Juan Pablo II: Cristo en la
Cruz, respuesta de Dios a la pregunta sobre el mal
Intervención antes de rezar la oración del Ángelus
CASTEL GANDOLFO, domingo, 19 septiembre 2004 (ZENIT.org).-
Publicamos las palabras que pronunció Juan Pablo II este domingo antes de rezar
la oración del Ángelus junto a los peregrinos congregados en el patio de la
residencia pontificia de Castel Gandolfo.
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1. Ante el mal que en diferentes formas se manifiesta en el mundo, el hombre,
afligido y desconcertado, se pregunta: «¿por qué?».
En esta aurora del tercer milenio, bendecida por el Gran Jubileo y llena de
posibilidades, la humanidad está marcada por la sobrecogedora expansión del
terrorismo. La sucesión de atroces atentados contra la vida humana conmociona e
inquieta las conciencias y suscita en los creyentes la dolorosa pregunta que
aparece en los Salmos: «¿Por qué?, Señor, ¿hasta cuándo?».
2. Dios no ha respondido a este interrogante angustiante que surge del escándalo
que provoca el mal con una explicación de principios, como queriendo
justificarse, sino con el sacrificio de su propio Hijo en la Cruz. En la muerte
de Jesús se encuentran el aparente triunfo del mal y la victoria definitiva del
bien; el momento más oscuro de la historia y la revelación de la gloria divina;
el punto que separa y el centro de atracción y de reunión del universo. «Yo
--dijo Jesús-- yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí»
(Juan 12, 32).
La Cruz de Cristo es para los creyentes imagen de esperanza, pues en ella se
cumplió el designio salvador del amor de Dios. Por esto, la liturgia hace unos
días nos invitaba a celebrar la exaltación de la Santa Cruz, una fiesta de la
que el creyente saca consuelo y valor.
3. Con la mirada puesta en el Cristo crucificado, en espiritual unión con la
Virgen María, continuemos nuestro camino, apoyados por la potencia de la
Resurrección.