A la academia RCS educativa

Sala Clementina
Vaticano, 6 noviembre 2025

Señor presidente, damas y caballeros, me complace encontrarme con ustedes en estos tiempos particularmente difíciles.

Sé que se reúnen para debatir la posibilidad de un nuevo humanismo en la era digital. Por ello, les extiendo un saludo especial, ya que abordarán la relación entre la ética y la inteligencia artificial, y cómo la comunicación puede estar al servicio de las personas y no convertirse en un sistema de algoritmos que reproducen sin cesar, sin conciencia ni reflexión, nuestro razonamiento, transformándolo en meros datos.

La academia RCS, en la que ustedes forman el consejo asesor, es una institución líder en formación en periodismo, economía, comunicación y negocios. Por lo tanto, también ustedes se enfrentan a un importante reto educativo.

La educación, en efecto, es lo que activa y transforma la dignidad de todos los seres humanos, promoviendo una ciudadanía efectiva a nivel local y global, bajo la bandera de la participación, la solidaridad y la libertad. Por esta razón, la formación en el manejo de entornos digitales y en el análisis crítico de la inteligencia artificial es esencial y no debe separarse del desarrollo integral de las personas y las comunidades.

Para ello, debemos prevenir el crecimiento de nuevas formas de deshumanización y manipulación en la sobrecarga de información y el vacío de conocimiento, que encubiertamente hacen pasar la explotación por cuidado y las mentiras por verdad.

Su labor, por tanto, parece doble: informar de manera responsable, y capacitar a su audiencia para que evalúe críticamente todo y distinga entre hechos y opiniones, entre noticias verdaderas y falsas.

Reconocer y hacer accesible la lógica que subyace a los mensajes es esencial para actuar con conciencia y responsabilidad en la configuración del discurso público general. Las grandes corporaciones desempeñan un papel crucial en estos procesos, no solo como mecenas culturales, sino también como actores comprometidos en primera línea.

Naturalmente, este trabajo minucioso implica economía y estrategia corporativa, y los involucra a todos ustedes en ese propósito, junto a sus objetivos de crecimiento y comunicación. A veces oímos la frase "los negocios son los negocios". En realidad, no es así. De hecho, ninguno de ustedes está integrado en su organización a forma de un engranaje más, o una mera función.

Tampoco existe un verdadero humanismo sin pensamiento crítico, sin una constante reflexión, sin la valentía de cuestionar el significado de nuestras acciones: ¿Adónde vamos? ¿Para quién y para qué trabajamos? ¿Cómo contribuimos a un mundo mejor? Estas reflexiones requieren valentía y visión de futuro, porque no hay futuro sin justicia.

En particular, la economía de la comunicación no puede ni debe separar su destino del de la verdad. La transparencia de las fuentes y la propiedad, la rendición de cuentas, la calidad, la claridad y la objetividad son fundamentales para garantizar plenamente el derecho a la ciudadanía a todas las personas. Una mera afirmación formal de este derecho constituiría una herida para la sociedad humana y una traición a sus miembros más vulnerables o marginados (León XIV, Discurso, 9-X-2025).

En este sentido, les insto a no olvidar el mensaje que el papa Francisco dirigió al director del Corriere della Sera durante su última hospitalización. Recomendó a quienes trabajan en el periodismo: «Sientan la plena importancia de las palabras. Nunca son sólo palabras, sino que son hechos que construyen entornos humanos. Pueden unir o dividir, servir a la verdad o explotarla. Debemos desarmar las palabras, para desarmar las mentes y desarmar la Tierra. Hay una gran necesidad de reflexión, de calma, de un sentido de la complejidad» (Carta, 14-III-2025).

De estas palabras surge una llamada a la responsabilidad y la honestidad en el desempeño de nuestros respectivos roles, para construir juntos la información del futuro. Esta tarea exige creatividad y visión. Requiere un pensamiento constructivo y con visión de futuro, que libere la comunicación de la vorágine de las modas, los sesgos de intereses y las polémicas que no fomentan la escucha activa.

Las novedades a las que nos enfrentamos requieren ideas frescas y nuevas perspectivas, capaces de involucrar a quienes son excluidos o explotados por la lógica del poder. Este es el reto para quienes difunden las noticias.

El mundo necesita emprendedores y comunicadores honestos y valientes que se preocupen por el bien común. Por lo tanto, espero que siempre sean conscientes de su papel, mirando más allá del horizonte limitado de lo que pueden parecer beneficios inmediatos, pero que en realidad son formas de empobrecer el futuro.

Que el evangelio de Cristo, que sigue siendo buena noticia para el mundo, los inspire siempre en su camino. Y que mi bendición los acompañe. Gracias.

León XIV