A los liturgistas de Italia

Sala Clementina
Vaticano, 18 noviembre 2025

Abad primado, rector del Ateneo, presidente del Instituto Litúrgico, profesores y responsables diocesanos de la pastoral litúrgica. Me complace darles la bienvenida al inicio de su camino de estudios. Buenos días y ¡bienvenidos!

El programa de formación en el que participa corresponde a la doble misión del Instituto Litúrgico Pontificio. Como deseaba el papa Benedicto XVI, este programa continúa con vigor su servicio a la Iglesia, en plena fidelidad a la tradición litúrgica y a la reforma deseada por el Concilio Vaticano II, según los principios rectores del Sacrosanctum Concilium y los pronunciamientos del magisterio (Discurso, 6-V-2011).

Por otra parte, iniciativas como esta implementan las tareas formativas establecidas en la constitución apostólica Veritatis Gaudium, como la de formar a ministros y fieles para prepararlos para su servicio en el ministerio pastoral y la liturgia. Me place recordar las palabras que el papa Francisco os dirigía, en cálida invitación, a vuestro instituto:

«Es necesario encontrar cauces para la formación como el estudio de la liturgia: a partir del movimiento litúrgico, se ha hecho mucho en esta dirección, con valiosas contribuciones de muchos estudiosos e instituciones académicas. Sin embargo, es necesario difundir este conocimiento fuera del ámbito académico, de manera accesible, para que todo creyente pueda crecer en el conocimiento del significado teológico de la liturgia así como del desarrollo de la celebración cristiana» (Desiderio Desideravi, 35).

Dicha formación es necesaria en las diócesis y parroquias, y es importante, donde falta, iniciar cursos bíblicos y litúrgicos. El Instituto Litúrgico Pontificio podría ofrecer estos cursos para ayudar a las Iglesias particulares y comunidades parroquiales a formarse en la palabra de Dios, explicando los textos del leccionario de ferias y festividades, y también para continuar una iniciación cristiana y litúrgica que ayude a los fieles a comprender, mediante ritos, oraciones y signos sensibles, el misterio de la fe que se celebra (Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 48).

En cuanto a la formación bíblica y litúrgica, insto a los directores de las oficinas de pastoral litúrgica a prestar especial atención a quienes proclaman la palabra de Dios. Garantizar una preparación exhaustiva para los lectores instituidos y quienes leen regularmente las Escrituras durante las celebraciones.

Las habilidades bíblicas básicas, la dicción clara, la capacidad de cantar el salmo responsorial y la capacidad de componer las oraciones de los fieles para la comunidad son aspectos importantes que implementan la reforma litúrgica y fomentan el crecimiento en el camino del pueblo de Dios.

Sabemos bien que la formación litúrgica es uno de los temas clave de todo el camino conciliar y post-conciliar. Se ha avanzado mucho, pero aún queda mucho camino por recorrer. No nos cansemos, sino retomemos con entusiasmo las buenas iniciativas inspiradas por la reforma y, al mismo tiempo, busquemos nuevos caminos y métodos.

La Oficina de Pastoral Litúrgica es responsable, en cada diócesis, de la formación litúrgica continua del clero y los fieles, la preparación para los ministerios y el cuidado de los grupos litúrgicos parroquiales, monaguillos, lectores y cantores. Busca fomentar la participación fructífera del Pueblo de Dios, así como una liturgia digna, atenta a las diversas sensibilidades y sobria en su solemnidad.

Entre los aspectos relacionados con su servicio como directores, me gustaría destacar la promoción de la liturgia de las horas, su preocupación por la piedad popular y su atención a la dimensión celebrativa en la construcción de nuevas iglesias y la adaptación de las existentes. Estos son temas que abordarán durante el curso y con los que lidian a diario.

Muchas parroquias también cuentan con grupos litúrgicos, que deben trabajar en sinergia con la comisión diocesana. La experiencia de un grupo, incluso pequeño pero motivado, encargado de preparar la liturgia es expresión de una comunidad que nutre sus celebraciones, las prepara y las vive plenamente, de acuerdo con el párroco. Esto evita delegarle todo y dejar solo a unos pocos responsables de cantar, proclamar la Palabra y decorar la iglesia.

Desafortunadamente, con el tiempo, algunos de estos grupos han menguado hasta desaparecer, casi como si hubieran perdido su identidad; por lo tanto, es necesario esforzarse por restaurar este ámbito de la vida de la Iglesia a un nivel atractivo, capaz de involucrar a personas competentes o al menos inclinadas a este tipo de servicio.

Como directores designados por los obispos, podrían proponer programas de capacitación a sus compañeros párrocos para impulsar o consolidar grupos litúrgicos en la parroquia, capacitando a sus miembros y ofreciendo sugerencias para sus actividades. Los talleres del curso les ayudarán a identificar y experimentar con métodos adecuados, que luego podrán implementar en sus iglesias particulares. Su creatividad pastoral les permitirá identificar los enfoques más adecuados.

Queridos, al comenzar este camino formativo, espero que su visita a Roma, además de ofrecerles herramientas para profundizar su comprensión, revitalice sus energías espirituales, para que al regresar a las Iglesias locales puedan continuar su labor pastoral al servicio de la liturgia con renovado vigor. Este es mi deseo, mientras los bendigo cordialmente. Gracias.

León XIV

 Act: 18/11/25    @audiencias papales       E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A