Juan
Pablo II en Malta
El
Papa concluye en Malta su peregrinación tras las huellas de san Pablo
El Papa desgarrado por la muerte de los dos muchachos israelíes
La concentración humana más grande de la historia de Malta
El secreto del Papa según un «vaticanista»: la oración y la gente
El estado de salud del Papa, según uno de sus médicos
El Papa concluye en Malta su peregrinación tras
las huellas de san Pablo
Visiblemente satisfecho a pesar del cansancio
LA VALETTA, 9 mayo 2001 (ZENIT.org).- Juan
Pablo II se despidió al final de la tarde de este miércoles de Malta, poniendo
así punto final a su peregrinación tras las huellas de san Pablo, que comenzó
el 4 de mayo, y que le había llevado anteriormente por Grecia y Siria.
En el rostro del Papa se podía constatar una profunda satisfacción, al ver
cumplido otro de los sueños de su pontificado, a pesar del cansancio que había
acumulado en estos seis días agotadores en los que se ha sometido a un maratón
de discursos, encuentros públicos, con pocas horas de sueño.
Las últimas palabras pronunciadas en esta isla, en la que más del 90% de la
población es católica, fueron muy naturales: «Al final de mi primera visita
(1990) os dije que al regresar a Roma le diría a san Pablo que los malteses
eran "un buen pueblo católico". Ahora le diré a vuestro patrono que
seguís haciendo lo que él quería: "Combate el buen combate de la fe,
conquista la vida eterna a la que has sido llamado" (1 Tm 6, 12), como
hicieron el beato George, el beato Nazju y la beata Adeodata. Os dejo su ejemplo
a seguir y os confío a su intercesión».
Se trata de los tres primeros beatos malteses que el pontífice había
beatificado en la mañana de este miércoles en una celebración eucarística
que según las autoridades maltesas congregó a unas 200 mil personas, convirtiéndose
así en la concentración humana más grande de la historia de la isla. La isla
había declarado este 8 de mayo día de fiesta nacional para que todos pudieran
vivir de cerca la visita del pontífice.
Antes de llegar al aeropuerto, el pontífice había visitado la tumba de uno de
ellos, el sacerdote George Preca, y a continuación se encontró con los
miembros de la Sociedad de Doctrina Cristiana, institución que él fundo para
promover la catequesis en la isla y en varios países del mundo.
A estos apóstoles de la Palabra, Juan Pablo II les dijo: «El hombre contemporáneo
escucha más a los testigos que a los maestros, y si escucha a los maestros lo
hace porque son testigos».
Todas las autoridades civiles y religiosas se dieron cita en el aeropuerto
internacional de Gudja para despedir al pontífice, que despegó rumbo a Roma en
un avión de línea Air Malta. El encargado de pronunciar las palabras de
despedida fue el presidente Guido Di Marco, quien insistió en los efectos que
todavía hoy se pueden ver en la isla después de aquellos tres meses que san
Pablo pasó en esta isla, cuando iba prisionero de camino a Roma.
«Malta se encuentra en el centro del Mediterráneo --le respondió el Papa--.
Por tanto, tenéis la vocación única de construir puentes entre los pueblos de
la cuenca del Mediterráneo, entre África y Europa. El futuro de la paz en el
mundo depende del reforzamiento del diálogo y de la comprensión entre las
culturas y religiones».
Por último, el pontífice pronunció palabras que querían ser la conclusión
de este periplo jubilar por los lugares de la salvación que le llevó en el año
2000 por el Monte Sinaí (febrero) y Tierra Santa (marzo) y en esta última
semana por los lugares ligados a la vida de san Pablo.
«Confío solemnemente a la protección cariñosa de Dios omnipotente a todos
los pueblos y lugares que he visitado --concluyó el Papa--. En los lugares
ligados a los dos mil años del nacimiento del Salvador he esperado y rezado por
una gran renovación de la fe de los cristianos».
«He querido alentar a los creyentes y a todas las personas de buena voluntad a
defender la vida –concluyó--, a promover el respeto por la dignidad de todo
ser humano y a tutelar la familia contra las numerosas amenazas de hoy, a abrir
su corazón a las personas pobres y abusadas en el mundo y a trabajar por un
orden internacional basado en el respeto del derecho y de la solidaridad hacia
los menos afortunados».
Se concluye así el viaje internacional número 93 de Juan Pablo II en sus casi
23 años de pontificado. El pontífice, que el próximo 18 de mayo cumplirá 81
años, ha recorrido en sus viajes realizados fuera de Italia 1.099.367 kilómetros.
Si se tienen en cuenta, además, sus viajes por Italia, ha realizado 230. Su próxima
peregrinación le llevará a Ucrania, cuna del cristianismo ruso, del 23 al 27
de junio.
El Papa desgarrado por la muerte de los dos
muchachos israelíes
Pide oraciones por la paz en la tierra de Jesús
LA VALETTA, 9 mayo 2001 (ZENIT.org).- En
plena visita pastoral a Malta, Juan Pablo II se mostró en la mañana de este miércoles
visiblemente conmovido al recibir la noticia del apedreamiento de dos muchachos
israelíes de catorce años.
«Todavía hoy escuchamos noticias dolorosas de Tierra Santa, de violencia
terrible incluso contra jóvenes inocentes --dijo--. Todos tenemos que
intensificar nuestra oración por la paz en la tierra de Jesús».
Al elevar una oración por la paz desde la ciudad fantasma de Quneitra, el lunes
pasado, el Papa se había referido también a la niña palestina de cuatro
meses, que murió cuando soldados israelíes entraron con tanques en el campo de
refugiados de Jan Yunes, en el sur de la franja de Gaza.
«Al conocer las tristes noticias de conflictos e incluso de muerte que también
hoy llegan de Gaza, mi oración se hace más intensa», dijo en aquella ocasión,
añadiendo esta intención al texto que había escrito para esa ocasión.
Los dos muchachos asesinados vivían en el asentamiento judío de Tekoa, próximo
a la ciudad autónoma palestina de Belén, en Cisjordania. Habían salido a
pasear en la tarde del martes. Fuentes de seguridad israelíes han revelado que
los cadáveres de los dos jóvenes colonos judíos presentaban duros signos de
violencia y, al parecer, fueron asesinados con piedras por uno o más palestinos
o beduinos que se habían encontrado con ellos. Esas mismas fuentes excluyen que
se tratara de un ataque planificado.
El primer ministro israelí Ariel Sharón calificó el asesinato de «nueva
escalada del terrorismo», mientras que la Autoridad Nacional Palestina (ANP)
condenó la muerte de civiles de ambos pueblos.
Durante la actual ola de violencia, que dura desde hace más de siete meses, han
muerto unos 450 palestinos y alrededor de 75 israelíes.
La concentración humana más grande de la
historia de Malta
El Papa eleva a los altares a los tres primeros beatos de la isla
LA VALETTA, 9 mayo 2001 (ZENIT.org).- Juan
Pablo II culminó su peregrinación tras las huellas de san Pablo por Grecia,
Siria y Malta con una eucaristía en la que participó más de la mitad de la
población de esta isla mediterránea, en un 91% católica.
Ha sido la concentración más grande de la historia de Malta: según las
autoridades, participaron unas doscientas mil personas. En esta República, según
estadísticas publicadas por la CIA, hay 391.670 personas. La visita del pontífice
ha sido declarada día de fiesta nacional.
En la eucaristía, celebrada en la explana más grande de la isla, la de los
Graneros, en la localidad de Floriana, el pontífice beatificó a los primeros
malteses de la historia: el sacerdote George Preca; el diácono Nazju Falzon y
la religiosa abadesa María Adeodata Pisani.
La estupenda acogida de este pueblo, profundamente religioso, tonificó al pontífice,
tras esta agotadora peregrinación. Malteses emigrantes en el extranjero
regresaron de Australia, Inglaterra, Estados Unidos para participar en el
acontecimiento.
El momento más emocionante de la celebración llegó cuando el Papa pronunció
la fórmula litúrgica de la beatificación, que fue acogida con aplausos,
cantos, y repique de campanas. Mientras se desvelaron las imágenes de los
nuevos beatos a un lado del altar.
En su homilía, el pontífice hizo un reconocimiento de los casi dos mil años
de cristianismo en Malta, que comenzaron cuando san Pablo naufragó en esta
isla, al ser llevado prisionero a Roma, y que vivió hoy uno de los días más
emocionantes de su historia este miércoles con la proclamación de sus primeros
beatos.
Entre ellos destacó la figura del sacerdote más popular de Malta, George Preca
(1880- 1962), fundador de la Sociedad de la Doctrina Cristiana, institución
dedicada particularmente a la catequesis, presente hoy en casi todas las
parroquias de la isla y en varios países del mundo (Inglaterra, Sudán, Albania
y Australia). Una misión que, como dijo el Papa, cobra hoy gran actualidad en
Malta, tierra que sigue teniendo necesidad de sacerdotes, religiosos y
catequistas para proclamar la palabra de Dios.
El milagro que le ha llevado a la gloria de los altares fue experimentado por un
compatriota, que sanó, por su intercesión, de un desprendimiento de retina
irreversible, sin que la ciencia encontrara una explicación a la curación.
A continuación el pontífice se refirió al nuevo beato Nazju Falzon
(1813-1865), abogado de éxito que dejó la carrera para consagrarse a Dios y
dedicarse particularmente a la catequesis de muchachos y adultos.
«Renunció al éxito terreno para el que se había preparado con el objetivo de
servir al bien espiritual de los demás --constató el Papa--, incluidos los
numerosos soldados y marineros británicos destinados en Malta en aquel tiempo.
Al acercarse a ellos, muchos no eran católicos, anticipó el espíritu ecuménico
de respeto y de diálogo que hoy nos es tanto familiar, pero que en aquel tiempo
no estaba tan difundido».
Por último, recordó el ejemplo de vida de la religiosa benedictina María
Adeodata Pisani (1806-1855), italiana que llegó a los 19 años a Malta, quien a
pesar de haber vivido en un monasterio de clausura durante 26 años, se hizo
famosa en la isla por su santidad y amor a los pobres.
El pontífice reconoció que en estos momentos «es necesario un aprecio
renovado de las motivaciones teológicas más profundas» de la consagración a
la vida religiosa. «Esperamos todavía la plena aplicación de la enseñanza
del Concilio Vaticano II sobre el valor trascendental de ese amor especial a
Dios y a los demás, que lleva a una vida centrada en los votos de pobreza,
castidad, obediencia y castidad», dijo.
Con estas tres nuevas beatificaciones, Juan Pablo II ha elevado ya a la gloria
de los altares en sus casi 23 años de pontificado a un total de 1.235 siervos
de Dios y mártires por odio a la Fe. También ha proclamado a 443 santos.
Antes de despedirse de los fieles, el Papa dirigió un pensamiento especial a
los enfermos y a los presos de la cárcel Corradino, en la isla. Los
encarcelados habían soñado con organizar una posible visita pontificia al
penitenciario en recuerdo de Pablo, el apóstol prisionero. «No ha sido posible
--les dijo el Papa con tristeza--. Os abrazo a todos espiritualmente e invoco
sobre vosotros las abundantes gracias divinas».
Por último, conmovido por la noticia del asesinato de dos adolescentes israelíes
junto a Belén, dijo: «Todavía hoy escuchamos noticias dolorosas de Tierra
Santa, de violencia terrible incluso contra jóvenes inocentes --dijo--. Todos
tenemos que intensificar nuestra oración por la paz en la tierra de Jesús».
El secreto del Papa según un «vaticanista»: la
oración y la gente
Crónica del corresponsal vaticano de «Il Correre della Sera»
CIUDAD DEL VATICANO, 9 mayo 2001 (ZENIT.org).-
La gente y la oración son el secreto del Papa Wojtyla, auténticos vigorizantes
en momentos de cansancio. Así lo documenta el corresponsal del Vaticano del
diario «Il Corriere della Sera», el más vendido de Italia, Luigi Accattoli,
en la crónica que publica en este miércoles.
El periodista ofrece dos botones de muestra. El primero tuvo lugar el martes,
cuando Juan Pablo II llegó a Malta. Tras un maratón agotador por Grecia y
Siria, se le veía cansado, curvo. De repente, sin embargo, su rostro cambió de
expresión y la sonrisa contagió su cuerpo.
Se encontraba en el balcón del Palacio presidencial de los Grandes Maestres de
Malta. «No tenía micrófono, pero --como siempre cuando está en forma--, le
fueron suficientes los gestos para dialogar con la gente. Indicaba con el dedo
al que más gritaba y después se puso a marcar el ritmo de los gritos de la
gente ("¡Viva el Papa! ¡Viva el Papa!") primero con el puño y después
con la mano abierta sobre la barandilla del balcón», explica Accattoli.
«Parecía el Wojtyla de siempre --añade el corresponsal--, y no ese hombre
cansado de caminar incierto que nos obliga a contener la respiración cuando
desciende por la escalera del avión».
Pero este Papa no sólo se recupera con el contacto con la gente. Tiene otro
secreto. El enviado de «Il Corriere della Sera» lo cuenta así.
«El lunes, en Quneitra, arrodillado en aquella iglesia semidestruida, adonde
había llegado arrastrándose más que nunca, le fueron suficientes cinco
minutos de recogimiento para recuperar la paz en su rostro».
Los periodistas preguntaron a Joaquín Navarro-Valls, portavoz de la Santa Sede,
el martes pasado, en el vuelo de Damasco a Malta, si no sería más conveniente
que el Papa dejara de emprender estos viajes agotadores. La respuesta fue clara:
«El Papa no tiene ninguna intención de detenerse».
«Para junio ha programado un viaje a Ucrania, pero ya se le ha metido en la
cabeza Armenia, adonde podría ir quizá en el próximo otoño, así como otros
dos viajes para el próximo año», añadía el portavoz vaticano. Uno tendrá
por meta Toronto (Canadá), el otro podría ser Bulgaria.
Los periodistas insistían, ¿no es demasiado? Navarro-Valls añadió: «Viajar
le cansa, pero mientras tenga fuerzas irá adonde le llamen. Está muy contento
de los resultados alcanzados en Grecia y Siria. Está satisfecho también de la
posibilidad que ha tenido de cumplir con todos los compromisos y de conservar,
en cada uno de los días, el ritmo de siempre».
Después del Jubileo, añadió el director de la Oficina de Información de la
Santa Sede, «pensábamos que llevaría otro ritmo. Y, sin embargo, ha vuelto al
trabajo de antes, y ha retomado las visitas "ad limina" (realizadas
por los diferentes obispos del mundo por países cada cinco años)».
El portavoz concluyó con algo de humor: «Alguno debería explicarle al Papa qué
significa la palabra "weekend"».
El estado de salud del Papa, según uno de sus médicos
«Está más fresco que nosotros», afirma el doctor Visentin
CIUDAD DEL VATICANO, 9 mayo 2001 (ZENIT.org).-
Juan Pablo II se ha sometido del 4 al 9 de mayo a un auténtico maratón que le
ha llevado por Grecia, Siria y Malta. Discursos, encuentros con miles de
personas, ceremonias oficiales, grandes eucaristías. Al final de este viaje,
cuando sólo quedan nueve días para que cumpla 81 años, uno de sus médicos,
Pier Paolo Visentin, responsable de las emergencias sanitarias del Vaticano, ha
ofrecido una breve entrevista sobre el estado de la salud del Papa.
En caso de que el pontífice tuviera algún problema físico, sería uno de los
primeros informados. Encargado de las emergencias de salud en el minúsculo
Estado vaticano desde 1981, es uno de los médicos que asisten al «primer médico»
del Papa, Renato. Buzzonetti. Estas sus declaraciones publicadas este miércoles
en «Il Correre della Sera», el diario más vendido en Italia.
--En ocasiones se le ha visto cansado al Papa durante este viaje. ¿Estáis
preocupados?
--Visentin: No, ni mucho menos. Le sigo desde hace 20 años y nunca he visto un
desvanecimiento. Está tan cansado como lo estaría una persona de su edad
sometida a un estrés físico y emotivo terrible.
--¿Ninguna enfermedad?
--Visentin: Si el Papa estuviera enfermo, no soportaría una ceremonias públicas
tan cansadas.
--Pero no puede negar su temblor.
--Visentin: Ese temblor se debe a un problema neurológico. Por lo demás, es un
hombre sano, que nunca ha sufrido enfermedades importantes.
¿Qué significa formar parte del equipo médico de un personaje de este
relieve?
--Visentin: Durante el Jubileo no hemos tenido tregua. El Papa no ha ahorrado
esfuerzos, no ha fallado a ninguna cita. Dormía pocas horas y estaba más
fresco que nosotros.