A los músicos de los pobres

Sala Clementina
Vaticano, 5 diciembre 2025

Me complace encontrarme con ustedes hoy, en vísperas de la 6ª edición del Concierto por los Pobres. La feliz intuición del papa Francisco se está convirtiendo en una hermosa tradición, parte de la preparación para la Navidad, en la que celebramos al Señor Jesucristo que se acerca y se hace pobre por nosotros (2Cor 8,9).

El misterio de la encarnación del Verbo divino es la revelación del amor que Dios Padre tiene por cada uno de nosotros. Como escribió el papa Benedicto XVI en su primera encíclica, publicada el día de Navidad, «esta acción de Dios adquiere ahora su forma dramática en el hecho de que, en Jesucristo, Dios mismo busca a la "oveja perdida", a la humanidad sufriente y extraviada» (Deus est Caritas, 12). Dios que se hace niño, que se confía al cuidado de padres humanos, que se ofrece por cada uno de nosotros, es el icono del amor divino que viene a salvarnos.

Qué hermoso es poder decir con el corazón y la mente: ¡Dios es caridad, es amor! (1Jn 4,16). Al mirarlo a él, podemos aprender a amar como él nos amó; podemos descubrir que el mandamiento del amor responde a nuestras necesidades más auténticas, porque es cuando amamos que nos realizamos verdaderamente.

El Concierto por los Pobres, entonces, no es sólo una actuación de artistas talentosos ni un simple festival musical, por muy hermoso que sea, ni siquiera un momento de solidaridad para tranquilizar nuestras conciencias ante las injusticias de la sociedad. Quisiera que, al participar en este evento, recordáramos las palabras del Señor: «Todo lo que hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron» (Mt 25,40).

¡Así es! Si amamos concretamente a los que tienen hambre y sed, a los desnudos, a los enfermos, a los extranjeros, a los presos, amamos al Señor. Este es el evangelio, en el que «no estamos en el horizonte de la caridad, sino de la Revelación, pues el contacto con quienes carecen de poder y grandeza es un camino inmediato hacia el encuentro con el Señor de la historia. En los pobres, él todavía tiene algo que decirnos» (León XIV, Dilexi Te, 5).

Nos recuerda este pasaje que la dignidad de los hombres y las mujeres no se mide por lo que poseen: no somos nuestras posesiones ni nuestras cosas, sino hijos amados de Dios. Este amor debe ser el sello distintivo de nuestras acciones hacia los demás. Por eso, en nuestro concierto, nuestros hermanos y hermanas más vulnerables ocupan los primeros asientos.

La música siempre ha desempeñado un papel importante en la experiencia cristiana. En la liturgia, en particular, el canto nunca es una "banda sonora", un simple fondo, sino que busca elevar el alma y acercarla lo más posible al misterio que se celebra (Benedicto XVI, Discurso,13-IX-2006).

San Agustín, hablando específicamente del canto en la oración, escribió: «Debéis cantarle, pero no desafinando. Él no quiere que sus oídos se ofendan. Cantad con arte, hermanos míos» (Comentario del Salmo 32, II). ¡Cuán importantes son el cuidado, la dedicación, el arte y, finalmente, la armonía que de ellos se deriva en la música! Es verdaderamente un don precioso que Dios ha dado a toda la humanidad.

Permítanme, pues, hermanos y hermanas, una broma: ¡Por favor, canten bien mañana! Canten y jueguen con el arte. Y sobre todo, con el corazón, porque la música puede representar verdaderamente una forma de amor, una "vía pulchritudinis" que conduce a Dios, ya que «la belleza es un don de Dios para todos los seres humanos, unidos por la misma dignidad y llamados a la fraternidad» (Francisco I, Discurso, 7-XII-2024).

Finalmente, quisiera agradecer a todos aquellos que trabajan incansablemente para que el concierto sea un éxito, en particular a Marco Frisina, al Coro de Roma, a la fundación Nova Opera, a la actriz Serena Autieri, a Michael Bublé y su banda, a cada uno de los artistas y a todos los socios que con su generoso apoyo hacen posible el evento.

Al impartirles mi bendición, les encomiendo a la intercesión materna de María Santísima Inmaculada, puerta del Adviento y mujer de esperanza, e invoco sobre todos ustedes la protección de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Que el Señor siga bendiciendo su compromiso y esta hermosa labor. ¡Gracias!

León XIV

 Act: 05/12/25    @audiencias papales       E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A