A la Federación Bíblica Católica
Salón
de los Papas
Vaticano, 17 noviembre 2025
Miembros del comité directivo, coordinadores regionales, secretaría general y amigos de la Federación Bíblica Católica, buenos días a todos y mi sincera gratitud por su servicio a la palabra de Dios.
La constitución dogmática sobre la divina Revelación, Dei Verbum, cuyo 60 aniversario celebramos este año, concluye con las siguientes palabras: «Que la palabra del Señor se difunda rápidamente y sea glorificada en todas partes, como lo es entre vosotros» (2Ts 3,1). Esta petición del apóstol Pablo a los tesalonicenses transmite un profundo anhelo, una firme convicción y una perspectiva pastoral que puede guiar nuestra reflexión conjunta.
La enseñanza de Dei Verbum es inequívoca: que estamos llamados a «escuchar la palabra de Dios con reverencia, y a proclamarla con fe» (Vaticano II, Dei Verbum, 1), así como «debe facilitarse el fácil acceso a la Sagrada Escritura a todos los fieles cristianos» (Ibid, 22).
Esta misma visión se refleja en vuestra Constitución, que afirma que la Federación Bíblica Católica «promueve y desarrolla el ministerio pastoral bíblico de tal manera que la palabra de Dios, presente en la Sagrada Escritura, se convierta en una fuente dinámica de inspiración para todos los ámbitos de la vida y la misión de la Iglesia en el mundo actual» (art.9).
En estos días de reflexión, les animo a examinar de nuevo su fidelidad personal y eclesial a este mandato, que no es otra cosa que la proclamación del kerigma, el misterio salvífico de nuestro Señor Jesucristo. En efecto, su misión y visión deben estar siempre inspiradas por la convicción de que la Iglesia no recibe la vida de sí misma, sino del evangelio.
Del evangelio se redescubre continuamente el rumbo del camino, bajo la guía del Espíritu Santo, que enseña todas las cosas y nos recuerda todo lo que el Hijo ha dicho (Jn 14,26). Por lo tanto, escuchar la palabra de Dios, y proclamarla, son actos propiamente eclesiales, así como la esposa escucha con amor atento la voz del Esposo (Cant 2,8-10).
Al mismo tiempo, es esencial garantizar un fácil acceso a la Sagrada Escritura para todos los fieles, para que cada uno pueda encontrarse con el Dios que habla, comparte su amor y nos invita a la plenitud de la vida (Jn 10,10). En este sentido, las traducciones de las Escrituras siguen siendo indispensables, y les agradezco su compromiso con la promoción de la lectio divina y toda iniciativa que fomente la lectura frecuente de la Biblia.
Sin embargo, hoy en día, las nuevas generaciones habitan nuevos entornos digitales donde la palabra de Dios se ve fácilmente eclipsada. Las nuevas comunidades a menudo se encuentran en espacios culturales donde el evangelio es desconocido o está distorsionado por intereses particulares.
Por todo ello, debemos preguntarnos: ¿Qué significa en nuestro tiempo el "fácil acceso a la Sagrada Escritura"? ¿Cómo podemos facilitar este encuentro para aquellos que nunca han escuchado la palabra de Dios o cuyas culturas permanecen ajenas al evangelio? Espero que estas preguntas les inspiren nuevas formas de divulgación bíblica, capaces de abrir caminos hacia las Escrituras, para que la palabra de Dios arraigue en los corazones de las personas y las conduzca a vivir en su gracia.
En definitiva, su misión es convertirse en «cartas vivas escritas no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo» (2Cor 3,1-6), dando testimonio de la primacía de la palabra de Dios sobre las muchas voces que llenan nuestro mundo.
Que la santísima Virgen María, madre de Dios y seno por el que el Verbo se hizo carne, nos enseñe el arte de escuchar, nos fortalezca en la obediencia a su palabra y nos guíe para glorificar al Señor (Lc 1,46). Con estos sentimientos, imparto mi bendición apostólica a todos ustedes y a sus seres queridos. Gracias.
León XIV
Act:
17/11/25
@audiencias
papales
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A
![]()