A Cáritas Internationalis
Sala
Clementina
Vaticano, 21 noviembre 2025
Eminencias, queridos hermanos y hermanas en Cristo, es un placer para mí saludarlos esta mañana, miembros del Consejo de Representantes de Cáritas Internationalis, y en particular al presidente de Cáritas y arzobispo de Tokio, el cardenal Kikuchi. ¡Bienvenidos! Les agradezco su visita y el fiel servicio que su organización sigue ofreciendo a toda la Iglesia y a las personas de todo el mundo.
Desde su fundación, Cáritas Internationalis ha encarnado la proclamación de la Iglesia de que «Cristo tiene un amor especial por los pobres, los últimos, los marginados» (Francisco I, Discurso, 11-V-2023). De hecho, esta visión se manifiesta en la propia eucaristía, donde el Señor «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1).
En mi exhortación apostólica Dilexi Te reflexioné sobre este mismo misterio, y dije que el amor que recibimos de Cristo nunca es un tesoro privado, sino siempre una misión que se nos confía. El amor nos impulsa a avanzar, el amor nos hace servidores, el amor nos abre los ojos a las heridas de los demás.
Caritas Internationalis ha sido durante mucho tiempo un signo luminoso del amor maternal de la Iglesia, y me alegra saber que están dispuestos a acompañar al sucesor de Pedro sirviendo a cada persona con dignidad. Su misión refleja la visión que describí en mi primer discurso ante el Cuerpo Diplomático, donde hablé de los tres pilares que sustentan la labor de la Iglesia en el mundo: paz, justicia y verdad.
Estos pilares no son ideales abstractos. Son su labor diaria, la labor diaria de Caritas. Donde quiera que acompañen a una familia desplazada, defiendan los derechos de los pobres u ofrezcan un corazón atento a los olvidados, el testimonio de la Iglesia se hace cada vez más creíble.
Con este espíritu, los animo a seguir acompañando a las Iglesias locales, fortaleciendo la formación de líderes laicos y salvaguardando la unidad de su diversa organización. La misión de la Iglesia solo se cumple cuando caminamos juntos como compañeros de camino, permitiendo que el Espíritu Santo moldee nuestras obras de misericordia.
Con estas breves reflexiones, encomiendo su labor a María, madre de los pobres. Que por su intercesión, sigan siendo peregrinos de esperanza y artífices de paz. Les agradezco sinceramente a cada uno de ustedes y a las numerosas personas que representan, a quienes trabajan con ustedes. Les doy las gracias y pido al Señor que los bendiga con los dones de la valentía, la perseverancia y la alegría. Que Dios les bendiga.
León XIV
Act:
21/11/25
@audiencias
papales
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A
![]()