo elocuente de la vitalidad de la fe de vuestro pueblo, que a lo largo de los siglos se ha mantenido firme en la comunión con la Iglesia y fiel al sucesor del apóstol Pedro.

Es motivo de profundo consuelo constatar que las raíces de su fe no han permanecido estancadas en el pasado, sino que siguen dando fruto hoy, gracias al testimonio de sus familias, sus comunidades parroquiales y sus asociaciones. La tradición heredada de sus antepasados es un tesoro precioso, que custodian con esmero y que están llamados a renovar continuamente, siempre abiertos a reconocer lo que el Espíritu Santo inspira.

Les agradezco de corazón esta fidelidad, vivida en lo concreto de su vida diaria. Sé bien que muchos de ustedes se encuentran en diferentes partes del mundo, lejos de su patria, del trabajo, del estudio o de otras necesidades. No obstante, donde quiera que estén, permanezcan unidos a sus raíces cristianas y ofrezcan el testimonio de un pueblo que ama a Cristo y a su Iglesia. Esta coherencia de vida es una palabra del evangelio más elocuente que muchos discursos.

Les animo a mantener siempre la mirada fija en Jesús, el buen Pastor, que los guía y acompaña, y a dejarse guiar por él con confianza y obediencia. No olviden que la fe crece y se fortalece cuando se comparte.

Les invito a transmitir con alegría a sus hijos y a las generaciones futuras los valores cristianos que han forjado su larga historia y su cultura. De este modo, seguirán siendo fermento de paz, bondad y esperanza en un mundo desgarrado por la violencia y la guerra, que ustedes también conocen por su propia historia.

Que el Señor les bendiga, y que la Santísima Virgen María, a quien invocan como Advocata fidelissima Croatiae, les proteja bajo su manto y les acompañe en su caminar diario. A ustedes, aquí presentes, a sus familias, a todos sus seres queridos, y a todo el pueblo croata, les imparto cordialmente mi bendición apostólica, signo de la cercanía y el afecto del papa hacia cada uno de ustedes.

León XIV