Al alcalde y autoridades de Roma

Escalinata del Campidoglio
Roma, 25 mayo 2025

Señor alcalde, estoy muy agradecido por la bienvenida y las palabras de saludo que me ha dirigido. También doy las gracias a la administración civil, así como a las autoridades civiles y militares, en el día de mi instalación como obispo de Roma.

Al iniciar oficialmente mi ministerio como pastor de esta diócesis, siento la grave pero apasionada responsabilidad de servir a todos vosotros, teniendo en el corazón la fe del pueblo de Dios y el bien común de la sociedad. Para este último propósito somos todos colaboradores, cada uno en su propio ámbito institucional.

Inmediatamente después de mi elección papal, recordé a los hermanos y hermanas reunidos en la Plaza de San Pedro que soy con ellos cristiano y para ellos obispo. De modo especial, también hoy puedo decir que para vosotros y con vosotros ¡soy romano!

Desde hace dos milenios la Iglesia vive su apostolado en Roma, anunciando el evangelio de Cristo y dedicándose a la caridad. La educación de los jóvenes y la asistencia a los que sufren, la dedicación a los menos favorecidos y el cultivo de las artes, son expresiones de ese cuidado de la dignidad humana que debemos sostener en todo momento, especialmente hacia los pequeños, débiles y pobres. En este año santo jubilar, esta solicitud se extiende a los peregrinos procedentes de todas las partes del mundo, y se beneficia también del compromiso de la Administración Capitolina, por la que expreso mi profunda gratitud.

Señor alcalde, deseo que Roma, inigualable por la riqueza de su patrimonio histórico y artístico, se distinga siempre por aquellos valores de humanidad y civilización que encuentran su savia en el evangelio. Con estos sentimientos, imparto la bendición apostólica sobre esta ciudad y sobre todos sus habitantes.

León XIV