Exégesis de la primera epístola

 

Exordio

1,1-9

 

I. Corrección de algunos abusos

1,10-6,20

 

II. Respuestas a preguntas

7,1-11,1

 

III. Problemas eclesiales

11,2 -14,40

 

IV. La fe en la resurrección   

15,1-58

 

Epílogo 16,1-24

Códice sinaítico del siglo IV, contiene la traducción griega
de los LXX y el Nuevo Testamento


Cap 1

Cap 2

Cap 3

Cap 4

 


Cap 5

Cap 6

Cap 7

Cap 8

 


Cap 9

Cap 10

Cap 11

Cap 12

 


Cap 13

Cap 14

Cap 15

Cap 16

 

Excursus 1: sabiduría y necedad

Excursus 2: la investigación intelectual

Excursus 3: la fe y los signos

Excursus 4: la verdadera sabiduría

Excursus 5: paternidad espiritual

Excursus 6: el poder de atar y desatar

Excursus 7: ¿rigorismo en Pablo?

Excursus 8: censura de la prostitución

Excursus 9: ¿pasividad en la lucha por los derechos?

Excursus 10: problemas de inculturación, las carnes sacrificadas

Excursus 11: el velo de las mujeres

Excursus 12: los carismas

Excursus 13: el símil del cuerpo

Excursus 14: el amor en la primera carta a los Corintios

Excursus 15: el don de lenguas

Excursus 16: la resurrección de los muertos en Cristo

Excursus 17: el cuerpo resucitado

 

 

EXORDIO 1,1-9

Contiene dos partes: el saludo (1 Co 1,1-3) y la acción de gracias (1,4-9).

Comentaremos algunas expresiones:

       1,1   *apóstol de Jesucristo: aquí significa no tanto apóstol enviado por Jesucristo, sino apóstol que anuncia a Jesucristo. Es un genitivo que expresa el mensaje, más bien que el origen del envío.

*el hermano Sóstenes: la palabra hermano se aplica a los colaboradores de S. Pablo (Timoteo, Tíquico, Apolo (16,12), Cuarto (Rm 16,23), Onésimo (Col 4,9), Tito (2 Co 2,13), Epafrodito (Flp 2,25). Significa aquí algo más que simple cristiano. Se trata de un colaborador.

*Iglesia de Dios que está en Corinto: Pablo no ve la Iglesia de Dios como una federación de iglesias locales, que sumadas conformaría la Iglesia total. No hay más que una Iglesia, la Iglesia total, y esa Iglesia está presente en cada una de las ciudades donde hay una comunidad cristiana.

      1,2   *consagrados en Cristo Jesús: consagrados en un doble sentido: apartados del mal y renovados interiormente. La santidad es la cualidad más propia de la vida cristiana.

*llamados santos: Pablo llama santos también a los cristianos ya en vida, porque han sido santificados por Dios. Aunque actualmente la palabra “santos” designa a los que están en el cielo o han sido canonizados, hemos preferido conservar en la traducción esta palabra de uso paulino, porque nos obliga a mirar a los hermanos de comunidad con una mirada positiva viendo en ellos la gracia de Dios antes que sus defectos personales (cf. Rm 1,7; 8,27; 12,13; 15,26; 16,2; 1 Co 6,1; 14,33; 2 Co 9,12; Ef 3,5.8; 4,12; Col 1,2; 1 Tm 5,1). ¡Cómo cambiaría nuestra valoración de nuestros hermanos de comunidad si, como Pablo, les llamásemos por este nombre!

*De ellos y de nosotros: puede aplicarse a "Señor” y a "lugar". Normalmente se prefiere la lectura "Señor de ellos y de nosotros" a la de "lugar de ellos y de nosotros".

      1,5   *Enriquecidos en todo discurso y en toda ciencia (logo" y gnwsi") De entre los dones recibidos en Corinto menciona logo" y gnwsi"; logos designa el lenguaje; gnosis el conocimiento. En su verdadero sentido ambos son dones sobrenaturales: (2,13), dones de gracia. Veremos cómo algunos corintios han torcido este significado, apropiándose de estas realidades y gloriándose de ellas. Pablo trata de llevar a los fieles de la vanagloria al reconocimiento y gratitud. No es simplemente la captatio benevolentiae la que lleva a Pablo a comenzar con este párrafo tan laudatorio de la comunidad corintia, cuyas miserias va a fustigar después. La visión crítica de los defectos de los hermanos no impide ser consciente de la riqueza y abundancia de los dones de Dios en ellos. Los corintios presumían excesivamente, pero Pablo quiere que el  reconocimiento de los dones sea motivo, no de orgullo, sino de gratitud y alabanza a Dios.

      1,6   *el testimonio de Cristo: genitivo epexegético: el Cristo testimoniado es el que ha arraigado en vosotros.

1,7   *la espera de la Manifestación: (apocalypsis) la espera de la parusía es muy viva y sirve de distintivo al creyente. Se presenta como revelación: quitar el velo que ahora esconde la realidad verdadera.

1,8   *el día de nuestro Señor Jesucristo: paralelo al día de Yahveh que anunciaban los profetas. Ver la nota de la Biblia de Jerusalén en Amós 5,18 para su significado en el Antiguo Testamento.

      1,9   *fiel es Dios: Hay que confiar en la fidelidad de Dios que garantiza la-perseverancia en la obra comenzada (Flp 1,6). De su fidelidad, se espera la gracia hasta el final."Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas..." (1 Co 10,13). Ver Nota B.J. a 2 Co 1,18. "Fiel es el que os llama, el lo hará. 1 Ts 5,24)."El Señor es fiel y os fortalecerá" (2 Ts 3,3) "El sigue siendo fiel', pues no puede negarse a sí mismo" (2 Tm 2,13). La fidelidad de Dios suscita en nosotros la fe: "Sé en quién he creído" (2 Tm 1,12). (pisti", pisteuw con dativo)

*koinonia (comunión). Designa ante todo la comunión de bienes materiales entre los cristianos que expresa la comunión en realidades espirituales (Rm 15,26-27; 2 Co 8,4). El maestro hace comulgar al discípulo en la doctrina, y éste comulga con su maestro los bienes materiales (Ga 6,6). La comunión se atribuye al Espíritu Santo (2 Co 13,13). Su signo es tenderse la mano (Ga 2,9). Se comulga en la fe, en el servicio (2 Co 8,4; Flm 6), en el trabajo apostólico (Flp 1,5) en los padecimientos de Cristo (Flp 3, 10), en los sufrimientos y la consolación de los hermanos (2 Co l,7), con los que padecen persecución (Hb 10,34); se comulga en el cuerpo y sangre de Cristo, en la Eucaristía (1Co 10,16-17).

 

 

PARTE PRIMERA: CORRECCIÓN DE ALGUNOS ABUSOS

 

A) Primer desorden: Los partidos en la Iglesia (1,10-4,21)

 

1. Condena del espíritu de partido

       1,10 *Cismas: exhortación a tener un mismo sentir: que no haya entre vosotros "scismata": cismas; en el sentido de banderías, partidos.

       1,11 *Los de Cloe: Probablemente Cloe era una mujer rica, que tenía algún negocio en Corinto o en Éfeso; sus empleados iban y venían de una ciudad a otra. Son la fuente de información por la que Pablo se entera de los problemas que hay en la comunidad corintia.

       1,12 *Se distinguen cuatro partidos:

-el de Pablo: probablemente cristianos convertidos por él

-el de Apolo: quizás los gnósticos a quienes se dirige la carta.

-el de Cefas: probablemente judeocristianos.

-el de Cristo: (difícil de explicar; hay varias sugerencias: ¿Crispo en lugar de Cristo? (cf. Hch 18,8; 1 Co 1,14) ¿Glosa marginal de un copista que posteriormente entró en el texto? ¿Atestación personal de san Pablo? ¿Discípulos inmediatos del Señor? ¿Gnósticos espiritualistas que no admitían ninguna mediación humana de la autoridad de Cristo?

       1,13 *Cristo no dividido: Pablo refuta el sentido de que exista un partido de sus propios seguidores; él no ha muerto por sus cristianos; no es en su nombre en el que han sido bautizados. "En el nombre de" significa en el griego comercial de la lengua koiné "poner en la cuenta de uno"; ser bautizado en nombre de Cristo es pasar a formar parte de su haber y propiedad.

       1,16 *Rectificación: Ah sí. Pablo está dictando. No borra, sino que rectifica lo dictado anteriormente. De repente se acuerda de que también ha bautizado a los de la casa de la familia de Estéfanas (1 Co 16,17).

 

2. Primera causa de división: la sabiduría humana

       

            a) Sabiduría humana contra cruz de Cristo

       1,17 *No desvirtuar la cruz: (kenoun / kenwsi") se entiende no vaciar la cruz de su poder de salvación; si atribuimos la salvación a la eficacia de la sabiduría humana, dejaríamos de atribuírsela a la redención de Jesús por su fracaso en la cruz.

       1,18 *La predicación de la cruz: doble sentido: como contenido (mensaje), y como actividad del mensajero. Tanto el mensaje (en la cruz la salvación) como el estilo de la predicación (sin artificios), resultan algo necio para los que se pierden.

       1,20 *Este mundo: ‘haolam hazzeh' en la literatura rabínica designa el tiempo antimesiánico, el siglo actual en cuanto todavía no ha entrado en la esfera de la luz moral del Mesías. Pablo usa muchas veces este término con este sentido.

       1,21 *Sofia: en este versículo se emplea este término dos veces: el mundo mediante su propia sofia (sabiduría) no conoció a Dios en su divina sofía. Esta divina sofia que debió haber llevado al hombre a conocer a Dios, es el conjunto de obras sabiamente hechas que nos lo revelan (Sb 13,1-9). "Lo invisible de Dios desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad; de forma que son inexcusables (los paganos) porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias..." (Rm 1,20-21).

       1,22 *No conocer: Se trata del verbo conocer (gignwskein) pero con toda su carga semítica bíblica, en el triple sentido intelectual, afectivo y práctico. Estaría mejor traducido por reconocer, que implica una relación interpersonal.

       1,23 *Escándalo: piedra de tropiezo; signo de contradicción: el escándalo de la cruz (Ga 5,11) para los que no creen.

       1,24 *Fuerza de Dios: En la cruz sí hay una fuerza, un poder real de salvación: el poder del Espíritu que han experimentado los creyentes: la fuerza para vencer las malas inclinaciones de la carne, para vencer el poder del pecado. La fuerza que produce en nosotros frutos bien reales y experimentables, tales como el amor, la alegría, la paz... (Ga 5,22). El milagro de la salvación del hombre pecador, la experiencia del amor, del hombre nuevo, de la comunidad unida. Pero no todos experimentan en sí estos efectos de la fuerza de la cruz, sino solo los que creen, los llamados.

      1,26 *¿Quiénes son los llamados? Los que han experimentado este poder son personas de poca sabiduría y poca influencia. De esta manera no cabe atribuir esa experiencia de salvación a cosas humanas como la preparación intelectual, la categoría social, las influencias del mundo. Se elimina la posibilidad de atribuir la salvación a las obras del hombre. Todo es gracia (tema favorito de san Pablo). Pablo nota que no hay muchos intelectuales (‘sabios según la carne’), pero no se aviene a decir sin más que los corintios no sean sabios. Aunque uno sea analfabeto puede ser verdaderamente sabio si tiene la sabiduría de lo que verdaderamente es importante. En cambio hay intelectuales que son verdaderos necios.

      1,28 *lo que no es - lo que es: En la cruz se ha experimentado una llamada a la existencia a una nueva existencia. Los que quedan en la antigua existencia, ya no cuentan para nada. Los que antes no contaban para nada, ahora llevan la única existencia que cuenta.

      1,29 *gloriarse: esta nueva existencia de la que podemos gloriarnos no es fruto de nuestras obras, de nuestro esfuerzo, sino que es participada por Cristo a cuantos estamos en él, existimos en él, comulgamos en los bienes que en él se ofrecen. Esta es la gloria del cristiano "Que Cristo sea vuestra gloria, y vosotros la gloria de él" (2 Ts 1,12)

      1,30 *justicia y santificación y redención: los tres grandes temas de la futura carta de Pablo a los romanos, que ya en estas fechas se esta gestando en la mente de Pablo.

       1,31 *gloriarse en el Señor: ¿De qué hace depender el hombre su autoestima? Todos necesitan la autoestima, para sentirse bien consigo mismos. Pero ¿de qué se la hace depender? Unos de su nivel de estudios, su cultura, su pertenencia a Israel (Flp 3,5), su linaje y dinero, su espiritualidad, sus obras (Rm 3,27). Pero ninguna de estas cosas salva. Pablo quiere que la autoestima, la “gloria”, esté sólo en la cruz de Cristo, pues sólo en ella hemos obtenido la verdadera salvación y hemos descubierto nuestro verdadero valor (Ga 6,14). Las otras cosas más bien hinchan, llenan de orgullo y sólo llevan al elitismo y a la competitividad que está dividiendo a la comunidad corintia.

 

 

Excursus 1: Sabiduría y necedad

Para entender la retórica de este pasaje hay que situarse en el contexto. Los cristianos que se han reagrupado en torno a la sabiduría y la elocuencia de Apolo desprecian a Pablo porque él no hablaba tan bien ni era tan culto (2 Co 10,10), ni había tratado de incorporar la filosofía platónica.

Pablo se defiende atacando, no tanto la verdadera sabiduría, cuanto la sabiduría humana que se enorgullece de su agudeza, se recrea en sus propios conceptos; la sabiduría que es una ciencia que hincha y no una caridad que edifica; la que lleva a la vanagloria y a la presunción; la que lleva a despreciar a los sencillos; la que divide a la comunidad; la sabiduría que pretende ser salvación para el hombre. Los judíos ponían su esperanza de salvación en las obras de la ley, y los griegos en la filosofía: unas y otra no producen salvación ni hombre nuevo, sino sólo orgullo. La verdadera salvación es don que hay que acoger: don gratuito que nos viene de la cruz de Cristo. En la cruz han quedado condenados todos los hombres, para así poder ser todos salvados. En la cruz todas las mejores instancias de este mundo condenaron a Jesús: la política, la sabiduría, la religión, el tribunal popular. Con ello quedaron todas esas instancias condenadas como necias, precisamente en lo que tenían de más sabias.

La fortaleza de las instituciones humanas, en lugar de ser capaces de aportar salvación, se convierten en opresoras. Summum ius, summa iniuria. En cambio la debilidad de Dios, oprimida por los factores fácticos ha sido capaz de aportar salvación a los hombres a través del sacrificio de Jesús indefenso y aplastado.

La sabiduría carnal que Pablo reprueba es la sabiduría que lleva al hombre a gloriarse de sus propias adquisiciones y pensamientos como salvadores, como títulos de gloria. Pero la gloria debe ser dada sólo a Dios.

Continuamente se establece un paralelo entre sabiduría y fuerza por una parte y necedad y debilidad por otra. La sabiduría y la fuerza de Dios aparecen ante los ojos de los hombres como necedad y debilidad. En cambio la sabiduría y fuerza de los hombres aparece ante los ojos de Dios como necedad y debilidad. Pensemos en la sabiduría de ciertos debates sobre el desarme nuclear, que resultan tan ridículos, a pesar de que en ellos intervienen las personas más sensatas y juiciosas según el mundo.        

Esta última frase con que termina la primera etapa del desarrollo es perfectamente paradójica. La sabiduría se ha convertido en necedad, la fuerza en debilidad y viceversa. Se ha realizado un itinerario de inversión de los valores, que puede resumirse en el esquema siguiente:

Sabiduría para los griegos                        Sabiduría de Dios

Fuerza para los judíos                              Fuerza de Dios

Necedad de Dios                                     Necedad para los griegos

Debilidad de Dios                                    Escándalo para los Judíos

Esta sabiduría del mundo es sabiduría de la carne. Para Pablo carne y espíritu no reflejan lo material y lo inmaterial. Por eso la sabiduría, aunque es algo '''inmaterial, pertenece a la esfera de la carne, del hombre viejo, enroscado sobre sí, mismo en su vano intento de autosalvación personal y glorificación por sus propias obras. Los gnósticos corintios serán tachados de "carnales", aunque sean personas de talante místico (3,2). La salvación de los hombres ha llegado mediante el fracaso de Jesús. Los mediadores de la salvación de Dios son el fracaso y la debilidad.

El evangelio de la cruz: "Sus medios: ni propaganda chillona ni fanfarrias con címbalos que resuenan (1  Co 1,19). Sus apóstoles: ¿dónde están los sabios, los letrados, los estudiosos del mundo este? (1,20). Sus exigencias: el abandono filial a Dios. Su reclutamiento ha sido entre pobre gente sin bienes, sin ciencia ni poder (1,26-28), que todavía ayer eran "inmorales, idólatras, adúlteros, invertidos, sodomitas, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores ('eso erais antes algunos, por lo menos' 6,9-11)" (Brunot, p. 58). 

 

Excursus 2: ¿Condena Pablo la investigación intelectual?

Es posible tratar de anti-intelectualista o retrógrado a Pablo. Pero hay que desdramatizar este texto que estudiamos, contemplándolo a la luz de otros textos. En Filipenses 4,8 dice: "Todo lo que sea verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo limpio, todo lo estimable, todo lo de buena fama, cualquier virtud y mérito que haya, eso tenedlo por vuestro". Pero en el corazón del sabio y del pensador se exige simplemente que haya humildad, sentido de los propios límites y apertura a las iniciativas de Dios. A Dios no se le mide. Se le adora en el silencio y en el amor, Por eso al pensador cristiano le recordará Pablo que la inteligencia dada al hombre para ahondar en el misterio divino no es un absoluto; la libertad de investigación se detiene a las orillas de la tradición que proviene de Señor y se ejerce en el marco de la revelación.

Todo intelectualismo, toda gnosis, todo cientismo considerados como "maneras totales de asumir la vida" tienen que proscribirse, dice Pablo, pero es para invitar a la inteligencia a aplicarse con todas las energías a penetrar en el misterio de Dios. Efectivamente el evangelio no es un engranaje de ideas que se montan y se desmontan a gusto y capricho del pensador, sino que es un misterio, a saber, el secreto en el que Dios hace penetrar cada vez más a medida que se le rinde en la fe, en el homenaje de la inteligencia" (Brunot, pp. 57-58).

Eliminado este riesgo de jactancia (gloriarse: kauchsi"), todo lo que el hombre descubre con su inteligencia puede y debe ser integrado por el cristiano, porque todas las cosas son vuestras, vosotros de Cristo y Cristo de Dios (1  Co 3,21).

¿Cuál es la garantía que presenta el predicador? Nos podemos preguntar que tipo de indicios son los que el predicador presenta para avalar su mensaje, una vez que se ha excluido la sabiduría humana o el prestigio humano, o los signos de poder.

Pues bien, la única garantía que presenta Pablo es la manifestación del Espíritu vinculada a la predicación de la cruz. Para ello es preciso que esta manifestación del Espíritu sea ella misma algo manifiesto, tangible, experimentable.

Pablo da por supuesto que los corintios han experimentado el poder de Dios en sus vidas, la transformación interior, la abundancia de carismas, la salvación personal, la realidad del amor, los frutos del Espíritu... Todas estas son realidades experimentadas visiblemente.

A partir de ahí se hace la pregunta: ¿cuál es la fuente de donde procede semejante experiencia de poder? "¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación de Jesucristo crucificado?" (Ga 3,2). Recuérdese que Gálatas, escrito contra los judaizantes, ataca las obras de la ley como causa de salvación, de la misma manera que 1 Corintios escrita contra los "'pneumáticos" o "gnósticos' ataca la sabiduría humana. Pero el fondo del razonamiento es el mismo: No hay más salvación que la cruz. De ahí procede la experiencia del Espíritu que tan gozosamente han sentido los cristianos. El paralelismo a la cita de Gálatas sería ahora: “¿Recibisteis el Espíritu por la sabiduría filosófica o por la predicación que os hice de Jesús en cruz?”

 

Excursus 3: La fe y los signos:

La palabra signo (shmeion) en el Nuevo Testamento conserva una radical ambigüedad. De hecho la predicación cristiana fue acompañada de signos: "A los que crean les acompañaran los siguientes signos...” (Mc 16,17.20). Todo el evangelio de Juan es precisamente el evangelio de los signos. Y el mismo Pablo escribiendo a los corintios les recordará que su presencia en Corinto estuvo acompañada de signos: "Las características del apóstol se vieron cumplidas entre vosotros: paciencia perfecta en los sufrimientos y también signos, prodigios y milagros" (2 Co 12,12).

De hecho a renglón seguido de condenar la búsqueda de signos, el  mismo Pablo habla de que su llegada a Corinto fue una demostración del Espíritu y del poder, aludiendo sin duda a los signos que acompañaron su predicación (1 Co 1,4).

En los evangelios sinópticos suele abundar más el matiz peyorativo de signos (exceptuando el final canónico de Marcos). Los judíos piden a Jesús un signo, un signo en el cielo (Mt 12,38; 16,1; Mc 8,11; Lc 11,16). Jesús aunque hizo muchos milagros, se negó a dar este signo que le pedían, aduciendo que el único signo que daría sería el de Jonás, el de su resurrección (Mt 12,39). El signo en el cielo que le pedían sólo se les dará en la parusía: "Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre" (Mt 24,30). Parte de la tentación que atraviesa la vida de Jesús es la de manifestarse de una manera majestuosa; así le tienta Satanás (Mt 4,6), sus familiares ("Muéstrate al mundo": Jn 7,4), y sus enemigos ("Bájate de la cruz y creeremos" Mt 27,42).

Jesús se niega a dar estos signos inequívocos de poder; pero sí da otros signos: los de la misericordia. La gloria de Dios no se manifiesta en signos aparatosos, sino en signos de misericordia.

Los verdaderos signos requieren fe para ser comprendidos como tales. Dependen de la fe y a la vez la promueven. Sin fe se pueden contemplar hechos sorprendentes, pero no se ven signos. "Os aseguro no me buscáis porque hayáis visto signos, sino porque comisteis hasta saciaros" (Jn 6,26). "A pesar de que habían visto con sus propios ojos las señales que Jesús había hecho, no creían en él" (Jn 12,37).

    Los signos que da el evangelio no son como los que solicitan los judíos. No son tan categóricos que eliminen la libertad del hombre.

No poseen la evidencia de las matemáticas. Ante ellos sigue siendo posible suspender el juicio. No tienen lugar continuamente; no son la regla, sino la excepción. No se les puede manipular apretando un botón, porque no funcionan mecánicamente. En el fondo son sólo pequeños anticipos que apuntan hacia una era que ya se ha inaugurado, pero que todavía no se ha consolidado. Son dedos que apuntan hacia la luna, aunque los necios se queden mirando el dedo, sin mirar a la luna.

Decíamos que los milagros antes de producir la fe, la suponen. "No hizo allí muchos milagros a causa de su falta de fe" (Mt 13,59). Los discípulos fracasaron en expulsar el demonio a causa de su poca fe (Mt 17,20). Los signos que acompañaban a Jesús más que de un poder mágico, provienen de su capacidad de suscitar fe en los enfermos. Su presencia y su palabra generan la fe que a su vez generará la salud, El carisma de curación no es un poder mágico, sino una capacidad de suscitar fe.

Sin embargo esta manifestación de poder que supone el Espíritu y sus obras en los creyentes, no eliminan la presencia de la cruz y de la debilidad de Jesús en la vida del cristiano.

La cruz de Jesús no es una etapa ya eliminada. El Reino no ha llegado todavía en su plenitud. Las manifestaciones carismáticas no han eliminado todavía la realidad del mal, del sufrimiento, de la enfermedad, de la ambigüedad. Contra lo que algunos corintios pensaban, la resurrección de los muertos todavía no ha tenido lugar Aguardamos la plena manifestación. En esta espera todavía que da lugar para mucho sufrimiento y mucho fracaso humano.

El Espíritu y sus obras nos han sido dados, pero sólo como arras, como anticipo de una plenitud ya incoada. Todo despertar carismático lleva consigo una experiencia muy fuerte del poder de Dios contra el mal, eliminándolo. Pero esto nos puede llevar a pensar que el mal estaría ya definitivamente eliminado, cosa que no es verdad. Todavía queda espacio para mucha debilidad, mucha cruz y mucho fracaso, pero aun en ellos se manifiesta el poder de Dios para los que creen en la forma de paciencia y aguante. La cruz y el fracaso no han sido eliminados, pero se han convertido en mediaciones del poder y la salvación de Dios y esto nos es dable saberlo a través de esas intermitentes experiencias de victorias sobre el mal, que son signos, anticipos de la victoria definitiva. Si no fuera por esos signos intraterrenos de la victoria de Dios, no nos sería posible creer en el poder de Dios oculto en la debilidad de la cruz.

 

b) Pablo predica la verdadera sabiduría

        2,1   *el misterio de Dios: variante textual: el testimonio de Dios.

*logos y sofia: la retórica y la filosofía artificiosas.

       2,3   *entre vosotros: quizás quiere contrastar con los atenienses, aludiendo a la manera diferente que tuvo de comportarse entre los atenienses y los corintios.

*tímido y tembloroso: Temor y temblor (fobo" y tromo") es una expresión bíblica estereotipada (cf. 2 Co 7,15; Flp 2,12). Con estas palabras alude a la situación depresiva que hemos descrito en la introducción a las cartas.

 2,4   *persuasivos discursos de sabiduría (algunos códices añaden: "humana"). Se trata del arte de los sofistas.

*Manifestación de Espíritu y poder: (hendíadis = el poder del Espíritu). Manifestación visible, pública, experimentable. Probable alusión a los milagros que se dieron en Corinto (2 Co 12,12), como los que se habían dado en Tesalónica (1 Ts 1,5). Pero también hace referencia a la transformación de la vida y a los frutos del Espíritu que son milagros aún mayores.

       2,6   *Los perfectos (teleioi). Después de haber rechazado la sabiduría humana, Pablo pasa a afirmar que sí hay una verdadera sabiduría de Dios, pero ésta sólo es accesible a los perfectos, los verdaderamente espirituales, que se contraponen a los carnales y a los aniñados. Se trata de personas que han sabido profundizar en la verdadera sabiduría.

*Príncipes de este mundo: Designa a la vez a las potencias del mal, a los demonios que reinan en el mundo y a las personas importantes (los próceres) en cuanto que son instrumento de esas potencias del mal. De ellos procede esa sabiduría "carnal".

       2,7   *Sabiduría misteriosa escondida: se refiere no tanto a la naturaleza misteriosa de la divinidad, sino al plan salvador de Dios, lo que Dios preparó para los que le aman, su designio en Cristo. No se trata tanto de una teoría sobre Dios, cuanto de un conocimiento de su voluntad y dispensación para con los hombres. Es lo que en otras partes se llama "el misterio de Cristo" (Ef 3,4). Esta sabiduría ha estado escondida, mantenida en secreto durante siglos eternos (Rm 16,27), y sigue estando oculta a las personas importantes del mundo.

       2,8   *Señor de la Gloria: este título aplicado a Cristo implica una fe en su divinidad, ya que se trata de un atributo divino intransferible.

       2,9   *Cita de Isaías: Utilización de Is 64,3: "No se oyó decir, ni se escuchó, ni ojo vio a un Dios sino a ti, que tal hiciese para el que espera en él". Quizás Pablo citaba de memoria, o tenía un códice distinto de nuestro texto, o citaba otro libro distinto (se ha sugerido el Apocalipsis apócrifo de Elías, donde hay una cita semejante).

       2,13 *Espirituales: (frase de lectura ambigua) literalmente: "poniendo lo espiritual al nivel de lo espiritual". (pneumatikoi" pneumatika synkrinonte"). Admite dos traducciones: "expresando realidades espirituales en términos espirituales" o "adecuando las realidades espirituales a personas espirituales". Para entender una realidad espiritual hace falta un lenguaje espiritual (el medio es el mensaje). Pero también requiere que la persona que lo escucha sea espiritual, que esté en esa misma onda.

*Conocer y hablar (nos movemos continuamente en el doble plano del conocimiento (sofia) y del lenguaje (logo"). Se necesita del Espíritu de Dios tanto para conocer las profundidades de Dios, como para hablar de ellas. El objeto de este conocimiento es "las gracias que Dios nos ha otorgado", es decir, no tanto una especulación sobre la naturaleza divina, cuanto el conocimiento de su designio salvífico.

       2,14 *El hombre psíquico (otros traducen: el hombre animal o el hombre natural) Anthropos psychikos: Se trata del hombre con los solos recursos de su inteligencia y sus facultades naturales, sin la dimensión sobrenatural del Espíritu. Quizás la mejor traducción del binomio psíquico-espiritual, sería el de natural-sobrenatural. La antropología hebrea distingue solo entre suerpo y alma, pero en la antropología hebrea hay cuerpo, alma y espíritu. El alma es nephesh = yuch, y el espíritu es ruah = pneuma. Lo espiritual es distinto de lo psíquico, trasciende el psiquismo del hombre.

       2,15 *Juzgar (anakrino): investigar, escudriñar, someter a investigación, pero sobre todo discernir, evaluar. El hombre espiritual puede juzgarlo todo, incluido lo natural. En cambio el hombre natural no puede evaluar lo espiritual porque se le escapa. En el fondo de esta oscura frase hay una apología personal de Pablo contra los que le habían tachado de poco profundo. "Vosotros no me podéis juzgar a mí, porque sois incapaces de juzgar la profundidad de mi sabiduría. Os falta el Espíritu para poder evaluar esas cosas. En cambio yo sí os puedo juzgar a vosotros desde la esfera del Espíritu (12,10). El hombre espiritual no es juzgado por nadie, es decir, por nadie que no sea espiritual. No quiere decir san Pablo que las luces del Espíritu no estén sometidas a un discernimiento (1 Ts 5,20-21; 1 Co 14,29) espiritual; pero sí afirma que quedan fuera del discernimiento del hombre que sólo dispone de la luz de su sentido común natural. Según la comparación de Sto. Tomás, el que está despierto puede juzgar tanto sobre sí mismo como sobre el que está dormido.

       3,1  *como a personas mundanas: Hemos traducido por personas “mundanas” el concepto paulino de “personas carnales”, inmaduras, infantiles. Este término viene a equivaler al de hombre natural o psíquico de 2,14. Los corintios se las daban de espirituales y presumían de sus muchos carismas. Pablo les mete un rejonazo acusándoles de que en realidad son “carnales”. Lo característico del Espíritu es el amor que lleva a la unidad. Lo propio de la “carne” es la emulación que lleva a la división en la comunidad. Mientras haya envidias y discordias entre ellos, los corintios siguen siendo carnales. 

       3,4  *yo soy de Pablo, yo soy de Apolo: Uno de los síntomas de “mundanidad” de los corintios es el hecho de evaluar a los distintos predicadores y preferir unos a otros, enfrentándolos. El predicador es un simple servidor y colaborador. Mediante el símil del agricultor y el constructor, Pablo hace ver que es sólo Dios quien hace crecer mediante el ministerio de uno u otro apóstol.

 

Excursus 4: La sabiduría de Dios:

Resumamos ya la descripción que hace Pablo de la verdadera sabiduría. Se trata del misterio de los planes de salvación de Dios (1 Co 1,7), lo que Dios preparó para los que le aman (2,9), las gracias que Dios nos ha otorgado (2,12).

Este designio misterioso ha estado escondido durante siglos (2,7) y sigue siendo desconocido para las personas importantes. (2,8) y para todos cuantos no poseen el Espíritu (2,14). El único que conoce bien este designio misterioso de Dios es el Espíritu de Dios (2,11) que sondea sus profundidades, lo más íntimo de sus proyectos. Ahora bien, este Espíritu de Dios ha sido comunicado a los hombres espirituales (2,12), maduros (2,6), que tienen la mente de Cristo (2,16). Y no sólo se les ha dado la inteligencia de ese mensaje, sino que también les es dado por el mismo Espíritu el lenguaje conveniente para expresar estas realidades espirituales (2,13).

Los que no poseen este Espíritu (los carnales corintios) no están capacitados para entender, apreciar, evaluar y juzgar estas realidades espirituales y este lenguaje espiritual. Les resulta necio, poco ilustrado, y en definitiva absurdo el que la manera que Dios ha tenido para salvar a los hombres haya sido la cruz.

"En esta sabiduría que es Cristo ha sido donde Pablo ha conseguido la unidad de sus problemas y de sus tensiones. Ella le ha permitido conciliar en una viva paradoja dos disposiciones que parecían excluirse, y cuya unión se impone sin embargo al cristiano: mezclarse en las cosas de este mundo y no verse en poder de ellas. El creyente tiene en su fe un principio de interpretación total. La fe no le enseña la ciencia de los detalles técnicos, pero le da a conocer el final del dinamismo hacia donde tiende todo el esfuerzo humano..." (Brunot).


 

3. Segunda causa de divisiones: falso concepto de apóstol (3,5-4,5)

       3,5   *Servidores (diakonoi) por cuyo medio... Carácter instrumental del apóstol. Más adelante usará Pablo la expresión de "galeotes" para designar a los servidores del evangelio (uperhtai). Esta palabra tiene una connotación de proletariado, de peonaje servil.

       3,8   *Son una misma cosa el que planta y el que riega. Se ponen en el mismo plano ministerial la acción del que comienza y el que continúa. La única diferencia está en la dedicación. Si la variedad de funciones ministeriales no cuenta para el premio, sí cuenta el esfuerzo con que cada uno se entrega. A pesar de esta igualación de Pablo y Apolo, más adelante usará otro símil que realzará mejor el papel de Pablo. El que empieza, el que engendra, es el padre y no hay más que uno. Los que continúan son sólo "pedagogos" y pueden ser muchos. En ningún momento desaparece el contexto apologético de Pablo defendiéndose contra los que habían despreciado su ministerio para entusiasmarse con predicadores advenedizos.

       3,9   *Salario: escatológico (v. 13).

*Edificio. Se abandona el símil del campo y sus labradores por las de edificio y constructores. Al paralelismo entre el que planta y el que riega, sucede ahora la imagen del albañil que pone el cimiento y el del que sigue construyendo los otros pisos.

       3,10 *Cimiento: (qemelion) el albañil pone el cimiento, pero él mismo no es el Cimiento. El único cimiento es Cristo y ya está puesto. Nadie lo puede cambiar. La tarea de los albañiles que vengan después es únicamente seguir construyendo, no cambiar de cimiento.

       3,12 *Materiales de diversa calidad, oro, plata, piedras preciosas (¿o piedras nobles tales como el mármol?), madera, paja... Corresponden a las diversas normas del vivir cristiano, a la diversa profundidad y calidad de la sabiduría del Espíritu. Los materiales nobles son los que están más en consonancia con la sabiduría de la cruz: son materiales sólidos. Probablemente el material sólido es el amor que edifica en cuanto contrapuesto a la ciencia que hincha (6,1), que será la paja que arderá en el fuego.

       3,13 *Solidez. Como el fuego es el gran discernidor de los materiales, así la venida de N. S discernirá cuál es la calidad real de los materiales empleados. El fuego es símbolo de la teofanía y del juicio escatológico: la manifestación de la venida del Señor como juez imparcial (2 Ts 1,8). Se habla de salvarse o destruirse la obra, no el apóstol. En cualquier caso el apóstol se salvará, aun cuando su obra se destruya.

       3,15 *Como quien pasa a través del fuego: se puede referir al riesgo que ha tenido de condenarse, o también a la vergüenza que experimentará al ver cómo su obra se le hunde, y a la privación del mayor mérito que tendrán los otros apóstoles cuyas obras perduren. Quizás se trata de una frase hecha que equivalga a “se salvará por los pelos”. Con todo, Pablo distingue la situación del que construye con materiales no sólidos, y la del que destruye. El primero se salva por los pelos, el segundo, en cambio, será destruido (cf. v. 17).

Algunos han querido ver aquí una referencia al purgatorio, pero es violentar el texto. Este juicio se refiere al día final, cuando ya no habrá tiempo de purgatorio.

       3,16 *Santuario de Dios: de la imagen del edificio en general, se pasa ahora a considerar el edificio sagrado, habitado por el Espíritu de Dios. Ahora esta palabra se refiere al conjunto de la comunidad cristiana; más tarde se referirá a cada uno de los cristianos en particular (6,19). Sobre Jesús y la comunidad cristiana como templos del Espíritu cf. las notas de la Biblia de Jerusalén a 1 Co 12,12; Jn 2,21 y Ap 21,22.

       3,17 *Destruye el templo de Dios (fqeirei). Aparece aquí una tercera categoría de apóstol. La primera es la del que edificaba con materiales sólidos (¿Pablo?). La segunda la del que edificaba con materiales inconsistentes (¿Apolo?). La tercera es la de los que destruyen el templo de la comunidad causando divisiones. Estos últimos sí serán destruidos.

       3,18 *Nadie se engañe: el engaño aquí estaría en dejarse influenciar por la mayor o menor sabiduría de un apóstol y gloriarse de estas cosas externas. No sólo se refiere a los apóstoles que se puedan engañar a sí mismos, con su pretendida sabiduría, sino al engaño de los fieles que ponen a unos sobre un pedestal convirtiéndoles en ídolos.

        3,21 *que nadie se gloríe en el hombre: No hay que dejarse engañar (3,18), es decir no hay que dejarse influir por la mayor o menor elocuencia de un predicador, ni hay que ponerles sobre un pedestal. En realidad, dice Pablo, vosotros no sois de Apolo ni de Pablo (1,12), sino que son Pablo y Apolo los que son vuestros. No seáis serviles. Son ellos vuestros servidores, y no vosotros los servidores de ellos.

       3,23 *Todo es vuestro: Se invierten los valores. Lejos de ser vosotros de ellos (Yo soy de Pablo, de Apolo, etc...), más bien ellos son vuestros, vuestros servidores. Vosotros sois servidores sólo de Cristo, como Cristo lo es de Dios.

        4,1   *Administradores: (oikonomoi) se opone a dueños. La diferencia entre el dueño y el administrador está en que éste tiene que dar' cuenta, y debe ser fiel en no apropiarse nada, y administrar conforme a la voluntad del dueño, y no conforme a sus propios dictados. La virtud que se pide en un administrador es la fidelidad. Con esta palabra se completa la triple metáfora del apóstol como labrador, albañil y administrador, de la que Pablo va sacando sus conclusiones teológicas.

       4,2   *Se pide: (según otros códices este verbo está en la segunda persona del plural con un matiz imperativo que traduciríamos: "Debéis pedir a vuestros administradores... El criterio para juzgar a los administradores es su fidelidad.

       4,3   *Juicio: los administradores deben dar cuenta de su gestión en un juicio de residencia (de los procuradores romanos). En este caso el juicio, del que ya habló en el v. 13, se refiere al juicio escatológico, cuando el Señor venga.

Después de haber concretado cuál es el criterio por el que se juzgará al verdadero apóstol, insiste en que este juicio es escatológico. La palabra definitiva no la damos nosotros ahora. Todos nuestros veredictos son apelables ante el tribunal definitivo. Ni el tribunal de la comunidad, ni siquiera el tribunal de la propia conciencia (suneidhsi") son inapelables. "De internis, neque Ecclesia" en el foro interno el único que podrá juzgar es el Señor en su venida.

*Tribunal humano: (literalmente, día humano). Lo que es humano o divino no es tanto el tribunal cuanto el tiempo, el kairós. Ahora estamos en días humanos, en una etapa salvífica no definitiva. El día humano se opone al Día del Señor, cuando todo será manifiesto.

 

4. Tercera causa de divisiones: el orgullo corintio

       4,6   *He puesto como ejemplo: Esto que digo lo he aplicado al caso de Apolo y mío, pero aplicáoslo también a vosotros mismos para no enorgulleceros.

4,6   *No propasarse de lo que está escrito; frase difícil; ya el mismo texto es inseguro, pues tiene muchas variantes textuales. También las interpretaciones son varias:

a)"lo escrito" sería una frase hecha que equivaldría a lo seguro, lo válido lo ya dictaminado, aludiendo a que el apóstol no debería gloriarse cuanto su juicio no esta todavía escrito

b) "lo escrito" aludiría a algún pasaje bíblico (¿Jr 9,23?) o a una temática repetida en la Biblia, según la cual no hay que gloriarse de los hombres. Lo traduciríamos en este caso por "como dice la Escritura".

c) "lo escrito" se referiría, a lo que Pablo acaba de escribir. En este caso la traducción sería: "no debéis gloriaros sobre las cosas que acabo de mencionar", es decir: la sabiduría humana, los predicadores humanos.

*Enorgullecerse uno contra el otro: tiene también dos interpretaciones posibles:"Que ningún hermano se enorgullezca contra otro hermano a propósito de un predicador" o "Que ninguno se enorgullezca de un predicador contraponiéndolo a otro predicador". Así como nosotros no nos enorgullecemos uno contra otra, así también vosotros.     

       4,7   *¿Quién es el que hace que te distingas? Frase oscura también. Probablemente se refiere a las distinciones que hacían los corintios (Yo de Pablo, yo de Apolo) ¿Qué más da? En cualquier caso nada es tuyo, todo lo has recibido. Se afirma la igualdad básica de todos los creyentes.

       4,8   *¿Os habéis hecho reyes sin nosotros? A partir de este verso Pablo empieza a argumentar de un modo sarcástico. Irónicamente parece aceptar lo que antes había negado, es decir, la superioridad de los corintios a quienes interpela. La ironía sobre la realeza de los corintios quizás alude al reino de los filósofos, que decían que el sabio era un verdadero rey. Os gloriáis de vuestros progresos, como si los hubieseis logrado vosotros solos, sin agradecer el trabajo que yo he hecho entre vosotros. Estáis hinchados en vuestra vanidad e incluso nos despreciáis a los que hemos hecho posible que conozcáis a Cristo.

Ojalá hubieseis llegado a esta perfección! Frase también irónica. Entonces yo reinaría con vosotros, es decir podría descansar de tantos trabajos como me dais. Ojalá hubierais llegado ya al verdadero Reino que no consiste en palabrería sino en poder (v. 20).

       4,10 *Vosotros necios, vosotros sabios. Resulta que ahora sois más sabios que yo que os he enseñado. ¿No os da vergüenza tener un padre como yo, tan necio, tan débil, que lleva una vida tan poco honrosa, como basura? Resulta que los apóstoles ocupamos el último lugar. Vosotros ahora os dais aires de personas cultas, bien consideradas, mientras que vuestro apóstol ha sido un hombre tosco, un proletario de mala fama, vagabundo sin domicilio. Frente a este mundo que así nos considera a los apóstoles, ¿queréis pasar vosotros por gente bien considerada?

En todo este pasaje se observa una fina ironía, denunciando la adaptación al mundo de los corintios, su desclasamiento al renunciar a los orígenes humildes del cristianismo, y querer competir con el mundo culto de la época. Este pasaje evoca la situación de un hijo universitario que presume de clase y cultura, y no quiere reconocer que todo lo que tiene lo ha recibido de su padre, un ignorante labrador del campo. Incluso llega a avergonzarse en su nuevo ambiente de la tosquedad de su padre.

       4,13 Basura: (perivyhma), barredura, inmundicia. También recibían este nombre algunos jóvenes que eran sacrificados cargados con los pecados de todo el pueblo.

*hasta ahora: vosotros ya habéis llegado al reino, pero nosotros hasta ahora seguimos siendo despreciados. Frente a la falsa imagen gloriosa que tenían los corintios sobre el cristiano Pablo insiste en que las verdaderas señas de identificación del predicador del evangelio no son gloriosas, sino que consisten en su configuración con el misterio de Cristo crucificado. Las dificultades en el ministerio son un sello de autenticidad de Dios que no quiere que sus ministros sean gente “respetada”, sino que los coloca como “barredura”.

Pero es precisamente en esta situación desventajosa donde pueden mostrar toda la belleza del evangelio, bendiciendo a los que insultan, soportando las persecuciones, respondiendo con buenos modos a los que les calumnian.

       4,15 *Yo os he engendrado: Pablo se da cuenta que se está pasando en su reprensión y quiere recoger velas. Muestra que toda esta reprensión nace del amor que les tiene. Los otros apóstoles sólo han sido pedagogos. El pedagogo es aquel esclavo que llevaba a los niños al maestro, les vigilaba e impedía que se escaparan. Tiene un matiz peyorativo, en cuanto se opone a la figura del padre. Padre no hay más que uno. Esto parece, contradecir la igualdad expresada entre el que planta y el que riega, entre el que pone el cimiento y el que construye otros pisos. Muchos pueden regar, muchos pueden edificar distintos pisos. Tero el oficio de plantar y de poner cimiento es de uno solo.

 

Excursus 5: Paternidad espiritual

Repetidas veces usa san Pablo la comparación de la paternidad y la maternidad para expresar la relación que le une a los cristianos evangelizados por él. Sus trabajos y sufrimientos misioneros los asemeja a dolores de parto. "Hijos míos, por quienes sufro dolores de parto hasta ver a Cristo formado en vosotros" (Ga 4,19).

De Onésimo, el esclavo convertido durante su prisión, dirá: "Mi hijo Onésimo, a quien engendré entre cadenas" (Flm 10). A Timoteo le llama "hijo amado y fiel en el Señor" (1 Co 4,17). Y a los mismos corintios, cuando quiere tocarles el corazón, apela a esta paternidad: "Nuestro corazón se ha abierto de par en par. No está cerrado nuestro corazón para vosotros; los vuestros sí lo están para nosotros. Correspondednos. Os hablo como a hijos: abríos también vosotros (2 Co 6,11-13)

Esta relación es fuente de gran ternura, "como una madre cuida con cariño a sus hijos" (1 Ts 2,7), y fuente de una gran solicitud y sacrificio; "no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos" (2 Co 12,14).

Es verdad que el Señor había prohibido llamar a nadie padre sobre la tierra (Mt 23,9). Se prohíbe toda relación de tipo posesivo. Los hijos pertenecen solo a Dios. Se prohíbe también cualquier tipo de paternalismo que infantilice, o que arrope a las personas impidiéndolas crecer.

Pero así como se prohíbe el autoritarismo y no la autoridad, también se prohíbe el paternalismo, pero no la verdadera paternidad espiritual, que se realiza por la predicación del evangelio, imitando y reproduciendo los rasgos del padre: "Os ruego que seáis mis imitadores" (1 Co 4,16), "como yo lo soy de Cristo (1 Co 11,1).


 

B) Segundo desorden: el incestuoso (5,1-13)

       5,1   *inmoralidad: La palabra griega ‘porneia’ tiene un sentido amplio de fornicación, relación sexual extramatrimonial, pero también un sentido específico de relación matrimonial en matrimonios inválidos, en los que la invalidez proviene del parentesco entre ambos miembros de la pareja (cf. Hch 15,20; Mt 5,32). La ley de Moisés prohíbe el matrimonio dentro de ciertos grados de parentesco. Y parece que esta fue una de las prescripciones de la ley mosaica mantenida por el concilio de Jerusalén (Hch 15,20). También estaba prohibida por el derecho romano, de ahí que Pablo hable de una inmoralidad que no se da entre los gentiles.

En el caso presente se trata de la unión de un hombre con su madrastra. El Levítico la consideraba una relación ilícita (Lv 18,8), incluso aun cuando ya hubiese muerto el padre. En cualquier caso se trata de una unión escandalosa que iba contra los mores aceptados en la comunidad.

       5,2   *estáis hinchados (pefusiwmenoi): Es la misma raíz que usa Pablo en 8,1 cuando dice que “la ciencia hincha”. Puede referirse al hecho de que su ciencia les llevase a considerarse por encima de estos “pequeños” escrúpulos morales. Los hombres ilustrados no se escandalizan ante ese tipo de situaciones de moral pequeñoburguesa.

       *hacer duelo: alude al duelo que se hace por un difunto. La muerte espiritual del hermano debe llevar a derramar lágrimas. Este rito fúnebre que acompañaba la despedida del cadáver era el sacrificio de la cabellera y el abstenerse de fiestas. Hoy día los judíos guardan siete días de duelo, en los que permanecen sentados en sus casas. Los hombres no se afeitan en esos días. Entre los ultraortodoxos, si un hijo se convierte a otra religión, consideran que se ha muerto, interrumpen todo trato con él, y realizan todas las ceremonias típicas de duelo, como el sentarse en casa durante siete días. Puede ser que Pablo aluda a un rito semejante de duelo, considerando que el hermano en cuestión  está ya como muerto para la comunidad.

       5.3   *presente en el Espíritu: Pablo no está en Corinto, pero sigue considerándose resposable de esta Iglesia fundada por él. Está presente entre los corintios por medio de la autoridad del Espíritu que le capacita para juzgar en este caso.

        *he juzgado ya: vemos cómo el apóstol tiene una clara conciencia de su autoridad sobre la comunidad. La autoridad del amor no impide este tipo de “juicios en el espíritu”.

5,4   5,4  *en nombre del (nuestro) Señor Jesús: en el poder de Jesucristo, que reside en la comunidad cuando se encuentra unida con el espíritu del apóstol. Esta disciplina supone un poder de la comunidad  sobre sus miembros. Cuando en la liturgia respondemos “Y con tu espíritu”, reconocemos esta presencia del Espíritu en la persona que preside la comunidad.

            Otros exegetas en cambio juntan la expresión “en nombre de Jesucristo” con las palabras “Así obró”. Pablo juzga ‘al que así obró en nombre de Jesucristo’. El incestuoso habría actuado justificando su proceder en la nueva libertad que le venía de Cristo.

          *reunidos vosotros: probablemente se refiere a que la excomunión se realizaba en el contexto de una asamblea litúrgica.

       5,5   *ser entregado a Satanás: la palabra excomunión no aparece en la Biblia. Pero la expulsión de la comunidad era practicada ya desde los días del desierto, cuando ser echado fuera del campamento suponía de hecho ser abandonado a grandes riesgos para la supervivencia, al hambre, a las fieras salvajes (Nm 12,13). También era algo practicado ya en la sinagoga  (2 Ts 3,14; Ti 3,10; 2 Jn 10). Entregar a Satanás parece ser una fórmula para designar la exclusión de la comunidad (cf. 1 Tm 1,20). Allí Pablo entrega a Satanás a Himeneo y Alejandro para que aprendan a no blasfemar.

                  Fuera de la comunidad uno está expuesto a la acción de Satanás  cuyo influjo maléfico puede arruinar “la carne” (¿enfermedades, fracasos, muerte física?) En cualquier caso la pena tiene un carácter medicinal; trata de motivar al pecador para que se convierta y se salve eternamente. Los daños físicos que Satanás pueda causarle fuera de la comunidad serán los que puedan ayudarle a convertirse y volver. Esta idea del castigo como medicina puede ser provechosa. Lo que verdaderamente importa es la salvación “en el día del Señor”, es decir, la salvación eterna.

 

Excursus 6: El poder de atar y desatar

La comunidad se siente en posesión de un poder sobre sus miembros. En el proceso de corrección fraterna la última instancia es acudir a la comunidad, y si hasta a la comunidad desoye, será considerado como gentil y publicano (cf. Mt 18,17). A renglón seguido se nos habla del este poder de atar y desatar (Mt 18,18), que por el contexto debe referirse sin duda a la expulsión o reconciliación con la comunidad, el equivalente de “perdonar y retener” en el texto paralelo de Jn 20,23.

Más que dos posibilidades alternativas, se trata de dos fases de un mismo proceso de gracia. Ante al realidad de un pecado sin arrepentimiento la comunidad primeramente “ata” al pecador, le impide acercarse a la comunión con los hermanos y a la comunión eucarística. Así se hace visible la ruptura interior que el pecado ha producido interiormente.

El hacer visible esta situación de ruptura y el exponer a la persona a todos los males físicos que esta ruptura puede traer como consecuencia, es el primer paso para que el pecador recapacite, caiga en la cuenta de su situación y desee convertirse.

Una Iglesia que no denuncia claramente la situación de pecado de uno de sus miembros se está haciendo cómplice con él, y le ayuda a vivir en una falsa conciencia de que eso no es pecado. “todo el mundo lo hace”, “a nadie le parece mal”. Hasta que alguien denuncia enérgicamente nuestra conducta, podemos seguir como David, inconscientes de nuestra situación objetiva de pecado.

La denuncia del pecado mediante la visibilización de esa ruptura de comunión con Dios y con los hermanos es el mayor acto de amor que podemos hacer para con el pecador, y la mejor manera de ayudarle a cambiar.

En el momento en que el pecador cae en la cuenta de lo lamentable de su situación y desea cambiar, entonces entre en efecto la segunda parte del proceso penitencias y la Iglesia “desata” al pecador, lo perdona, lo reconcilia consigo. La reconciliación es la visibilización de ese cambio interior. La Iglesia sanciona esa reconciliación mediante un rito externo visible.

Nos encontramos en Corinto con los rudimentos de una práctica penitencial. Aunque el sacramento de la reconciliación se ha administrado de formas diversísismas a lo largo de los siglos, siempre se han dado unos elementos constantes que cabe descubrir ya aquí en este pasaje que estudiamos.

A partir del verso 6 comienza una nueva motivación. Hasta aquí se miraba sobre todo al bien del propio interesado y el modo de ayudarle a su conversión. A partir de ahora se va a hablar del bien de la propia comunidad que puede ser contaminada por la presencia de este tipo de situaciones.

        5,7   *la vieja levadura: se hace alusión al rito pascual de los panes ázimos. Hasta hoy los judíos hacen desaparecer toda la levadura en los días que preceden a la Pascua. A los que no estamos acostumbrados, nos asombra la meticulosidad con la que los judíos ortodoxos realizan esta práctica. Hacen desaparecer de la casa toda la levadura y la queman (Ex 12,15), registran por los rincones, en los forros de los bolsillos, en los armarios… Luego, durante ocho días, se comen panes sin levadura, a partir de la cena del seder.

  Algunos piensan que Pablo está escribiendo esta carta en los días que preceden  a la Pascua, y esta celebración le da pie para una aplicación metafórica al caso de la excomunión del pecador.

La contraposición entre lo viejo y lo nuevo es típica en todas las cartas paulinas. Nueva alianza (2 Co 3,6), nueva criatura (2 Co 5,17), hombre nuevo (Ef 2,15; 4,24; Col 3,10), masa nueva (1 Co 5,7), novedad de vida (Rm 6,4), novedad del Espíritu (Rm 7,6).

Frente a esta novedad está lo viejo que ya ha pasado (2 Co 5,17), la levadura vieja (1 Co 5,7), la alianza vieja (2 Co 3,14), el hombre viejo (Ef 4,22; Col 3,9; Rm 6,6), la letra vieja (Rm 6,7). La Pascua es el comienzo de la nueva creación de la que hay que desterrar la levadura vieja del pecado y la malicia. En la fiesta del Cordero inmolado ya no puede haber sino masa nueva, panes ázimos.

       5,8   *Celebrad no con vieja levadura: Aquí tenemos un típico ejemplo de una manera muy paulina de argumentar usando a la vez el imperativo y el indicativo. Pablo viene a decir: “Sed lo que ya sois”. Dios concede como don la tarea que encomienda. El mandamiento del Señor (imperativo) es a la vez algo que ya se ha conseguido como gracia (indicativo). Somos llamados a dejar crecer en nosotros el don de Dios. “Revestíos de Jesucristo ya que habéis sido revestidos de Jesucristo” (Ga 3,27; Rm 13,14). “Dad muerte en vosotros al pecado ya que estáis muertos al pecado” (Rm 6,2-11). “Vivimos en el Espíritu, caminemos pues en el Espíritu” (Ga 5,25). Sed luz ya que sois luz” (Ef 5,8). Nuestra tarea es llegar a ser lo que ya somos.

       5,9  *comunión con los fornicarios: Del caso concreto del incestuoso, Pablo pasa a dar unas consideraciones generales sobre cómo hay que proceder con las personas que viven inmoralmente dentro de la comunidad cristiana. Para ello cita lo que ya escribió en una carta anterior, la que hemos llamado pre-canónica. Para algunos fragmentos de esta carta se nos habrían conservado en 2 Co 6,14-7,1 que trata sobre este tema y es claramente una interpolación que rompe el texto de la segunda canónica.

 5,11   *ni comer: Pablo está prohibiendo el trato con lo que llevan una vida escandalosa haciéndose llamar hermanos. La palabra hermano designa al miembro de la comunidad. Pablo prohíbe incluso comer con estos hermanos caídos para que el ostracismo les haga caer en la cuenta de su situación y a cambiar, y para que la comunidad no se relaje con este tipo de acciones llegando a tenerlas como normales. Con los escandalosos de fuera no importa tratar. En primer lugar, nuestro trato con ellos en ningún modo se puede considerar como una aprobación de su conducta, antes bien puede influirles positivamente. Además esto no hace daño a la comunidad, porque se parte de la base de que los paganos viven aberrantemente. Ese estilo de vida pagano es algo de lo que los cristianos se sienten gozosamente liberados.

        5,13 *Dios los juzgará: Los cristianos no son una secta cátara. Siguen viviendo en el mundo y tienen que seguir tratando con sus vecinos paganos. No se trata de formar una ciudad propia extraterritorial, un ghetto. Dios se reserva el juicio sobre los paganos y nosotros no somos quiénes para juzgarles. Pero sí nos ha mandado Dios que nos mostremos solícitos por los cristianos de dentro de la comunidad. Demasiadas veces en el mundo de hoy aparece la Iglesia como una instancia juzgadora y condenadora de este mundo. A san Pablo no le gustaría esta actitud. A la Iglesia no le toca juzgar al mundo, ni corregir los errores del mundo, sino ante todo juzgarse a sí misma y corregir sus propios errores. Esta autocrítica es para Pablo más importante que la crítica de las instituciones.

 

Excursus 7: ¿Rigorismo en Pablo?

Algunas personas se escandalizan ante este rigorismo de Pablo que parece contrastar con la conducta misericordiosa de Jesús.

La prohibición de mezclarse con los pecadores, el excluirles de las asambleas, contrastaría con la actitud de Jesús que “entraba en casa de los pecadores y comía con ellos” Lc 15,2). La misma actitud de Pablo juzgando al que había cometido el incesto parece ir también contra el mandato del Señor: “No juzguéis y no seréis juzgados” (Mt 7,11).

Habría que responder que el mismo evangelio de Mateo en que se nos trasmite este último logion del Señor supone también que la comunidad tiene el derecho y el deber de juzgar y expulsar a los que rompen la comunión y a tenerlos como “gentiles y publicanos” (Mt 18,17). Este es precisamente el contenido de la facultad de atar y desatar. Por tanto no puede oponerse la actitud de Pablo a la de Jesús, porque en ambos encontramos afirmaciones muy parecidas.

En el fondo se trata de situaciones diferentes. El Señor tuvo que tratar con pecadores, es decir, con personas que ya estaban estigmatizadas en la propia comunidad. No había ningún peligro en que sus conductas fueran aprobadas. De hecho cuando perdona a la adúltera le dice: “Anda y no peques más” (Jn 8,11). Jesús no fue permisivo.  A Zaqueo en cuya mesa comió le llevó a un profundo cambio de conducta como consecuencia de su acogida: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo” (Lc 19,8). Tampoco esta vez Jesús fue permisivo. Su misericordia no crea ambigüedad entre el bien y el mal. Nunca Jesús aprueba el pecado.  Lo que pasa es que su sociedad y su cultura eran marginadoras y frente a tantos estigmas Jesús pensaba que lo más urgente era hacer llegar a los hombres la misericordia de Dios.

En cambio la situación de Corinto es totalmente diferente. No es una sociedad puritana como la judía. Está inmersa en un paganismo corrompido que ha perdido ya la noción del bien y el mal. Aquí no se estigmatiza las conductas aberrantes, sino que se las alaba. Los pecadores no son marginados sino considerados. Por eso es más urgente dejar claro las fronteras entre el bien y el mal, no vayan a acabar pensando, como les pasó a los corintios, que “todo está permitido” (1 Co 6,12). Esto causaría un gran daño en el interior de la comunidad, recién salida de las tinieblas del paganismo y muy tierna todavía en la vida en el Espíritu. Se acababan de liberar de vicios y conductas perversas y eran más proclives a volver a caer.

La actitud de Pablo en modo alguno es contraria a la misericordia. Deja siempre la puerta abierta a la conversión. La comunión podrá volver a establecerse tan pronto como el hermano pecador deponga su actitud y regrese al seno de la comunidad. Más aún, la verdadera misericordia para con el que lleva una mala vida es no darle palmaditas en el hombro, no reírle las gracias, no decirle: “No te preocupes, no tiene importancia, todo el mundo lo hace, lo mismo da, si tu conciencia no te lo reprocha… Yo soy un hombre amplio de miras, no soy un estrecho”.

 

C) Tercer desorden: recurso a tribunales paganos (6,1-11)

        6,1 *los injustos: Reprende Pablo a los que van con pleitos a los tribunales delante de los magistrados paganos. A estos magistrados se les llama “los injustos” no porque estuvieran corrompidos necesariamente, sino porque no juzgaban según la justicia divina. Ya en Israel era corriente llamar “injustos” a los paganos. La palabra “injustos” se opone a “justificados”, “santos”. En el verso 6 se les llamará ‘infieles’. Pablo adopta un tono un tanto sarcástico, pero de ningún modo desprecia a los magistrados romanos, como puede verse en Rm 13,1-7. Cuando dice que estos jueces son gente ‘que no cuenta’ no pretende ser derogatorio. Simplemente constata que no cuentan porque no son miembros de la comunidad cristiana.

En realidad el cristianismo ha introducido una justicia nueva, unos criterios superiores (pensemos en las bienaventuranzas). Un juicio entre cristianos tiene que considerar estas instancias supremas de la nueva justicia, que abunda más que la de los fariseos o que la del derecho romano.

       6,2   *los cristianos juzgarán al mundo: En el día de Cristo los cristianos compartirán con él el juicio (Mt 19,28; Ap 20,4). Si tomarán parte en el juicio universal, ¡cuánto más pueden juzgar en cosas de poca importancia! Quizás se presupone que algunos corintios al denunciar a sus hermanos ante un tribunal cristiano lo hacían aduciendo que los cristianos tenían poca preparación jurídica y eran personas demasiado sencillas y poco sofisticadas para juzgar asuntos complicados de herencias o de linderos de tierras.

Pablo contraataca diciendo: “¿Por qué despreciáis a los cristianos en su capacidad de juzgar? Dios piensa que son capaces de juzgar al mundo, ¡cuánto más esas naderías!" Intencionalmente Pablo trata de hablar con desprecio de esos problemas materiales o económicos, cosas mínimas…

       6,3 *hemos de juzgar a los ángeles: Probablemente se refiere a los ángeles malos. ¡Cómo no serán capaces de juzgar ‘ta biotika' las cosas de esta vida!

       6,4   *a los más despreciables: este verso admite una doble interpretación según se tome el verbo en imperativo o en indicativo. En indicativo y con admiración, significaría que Pablo se extraña de que escojan como jueces a gente pagana por quienes la Iglesia no tiene ninguna consideración. En cambio en imperativo se trata más bien de una exhortación a tomar mejor como jueces a cristianos simples, ya que no hace falta una sabiduría especial para esas cosas pequeñas. Cualquier cristiano por más simple que sea tiene sabiduría suficiente para esas fruslerías. En este segundo sentido no hay ningún desacato con respecto a los magistrados romanos.

       6,6   *ya es un fallo que haya pleitos: ya el mismo hecho de pleitear es poco cristiano. Sin duda se alude al espíritu de las bienaventuranzas de Mt 5,38-42. “No resistáis al mal, antes bien al que te abofetea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te obligan a andar una milla, acompáñale dos". Esta misma doctrina la ha expuesto también Pablo en la carta  a los Romanos: “Sin devolver a nadie mal por mal; no tomando la justicia por vuestra cuenta… No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien” (Rm 12,17-21). Cuando le pidieron que interviniera en la disputa sobre una herencia, Jesús también dijo en el evangelio de san Lucas: “¿Quién me ha nombrado juez entre vosotros?” (Lc 12,14).

        6,9   *los injustos: El término ‘injustos’ = adikoi sirve para ligar este nuevo párrafo con el antecedente en el que se usaba el término adikoi  para designar a los jueces paganos. Ahora se refiere a  los que “actúan mal”, los malhechores. Sigue una lista de vicios, típica de las cartas paulinas y deuteropaulinas. En 5,10-11 se enumeraban seis vicios: lujuriosos, avaros, explotadores, idólatras, calumniadores, borrachos. En la lista de 6,9 se añaden cuatro más: adúlteros, afeminados, sodomitas y ladrones. Para las listas de vicios se puede consultar también  Rm 1,29-31; 2 Co 12,20-21; Ga 5,19-21; Ef 4,31; Col 3,5.8; 1 Ts 4,3-8; 1 Tm 1,9-10; 2 Tm 3,2-5; Ti, 3,3.

       6,10: *los injustos no heredarán el Reino: expresión repetida dos veces, en los versos 9 y 10. Siempre que Pablo usa este término de ‘herencia’ se refiere a la salvación futura (1 Co 15,50; Ga 5,21).

       6,11 *eso erais algunos: los cristianos habían vivido inmersos en esos vicios antes de su encuentro con Cristo. En este sentido tienen un mayor peligro de recaer en esos vicios y hay que vigilar más que en el caso de cristianos de origen judío que no habían vivido en una cultura disoluta antes de su encuentro con Cristo.

 

D) Cuarto desorden: libertinaje sexual (6,12-20)

En los principios doctrinales la pastoral de Pablo con respecto al sexo se mueve entre dos peligros que estaban simultáneamente presentes en Corinto. Se trata de dos exageraciones de signo contrario que se potencian mutuamente en su bipolaridad: el asceticismo y el libertinaje. Unos corintios claramente tendían hacia el asceticismo, como son aquellos casados, y por lo que parece, sobre todo casadas que se negaban a hacer uso del matrimonio y condenaban a sus cónyuges a una abstinencia sexual impuesta. Por otra parte otros corintios se daban claramente al libertinaje sexual, bajo capa de que el sexo es un órgano del cuerpo lo mismo que el estómago y que la libertad con respecto a los alimentos debía extenderse también al uso que se hacía del sexo, que, según ellos, era una dimensión corporal que no comprometía a la persona.

 

       6,12 *Todo me es lícito: Probablemente los corintios citaban esta frase de Pablo para justificar un cierto libertinaje sexual. Pero la moral paulina no consiste en saber lo que está permitido o no permitido, sino es saber lo que favorece nuestro crecimiento en Cristo y lo que no lo favorece (Rm. 6,15). San Pablo no rechaza del todo la frase “Todo me es lícito”, pero añade: “No me dejaré dominar por nada. Frente a los que alegan la libertad de Cristo para justificar que ya no tienen que ajustarse a ninguna obligación, Pablo objeta diciendo que la peor de las esclavitudes es la esclavitud a los instintos y pasiones del sexo. La verdadera libertad consiste en no dejarse dominar por nada.

       6,13 *La comida para el vientre: Aducen los corintios que el cuerpo es algo puramente funcional, que va a ser destruido y no entra en la esfera de la moral. El estómago se lo comerán los gusanos, por tanto se puede comer de todo. Similarmente el sexo se lo comerán los gusanos y el uso que se haga de él no afecta al destino del hombre. Habría que destabuizar el sexo aplicando la misma doctrina que Pablo había usado para destabuizar los alimentos. Pablo dijo que se puede comer de todo, porque el Reino de Dios no depende para nada de lo que uno coma o deje de comer, sino en los frutos del Espíritu (Rm 14,17).

Si todos los alimentos están permitidos, ¿por qué no lo va a estar cualquier uso que se haga de la sexualidad? La moral cristiana, decían algunos corintios, afecta solo a las cosas del espíritu, pero la esfera del cuerpo resulta irrelevante para la salvación. ¿Qué más da el uso que se haga de él? Lo importante es la esfera del espíritu y los valores eternos. En esta ideología corintia está subyacente una visión dualista griega del hombre como cuerpo y alma. Pablo en cambio niega la comparación entre estómago y sexo. El estómago pertenece a una función corporal puramente biológica, no personal. En cambio el sexo compromete a la persona y tiene una dimensión de comunicación interpersonal. Uno come para saciar el hambre, pero uno no practica el sexo para saciar o gratificar pulsiones.

 

       6,14:*Nuestro cuerpo resucitará: Pablo ataca este error desde otra antropología. El hombre no tiene un cuerpo, sino que es un cuerpo. La corporalidad pertenece a la esencia del hombre. El cuerpo no es una etapa pasajera del hombre, sino que los cuerpos resucitarán y vivirán eternamente. El cuerpo queda incluido en la esfera de la gracia y debe ser penetrado profundamente por el espíritu. A través del cuerpo se expresa la persona. Los pecados “del cuerpo” son pecados de la persona. Cristo nos salvó en su cuerpo, y por ellos también nuestros cuerpos están ordenados a Cristo.

       6,15 *Nuestros cuerpos son miembros de Cristo: El cuerpo del cristiano es miembro de Cristo y templo del Espíritu, y por ello hay que glorificar a Dios en el cuerpo. Nuestros cuerpos no son para la prostitución sino para la gloria de Dios. Al unir el cuerpo del cristiano con el de una prostituta. De alguna manera estamos prostituyendo al mismo Cristo cuyos miembros somos. Este pasaje hace alusión a la prostitución sagrada que se practicaba en el templo de Afrodita en Corinto. Al tener relaciones con las sacerdotisas, los fieles paganos pensaban entrar en comunión profunda con la diosa. La sexualidad tenía un significado como lenguaje religioso. De un modo parecido, la sexualidad para el cristiano tiene también un significado religioso, pero no por la prostitución, sino por el amor casto por el cual damos gloria a Dios en nuestros cuerpos.

 

Excursus 8: Censura de la prostitución

    Otra dificultad de los corintios contra la castidad es una objeción muy moderna y actual. Decían ellos: “Con la prostitución ¿contra quién peco? Eso es un asunto mío particular. Contesta san Pablo: “con los otros pecados de fuera del cuerpo haces daño a otras personas, pero con la fornicación te haces daño a ti mismo. Estás desviando el cuerpo de su vocación verdadera que es la de expresar relaciones de amor y entrega, para convertirlo en mero objeto de un placer egoísta.

Es importante notar cómo afecta el contexto al contenido de afirmaciones de tipo moral. En la cultura judía galilea la prostitución era una actividad estigmatizada, semiclandestina. Jesús muestra misericordia hacia las pobres prostitutas despreciadas, que padecían el ostracismo social. En cambio en Corinto la prostitución era una actividad glorificada, y las prostitutas de lujo en los templos eran mujeres que gozaban de un alto estatus social. El juicio de Pablo en este contexto es por tanto mucho más severo.

A la hora de juzgar la prostitución en nuestra cultura, en nuestro contexto de hoy, habrá que tener en cuenta si en ella las prostitutas son consideradas como “putas” o como “princesas”, por citar el título de una reciente película ganadora de algún premio Goya. En el ambiente de de Galilea, Jesús las llamaría princesas; en el de Corinto, Pablo preferiría llamarlas “putas”. Por eso en la Escritura encontramos a menudo afirmaciones contrarias sobre una misma realidad. Habrás que discernir en cada caso cuál de ellas es la que hay que utilizar en un contexto concreto.

 

       6,17 *se hace un solo espíritu con él: el paralelismo con lo que se acaba de decir sobre la unión corporal con la prostituta nos habría hecho esperar “un solo cuerpo”. San Pablo no quiere que el realismo de la unión del cristiano con Cristo se interprete de una forma demasiado física y por eso dice que se hace un solo espíritu con él.

       6,18 *peca contra su propio cuerpo: responde aquí Pablo a una objección frecuente hoy día para excusar determinados pecados sexuales con adultos que consienten. ¿A quién hago daño? ¿A quién perjudico? Pablo dice que son pecados contra el propio cuerpo, al desviarlo de su verdadera vocación. Desfiguran la imagen sagrada de de Dios impresa en el hombre.

       6,19 *el cuerpo templo: lejos de tener una mirada negativa sobre el sexo y la materia como algo sucio, Pablo sublima la corporalidad haciendo de ella un templo donde habita el Espíritu Santo. ¡Qué lejos estamos aquí de la especulación platónica que veía el cuerpo como una tumba: swma = shma! Ya había usado Pablo esta comparación del cristiano como templo (cf. 1 Co 3,16), pero allí se refería a la comunidad cristiana, al conjunto de los cristianos, mientras que ahora se refiere más directamente al individuo en su propia corporalidad.

*no os pertenecéis: en el versículo siguiente explicará la causa: no os pertenecéis porque habéis sido comprados. Responde también a una objección moderna sobre el derecho de la mujer a usar como quiera su propio cuerpo. Para Pablo tanto la cristiana como el cristiano no se pertenecen, porque han sido comprados con la sangre de Cristo, que es un precio de inestimable valor (cf. Rm 3,34 y 1 Pe 1,18-19).

 

 

  

PARTE SEGUNDA: RESPUESTA A ALGUNAS PREGUNTAS

(7,1-10,33)

 

A) Primera pregunta: El estado de vida (7,1-40)

Vamos a dividir esta perícopa en tres apartados. Primeramente Pablo habla sobre el matrimonio: la castidad conyugal dentro del matrimonio (1 Co 7,1-9) y la indisolubilidad (7,10-16). En una segunda parte habla sobre la permanencia en el estado de vida en general (7,17-24). En la tercera habla de la virginidad comparándola con el matrimonio (7,25-38). Finalmente en la cuarta y última parte habla brevemente sobre las viudas (7,39-40)

 

1) El matrimonio (7,1-16)           

                a) La castidad conyugal (7,1-10) 

       7,1  *no tocar mujer: Algunos han entendido esta expresión como una invitación al celibato. Pero del celibato hablará Pablo más tarde. Ahora se está refiriendo a los casados. Algunos en la comunidad llevados de una cierta mística valoran tanto la castidad perfecta, incluso dentro del matrimonio, que proponen un camino de abstinencia conyugal. Pablo no objeta nada contra el valor de la perfecta continencia en abstracto, pero en el caso de los casados, tiene muchas reservas sobre su conveniencia. “Tocar” mujer equivale no a casarse, sino a “tener relaciones sexuales”.

Para entender este pasaje sin escándalo, hay que tener en cuenta que Pablo no está aquí tratando de dar una teología completa del matrimonio en todos sus aspectos positivos. Esto lo hará en Efesios 5,22-33. Ahora está contestando a una pregunta que se le ha dirigido sobre la conveniencia o no de la continencia dentro del matrimonio.

Un segundo aspecto a tener en cuenta es la inmoralidad tan grande que había en Corinto con los graves peligros que esto conllevaba para los que hubiesen querido vivir una continencia conyugal.

       7,2  *cada uno conviva maritalmente con su mujer, y cada mujer con su marido: literalmentetenga cada hombre su mujer y cada mujer su marido”. De nuevo en este caso no se trata de una invitación a los solteros a casarse. “Tener” en este caso significa “hacer uso del matrimonio”. Lo normal entre casados es que convivan maritalmente.

        7,3  *cumplir su deber: Esta frase ha dado pie a la expresión ‘débito conyugal’ que es una expresión poco afortunada. En Pablo este deber nace de un concepto positivo muy hermoso. El casado no se pertenece a sí mismo. Se pertenecen el uno al otro y ambos pertenecen al Señor. Efesios desarrollará este tema del ser ambos un solo cuerpo (Ef 5,28-33).

        7,5  *no os sustraigáis el uno al otro: Probablemente Pablo quiere contestar a la situación planteada en un matrimonio cuando uno de los cónyuges quiere llevar una total continencia y el otro no. La respuesta está escrita desde la perspectiva del grave peligro de fornicación al que se somete el que quiere vivir la continencia conyugal sin tener un carisma especial, así como del grave peligro al que queda sometido el otro cónyuge que quizás no tenga este carisma. Solo desde esta perspectiva puede leerse el consejo de San Pablo.

             ¿Qué dice? La continencia conyugal es buena "en teoría", pero en la práctica, si no existe un carisma particular, es mejor que los cónyuges tengan una vida sexual normal. Dado el contexto esta vida sexual normal no se motiva desde el punto de vista positivo (la procreación, el amor mutuo, la sacramentalidad del amor de Cristo a su Iglesia), sino meramente desde el punto de vista negativo de evitar peligros. Pero el hecho de no desarrollar la motivación positiva, no quiere decir que Pablo no la valore.

        7,6  *una concesión, no un mandato: lo que constituye una concesión no es el poder tener relaciones conyugales, sino el poder abstenerse del matrimonio por breve tiempo para dedicarse a la oración.

        7,7  *un carisma: cavrisma. Hay implícita una valoración muy grande del matrimonio. No es algo para ciudadanos de segunda categoría que no han recibido el privilegio del celibato. Al contrario, Pa­blo habla de que el matrimonio es un carisma también: Unos tienen un carisma particular (el celibato) y otros otro (el matrimonio). Ambos pueden ser considerados dones por igual.

Hay que resaltar también la igualdad del hombre y la mujer en el ejercicio de la vida sexual, sus derechos iguales, y sus obligaciones iguales (7,3-4). Esto contrasta mucho contra cierta costumbre machista actual según la cual la iniciativa de las relaciones siempre debería llevarla el hombre. Pablo supone que la iniciativa puede ser igualmente del hombre que de la mujer.

Implícitamente se enuncia ya la gran teología de la entrega conyugal para ser un solo cuerpo, tal como se desarrollará en Efesios. El no poder cada uno disponer de su cuerpo (7,4) solo puede estar fundado en el hecho de una entrega mutua y una mutua pertenencia.

De cara a toda la problemática actual sobre los fines del matrimonio, y la procreación, es interesante ver como en este pasaje no se relaciona para nada la sexualidad con la procreación.

No es que se niegue esta relación, pero tampoco se afirma, dado el contexto. Esto es importante de cara a solventar ciertos problemas cuando hay que conciliar la paternidad responsable con el uso de la sexualidad. Este texto de san Pablo nos debería poner muy en guardia frente a una visión demasiado angelista que propugne la abstinencia sexual como único modo de ejercer la paternidad responsable. La abstinencia sexual está abierta a gravisimas peligros de fornicación y de distanciamiento entre los cónyuges. No creo que Pablo hubiese podido recomendarla con la alegría con que la recomiendan ciertos teólogos para solucionar el problema del control de la natalidad. Por eso esta visión de san Pablo puede resultar enormemente moderna y realista.

Pablo no es partidario de recomendar una abstinencia sexual prolongada; su única concesión sería para el caso de un "tiempo dedicado especialmente a la oración (7,5), en el cual se supone que no habrá tanto peligro de tentación. Pero en seguida hay que volver a la convivencia marital normal.

       7,9  *más vale casarse que abrasarse: Aunque más tarde hablará detenidamente sobre la virginidad, después de haber hecho un canto al matrimonio, se siente Pablo obligado ya en este momento a adelantar que, a pesar de que el matrimonio es un don y debe ser ejercido, los no casados deben siempre considerar la posibilidad de permanecer una vida célibe que Pablo aconseja con su testimonio personal. Sin embargo, el celibato puede ser un peligro para el que no ha recibido este don. Abrasarse significa consumirse en deseos insatisfechos que pueden llevar a una vida frustrada, o la reiterada caída en la fornicación promiscua.

 

               b) Indisolubilidad del matrimonio (7,10-16) 

        7,10 *les mando, no yo, sino el Señor: primeramente Pablo se hace eco del mandato del Señor (sin duda el mismo que se recoge en Mt 5,2 y 19,9) de que los esposos vivan juntos y que, si fuera necesario separarse, no puedan volverse a casar. Aunque no se explicite, está al fondo de esta normativa el carácter sacramental del matrimonio cristiano, para expresar la fidelidad de Cristo a su Iglesia (cf. Efesios). Distingue cuidadosamente entre lo que manda el Señor y ha sido conservado en la tradición de los logia, y lo que el propio Pablo autoriza acerca del llamado privilegio paulino: “Digo yo, no el Señor” (cf. 7,12).

        7,11    *el marido no deje a su mujer: Nuevamente Pablo insiste por una parte en la igualdad de los sexos en el matrimonio. En el judaísmo el divorcio es solo iniciativa del marido. En el cristianismo mujer y marido están igualmente obligados a la fidelidad. Ni la mujer puede separarse del marido, ni el marido puede dejar a la mujer. Sin embargo Pablo, a regañadientes, contempla la posibilidad de una separación, pero en ningún caso la posibilidad de un nuevo matrimonio. Si la mujer que se ha separado por propia iniciativa ve que no puede vivir célibe, no le queda otra solución que reconciliarse con su primer marido, pero en ningún caso puede casarse con otro. Algunos entienden que se trata aquí de mujeres que llevadas de una espiritualidad mal entendida han querido separarse para vivir en continencia, pero luego descubren que no son capaces de vivirla bien. En ese caso lo que  deben hacer es reanudar la convivencia con su verdadero marido, y en ningún caso casarse con otro. Extraña que del varón no se diga lo mismo. Quizás porque no era tan frecuente que el marido se separase de su mujer para vivir en continencia, que es el caso que aquí se contempla.

        7,12    *un hermano tiene una mujer no creyente: a continuación Pablo pasa a tratar el tema de los matrimonios mixtos, que merecen consideración aparte, y en los cuales ya no se exige esta indisolubilidad estricta, al carecer de este carácter de mutua alianza sacramental en Cristo.

Lo primero que dice san Pablo sobre los matrimonios mixtos es que son verdaderos matrimonios. Por tanto la norma general es que no deben ser disueltos mientras sea posible vivir en paz dentro de ellos.

7      7,14  *el marido no creyente, santificado por la mujer: se enfrenta Pablo con una posible objeción. Los esposos paganos –impuros- podrían contagiar su impureza a la parte cristiana. Pero Pablo responde valientemente que sucede exactamente al revés. Es la parte cristiana la que ‘contagia’ su santidad a la parte no cristiana. Esto se ve muy claro en el caso de los hijos de un matrimonio mixto, que aunque no sean cristianos, quedan santificados por el padre o la madre cristiana.

Esto mismo que se ve claro en el caso de los hijos puede extenderse también al cónyuge no cristiano. De la misma manera que los hijos de los creyentes quedan consagrados por la fe de sus padres, y son por derecho miembros del pueblo santo, aunque no hayan ratificado personalmente esta pertenencia, así también hasta el propio cónyuge no cristiano queda de algún modo vinculado a este pueblo santo, al haberse hecho una sola carne con el cónyuge cristiano, y entrar así dentro de una esfera protegida del influjo del poder del maligno. Lo mismo que no hay que rechazar a los hijos no bautizados, tampoco hay por qué rechazar al cónyuge no bautizado.

        7,15   *si la parte no creyente quiere separarse: Tanto si el cónyuge no cristiano se quiere separar, como si no quiere cohabitar en paz, la parte cristiana queda libre. Es el famoso privilegio paulino que ha sido recogido por el Derecho canónico como una de las excepciones a la regla universal de la indisolubilidad del matrimonio.

¿En virtud de qué autoridad puede Pablo hacer una excepción al mandato del Señor? La respuesta normal dice que solo en virtud de su autoridad apostólica; los apóstoles serían los únicos que bajo la inspiración del Espíritu podrían introducir excepciones a la indisolubilidad. Otros piensan que Pablo introduce esta excepción no con la autoridad del Señor, no en cuanto apóstol, sino sólo como "hombre espiritual", y hombre capaz de aplicar las exigencias del evangelio no literalmente, sino según el Espíritu. En este caso este tipo de excepciones no son exclusivas de los apóstoles, ni del tiempo apostólico, sino que en todo tiempo "hombres espirituales" estarían capacitados para hacer interpretaciones de este tipo. ¿No necesita nuestro tiempo de hombres espirituales que sepan traducir el espíritu del evangelio a las circunstancias actuales, en lugar de limitarse a repetir la letra de la ley?

¿No podrían los hombres espirituales de hoy avanzar en este privilegio paulino para aplicarlo a nuevas situaciones paganas de hoy día en que cristianos practicantes viven con cónyuges que de hecho viven como paganos, aunque hayan recibido el bautismo de niños, y resulta imposible vivir con ellos "en paz"? Los paganos modernos, aunque estén formalmente bautizados, de hecho ¿no son asimilables a los paganos antiguos de cara al privilegio paulino? ¿Qué hacer si este pagano moderno impide al cónyuge cristiano vivir en la paz de Cristo?

 

2) Permanecer en el estado de vida (7,17-24)

La secuencia de pensamientos en este capítulo no sigue un orden lógico, sistemático, y así una y otra vez recurrirán los mismos temas, que darán ocasión a digresiones, para volver a retomar el tema principal.

El centro del capítulo es precisamente lo referente al estado de vida (circuncisión-incircuncisión; libertad-esclavitud; celibato-matrimonio-viudedad) ¿Al convertirse, qué debe hacer el cristiano con respecto a su estado de vida? Esta es de alguna manera la pregunta que da unidad a todo este capítulo.

        7,17  *que cada uno camine según la situación que le ha sido asignada por el Señor: la tesis de Pablo es en líneas generales “que cada uno permanezca en el estado en el que fue llamado” (7,20); es decir: el incircunciso que no se circuncide; el célibe que no se case; el casado que no se separe; el esclavo, que no busque su libertad. Este permanecer en el estado de vida no es un mandamiento. No se prohíbe el matrimonio al célibe, ni la circuncisión al incircunciso, ni la libertad al esclavo.

       7,21  *¿fuiste llamado siendo esclavo? No te importe, pero si puedes liberarte, aprovecha la oportunidad. Otros traducen: “aunque puedas hacerte libre, aprovecha tu condición de esclavo”. Esta segunda interpretación es obviamente aún más chocante. En la primera interpretación Pablo no estaría predicando una pasividad o una indiferencia, sino una invitación al esclavo a recobrar su libertad si puede conseguirla. Pero sigue siempre primando la idea de que, aun cuando no pueda liberarse, la esclavitud es una realidad secundaria.

Nos puede causar hoy día escándalo esta aparente indiferencia de Pablo hacia valores como la libertad social. Para explicar este aparente escándalo hay que tener en cuenta que Pablo está usando su habitual estilo retórico de antítesis e hipérboles. El mismo Pablo en su carta a Filemón le pide a éste que libere a su esclavo Onésimo (Flm 15-16).

Pero el sentido profundo de esta frase hay que entenderlo en su trasfondo espiritual. Comparado con la vocación cristiana, todas las otras circunstancias pasan a un segundo nivel de importancia. Todo queda relativizado. A un  nivel místico esta actitud de profunda indiferencia radical sigue siendo válida, pero no nos debe llevar a menospreciar las mediaciones sociales, ni a dejar de luchar por su mejora.

 

Excursus 9: ¿Fomenta Pablo la pasividad en la lucha por los derechos humanos?

Hay que afirmar enérgicamente que aun en una sociedad esclavista, el esclavo puede realizarse como hijo de Dios. Alguien podría tener incluso como vocación hacerse esclavo para redimir a otros (los mercedarios). Pero esto no quiere decir que se apruebe el esclavismo como sistema social. Lo mismo puede decirse del celibato. Es verdad que un celibato impuesto por las circunstancias no tiene por qué necesariamente frustrar la realización de una persona, y que incluso puede ser objeto de una opción vocacional, pero esto no impide reconocer el valor del matrimonio como camino normal de realización en el amor.

Quizás para mejor entender esta relativización, podríamos citar la "indiferencia" ignaciana de los ejercicios espirituales. Cuando allí se exhorta a la indiferencia hacia salud o enfermedad, riqueza o pobreza, vida larga o corta, se está refiriendo a una indiferencia con respecto al fin último del hombre. Esta actitud personal de indiferencia no le puede llevar al hombre a descuidar su lucha contra la enfermedad o la pobreza en el mundo, o la mortalidad infantil. Los hombres se preocupan mucho por la libertad social y no tanto por la libertad interior. Es solo comparada con la libertad interior como la libertad social puede considerarse algo secundario.

Pero, con todo, hay que confesar que una lectura literal de estos textos ha podido llevar a la Iglesia a no ocupar su puesto en la avanzadilla de la lucha por los derechos humanos y por la abolición de la esclavitud.

Por eso hoy es importante interpretar la retórica que hay en este texto de San Pablo. La lucha por conseguir la libertad interior como bien absoluto, no nos debe dispensar de trabajar lo más posible por conseguir una mayor libertad social dentro de nuestro contexto cultural, con el mismo ahínco que los mejores luchadores sociales. Nuestra principal diferencia con ellos estriba en que, cuando esta libertad social no sea posible, el cristiano sabe apreciar como valor indiscutible e inalienable el espacio de libertad interior que Cristo le ha dado.

        7,23   *no os hagáis esclavos de los hombres: Pablo nos invita a considerar que hay otras esclavitudes peores frente a las cuales habría que ser aún más sensible. Hacerse esclavo de los hombres es hacerse esclavo de sus criterios y costumbres, de sus adicciones y drogas.

 

3) Virginidad y matrimonio (7,25-38)

Para entender la comparación que hace Pablo del celibato y el matrimonio hay que tener siempre presente cuál es el punto de partida. En el judaísmo el matrimonio es una obligación y la soltería una desgracia. Pablo capta que en el cristianismo este planteamiento ya no es válido. Ni el matrimonio es una obligación, ni la soltería es necesariamente una desgracia. Este cambio copernicano en la manera de evaluar matrimonio y celibato alcanza en Pablo tonos retóricos, que pueden resultar en un himno al celibato y una desconsideración hacia el matrimonio. Hace falta algo de esta retórica para asentar el cambio de perspectiva. Pero cuando leemos con serenidad las afirmaciones paulinas, la tesis mantenida es sencillamente que el celibato es un consejo, y el matrimonio no es un pecado.

Trata Pablo de razonar esta tesis con diversos argumentos.

       7,25  *no tengo precepto del Señor: nuevamente Pablo sabe diferenciar entre los preceptos que están explícitos en los logia tradicionales que proceden del Señor Jesús, y sus propias opiniones personales. De hecho el único texto evangélico que roza este tema es el de Mt 19,12 sobre los eunucos. Ojalá que todos los ministros de Dios fueran siempre capaces de establecer esta diferencia entre el mandato divino y sus propias opiniones.

       7,26  *la crisis inminente: otros traducen “necesidad presente”. La primera razón y la más profunda para la preferencia por el celibato es una razón teológica que retoma el argumento de la indiferencia básica ante lo que es secundario. Así como frente a la vocación cristiana, todas las otras concreciones resultaban secundarias, así ahora todo va a resultar secundario si se tiene en cuenta la provisionalidad de este mundo que pasa. “Pasa la apariencia de este mundo". "Para cuatro días que nos queda por vivir, no vale la pena andar cambiando de estado”, podríamos decir en glosa castiza.

Las dos afirmaciones principales son: “el tiempo se acaba” o "el tiempo es corto” (sunestalmeno"). El tiempo (kairós) designa el tiempo de gracia que media entre la primera y la segunda venida de Cristo, el tiempo de la salvación. Todo este mundo es apariencia, es algo no definitivo. La temporalidad relativiza todas las instancias de este mundo. La provisionalidad quita importancia a la posesión de las realidades terrenas.

En los versos 29-31 hay cinco frases que contienen la expresión “como si”: tener como si no se tuviese... (estar casado, llorar, estar alegre, comprar y disfrutar del mundo). Hay una diferencia radical entre las realidades pasajeras del mundo y las realidades eternas de Cristo. No podemos echar raíces, debemos vivir como peregrinos en una ciudad que no es permanente; no sentirnos dueños de las cosas que usufructuamos; considerarnos administradores y no dueños. De esta provisionalidad viene el verdadero espíritu de desprendimiento (que no equivale a desinterés o apatía), para consagrarnos a un orden nuevo. Este mundo nunca puede convertirse en un absoluto en sí mismo. Sólo mediante el desprendimiento podremos dar a las cosas de este mundo su verdadero significado.

       7,28  *no peca: El matrimonio no es pecado, ya que, como vimos, más vale casarse que abrasarse en el fuego de una pasión frustrada. Si celibato y matrimonio son ambos dones, carismas, se entiende que no todos reciben el mismo don, ni, por tanto, la misma vocación.

*tendrán problemas en esta vida: literalmente “tendrán una tribulación en su carne”. La segunda razón invocada a favor del celibato (en teoría; prescindiendo de la vocación concreta de cada uno), es que los casados tendrán una tribulación en la carne, que Pablo desearía evitar a sus fieles. Esta tribulación son las preocupaciones que trae consigo la vida matrimonial, no en lo que tienen de engorroso, sino en lo que tienen de obstáculo para llevar una vida de plena consagración, de libertad apostólica, -de pobreza radical, de movilidad (ver más adelante, versos 33 y 34).

       7,34  *el casado anda dividido: la tercera razón viene a ser una amplificación de la segunda. El hombre casado está dividido entre agradar a su mujer y agradar d Dios. No quiere decir san Pablo que el procurar agradar a la mujer o al marido se oponga al hecho de agradar a Dios. Al contrario, el marido debe amar a Dios en su mujer, debe servir a Dios en su mujer. Pero desgraciadamente, muchas veces lo que agrada a la mujer o al marido no es precisamente lo que agrada a Dios, y en este momento empiezan a presentarse los conflictos. Hay que elegir entre lo uno y lo otro.

Tampoco es que se trate de evitar conflictos. Pablo fue célibe y tuvo más conflictos que ningún casado. El celibato no se escoge por egoísmo, por huir de complicaciones. El celibato tiene también sus propias complicaciones, pero de otra índole. Ciertamente no se da esta división en el, célibe cuando el único objetivo de su vida es agradar a Dios. El célibe es más libre con relación al dinero, a la vida, al traslado de domicilio, a la distribución de su tiempo. Pero hay que reconocer también que la plenitud del celibato es "no casarse con nadie" y muchos célibes están tentados de casarse con el dinero o el poder, y pierden así su libertad.    

         7,36   *las vírgenes “superadultas”: Es un texto difícil de comprender, porque no sabemos exactamente a qué práctica social alude. Algunos piensan que Pablo alude a algún tipo de matrimonio espiritual o matrimonio blanco. En el contexto de esa relación platónica, podían surgir deseos de contactos más físicos, y Pablo aconsejaría entonces que se casasen y tuviesen relaciones normales como cualquier otro matrimonio. Otros piensan que el texto es un consejo dirigido al padre que tiene una hija casadera, a quien ya se le va pasando la edad de casarse. Pablo le aconsejaría que la case. Una gran dificultad para esta interpretación es si el verbo gamivzein hay que traducirlo en activa como “casar” o en reflexiva como “casarse”. En caso que traduzcamos “casar” se estaría hablando de un padre o tutor que casa a una hija bajo su custodia. En caso de que traduzcamos “casarse”, se estaría hablando de un novio que se casa con una joven con la que ya tenía una cierta relación. Por eso otros piensan que el texto se refiere a un novio con relación a su novia a la que se le está pasando la edad de casarse, cosa frecuente en las relaciones hoy día en que los jóvenes llegan superadultos al matrimonio. Como en los otros casos, Pablo permite este matrimonio, pero no lo impone.

 

4) La viudez (7,39-40)

       7,39 *solo en el Señor: termina Pablo su recorrido por las diversas situaciones conyugales hablando de las viudas, aunque obviamente lo que dice puede aplicarse por igual a los  viudos. ¿Por qué solo se refiere a las viudas explícitamente? Quizás, porque como sucede hoy día, y aún más, la viudez es mucho más común en las mujeres que en los varones, ya que las mujeres por regla general son más longevas que los varones. Quizás también porque, dados los prejuicios sociales, se veía mejor el que los viudos se casasen de nuevo, y en cambio en el caso de las viudas había un cierto rechazo social hacia el nuevo matrimonio.

La doctrina de Pablo es clara. Es preferible que permanezcan solas, pero si se casan, no pecan. Pone solo una condición para el segundo matrimonio: “que sea en el Señor" ¿Qué quiere decir? Probablemente que debe buscar un creyente como segundo marido, y no casarse con un pagano.

 

 

A) Segunda pregunta: Las carnes sacrificadas a los ídolos

o idolotitos (8,1-11,1)

 

Entramos ahora en la larguísima respuesta de Pablo a una segunda cuestión que le habían planteado los corintios. ¿Puede un cristiano comer las carnes sacrificadas a los ídolos? Se trata obviamente de una cuestión que hoy día nos resulta totalmente ajena a nuestra cultura, pero como siempre tenemos que meternos en la problemática histórica de la época de Pablo, para comprender cómo hay que aplicar hoy las respuestas de entonces a los problemas semejantes que se presentan en nuestra cultura de hoy.

Solo si hemos entendido el alcance de la respuesta paulina de entonces, podremos hacer una traducción adecuada y relevante a esos problemas homólogos de nuestros días. El exegeta no es un arqueólogo. La exégesis no ha terminado hasta que los textos bíblicos se hacen relevantes para la Iglesia del siglo XXI. Pero para llegar a ese punto hay primero que bucear en la realidad de la Iglesia del siglo I, de la sociedad corintia de los años cincuenta.

 

Excursus 10: ¿Cómo convertirse a otra religión sin romper con la sociedad de origen?

La comunidad de Corinto estaba compuesta fundamentalmente por convertidos del paganismo. En el caso de los paganos que se convertían al judaísmo, la conversión religiosa llevaba consigo una ruptura total con la sociedad pagana. El prosélito que se hacía circuncidar tenía ya que adaptar sus costumbres al judaísmo y romper con su entorno familiar y social anterior. Tenía que comer como judío, vestir como judío, romper con las celebraciones y fiestas paganas. En muchos casos o se convertía con toda su familia, o tenía que abandonar a su antigua familia. El cambio de religión llevaba consigo un cambio de cultura.

En cambio el cristianismo no pedía tanto. El pagano convertido al cristianismo podía continuar sus lazos familiares, sus hábitos alimenticios, sus compromisos sociales. Sólo se le pedía que renunciase a espectáculos o celebraciones sociales claramente pecaminosos, como podrían ser espectáculos en el circo, orgías o cosas semejantes. Y por supuesto se le pedía que dejase de participar en los eventos religiosos paganos, y abandonase por completo el culto a los ídolos.

Pero en una sociedad no es fácil separar la dimensión puramente social y la dimensión religiosa. Están muy mezcladas. Pensemos en las fiestas patronales de nuestros pueblos, donde la Misa mayor, la procesión, la corrida de toros y el baile en la plaza forman un paquete de eventos difícilmente separable. Hoy día los no creyentes tienen que participar a veces en actos religiosos en las iglesias como pueden ser bodas, bautizos y funerales, que para ellos no tienen ningún sentido religioso, sino que son simplemente eventos sociales.

En la sociedad pagana de Corinto, cualquier evento importante en la vida familiar, cívica o profesional llevaba anejos sacrificios en los templos paganos y/o banquetes sagrados. Dejar de asistir a esos banquetes era una falta de consideración hacia los familiares y amigos, o hacia el patrono de la empresa en la que uno trabajaba.

En los papiros de Oxyrhinco hay algunas tarjetas de invitación: “Antonio, hijo de Tolomeo, te invita a comer mañana con él en la mesa del Señor Serapis, en el templo de Serapión, el 16 del corriente a las 9”. Pensemos además en los banquetes sagrados organizados por las corporaciones o en las fiestas nacionales.

¿Tenía el cristiano que ser desatento y grosero ausentándose de esos banquetes? ¿Suponía su participación en ellos una adhesión a la dimensión religiosa que comportaba, y por tanto una apostasía de su fe en Cristo?

Por otra parte en aquella época las reses solían ser sacrificadas en los templos. No había prácticamente mataderos seculares. Luego esa misma carne se vendía en las carnicerías de modo semejante a como se vende hoy  en las carnicerías de los pueblos la carne de los toros que han muerto en las corridas. ¿Comer esa carne implica una aceptación de las corridas de toros?

Los judíos tenían clara cuál era la respuesta. El pagano convertido al judaísmo tenía que renunciar completamente a participar en estos eventos, y para ello tenía que salir de la sociedad pagana para entrar en el guetto cultural judío. Eso llevaba consigo tener sus propias carnicerías y su propia carne kasher, totalmente desangrada. Un pagano convertido al judaísmo no solo tenía que abstenerse de banquetes paganos, sino que no podía comer ningún tipo de carne que no hubiese sido matada en un matadero rabínico, y no podía comer en ningún restaurante que no estuviese supervisado por el rabinato, ni con una familia cuya cocinera no fuera una judía observante y escrupulosa.

Por eso muchos paganos que admiraban el judaísmo, y participaban en la oración de las sinagogas, se negaban a convertirse del todo y a circuncidarse, para no tener que romper con sus familias, ni con sus empresas, ni con sus compromisos municipales o estatales. Eran el grupo de los “temerosos de Dios” o simpatizantes del judaísmo.

Fue precisamente entre ellos entre quienes prendió el cristianismo con fuerza. El cristianismo les ofrecía todo lo más hermoso del judaísmo sin tener que romper con sus familias o sus compromisos sociales y políticos. Pero esta falta de ruptura planteaba nuevos problemas morales como estos a los que Pablo trata de responder en su carta a los corintios.

Para la división de esta larga sección adoptaremos la misma que sugiere J. M. Díaz Rodelas en su comentario (Primera carta a los corintios, Verbo Divino, Estella 2003). Tiene tres partes: 1) Una primera respuesta al problema (8,1-13). 2) El ejemplo apostólico de Pablo (9,1-27). 3) Volviendo al problema de los idolotitos (10,1-11,1).

 

1) Primera aproximación a la cuestión (8,1-13)

 

a)    Todos tenemos conocimiento (8,1-6) 

       8,1   *la ciencia hincha: Pablo regresa a su crítica de los que están pagados de su sabiduría, como el pavo que hincha sus plumas para parecer más grande. En medicina la hinchazón no es síntoma de salud, sino de enfermedad. Se refiere Pablo a los que saben que los ídolos no son nada, y a partir de ese conocimiento no tienen escrúpulo ninguno en participar en banquetes paganos o de comer carnes inmoladas a los ídolos. Son para ellos rituales vacíos, gestos insignificantes. Efectivamente, dirá Pablo, tienen razón a nivel de principios, pero esta ciencia les puede llevar a despreciar y escandalizar a otros creyentes menos ilustrados y más escrupulosos, que se sienten muy incómodos en ese tipo de situaciones. La verdadera caridad hacia esos hermanos débiles debe llevar a abstenerse de aquellos comportamientos, que, aunque sean legítimos en sí mismos para una persona ilustrada, pueden ser causa de escándalo para otros hermanos más débiles.

       8,2   *aún no conoce como se debe conocer: El conocimiento es siempre muy imperfecto, como repetirá más adelante en 1 Co 13,8. En la otra vida nos parecerá ridícula la ciencia que tuvimos y que es siempre tan inexacta, tan primitiva, tan burda. Santo Tomás de Aquino tuvo al final de su vida unas revelaciones en las que entendió que toda su ciencia teológica no era más que “paja”. En cambio el amor no pasa, el amor seguirá brillando con todo su esplendor. Por eso es preferible la caridad hacia el débil que la ciencia suficiente y engreída que desprecia y daña al hermano menos ilustrado. El amor no pasa nunca.

       8,3   *el que ama a Dios es conocido por él: lo importante no es que nosotros conozcamos a Dios, sino que él nos conoce a nosotros, y la señal de que Dios nos conoce es que haya amor en nuestro corazón. La elección divina se da a conocer  mediante la respuesta de amor (Rm 8,28-30).

       8,4   *un ídolo no tiene entidad en este mundo: En realidad san Pablo va a cambiar de discurso al tratar del tema de los idolotitos.  En esta primera aproximación afirma que los ídolos  no son nada. Se trata solo de supersticiones, no de dioses alternativos a los que se les pueda dar culto. Sin fe en los ídolos, los sacrificios que se les ofrecen no son actos de culto, sino ceremonias vacías de sentido. Las carnes sacrificadas en sus templos para el cristiano equivalen a las sacrificadas en el matadero. Esta es la conclusión a la que llegan los cristianos que tienen “conocimiento”. En cambio cuando Pablo retoma el discurso en el capítulo 10 cambia de razonamiento. Ahí ya no dirá que los ídolos no tienen entidad, sino que dice que son demonios (1 Co 10,20). Ahora la cosa ya cambia por completo porque los sacrificios a los ídolos están hechos al demonio, y las carnes sacrificadas a ellos tienen algo de demoníaco, y por ellos el cristiano no debería comerlas en ningún caso. Para mí un cambio tan brusco de discurso sugiere que ambos textos no han sido escritos simultáneamente, sino que pertenecen a períodos diversos en el desarrollo de la especulación paulina. Puede que pertenezcan a cartas diversas y hayan sido posteriormente incluidas aquí.

       8,6   *un solo Dios y Padre y un solo Señor: Esta afirmación parece ser una fórmula de fe bautismal de origen litúrgico. Los otros dioses y señores son solo llamados así, considerados así, pero en realidad no tienen entidad ninguna. El título de Kyrios, Señor, aplicado a Jesús en esta carta supone una cristología muy elevada, que implica lo que más tarde se conceptualizará como divinidad de Jesús.

 

b)  No todos tienen ese conocimiento (8,7-13)

       8,7   *la conciencia débil se mancha: Pablo parte del hecho de que “no todos tiene este conocimiento”, es decir, tienen una conciencia débil. En los cristianos procedentes del paganismo se dan muchas asociaciones psicológicas y resonancias afectivas relacionadas con el culto pagano. No han asimilado aún emocionalmente su abandono de los ídolos. Por eso no pueden participar de las ceremonias paganas con la insensibilidad de quien es totalmente ajeno a ellas porque nunca ha creído en esos dioses.

Hoy día yo puedo asistir por compromiso a una ceremonia hinduista sin tener escrúpulos de conciencia. Esos dioses y diosas no son nada para mí. Pero en el cristiano que procede del hinduismo, esas ceremonias tienen resonancias diversas, le recuerdan a sus padres, a su infancia, a cuándo el las practicaba devotamente. No puede participar con esa espléndida indiferencia de quien es totalmente ajeno a todo ello porque nunca ha formado parte de su universo afectivo.

       8,8   *la comida no nos hace aceptos a Dios: lo que uno coma o deje de comer en principio no tiene nada que ver con la religiosidad de una persona ni con nuestra adhesión a Dios, “ni somos menos por comer, ni por dejar de comer”. Es lo que Pablo afirmó en Romanos: “El Reino de Dios no consiste en lo que uno coma o beba, sino en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rm 14,17). En el capítulo 14 de la carta a los Romanos Pablo expone una doctrina muy semejante a la del capítulo 8 de la 1 Corintios.

       8,9  *que vuestra libertad no se convierta en piedra de escándalo se enuncia aquí ahora con nitidez la naturaleza del conflicto que aflora en todo este capítulo. Es el conflicto entre libertad y caridad. La libertad propia está sometida a la primacía de la caridad.

       8,11 *Por culpa de tu conocimiento se pierde el débil: el fuerte, el que tiene conocimiento, el que no es escrupuloso, se siente libre para comer esas carnes y no sufre daño alguno al comerlas. Pero esa libertad puede causar confusión en los débiles, los escrupulosos, los que no tienen conocimiento. Les puede llevar a imitar esos comportamientos de los fuertes, a comer esas carnes por puro mimetismo externo, pero sin haber alcanzado ese conocimiento ni esa libertad de espíritu. Con ello esa acción de comer es altamente perjudicial y dañina. Y entonces “se pierde el débil, el hermano por quien Cristo murió”.

       8,12 *pecáis contra Cristo: Cristo es aquí la comunidad. Pecar contra el hermano débil, pecar contra la comunidad es pecar contra Cristo. En el camino de Damasco, cuando Saulo perseguía a los cristianos, oyó que Jesús le decía que era él a quien perseguía en ellos. Esta identificación de Jesús con el hermano débil está profundamente impresa en el corazón de Pablo desde el día de su conversión. La comunidad es Cristo mismo 1 Co 1,13; 6,15; 12,12.

En la sección de pastoral de estos apuntes buscaremos contextualizar este conflicto sugiriendo situaciones actuales en las que esta doctrina de Pablo puede iluminar dilemas que se presentan al cristiano fuerte y al cristiano débil en la Iglesia de hoy.

 

 

2) El testimonio apostólico de Pablo (9,1-27)

Frecuentemente Pablo se pone a sí mismo como modelo para  los cristianos de las comunidades fundadas por él.  Los hijos deben parecerse a sus padres y él los ha engendrado en Cristo Jesús por el evangelio (1 Co 4,14-15). "Os ruego que seáis mis imitadores" (l Co 4,16), "como yo lo soy de Cristo (1 Co 11,1).

En este caso Pablo está exhortando a los fuertes a que renuncien a determinadas áreas de su libertad en aras de la caridad hacia los débiles. Para más obligarles les explica  a cuántas áreas de su propia libertad ha renunciado en su vida por amor a las personas a quienes sirve, para que su testimonio sea más eficaz y para que en ningún caso pueda escandalizarles. En los versículos 1-18 expone su ministerio apostólico y en los versículos 19-27 su manera de entender la libertad. 

 

a)    Pablo libre y apóstol (9,1-2)

        9,1   *¿No soy yo apóstol?: Antes de enumerar los derechos propios del apóstol a los que él libremente ha renunciado, siente la necesidad de dejar claro que él es tan apóstol como los otros. Las preguntas retóricas tienen todas por supuesto una respuesta positiva. El tono polémico de esta defensa revela que la condición de apóstol le estaba ya siendo negada por algunos de sus opositores. Pablo defiende su condición de apóstol con dos pruebas. La primera en su origen: ha visto a Jesús resucitado (cf. 1 Co 15,8-9); la segunda en sus consecuencias: los frutos de su ministerio. Contra facta non valent argumenta.

       9,2   *el sello de mi apostolado: otros podrán dudar de su apostolado, pero no los corintios, la comunidad fundada por él, los cristianos convertidos por él. Ellos son el sello de su apostolado, el contraste de la autenticidad del oro. La misma existencia y fervor de la comunidad corintia son la mejor prueba de la autenticidad del apostolado de Pablo. En otra ocasión Pablo utiliza el símil de una carta de recomendación. Sus opositores visitaron Corinto llevando cartas de recomendación de los apóstoles de Jerusalén. Pablo les dirá que su mejor carta de recomendación es la propia comunidad corintia, su existencia, su fervor. “Vosotros sois mi mejor carta de recomendación” (cf. 2 Co 3,1-3).

 

b) Derechos de Pablo y renuncia a ellos (9,3-18)

       9,3   ¿No tenemos derecho?: Usa la palabra exousia (facultad, poder) y enumera una serie de tres derechos ejercidos por otros apóstoles a los que Pablo ha renunciado. El privilegio de comer y beber (a expensas de las comunidades), el derecho de tener una esposa cristiana como compañera, y el derecho de no trabajar para mantenerse.

       9,5   *el derecho a hacerse acompañar por una hermana: al parecer los apóstoles casados, tales como Pedro, se hacían acompañar en sus viajes por sus mujeres, que obviamente tenían también que ser sustentadas por la comunidad. El celibato de Pablo se cita no por sus méritos ascéticos, sino por la libertad económica que suponía y el hecho de que la familia no resultaba tampoco gravosa para las comunidades. Con ellos vemos que en realidad los tres derechos a los que renunció Pablo tienen como motivo el no ser gravoso a sus comunidades.

       9,6   *soldado, viñador y pastor: va a argumentar su derecho a ser sustentado con cinco argumentos diferentes: a- el sentido común (v.7), b- las palabras del AT (v. 8-11); c- las exigencias de los competidores de Pablo (v.12); d- La analogía de los sacerdotes en el culto del templo (v.13); e- un logion tradicional procedente del Señor –Jesús- (v. 14). El primer argumento es tomado de una analogía puramente humana, la de tres oficios en los que vive uno de los frutos de su trabajo: el soldado, el viñador y el pastor.

       9,8   *el bozal y el buey que trilla: el argumento tomado de la Escritura supone una interpretación típicamente alegórica de un texto de Dt 25,4. Es una argumentación típicamente rabínica.  El buey cuando ara debe ir sin bozal, de modo que pueda comer mientras trabaja y del mismo modo el predicador del evangelio debe comer de aquello mismo que trabaja.

       9,12 *si otros hacen uso de este derecho: parece insinuar que los otros predicadores opositores a Pablo sí hacían uso de este derecho y exigían ser mantenidos por los corintios. Quizás argumentaban que el hecho de que Pablo no exigía esos derechos era prueba de que no era verdadero apóstol. Pablo quiere dejar claro que no ha exigido que lo mantuvieran, no por no tener derecho a ello, sino porque ha renunciado a este derecho.

       9,14 *el Señor ha dispuesto: sin duda se refiere a un logion recogido en la fuente Q según el cual “digno es el obrero de su salario” (Q 10,7), citado también en 1 Tm 5,18 como “Escritura”. Vemos cómo este logion del Señor está recogido ya como normativo en un escrito de los años 50.

       9,16 *timbre de gloria: se utiliza la palabra kauchma. El timbre de gloria al que no está dispuesto a renunciar es el que viene de la gratuidad en la predicación. La gloria no está en predicar el evangelio, ya que eso es algo a lo que se ve forzado, sino en hacerlo gratuitamente, que es algo que asume libremente. Su salario como predicador es precisamente esta gratuidad en el servicio. Pablo no quiere otro salario, ni piensa merecerse otro salario que el renunciar a aquello a lo que hubiera podido tener derecho. 

 

c)  Pablo libre y esclavo de todos (9,19-27)

       9,19 *siendo libre me he hecho esclavo: el texto de los vv. 19-22 tiene una estructura retórica muy elaborada que podemos ver en un diagrama:

Siendo libre de todo

me he hecho esclavo de todos                                                 para ganar al mayor número posible

me hecho para los judíos             como judío                          para ganar a los judíos

    para los sometidos a la ley      como si bajo la ley       

                                                          aunque no siéndolo        para ganar a los sometidos a la ley

    para los sin ley                        como sin ley                

                                                          aunque no vivo sin ley de Dios,

                                                          sino en la ley de Cristo  para ganar a los sin la ley 

me he hecho para los débiles            débil                               para ganar a los débiles

para todos me he hecho                     todo                                para ganarlos a todos         

Hay que observar que en ningún caso dice “me he hecho fuerte con los fuertes”. Aquí es donde se rompe el paralelismo. Los débiles reciben un plus de aceptación. Son los fuertes quienes tienen que acomodarse a los débiles, y no los débiles a los fuertes. En realidad la palabra ‘débil’ desborda el sentido utilizado hasta ahora, para designar también a todos los débiles, a todos los necesitados de salvación. Obsérvese que Pablo no dice que se ha hecho “como débil”, sino que se ha hecho “débil”, porque en realidad también él es débil y necesitado de salvación como todos los demás.

Sutilmente califica tanto el hacerse como sometido a la ley y hacerse como persona sin ley. En el primer caso dice que se ha hecho como si estuviese bajo la ley, pero aclara que en realidad no lo está, porque se siente libre de la ley del AT, aunque participe de determinadas prácticas judías. En el segundo caso dice que se ha hecho como si viviera sin ley, pero en realidad si está sometido a una ley divina, que es la ley de Cristo. En ese sentido el cristiano no es totalmente ánomo, sino que vive sometido a la ley de Cristo, que es la ley de la libertad y del amor de Ga 6,2. Para comprender todo este pasaje es útil recordar otro texto de la carta a los gálatas: “Habéis sido llamados a la libertad, pero no hagáis de esa libertad excusa para el libertinaje, antes haceos siervos unos de otros por amor” (Ga 5,1). Es el amor el que da la verdadera libertad e impide que esta libertad se transforme en libertinaje. El amor nos hace siervos. Sólo para el que ama los deseos del amado se convierten en órdenes.

       9,24 *corred para alcanzarlokatalambanein-: la primera imagen tomada del estadio es la de las carreras. Invita a continuar la carrera hasta el final mirando siempre a la meta y al premio -brabeion. Ya en Filipenses decía: “sigo para alcanzarlo - katalambanein-, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Flp 3,12). “Sigo hacia la meta, hacia el premio -brabeion- al que Dios me llama” (Flp 3,14). Hay que correr teniendo la meta clara, no “a la ventura”.

       9,25 *se privan de todo: la segunda imagen es la del pugilato. Los púgiles se someten a muchas privaciones durante sus entrenamientos para poder estar en forma: dietas, abstinencia de fiestas nocturnas. Pablo invita a los “fuertes” a que se priven de todo, es decir, se priven de los privilegios que les da el ser fuertes, para poder obtener la corona.

        9,27 *disciplino mi cuerpo y lo someto: con estas palabras describe Pablo el comportamiento al que se ha referido durante este capítulo, su conducta de sometimiento a todos, y la privación voluntaria de sus derechos. La expresión “someto mi cuerpo”, esclavizo mi cuerpo, equivale a “me hago esclavo de todos”. A pesar de que uno sea libre, debe autodisciplinarse. La autodisciplina no está reñida con la libertad, sino que es por sí misma liberadora. La peor esclavitud es la dependencia de los deseos fugitivos, de los caprichos, de las incoherencias, de los estados de ánimo. Esa dependencia frustra la realización de nuestros grandes planes y deseos. La verdadera libertad para conseguir lo que en el fondo deseamos lleva consigo la renuncia a muchas gratificaciones secundarias. Alguno puede juzgar que esta disciplina es masoquismo o autopunición. Pablo no rehúye la objección, sino que utiliza términos crudos y exagerados. “Si consideráis que esto es masoquismo o autopunición, pues sí, efectivamente yo golpeo mi cuerpo, boxeo contra mí mismo. La verdadera victoria es la que tengo que librar luchando contra mi protagonismo, mi autocomplacencia, mi deseo de que se respeten mis derechos. Solo así conseguiré la corona que no se marchita”. Por supuesto que es un error tomar estos excesos retóricos a la letra como si fueran una invitación a determinadas prácticas penitenciales autopunitivas de cilicios y disciplinas.

Para mayor contraste, Pablo aduce que puede suceder que el que ha proclamado a otros sea él mismo descalificado, que el que ha predicado y encaminado a otros a la salvación, no llegue él mismo salvarse. Esto dará paso al siguiente tema que expone cómo se frustró la salvación de los israelitas en el desierto.

 

3) Segunda consideración sobre las carnes sacrificadas (10,1-11,1)

 

a) Advertencia sacada del fracaso de los padres en el desierto (10,1-13)

Terminaba la sección anterior advirtiendo del peligro de ser descalificado, de no obtener la corona, de no llegar a la meta. Pablo ahora quiere poner algunos ejemplos, tomados de la historia sagrada, de personas que por no haberse autodisciplinado suficientemente no llegaron a la meta, sino que “quedaron abatidos en el desierto” (1 Co 10,5). Pero en realidad hay un cambio de tema. Ya no se trata tanto de renunciar a derechos legítimos por consideración a los débiles, sino de la privación de cosas objetivamente malas.

El discurso sobre las carnes sacrificadas cambia, como ya dijimos. Pablo habla ahora del peligro real de idolatría que puede haber en la participación de banquetes paganos y de carnes consagradas a los ídolos. Suponen una tentación real para el cristiano y por eso conviene alejarse y privarse de esas cosas, no solo porque puedan escandalizar a los débiles, sino porque son malas en sí mismas. Antes se dijo que los ídolos no tenían entidad, que eran puros mitos de mitología griega. Pero ahora se va a afirmar que los ídolos sí tienen entidad, que son demonios bien reales. Y con los demonios no se juega.

       10,1 *nuestros padres: No hay que pasar inadvertido el hecho de que Pablo usa la palabra ‘nuestros’ al referirse a los antepasados del pueblo de Israel. Con ello considera que no solo son antepasados de Pablo –judíos por los cuatro costados-, sino también de los corintios –paganos por los cuatro costados-. Esto supone que los paganos han pasado a formar parte del pueblo de Israel, que son también ellos ahora en Cristo “hijos de Israel”, como expondrá en Ga 3,16. La descendencia a quien se hizo la promesa fue Cristo y todos los que están en Cristo.

       10,2 *bautizados en Moisés –ei" ton Mwusen-: De los distintos acontecimientos de la saga del éxodo, Pablo escoge cuatro símbolos representativos de la especial providencia de Dios sobre el pueblo: la nube (Ex 13,21), el mar (14,21), el maná (16,4.14-18) y la roca (32,6). Muestra cómo todo el pueblo disfrutó de estos signos de salvación y sin embargo no todos culminaron aquella aventura, sino que muchos quedaron tendidos en el desierto. En realidad Pablo se refiere a los cuatro símbolos en su unidad, representando el conjunto de episodios de la saga del éxodo. Los toma de dos en dos. Los primeros los usa como símbolo del bautismo. Tampoco todos los bautizados en Cristo tienen asegurada la entrada en la tierra prometida, si ceden a la tentación de idolatría. El bautismo en Moisés ei" ton Mwusen-se opone al bautismo en Cristo –ei" criston- de Ga 3,27 y Rm 6,3). También la experiencia del bausimo fue salvífica para el pueblo que huía de Egipto, fue un verdadero bautismo.

       10,4 *la roca era Cristo: lectura tipológica al estilo rabínico. Filón en su Legum alegoriae (2,86) dice que la roca era la sabiduría de Dios de la cual da de beber a las almas que aman a Dios. Otra interpretación midráshica dice que la roca siguió a los israelitas en el camino: “subió con ellos a los montes y descendió con ellos a los valles, en el sitio donde Israel se paraba, Allí también frente a ellos se paraba también ella hacia la entrada del tabernáculo (t.Sukka 3,11). Pablo dice también que la roca “los seguía”. Si ya aquella roca era Cristo, también los efectos sanadores y salvíficos de aquella roca anticipaban ya la obra de Dios en Cristo.

       10,6 *en figura: Esta lectura tipológica del AT es una de las características más frecuentes en la hermenéutica cristiana. Los hechos de la historia de Israel son figura de lo que acontecería más tarde en Cristo. Dice la primera carta de Pedro que “el Espíritu de Cristo estaba ya en los profetas que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros… No administraban en beneficio propio, sino en favor vuestro…” (1 Pe 1,11,12).

*para que no codiciemos lo malo: el origen del mal es la codicia, el deseo que no sabe reconocer los límites. Algunas obras judías contemporáneas a Pablo han llegado a explicitar que el deseo es en sí mismo “el  primero de todos los pecados” (Vida de Adán y Eva 19,3). Filón, al comentar el noveno mandamiento que prohíbe desear la mujer del prójimo, cita solo la primera parte, el “no desearás”, para centrar la prohibición no tanto en los objetos deseados cuanto en el mismo hecho de desear codiciosamente (De specialibus legibus 4,80.84s). La palabra “deseo” aparecía explícitamente en el episodio de las codornices (Nm 11,4). El lugar en el que murieron los israelitas se conoce con el nombre de “sepulcros del deseo”, קברות התאוה (Nm 11,34). Este deseo se va a concretar luego en los cuatro pecados que cometieron los israelitas en el desierto: idolatría, fornicación, poner a Dios a prueba y murmurar.

       10,7* no seamos idólatras: a pesar de haber gozado de nube, mar, maná y roca aquel pueblo no culminó su salvación porque se hicieron idólatras adorando al becerro de oro. No es que los corintios cristianos sean idólatras estrictamente, pero al participar de los banquetes sagrados paganos se ponen en una grave tentación por un exceso de confianza en sí mismos.

       10,8 *ni cometamos actos impuros: al pensar en el peligro de idolatría que tenían los corintios, Pablo recuerda otros peligros y tentaciones  actuales para la comunidad. Recuerda todo el tema de la fornicación del que tuvo que hablar en el capítulo 6. La conexión entre idolatría y fornicación la encuentra en el verbo paizein cuando dice que “se levantaron a danzar”, a disfrutar, a recrearse. La idolatría iba muy unida con la orgía y el desenfreno. La fornicación se practicaba en los lugares altos cananeos y en los templos de Afrodita (cf. m.Sota 6,6). En Pe’or la fornicación de los israelitas con las hijas de Moab llevó consigo la adoración de Baal (Nm 25,1-9).

*veintitrés mil: el libro de los Números habla de 24.000 (Nm 25,9). Probablemente Pablo cita de memoria, o podía seguir una variante textual.

       10,9 *ni tentemos a Cristo: Hay una variante textual que trae “el Señor” en vez de “Cristo”. Se trata del pecado de poner a Dios a prueba que trajo consigo la plaga de las serpientes (Nm 21,4-9).

       10,10 *ni murmuréis: el tercer pecado frente al que se previene a los corintios es el de la murmuración (Nm 17,6-15). El castigo subsiguiente a esta murmuración fue “la Cólera que salió de la presencia de YHWH” -qétsef- (Nm 17,11) y trajo consigo una plaga destructora. Los LXX usan la traducción literal de Cólera: orgh. Pero en la especulación rabínica ya aparece esta figura personalizada del “exterminador” -oloqreuth"- a la que se refiere aquí Pablo.

       10,11 *nos ha tocado vivir en los tiempos definitivos: se mueve Pablo en la clave hermenéutica tipológica que ya explicitó en 10,6. Dice que aquellos textos del AT fueron escritos para los cristianos de su propia generación, que son los destinatarios últimos de las Escrituras porque viven en el tiempo final, que es el tiempo de la culminación. Esas enseñanzas sirven de advertencia y de escarmiento para nosotros, que podemos beneficiarnos hoy de esos relatos. Hay un indudable talante escatológico en esta aclaración.

       10,12 *el que se sienta seguro: Termina en este versículo la moraleja que Pablo ha tratado de obtener mediante las lecciones de la historia sagrada. Si invectiva iba dirigida contra el exceso de confianza de los “fuertes”, que ponen en peligro su propia salvación, pensando que son inmunes al pecado y que están “confirmados en gracia”.

       10,13 *Dios es fiel: en este punto se da cuenta Pablo de que ha podido exagerar un poco en su invectiva anterior y repliega velas. Ha advertido a los corintios sobre el peligro de una confianza excesiva, pero de ningún modo les ha querido asustar, ni hacerles sentir ansiedad por su salvación. A la advertencia contra la excesiva confianza, sigue ahora una exhortación a la verdadera confianza en la fidelidad de Dios, que no permitirá que sus fieles pasen por tentaciones sobrehumanas, y ajustará siempre la medida de su gracia a la medida de la intensidad de dichas tentaciones. Dios dará siempre una manera de salir del paso, una “salida” –ekbasi". Hay una doble afirmación: hasta ahora los corintios no han sufrido ninguna tentación insuperable (v. 13a), lo cual es garantía de que tampoco la sufrirán en el futuro (v. 13b). La fidelidad de Dios en el pasado es garantía de su fidelidad en el futuro. Esto elimina cualquier neurosis de ansiedad, aunque no quita el que sean prudentes y no jueguen con fuego en situaciones peligrosas, como puede ser la participación en banquetes sagrados paganos. 

 

a) El peligro de la idolatría (10,14-22)

        10,14 *huid de la idolatría: La enseñanzas sacadas de la historia de los Padres se utilizan ahora para hacer una enérgica condenación de la idolatría, tal como lo indica la partícula de transición entre estas dos secciones: “por tanto”. Ahora ya no se trata solo, como en la primera parte (8,1-13), del posible escándalo de los débiles, sino de la malicia intrínseca que tiene el participar de los banquetes idolátricos. Como ya señalamos, en la primera consideración los ídolos no tenían entidad (cf. 8,4). Pero ahora hay un cambio de escenario. Los ídolos, sí tienen entidad, son demonios. Por tanto participar en carnes consagradas a los demonios lleva consigo una comunión real con ese mundo tenebroso.

Para sustanciar esta tesis, Pablo usará dos ejemplos, uno tomado de la propia eucaristía cristiana (vv. 16-17), y el otro de los sacrificios del templo de Jerusalén (v 18). En ambos casos, el comer de la víctima sacrificada lleva consigo una comunión real con Dios a quien estos sacrificios son ofrecidos. Análogamente la participación en las víctimas sacrificadas a los demonios lleva consigo a una comunión real con ellos y por eso debe ser enérgicamente condenada.

       10,16 *el cáliz de bendición que bendecimos: el origen de la plegaria eucarística es una ברכה,  berakha, una ‘bendición’ por la que bendecimos al Dios que nos bendice. Nos encontramos aquí con el primer texto eucarístico de esta primera carta a los corintios. Aunque san Pablo aborda aquí el tema eucarístico solo de un modo oblicuo, es un texto clave para comprender la teología eucarística del autor. La comunión real con Cristo es fruto de la comunión con el cáliz bendecido y con el pan partido.

En el orden litúrgico habitual se suele mencionar primero el pan y luego la copa. Este orden se invierte aquí, quizás para que la mención del pan empalme luego con la idea de la unidad entre los cristianos. El cáliz bendecido es “comunión” koinwnia- con la sangre de Cristo. El pan partido es comunión con el cuerpo de Cristo. Frecuentemente Pablo indica la “comunión con” alguien mediante el uso del genitivo sin preposición. Así por ejemplo usa el genitivo en 1 Co 1,9 para hablar de la comunión con el Hijo; en 2 Co 13,13, para hablar de la comunión con el Espíritu Santo (cf. también Flp 2,1). En cambio en los escritos juánicos se usa el genitivo con meta: 1 Jn 1,3.6.7.

*el pan que partimos: curiosamente no se utiliza la expresión “el pan que bendecimos”, ni “el pan que comemos”, sino “el pan que partimos”, indicando con ello que la fracción del pan es el gesto simbólico más significativo del ritual. La eucaristía no es simplemente comer, sino compartir. El comer puede ser un gesto muy egoísta. Los animales se agreden unos a otros disputándose la presa. Partir el pan, en cambio, alude a una actitud comunitaria, en la que comer juntos es más importante que el simple hecho de comer. Esto quedará mucho más evidente en el capítulo 11 cuando se condene el modo egoísta como los corintios celebraban la eucaristía.

       10,17: *el pan es uno solo: al participar todos de un único pan, todos se convierte en un solo cuerpo. En el verso anterior se subrayaba la comunión con Cristo cabeza; ahora se subraya la comunión mutua con todo el cuerpo de Cristo, para formar en él un solo cuerpo (1 Co 12,12). Es otra muestra del poder unitivo real que tiene lo que se come y bebe en un contexto simbólico sacrificial. La aplicación a los banquetes paganos es ahora bien fácil. También ellos nos ponen en comunión con los demonios.

       10,18 *el Israel histórico: literalmente “el Israel según la carne”. El segundo ejemplo aducido por Pablo es la comunión con Dios que producían los sacrificios de comunión en el templo de Jerusalén. En dichos sacrificios de comunión, parte de la víctima ofrecida era comida luego por el oferente y su familia y amigos en un banquete sagrado, y así los comulgantes entraban en comunión con el altar. El sentido de esta comunión con el ‘altar’ es el de la comunión ‘con Dios’.

El Israel ‘según la carne’ es el formado por los hijos carnales de Abrahán (Rm 4,1; 9,3). La Iglesia no es el nuevo Israel, pero tampoco es sin más Israel desde el punto de vista genético. En otra ocasión Pablo denomina a la Iglesia “el Israel de Dios” (Ga 6,16), el Israel abierto a los gentiles pero sin negar sus raíces históricas ni su identidad con la descendencia de Abrahán.

       10,20 *los demonios: en estricto monoteísmo, Pablo se ve obligado a repetir que los ídolos no existen, no tienen entidad, son míticos. Pero en cambio su monoteísmo no le impide creer en la existencia de los demonios, que no son seres míticos, sino bien reales. Para Pablo, cuando los paganos sacrifican a Afrodita o a Zeus, evidentemente ni Zeus ni Afrodita pueden recibir este sacrificio, porque no existen. Uno no puede entrar en comunión ni con Zeus ni con Afrodita. Pero lo más original de Pablo es hacer ver que bajo esos nombres míticos, se esconden esos personajes reales a quienes llama demonios. Ahora bien, los que comen de las víctimas sacrificadas a los demonios entran en comunión con el mundo demoníaco.

       10,21 *beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios: la esfera de Dios y la esfera del demonio son esferas que deben mantenerse perfectamente separadas (cf. 2 Co 6,14-16). Estrictamente hablando los cristianos corintios no entraban en comunión con los dioses míticos, pero sí con los paganos corintios que creían en ellos, y al creer en ellos les daban una existencia subjetiva que abría la puerta para toda clase de influjos maléficos. Uno de esos influjos maléficos era el escándalo de los débiles que introducía en la comunidad un elemento destructivo.

       10,22 *darle celos al Señor: el Dios celoso es en la Biblia el Dios que no admite ningún competidor en el amor único y exclusivo que le debe su esposa, el pueblo santo (Ex 20,5; Dt 4,24; Os 2,21). Al “encender una vela a Dios y otra al diablo, comulgando a la vez en la mesa de Dios y en la mesa del demonio, los corintios provocan los celos de Dios.

*los fuertes: Cuidado no vaya a ser que los “fuertes” se tengan que medir no con los hermanos más débil, sino con Dios que es mucha más fuerte que ellos. 

 

c) Dictamen sobre algunos casos especiales (10,23-30)

Llegamos ya al final de esta larga sección. Es la hora de las conclusiones prácticas. A la luz de todos los grandes principios enunciados hay que hacer la aplicación a los distintos casos especiales que se pueden presentar. Pablo va a distinguir tres casos posibles: la compra de carne en el mercado (vv. 25-26), la invitación a comer con paganos en que no se explicita el origen de las carnes ofrecidas (v.27) y la comida con paganos en la que explícitamente se afirma el origen sacrificial de las carnes (vv. 28-30). Este texto convendría leerlo a la luz de otro texto paulino que trata sobre este mismo tema. Está en el capítulo 14 de la carta a los Romanos. Ambos textos se iluminan mucho el uno al otro.

       10,23 *Todo está permitido: nuevamente Pablo cita una muletilla que solían repetir los corintios liberales (cf. 1 Co 6,12). Ni allí ni ahora niega Pablo que esa frase ya manida contenga algo de verdad, pero la apostilla. El que, en teoría, todo esté permitido, no significa que todo sea conveniente o constructivo. La consideración de si puedo o no puedo es una consideración egoísta. La consideración más importante es saber si eso construye o destruye a los demás. La primera consideración mira al interés propio, la segunda al interés de los otros, y un cristiano no puede pensar solo en sí mismo. “¡Que por tu comida no destruyas a aquel por quien murió Cristo!” (Rm 14,15). “No vayas a destruir la obra de Dios por un alimento” (Rm 14,20).

       10,25 *comed sin averiguaciones ni escrúpulos: cuando del hecho de comer no se sigue ningún mal para nadie, es cuando se puede aplicar el principio de que todo me es lícito. De hecho en las carnicerías se vendían carnes que habían sido sacrificadas en los templos, pero no llevaban ninguna marca específica. En este caso se aplica el principio de que los ídolos no tienen entidad objetiva, y además en este caso tampoco había una intencionalidad subjetiva, porque la carne no estaba explícitamente considerada como carne sacrificial. Toda la creación es buena y pertenece a Dios y está al servicio de los hijos de Dios.

       10,27 *si un infiel os invita: ahora ya no se trata de carne comprada en la carnicería. Se trata de comer en la casa de amigos paganos o de gentes paganas con las que uno se siente comprometido. En ese caso, mientras nadie relacione intencionalmente la carne comida con los ídolos, sigue sin haber vínculos objetivos de las carnes con unos dioses inexistentes, y tampoco los hay subjetivos, puesto que de hecho nadie establece esa relación en la mente de nadie, y en ningún caso se explicita. No hay nada objetivamente malo en esa carne, porque todo lo que Dios ha creado es bueno (cf. 1 Tm 4,3-4).

       10,28 *por motivos de conciencia: el tercer supuesto es si alguien explicita en el curso de la comida que las carnes provienen de un sacrificio. En ese caso el respeto a la conciencia del que nos advierte nos debe llevar a renunciar a la comida. “Estoy persuadido de ello en el Señor Jesús de que nada hay de suyo impuro, a no ser para el que juzga que algo es impuro; para ese sí lo hay” (Rm 14,14). “Todo es puro, ciertamente, pero es malo comer dando escándalo” (Rm 14,20).

       10,29 *¿por qué mi libertad tiene que ser juzgada por la conciencia ajena?: en este versículo Pablo considera la objeción que ponen los fuertes, y admite que cada uno en principio tiene que actuar según la propia conciencia y según la conciencia de los demás. En realidad los débiles hacen mal en juzgar a los fuertes atribuyéndoles mala conciencia y pensando que pecan contra su conciencia. Ahí los débiles para quienes comer es pecado, juzgan que también los fuertes comen a sabiendas de que es pecado comer y por tanto actúan contra su conciencia. Pablo deja claro que la conciencia de uno no puede ser juzgada por la de los demás.

       10,30 lo que se toma dando gracias: la línea de pensamiento es muy semejante a la de 1 Tm 4. “Todo lo que Dios ha creado es bueno y no debe rechazarse nada con tal que se coma con acción de gracias, pues queda santificado por la palabra de Dios y por la oración” (1 Tm 4,4-5).

 

d) Conclusión universalizadora (10,24-11,1)

En esta misma línea de la primera carta a Timoteo, concluye Pablo su caso de conciencia con una conclusión universalizadora que resume todo lo dicho hasta aquí. Por una parte todo es bueno y puede usarse para gloria de Dios, pero por otra hay que evitar dar escándalo.

       10,31 *hacedlo todo para gloria de Dios: la moral cristiana mira a la intención más bien que a los hechos en sí mismos. Como repetirá san Ignacio “todas las cosas creadas son para el hombre y para ayudarle a conseguir su fin”. La malicia o bondad está en la intención última, en la finalidad que nos proponemos al actuar. Esta norma aparece casi a la letra en las parte exhortativa de Colosenses: “Todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Col 3,17).

       10,31 *no seáis ocasión de escándalo: el único contrapunto a esta libertad es tener en cuenta el posible escándalo de los hermanos débiles. “Juzgad que no se debe poner tropiezo ni escándalo al hermano” (Rm 14,15). “Si por un  alimento tu hermano se entristece, tú no procedes ya según la caridad” (Rm 14,15a).

       10,32 * como yo: vuelve Pablo a ponerse como ejemplo aquí y en el versículo siguiente, sintetizando todo lo que ha desarrollado en el capítulo 9 sobre su renuncia a sus derechos y a su propio interés, y sobre el modo como se ha hecho todo a todos para que todos se salven.


 

PARTE TERCERA: PROBLEMAS ECLESIALES

(11,2-14,40)

 

A) Primer problema: El velo de las mujeres (11,2-16)

Excursus 11: el velo de las mujeres

Algunas cristianas acuden a las reuniones litúrgicas sin llevar la cabeza cubierta. No se trata en absoluto de una cuestión dogmática, sino cultural. En la ciudad de Corinto tan corrompida solo las mujeres “liberadas”, que eran las prostitutas, llevaban el pelo al aire y desordenado. En aquella sociedad se consideraba que era indecente el que las mujeres se mostraran así en público porque a muchos les daba sensación de libertinaje y de provocación. Nuevamente se trata de un conflicto entre ‘fuertes’ y ‘débiles’. En este caso las fuertes son las mujeres ‘liberadas’ que quieren usar de la libertad que Cristo les da para hacer gestos que escandalizan a otros varones y mujeres más timoratos.

Algunas cristianas corintias, conscientes de su dignidad igual a la de los varones, porque en Cristo ya no hay varón ni mujer (Ga 3,28), empezaron a adoptar ciertas costumbres unisex de vestido y atuendo. Pablo, aun reconociendo la dignidad igual del varón y la mujer, no quiere que se elimine la diferencia externa entre ambos, que esto podría llevar a confusión y ser causa de escándalo para las personas de fuera.

Nos resulta hoy muy difícil hacer la exégesis de esta perícopa, porque no conocemos bien las costumbres relativas al peinado y al tocado de la cabeza. Hoy de hecho los varones judíos se cubren la cabeza, especialmente para orar. Pablo se refiere a una costumbre totalmente distinta a la actual en la que los hombres oran con la cabeza descubierta. Quizás se trate de una costumbre griega, o quizás la costumbre judía haya cambiado con los siglos.

Es muy interesante observar la manera de razonar de Pablo. Su primera respuesta es malhumorada. Es claro que en este punto él es uno de los débiles, de los escandalizables. A la hora de rechazar esta conducta “ligera” de las corintias, trata de buscar justificaciones teológicas que diferencien los roles sociales del varón y de la mujer. Con ello trata de anclar en la teología costumbres que probablemente están ancladas simplemente en una determinada antropología, y que en ocasiones son simplemente en prejuicios culturales de una determinada época.

Es curioso que esta vez Pablo mismo no parece estar muy convencido de su razonamiento. La rotundidad con la que habla trasluce en el fondo una inseguridad. Dialécticamente dialoga con sus contrincantes, pone voz a sus objeciones y las responde. Atribuye con demasiada facilidad a “la naturaleza” (11,14) lo que en el fondo son solo costumbres. Por eso, al final, cuando ya no sabe seguir su discurso, Pablo acaba reconociendo que se trata últimamente de una costumbre de la Iglesia de Dios, y que con esto basta para que sea respetada, sin más disquisiciones.

En la sección pastoral trataremos de contextualizar esta discusión en el momento actual y veremos el peligro de atribuir a la naturaleza humana cosas que son simplemente costumbres fechadas en una determinada época y cultura. Semejante actitud encierra un grave peligro de dogmatismo y fundamentalismo.

Podemos distinguir en esta sección tres partes: introducción y presentación del problema (11,2-6); fundamentación de la costumbre eclesial en el origen de varón y mujer (11,7-12); invocación al sentido común (11,13-16).

 

       11,2 *mantenéis las tradiciones: Pablo es consciente de haber recibido una tradición y de haberla transmitido, y alaba el hecho de que las tradiciones se conserven. Últimamente la cuestión del velo es sencillamente eso, una tradición, a la que luego se le buscan motivos teológicos un tanto alegóricos. La alabanza de Pablo a los corintios al principio de esta sección puede considerarse una captatio benevolentiae antes de todas las críticas que les va a dirigir.

       11,3 *la cabeza: es capital el concepto paulino de cabeza. Establece una gradación: la cabeza de la mujer, el varón; la cabeza del varón, Cristo; la cabeza de Cristo, Dios. Hay una visión jerarquizada de toda la realidad.

La palabra ‘cabeza’ en sentido metafórico puede referirse tanto a ‘autoridad’, ‘jefe’, como a ‘origen’. En principio Pablo piensa en el hombre como origen de la mujer (1 Co 11,8) según el relato del Génesis en el que la mujer fue hecha de la costilla del varón (Gn 2,18-23). Pablo no estaría diciendo aquí que la mujer está sometida al varón, sino que tiene su origen en el varón. Cristo es cabeza del varón, porque todo fue creado en Cristo que es el primogénito. Dios Padre es origen fontal que engendra al Hijo.

       11,4 *deshonra su cabeza: no es claro porque el hombre deshonra su cabeza por el hecho de orar en público o profetizar con la cabeza cubierta. Quizás hay un contraste con Moisés que se velaba la cabeza para profetizar. Ahora en cambio, en Cristo, todos nosotros con la cara descubierta reflejamos como en un espejo la gloria del Señor (2 Co 3,18). La cabeza descubierta del cristiano revela la gloria de Cristo, mientras que la cabeza cubierta la velaría.

       11,5 *toda mujer que ora o profetiza: nos hemos fijado tanto en el detalle del velo, que hemos desatendido la información implícita. Cuando Pablo pide que la mujer ore (en público) y profetice con la cabeza velada, está reconociendo el derecho de la mujer a entonar oraciones y profetizar en la asamblea. Esto está en contradicción con lo que dice en el capítulo 14 cuando dice que no está bien que las mujeres hablen en la asamblea (1 Co 14,34-35). Algunos han tratado de solucionar la contradicción entre 11,5 y 14,34, pensando que este último es un texto interpolado tardíamente para armonizar con 1 Tm 2,12, que es una carta deuteropaulina. Pero en la crítica textual no hay apenas evidencia externa para  esta conjetura; solo observamos que algunos manuscritos de la familia occidental traen estos dos versos después de 14,40. Nos remitimos a lo que diremos al llegar al capítulo 14.

       11,6 *raparse la cabeza: Pablo intenta ridiculizar la costumbre de no cubrirse la cabeza llevándola al absurdo. Si la mujer quiere parecerse en todo al hombre, entonces que se rape la cabeza como los hombres. Recordemos que los hombres llevaban la cabeza rapada en el mundo griego. Solo los homosexuales llevaban larga la cabellera y solo las prostitutas llevaban el pelo largo descubierto y desordenado. El llevar el pelo colgando era algo ajeno a las personas “decentes”, tanto a los varones que tenían el pelo rapado, como a las mujeres dignas que lo tenían largo, pero recogido bajo el tocado. Pablo viene a decir: tan absurdo es llevar el pelo suelto como el rapárselo.

       11,7 *el varón es imagen de Dios: propiamente en el relato sacerdotal de la creación en el Génesis, al hablar del hombre creado a imagen y semejanza de Dios, se refiere tanto al varón como a la mujer, creados por Dios simultáneamente. Pablo tiene que recurrir al texto yavista en el que aparece una precedencia cronológica del varón sobre la mujer. Esto marcaría una diferencia entre varón y mujer. El varón es más directamente gloria de Dios al provenir directamente de él. La mujer sería “gloria del varón” al provenir de él, y por tanto, gloria también de Dios, pero mediatamente.

       11,10 *signo de sujeción: literalmente exousian ecein: ‘tener autoridad’. Es quizás el concepto más difícil de interpretar en el conjunto de la frase: “la mujer debe tener autoridad sobre la cabeza por respeto a los ángeles”. Hemos traducido por ‘signo de sujeción’. Nuestra interpretación se basa en la interpretación actual del judaísmo del significado de la cabeza cubierta, que es sin duda un signo de sujeción. En frase simpática suelen decir que el judío debe llevar siempre algo sobre la cabeza para no olvidar nunca que hay alguien por encima de él. Quizás esto explica lo del “respeto a los ángeles”, que no se acaba de entender bien. En Qumrán se habla del respeto que hay que tener en presencia de los ángeles.

Pablo estaría aplicando a la mujer la doctrina que hoy en el judaísmo se aplica al varón, que debe llevar siempre sobre su cabeza un signo de sometimiento a Dios. Otros interpretan que el velo de la mujer es su signo de la autoridad, es decir, la autorización que ha recibido para hablar en público como los varones. El varón que procede directamente de Dios está autorizado ya por razón de su sexo. En cambio la mujer que procede de Dios mediatamente, necesitaría acreditar que está autorizada mediante este signo que expresa la autorización recibida. En todas estas explicaciones queremos dejar bien sentado que solo intentamos interpretar el sentido que Pablo haya podido dar a estas frases, y no tanto que estemos de acuerdo con la oportunidad o justeza de estas formulaciones.

       11,12 *todos proceden de Dios: al marcar diferencias entre los sexos, Pablo teme haber llegado demasiado lejos, y quiere ahora suavizar la posible discriminación, reconociendo que si bien  la (primera) mujer provenía del (primer) varón, ahora de hecho los varones provienen de las mujeres, con lo cual se equilibra la relación de origen. Principalmente Pablo quiere dejar claro que todos proceden de Dios, mediata o inmediatamente. Es más importante lo que mujer y varón tienen en común que lo que les diferencia, por más que Pablo en esta ocasión haya hecho de abogado del diablo y le haya tocado resaltar las diferencias.

       11,15 *se le ha dado la melena a modo de velo: Pablo plantea una nueva pregunta retórica esperando una respuesta negativa: “no está bien que la mujer ore con la cabeza descubierta”. Aduce una razón sacada de la naturaleza que habría dado a la mujer una preciosa melena natural para que siempre lleve la cabeza velada por el cabello. Este velo natural requeriría un tocado que tape el cabello, el velo cultural, que reforzaría el velo natural que la mujer ya posee en la melena que le ha dado la naturaleza. Podemos constatar que estos razonamientos no resultan muy convincentes cuando se pretende hacerlos depender de la naturaleza y no tanto de la cultura. En realidad el varón por naturaleza puede tener una melena tan larga y tan bonita como la mujer, al menos hasta que empiece a quedarse calvo. Es solo un hecho cultural el que el varón se la rape y la mujer se la deje crecer. Ya señalábamos antes que una tendencia peligrosa de cualquier fundamentalismo es confundir las costumbres culturales con las leyes de la naturaleza.

       11,16 *no tenemos tal costumbre: tal como señalamos, al final de un razonamiento tan complicado y tan poco convincente, Pablo se da cuenta de la debilidad de su argumentación y aterriza en el motivo último que es en el fondo el más convincente. Pablo reconoce aquí que se trata de una tradición que responde a una antropología cultural. Pero los cristianos tienen que ser respetuosos con estas tradiciones y con la sensibilidad de la gente, y sobre todo deben buscar una cierta homogeneidad de costumbres evitando que cada uno vaya como le dé la gana. Pienso que una situación muy parecida sería por ejemplo el que hoy un sacerdote se dejase cola de caballo, o utilizase piercings o tatuajes. En el contexto cultural actual es cierto que a muchas personas esa práctica en un sacerdote les despertaría un profundo rechazo, y Pablo quiere que seamos respetuosos con esa sensibilidad cultural.

 

B) Segundo problema: celebración de la Cena del Señor (11,17-34)

Hasta ahora ha hablado Pablo de reuniones de oración y alabanza. A partir de ahora pasa a hablar de otro tipo de reuniones de culto comunitarias en las que se come y se bebe juntos, lo que Pablo denomina “la Cena del Señor” y nosotros conocemos como “eucaristía”. Podemos distinguir en esta sección: a) Exposición del problema y juicio valorativo previo (11,17-22). b) Naturaleza de la cena del Señor a la luz de la tradición recibida (11,23-26) c) Dictamen sobre la gravedad de la contradicción corintia (11,27-30). d) Exhortación al discernimiento y normas de conducta (11,31-34).

Nos ayudará conocer algunas reflexiones contemporáneas sobre el sentido del comer juntos y las costumbres relativas al reparto de alimentos. Así  Plutarco dice: “Cuando cada invitado come su propia porción privada, desaparece la comunión” (Diálogos de sobremesa 644C). Plinio el joven (Cartas 2,6) y Juvenal (Epigramas 3,60; 4,85) nos cuentan que era costumbre en Roma servir distinto tipo de comida a las diferentes categorías invitados en un mismo banquete. En ese ambiente los corintios ricos no tendrían muchos escrúpulos en comer sus suculentos manjares y dejar que los pobres se las apañaran como podían.

 

       11,17 *no os alabo: al introducir el tema general sobre las reuniones litúrgicas y en particular el tema del velo de las mujeres, empezó Pablo diciendo: “Os alabo” (cf. 11,2). En cambio ahora introduce el tema de las reuniones eucarísticas diciendo: “No os alabo”. Pablo afronta este problema como algo mucho más serio que los “problemillas” sobre el velo de las mujeres.  Aquí, de entrada procede una severa recriminación, y no hay lugar para ninguna captatio benevolentiae. Los desórdenes que ahora va a denunciar Pablo son tan graves que pueden de hecho desvirtuar la naturaleza de la eucaristía y “traer más daño que beneficio”.

       11,18 *hay entre vosotros bandos: ¿a qué bandos se refiere? Los bandos o ‘cismas’ –scismata- de este capítulo se originaban en las mismas reuniones, y por eso no creemos que se refiera Pablo a los ‘cismas’ de 1,10, que traducíamos allí como ‘disensiones’. Allí se hablaba de ‘discordias’ –eride"- motivadas por la adhesión respectiva a Pablo, Apolo o Cefas. En cambio aquí parece referirse a que en el banquete común se formaban grupos separados que no compartían la comida.

       11,19 *es necesario que haya disensiones: aquí se revela una lectura providencialista de las realidades negativas, en cuanto que de ellas siempre se puede derivar algo bueno. Dada la fragilidad de la concisión humana es inevitable que donde hay hombres haya también estas miserias que acompañan la condición humana. Pero estas miserias ofrecen una oportunidad a los de virtud probada para aquilatar más su virtud. Dios no quiere los renglones torcidos, pero se las arregla para escribir derecho y sacar siempre del mal algo bueno. De cara al juicio escatológico la conducta deficiente de algunos pone de relieve la conducta de los otros y ayuda a que se vea la justicia en el juicio de Dios.

       11,20 *eso ya no es comer la cena del Señor: la grave falta de solidaridad llega a desvirtuar la liturgia y hace de ella una horrible caricatura, que, como Pablo dijo antes, causa más daño que beneficio.

       11,21 *cada uno se adelanta a comer su propio alimento: alude Pablo a la costumbre primera de acompañar el rito de la eucaristía con un ágape o banquete fraterno que se tenía al principio antes del rito eucarístico, luego después, hasta que acabó por desaparecer del todo. La queja de Pablo es que faltaba solidaridad entre ricos y pobres para poner el alimento en común, y se reproducían en la cena del Señor las diferencias de clases sociales que se daban en la sociedad pagana. Se formaban corrillos en distintas mesas en los que la gente se reagrupaba según la extracción social de los distintos miembros. La casa particular (Rm 16,23) no tenía una habitación tan grande donde cupieran todos y así se formaban corrillos en diversas habitaciones. La expresión “adelantarse” quizás denota que los miembros más pudientes llegaban antes y se adelantaban a comer, mientras que los más pobres –esclavos, siervos- quizás tenían que retrasarse  solo quedaban los huesos.

       11,22 *menospreciáis a la Iglesia de Dios: humillando a los pobres es últimamente a la Iglesia a la que se está menospreciando.

       11,23 *yo he recibido del Señor: no se trata de una revelación privada hecha a Pablo, sino de una tradición eclesial que arranca del Señor Jesús. Pablo no es sino un eslabón más en esa cadena de recibir y entregar, los verbos griegos técnicos en la transmisión de tradiciones: recibir = paralambanein; entregar = paradidonai. Alude a las tradiciones sobre Jesús que transmitió a los corintios cuando la fundación de la comunidad en el año 49. Transmitir es más que predicar. Supone un proceso de memorización y asimilación por parte de los oyentes.

*la noche en que fue entregado: comienza así el relato de la institución de la eucaristía. Es un relato litúrgico en griego que refleja el uso de la comunidad madre de Antioquía, mucho más parecido al de Lucas que a los de Marcos y Mateo, que parecen reflejar en cambio el uso de la comunidad madre de Jerusalén. De hecho tenemos aquí una formulación del relato 20 años más antigua que la del texto de Marcos, que es el primer evangelio, y casi 40 con respecto a Lucas que es la versión más parecida. Podemos detectar que en el transcurso de esos 40 años la tradición se ha mantenido prácticamente invariable, con lo que se comprueba la fidelidad con la que las tradiciones eran transmitidas en el seno de la comunidad. Hay con todo pequeñas diferencias que nos permiten apreciar cómo no se trata de la fidelidad de una grabación magnetofónica o de una fotocopia.

El término “fue entregado” –paredvideto- se utiliza frecuentemente asociado a la traición de Judas (Mt 10,4; 26,15.21.23.24.25.26.48; 27 3.4 y paralelos sinópticos), y en general al sentido salvífico de la muerte de Jesús (Rm 4,25; 8,32; Ga 2,30; Ef 5,2).

*el Señor Jesús: es el sujeto de las palabras y de los gestos del relato eucarístico. Al explicitar la palabra “Jesús” se da una referencia a su existencia histórica y a un acontecimiento situado en el pasado. Al explicitar la palabra “Señor”, se está afirmando que no se está haciendo memoria de alguien muerto, sino de alguien vivo, de alguien que sigue haciéndose presente no solo en el recuerdo subjetivo del pasado, sino en la actualidad de su presente señorío.

En otro lugar hemos comentado el relato eucarístico, dando un cuadro sinóptico de las cuatro versiones tanto en griego, como en castellano. En los apuntes del curso sobre eucaristía dedicamos un capítulo al estudio exegético de este relato.

       11,24 *dando gracias: -eucaristhsa"- La fórmula antioquena de Pablo y Lucas solo trae una vez el verbo “dar gracias” al mencionar el pan. En cambio la fórmula palestina de Marcos y Mateo usan el verbo “bendecir” –eulogein- para el pan, y luego el verbo “dar gracias” para la copa, adaptándose más al uso judío.

*por vosotros: el texto dice “el cuerpo por vosotros” –to swma to uper umwn-, pero se sobreentiende “entregado” por vosotros. El uso de la preposición uper con genitivo significa la finalidad: “en favor de vosotros”, “por vosotros”. Marcos usa este genitivo en la fórmula sobre la copa, mientras que Pablo lo usa en la fórmula sobre el pan. Consideramos secundario el texto concordista de Lucas en el que se usa en ambas ocasiones: cuerpo “dado por vosotros” y sangre “derramada por vosotros”. Obsérvese que Lucas explicita el participio “dado” –didomenon-, mientras que en Pablo está sobreentendido al hablar solo del “cuerpo por vosotros”.

       11,25 *después de cenar: esta puntualización pertenece a la versión antioquena y está presente tanto en Lucas, como en Pablo, pero falta en Marcos y Mateo. Establece un paralelismo mayor con el séder pascual judío en el que después de la cena se toma la tercera copa, o copa de la acción de gracias. Contrasta con las otras comidas rituales en los que la única copa se bendice y se toma al principio de la comida. Este dato es importante para determinar si la última cena fue la cena pascual tomada en la vigilia pascual judía (sinópticos), o no coincidió con ella (Juan).

*la nueva alianza en mi sangre: esta expresión que relaciona directamente el cáliz con la alianza nos parece más antigua que la versión de Marcos en que se relaciona directamente el cáliz con la sangre, en paralelo con la relación directa que hay entre el pan y el cuerpo. Este tipo de equilibrio en la formulación de ambas frases revela una etapa secundaria de la tradición, que tiene a equilibrar los paralelos y no a desequilibrarlos.

*hacedlo en recuerdo mío: el mandato de la anámnesis, propio de la tradición antioquena, aparece en Lucas solo después de las palabras sobre el pan, en cambio en Pablo aparece dos veces, tras las palabras sobre el pan y tras las palabras sobre la copa. Este tipo de repeticiones nos parece secundario, y pensamos que en este punto Lucas nos ofrece un texto más antiguo, menos evolucionado.

       11,26 *anunciáis la muerte del Señor: en la comunión del pan partido y del vino se simboliza y actualiza el acto máximo de amor por el que Jesús entregó su vida por los suyos. Esta muerte es recordada, proclamada y presentizada en los gestos y palabras del memorial. Pero es negada y profanada en la parodia que hacían los corintios comiendo la cena del Señor al margen de toda solidaridad de amor.

       11,27 *comer y beber de un modo indigno: la indignidad consiste no tanto en la ebriedad de algunos, sino en el hecho de que se formaban corrillos separados para comer de un modo no solidario, con lo que esto comporta de vergüenza para los pobres y de menosprecio hacia la Iglesia.

*reo del cuerpo y de la sangre del Señor: la falta de amor hacia los hermanos los convierte en culpables también de la muerte de Jesús; se incluyen en el número de los que mataron a Jesús, porque están ahora dando muerte al cuerpo eclesial, están matando la comunión de amor que es la vida de la Iglesia.

       11,29 *sin discernir el cuerpo: discernir es reconocer en el pan y el vino no sólo el cuerpo eucarístico del Señor, sino también el cuerpo eclesial de los hermanos, profanado cuando no se entra en comunión con ellos. Antes de comulgar, el cristiano debe “juzgarse a sí mismo”, es decir, evaluar la autenticidad de sus relaciones eclesiales, a la luz del hecho de que nuestros cuerpos son miembros de Cristo (1 Co 6,15) y de que somos un solo cuerpo los que nos alimentamos de un mismo pan (1 Co 10,17).

       11,30 *débiles, enfermos y muertos: Esta profanación no queda impune y puede ser causa de enfermedad o de muerte. A esto atribuye Pablo el hecho de que algunos corintios hubiesen enfermado y otros hubiesen muerto en los últimos tiempos. El efecto del sacrilegio no afecta solo a la vida espiritual, sino que se desborda también de modo psicosomático hasta afectar también a la salud corporal.

       11,31 *si nos juzgásemos: después de haber constatado las terribles consecuencias que ha tenido en la comunidad corintia la indignidad en la celebración de la eucaristía, Pablo pasa a exhortar a los corintios a una conversión. Es posible eludir la condenación si cada uno hace una autocrítica, reconoce sus errores y cambia su comportamiento. Si nos juzgamos -diakrinein-, no seremos castigados -krinein-.

       11,32 *para escarmiento: los castigos de Dios son medicinales, buscan nuestra conversión y evitan que al final de los tiempos seamos condenados.

       11,33 *esperaos unos a otros: termina Pablo esta sección con una exhortación a los corintios a que no se adelanten a comer su propia comida, y esperen a los demás, es decir, esperen a darse cuenta de si hay gente que no ha traído comida y estén dispuestos a compartirla con ellos.

       11,34 *que coma en casa: insinúa Pablo que el fin de esas comidas semilitúrgicas era simbólico. Uno no va a una liturgia a comer. El saciar el hambre se hace en otro contexto más funcional, en casa. En las reuniones comunitarias deben primar las consideraciones simbólicas, y la solidaridad al compartir los alimentos es la finalidad de esas comidas, más bien que el saciar el hambre. Esa solidaridad debe ser patente.

De todas formas, los abusos acabaron con la costumbre de los ágapes que acompañaban a la eucaristía, y pronto se eliminaron, para dejar solo la comida puramente ritual en la que lo único que se toma es un pedazo de pan y un sorbo del vino consagrado. Tal como hacemos ahora. Ciertamente no es una comida para saciar el hambre.

 

 

 

C) Tercer problema: El uso de los carismas: 12,1 - 14,40

Los tres capítulos siguientes de la carta versan todos ellos sobre el uso de los carismas en la comunidad y la jerarquización de los carismas. El capítulo 12 nos dará los principios generales que regulan dicho uso, el capítulo 13 nos hablará sobre la primacía de la caridad, y finalmente el capítulo 14 dará normas concretas y específicas para responder a la casuística planteada.

  

1. Principios generales: 12, 1-30

Pablo empieza dando los criterios de discernimiento inspirados en el origen y finalidad de los carismas (12, 1-7), para luego hablar de su multiplicidad (12,8-11) y de la unidad de todos en el cuerpo de Cristo (12,12-30). 

Excursus 12: Los carismas en san Pablo

La teología paulina de los carismas está en estrecha relación con su concepción de la Iglesia como Cuerpo de Cristo, en el que hay miembros diversos en la unidad de un solo cuerpo.

La definición de lo que es un carisma la encontramos en 1 Co 12,7: “A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común”. En esta definición hay cuatro notas:

* Se da: el carisma es un don; algo que ni se compra ni se aprende, como la memoria, el oído musical, la facilidad de palabra, la facilidad para los idiomas extranjeros…

* Es también manifestación del Espíritu: un don sobrenatural, distinto de los dones naturales por sus efectos, aunque a veces se apoya sobre un don natural.

* Se da de un modo distributivo: a cada cual se le da su don. Descubrimos aquí el: pluralismo y la estructura corporativa del cuerpo de Cristo.

* Son para provecho común: en eso se diferencian los carismas de los dones que se dan para la santificación personal,  el crecimiento personal en Cristo. Los carismas no miran a la construcción del individuo, sino a la construcción de la comunidad.

Al hablar de los carismas, y sin pretender dar una lista exhaustiva, Pablo cita nueve: palabra de sabiduría, palabra de ciencia, fe, curaciones, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, diversidad de lenguas y don de interpretarlas (1 Co 12,8-10). Al reseñar los diversos servicios o ministerios menciona en primer lugar el ministerio de los apóstoles de los profetas y de los maestros, en este orden, y constata que no todos son apóstoles, ni todos profetas, ni todos maestros (1 Co 12,28). ¡Qué clima tan diferente del que encontrábamos en Juan, donde el Maestro por excelencia era la unción del Espíritu en el corazón de cada cristiano, y nadie necesitaba que le enseñasen nada! (1 Jn 2,27).

En la doctrina paulina de los carismas, aunque la Iglesia no llega a ser democracia asamblearia de un hombre un voto, sin embargo no es en absoluto una dictadura no participativa en la cual unos pocos lo hacen todo, y la mayoría tienen que limitarse a escuchar y a obedecer de una forma pasiva.

Para Pablo ningún cristiano puede verse a sí mismo como un peso muerto, como un simple espectador. A cada cual se le da una manifestación del Espíritu diversa (1 Co 12,7). Esta afirmación descarta de entrada el clericalismo de un pequeño grupo de clérigos que acumulan dones y funciones, y descarta también el que alguien pueda considerarse marginado del quehacer comunitario. Todos tienen su propio don y deben ponerlo al servicio de la comunidad, que no puede permitirse el lujo detener miembros inactivos e irresponsables. El rostro de Jesús es como un mosaico que solo emerge en la comunidad cuando cada aporta su pequeña pieza.

El hombre orquesta, el dictador, el sabelotodo, el paternalista, el monopolizador son figuras que quedan totalmente denunciadas por la teología paulina. La tarea del dirigente de la comunidad es discernir los carismas de sus miembros, ayudarles a descubrirlos, estimularlos para que los ejerciten, coordinarlos en la acción pastoral conjunta.

En general los carismas no designan fenómenos milagrosos, que eran muy raros incluso entre los carismáticos corintios. Un aspecto importante de lo carismático es su función de servicio. Pablo intenta recortar lo espectacular a favor de lo más sencillo.

Si el ejercicio de los carismas se puede prestar a abusos, esto no es motivo para desalentar su uso. También la autoridad en la Iglesia ha dado lugar a múltiples e incuestionables abusos a lo largo de la historia, y no por eso debemos eliminar en la Iglesia el ejercicio de la autoridad.

Uno de los cambios más importantes del concilio Vaticano II ha sido precisamente afirmar la realidad carismática de la Iglesia, la naturaleza participativa de la asamblea litúrgica, la invitación a todos los miembros a potenciar sus carismas y ponerlos al servicio común, y el reconocimiento de la multiplicidad de los carismas incluidos aquellos más extraordinarios (LG 12).  Ha podido hablarse a propósito de esta renovación carismática de una nueva primavera para la Iglesia y de un nuevo Pentecostés.  

a) criterios de discernimiento (12,1-8)

       12,1 *los espirituales: -twn pneumatikwn- puede entenderse como referido a las personas espirituales, y más probablemente a los dones espirituales de los que hablará a lo largo de este capítulo.

*los ídolos mudos: pablo recuerda a los corintios que cuanto todavía eran paganos gozaron de experiencias de tipo extático, comunes en las religiones mistéricas. Determinadas experiencias pentecostales a las que se va a referir a continuación pueden asemejarse a ellas, pero Pablo quiere marcar una distinción básica. Los fenómenos entusiásticos paganos son mudos, porque sus ídolos son mudos. No confiesan a Jesús. En cambio los fenómenos cristianos son manifestaciones del Espíritu que llevan a confesar a Jesús como Señor. En lugar de valorar lo aparatoso de esos fenómenos, hay que valorar la referencia explícita a Jesús como Señor, sin la cual no hay auténtica manifestación del Espíritu. Pablo quiere que los corintios no ignoren la diferencia entre la piedad cristiana y la mística pagana. Por fuera los fenómenos  pueden ser parecidos, pero no hay que fijarse en el fenómeno exterior, sino en la referencia explícita a la fe en Jesús.

       12,2 *nadie puede decir: ¡Maldito sea Jesús!: el verdadero criterio de discernimiento carismático es la referencia a Jesús. Si se trata de una referencia negativa, derogatoria de la centralidad de Jesús en la vida espiritual, por más milagrosos que sean los fenómenos que acompañen a esta experiencia, no puede estar ahí presente el Espíritu, no se manifiesta el Espíritu. En cambio dondequiera que se confiesa a Jesús como Señor, tiene necesariamente que estar presente el Espíritu Santo, porque esa confesión de fe sólo puede hacerse en virtud del Espíritu. ¿Quién blasfemaba de Jesús? Quizás se refiera Pablo a un uso sinagogal en el que se rechazaba explícitamente a Jesús, tal como en época tardía nos describe san Justino (Diálogos 16,4; 47,4; 96,2; 137,2).

       Frecuentemente hay fenómenos proféticos, visiones, éxtasis, que en los últimos siglos es costumbre relacionar con apariciones de la Virgen María. Las personas impresionables se fijan en lo aparatoso de esas visiones y profecías, pero ese no debería ser el criterio de discernimiento, sino el contenido de los mensajes y si se corresponden o no con el mensaje de Jesús y la aceptación de su señorío.

       12,4 *carismas, ministerios y operaciones: Dentro del cuerpo eclesial hay distintos carismas, distintos ministerios (servicios) y distintas operaciones. Con la mayor parte de los exegetas pensamos que esta triple denominación de carismas, servicios y operaciones no alude a realidades distintas. Se trata de tres sinónimos, cada uno de los cuales manifiesta un rasgo particular de estos dones espirituales. En cuanto carismas son dones atribuidos de un modo especial al Espíritu. En cuanto servicios, se trata de una diakonía puesta en relación con el Hijo. En cuanto operaciones resaltan la operatividad y la eficacia de dichos dones y se atribuyen al Padre. Pero últimamente a pesar de la referencia de cada una de ellas por separado con una de las tres personas de la Trinidad, todas están simultáneamente puestas en relación con el Espíritu. "Todas esas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad" (1 Co 12,11). La diversidad carismática es como el haz del arco iris que forma la luz blanca al refractarse en un prisma. Todos esos colores estaban ya contenidos en la luz blanca. Hay muchos carismas distintos, pero un solo Espíritu, un solo Señor Jesucristo y un solo Padre. Encontramos aquí una vez más una fórmula trinitaria paulina, como la que aparece al final de la segunda carta a los corintios (2 Co 13,14; cf. Rm 1,1-4; 15,16; Ga 4,6).   

       12,7 *la manifestación del Espíritu: tal como hemos analizado en el excursus precedente sobre los carismas, encontramos aquí una definición ajustada de las cuatro notas que conforman la definición paulina de un carisma. En la expresión “manifestación del Espíritu” podemos tomar la palabra Espíritu tanto como un genitivo subjetivo que denota el origen de la manifestación, como un genitivo objetivo que designa el objeto de la manifestación. El Espíritu es a la vez el que manifiesta y el que queda manifestado.

b) multiplicidad de los carismas (12,8-11)

       12,8 *a uno… a otro: Hay un indicio literario que nos permite distinguir tres grupos (1-2 / 3-7/ 8-9). El primer carisma en cada uno de estos tres grupos viene encabezado con el dativo–eJtevrw/- “a uno”,  mientras que los demás del grupo llevan el dativo -a[llw//- “a otro”. La lista de 1 Corintios no coincide con la lista de Rm  12,6-8, que incluye solo los dones más ordinarios (profecía, servicio, enseñanza, exhortación, contribución económica, presidencia y obras de misericordia). Es importante notar que para Pablo tanto unos como otros proceden del mismo Espíritu.

*hablar con sabiduría y hablar con conocimiento: Los dos primeros carismas citados, palabra de sabiduría y palabra de conocimiento, tienen ambos que ver con el conocimiento y con la palabra; expresan la capacidad para hablar con sabiduría o hablar con inteligencia. No es fácil saber cuál es el matiz propio de cada uno de ellos. Ambos se refieren sin duda a la capacidad para articular en palabras el entendimiento de realidades misteriosas y difícilmente expresables. Algunos, basados en el uso de la palabra sabiduría en otros textos paulinos, suponen que se trataría de la sabiduría sobre el misterio de Dios (1 Co 1,7) y la inteligencia del misterio de Cristo (Flp 3,8; Ef 1,17-23; 2 Co 4,1-6). En círculos pentecostales se suele aplicar al conocimiento interior de circunstancias especiales de la vida de las personas, pero este tipo de facultad habría que adscribirlo más bien a la palabra de profecía.

       12,9 *fe: el carisma de la fe encabeza el segundo grupo de carismas. El carisma de la fe hay que distinguirlo de la virtud teologal de la fe, aunque ambos tengan el mismo nombre. El carisma de la fe no se refiere a la aceptación de las verdades reveladas, ni tampoco en la fe que obra la salvación como contrapuesta a las obras. El carisma de fe se refiere a la fe que traslada montañas (Mt 17,20;  1 Co 13,2), es decir, a la certeza de que en un determinado momento Dios va a actuar de una manera concreta. No es un esfuerzo voluntarístico de creer, sino una certeza venida de lo alto, regalada como un don. Es la certeza que muestran Jesús y los apóstoles en el evangelio cuando saben de antemano que Dios va a realizar una curación, y por eso no piden el milagro, sino que ordenan al paralítico: “¡Levántate!” (Mc 2,11), o al mar: ¡“Calla, enmudece!” (Mc 4,39), o a Lázaro “¡Sal fuera!” (Jn 11,43).

       12,10 *realizar milagros: literalmente, “realizaciones de fuerzas” –energhmata dunamewn-.  Las “fuerzas” en plural, -dunamei"-, designan los prodigios realizados por Jesús y los apóstoles en el ejercicio de la predicación de la palabra. Son signo de la presencia del Reino y de la liberación de la esclavitud al Maligno (Mt 7,22; 13,54; Hch 2,22; 8,13; 19,11). El propio Pablo atestigua que estos fenómenos se dieron en su propio ministerio como signo divino que acompañaba su propia debilidad de apóstol (2 Co 12,12). Otros textos del NT nos advierten de que estos signos y prodigios pueden ser también mercancía propia de charlatanes y falsos profetas, exhortándonos al discernimiento para distinguir unos de otros (Mc 13,22; Jn 4,48; 2 Ts 2,9; Ap 13,13). Cf. excursus 3

       12,11 *las lenguas y su interpretación: más adelante tendremos un excursus sobre estos carismas a lo que se referirá Pablo en detalle en el capítulo 14. Subrayamos cómo en este catálogo de carismas que se cierra con este tercer grupo de las lenguas y su interpretación. No es casual que Pablo cite las lenguas en el último lugar (cf. también 12.27.30). Quizás se deba a su intención de corregir una estima excesiva que tenían los corintios por este don (cf. 14,1-12) Subrayamos cómo se repite machaconamente la idea de que todos los carismas son realizados en un mismo Espíritu, y por tanto no son manifestación de espíritus diversos. Este único Espíritu que actúa en los carismas es el Espíritu de Jesús, el que confiesa el señorío de Jesús cuando pronuncia en los labios de los creyentes “Jesús es Señor” (cf. 12,3).

 

c) unidad de los carismas: el símil del cuerpo (12,12-30)

Excursus 13: El cuerpo en San Pablo

No es este el único lugar en el que Pablo desarrolla el símil del cuerpo y sus miembros para explicar la unidad y la diversidad en la Iglesia, sus ministerios y sus carismas. Habrá que tener ante los ojos especialmente el texto de Rm 12,4-8, y el texto deuteropaulino de Ef 4,7-16.

Este símil que compara  el tejido social con el cuerpo es un recurso literario muy popular en la literatura helenística. Tito Livio nos cuenta que Menenio Agripa usó este símil al dirigirse a los plebeyos en Roma (Historia de Roma 2,32). Entre otros lo encontramos en Séneca (Ira 2,31.7), en Marco Aurelio (7,13) y en Epicteto (Discursos 2,10.3). Pablo se ajusta mucho en su uso al de los retóricos de su época.

Pero hay dos diferencias. Los maestros de retórica usaban este topos atribuyendo los dones a la naturaleza, y exhortando a los más humildes a someterse a los más elevados para guardar la debida jerarquía en la sociedad. Pablo en cambio atribuye los dones a Dios, y en vez de urgir a una estructuración jerárquica, insiste en la interdependencia e incluso en el trato especial de favor que merecen los miembros más débiles. Aquí tenemos un elemento típicamente evangélico que resulta contracultural.

Discuten los autores si el término cuerpo aplicado a Cristo es o no es una metáfora. Obviamente no se usa la palabra cuerpo en un sentido unívoco. Todo lenguaje tomado de la naturaleza para aplicarlo al mundo de la gracia es forzosamente metafórico, lo cual no quiere decir que no sea real. Las metáforas expresan un tipo de realidad que no puede ser expresada de otro modo.

Este símil del cuerpo empieza a desarrollarse en tres partes a partir del verso 12. Podemos distinguir una afirmación general con su fundamento (12,12-13); un desarrollo introducido por la conjunción causal kai gar, en el que se examina el tipo de relación que existe entre los miembros de un cuerpo (1 Co 12,14-26); una aplicación a la Iglesia en su unidad y sus múltiples carismas y ministerios (12,27-30).

        12,12 *así también Cristo: este verso parece desequilibrado con una larga prótasis y una brevísima apódosis. La descripción del símil del cuerpo se hace en varias frases detalladas. La aplicación a Cristo se hace en cuatro palabras: outw kai o Cristo". El símil del cuerpo no se aplica a la Iglesia, sino a Cristo, al Cristo total. El Cristo es un cuerpo con muchos miembros. No se dice que tenga un cuerpo, sino que es un cuerpo.

       12,13 *bautizados para formar un mismo cuerpo: literalmente, “hacia un mismo cuerpo”. El bautismo de judíos y griegos les integra en un solo cuerpo, porque es el bautismo en un único Espíritu. Como Pedro explicó a los que le pidieron cuenta de haber bautizado a los paganos: “Si Dios les ha concedido el mismo don que a nosotros, ¿quién era yo para poner obstáculos a Dios?” (Hch 11,17).

*se nos ha dado a beber un mismo Espíritu: la mención del agua del bautismo en el Espíritu, le lleva a Pablo un segundo símil líquido. Los cristianos no solo son bautizados en el Espíritu, sino que beben el mismo Espíritu. Esta bebida no puede referirse a la eucaristía, porque está en un aoristo puntual, que se refiere a un momento concreto situado en el pasado. Se trata de una nueva referencia al bautismo (cf. Is 32,15-16; 44,3-4). El tema del Espíritu como agua que se bebe es típico del evangelio de Juan (Jn 4,14: 7,37-39; 19,34). Pero no es el Espíritu quien bautiza, sino que uno es bautizado en el Espíritu, es sumergido en el Espíritu.

       12,15 *si el pie dijera: en los siguientes versículos Pablo se vuelve reiterativo, repitiendo la misma idea en binas. El pie no deja de ser del cuerpo por el hecho de no ser mano; el oído no deja de se del cuerpo por el hecho de no ser ojo: pie/mano, oído/ojo. En esta primera bina se subraya la pertenencia de todos. El primer término –pie, oído- es el miembro que parece ser menos hermoso o menos útil y se le exhorta a no sentirse inútil ni agraviado comparativamente.

       12,17 *¿cómo oiría?: de nuevo otra bina reiterativa; si todo el cuerpo fuera ojo o si todo fuera oído, ¿cómo oiría? ¿Cómo olería? Ojo/audición, oído/olfato. En esta segunda bina se subraya la especificidad que tiene cada miembro.

       12,21 *no te necesito: tercera bina. Ni el ojo puede decir a la mano no te necesito, ni la cabeza lo puede decir a los pies. Ojo/mano, cabeza/pies. En esta tercera bina se subraya la necesidad que hay de todos los miembros. El miembro que puede creerse más importante es el primero enunciado ojo-cabeza. Se exhorta a los miembros que se crean más importantes a no pensar que pueden prescindir de los demás.

       12,23 *todos los miembros son necesarios: en la comunidad cristiana se debe honrar de manera prioritaria a los miembros más débiles, a los que según criterios mundanos son menos valiosos. Pablo pone el ejemplo de cómo en el cuerpo los miembros “menos honestos” son tratados con especial respeto. Los órganos genitales se cubren con vestidos especiales, es decir, son tratados con mayor respeto. Si hiciéramos lo mismo en el tejido social y tratáramos con especial respeto a los miembros más débiles, se llegaría a revolucionar los criterios competitivos del mundo.

       12,25 *para que no haya división en el cuerpo: vuelve Pablo al tema que le preocupa, el de las divisiones –scismata- en la comunidad corintia, que surgía cuando el orgullo de unos despreciaba a los más humildes tratándolos sin respeto.

       12,26 *sufrir con, alegrarse con: cuando hay solicitud mutua -merimnan-, se comparte el sufrimiento y la alegría, el honor y el deshonor, sin envidias ni celos ni protagonismos.

       12,28 *Dios los ha dispuesto: tras un breve resumen, Pablo vuelve a dar una lista de ocho distintos servicios  y ministerios. Los tres primeros de la lista, vienen señalizados con la referencia numérica “primeramente, en segundo lugar, en tercer lugar”, y curiosamente no se enumeran los dones mismos, cuanto las personas que los ejercen, los ministros diversos que hay en la Iglesia y que poseen los carismas propios para ejercer esos ministerios: apóstoles, profetas y maestros. En cambio a partir del cuarto elemento de la lista, sin especificar ya el número ordinal, se vuelve a los dones y no ya quienes los ejercen, lo mismo que en la lista de 12,8-10: milagros, sanaciones, asistencia, administración, elocución en lenguas diversas. Se discute si los números ordinales utilizados reflejan un orden de importancia. De hecho los apóstoles y los profetas encabezan otras listas (Ef 2,20; 3,5; 4,11; Ap 18,20). Sin embargo, dado el tono general de la carta, que trata de evitar cualquier emulación, puede pensarse que no haya una intención expresa de jerarquizar los dones ni los ministerios.

       12,29 *¿acaso son todos apóstoles?: en los versos 29 y 30 se hacen siete preguntas retóricas. La respuesta esperada en los siete casos es obviamente negativa. Con este recurso literario se hace ver cómo efectivamente los dones y ministerios son distintos, y ninguno está llamado a ser un hombre orquesta que pueda acapararlos.

  

2. Elogio del amor, el principal de los carismas: 12,31-13,1

 El capítulo sobre el amor es propiamente una digresión en el razonamiento de Pablo acerca de la ordenación de los carismas, que continuará en el capítulo 14. Sin embargo esta digresión contiene el núcleo que da unidad a toda la carta y aporta la solución a todos los problemas que se habían ido exponiendo en ella. El orgullo hincha, pero solo el amor construye. Los carismas solo son carismas del Espíritu si están al servicio del amor y de la comunión fraterna.

El capítulo 13 tiene una estructura quiástica con tres partes:

a) superioridad del amor

b) caracterización del amor

c) superioridad del amor

Veamos el desarrollo de las tres partes

a) los versos 1-3 afirman que sin amor los otros dones no tienen ningún valor.

b) los versos 4-7 describen las características del amor: lo que el amor hace (2 notas); lo que el amor no hace (8 notas); y de nuevo lo que el amor hace (5 notas) = total 15 notas.

c) los versos 8-12 contrastan el amor que nunca acaba con los otros dones. El verso 13 es el resumen y conclusión.

El género literario de este texto, al que llamamos “himno al amor”, no es propiamente hímnico, sino que corresponde a las aretalogías, o encomios de las virtudes. Es famoso, por ejemplo, el encomio del amor que Platón hace en el Symposion 97, B-E, o el elogio de la verdad en 3 Esdras 5,34-40. 

Excursus 14: El amor en la primera carta a los Corintios

Para Pablo la característica distintiva del Espíritu es el empeño en lograr y mantener la unidad, no la calidad más o menos psicodélica o aparatosa de los dones. A veces pensamos que una personalidad "carismática" es aquella que es un poco extravagante, que canta fuera del coro, que sigue sus caminos. Pero para Pablo el hombre o la mujer carismáticos son aquellos que promueven la unidad, y no provocan confrontaciones. Por eso los corintios, a pesar de todos sus dones místicos, no eran personas espirituales, sino que seguían siendo carnales y eran en el fondo iguales que sus paisanos no cristianos de la ciudad.

El amor en el famosísimo texto del cap. 13 no es sólo "el mejor de los carismas" (1 Co 12,31), sino que es el test de todos los carismas. Si los carismas se ejercen desde el amor, tienen que servir para la edificación de la comunidad (1 Co 12,7) y no para su división y destrucción. A través de los carismas propios cada uno debe buscar el bien de los otros, porque les ama, y no busca simplemente lucirse o afirmarse a sí mismo o gozar de poder para controlar a los demás.

El amor es la sustancia de la que están hechos todos los carismas auténticos. No se trata de oponer amor a carismas como si el amor fuera un carisma más, el más excelente o el más sublime. Puede haber aretes de oro, pulseras de oro, colgantes de oro, collares de oro. Estas joyas son todas diversas, pero todas deben están hechas de oro. Así también hay carismas diversísimos, pero si son joyas auténticas, deben estar todos hechos de oro y no de un metal falsificado,

Si mis carismas personales sirven para la edificación de la comunidad, entonces son auténticos y son del Espíritu. Si mis carismas sólo sirven para mi protagonismo, y resultan en cismas y divisiones, entonces no son verdaderas manifestaciones del Espíritu, y yo no soy espiritual, sino carnal.      

El discernimiento de los carismas buscará siempre en ellos la presencia del amor que nos lleva a hacernos siervos de todos (1 Co 9,19), a renunciar a privilegios que quizás en otro contexto serían legítimos. El amor puede llevar incluso a renunciar al uso de mis carismas si en un momento dado veo que pueden ser un tropiezo para espíritus débiles, para hermanos más escandalizables, o más inseguros (1 Co 9,4.12). El amor me lleva a preferir el juicio de los demás al juicio propio. Si nos amáramos de verdad, qué fácil sería vivir en comunidad, y cuántos de nuestros conflictos se disolverían como se disuelve la nieve cuando sale el sol.

Pablo habla de que puede haber incluso algunos que se dejarían quemar vivos o que repartirían todos sus bienes a los pobres, sin que tuviesen el verdadero amor. Ni siquiera el repartir los bienes a los pobres es señal inequívoca de amor. Se podría hacer por vanidad o por deseo de protagonismo. Y si no hay amor, no soy nada. Uno puede llegar a presumir de su pobreza despreciando a los otros: "Yo soy más radical en la pobreza y no soy un cochino burgués como ustedes".

Si no tengo amor no valgo para nada. Usa san Pablo una preciosa metáfora. La ciencia hincha, pero la caridad edifica. La hinchazón no es señal de crecimiento ni de gordura, sino de enfermedad. La persona opilada puede estar hinchada como el pavo cuando expande sus plumas, pero en el fondo está hueca y vacía. En frase de Pablo, el amor nunca es competitivo: "No es envidioso, no es jactancioso, no se engríe" (1 Co 13,4).

       12,31 *aspirad a los carismas mejores: el verbo se puede leer en indicativo o en imperativo –aspiráis/aspirad. En el primer caso se trataría de una reprensión de los corintios competitivos que irónicamente les motiva para aspirar al más importante de todos que es el amor. Si se lee en imperativo, Pablo estaría exhortando a los corintios a que fueran competitivos en un sentido positivo, aspirando a los carismas mejores, que no son los que dan poder, sino los que nos ponen al servicio de los demás. En cualquier caso, este versículo es una transición que dispone para el tratamiento del amor en la sección siguiente.

        13,1 *bronce que resuena o címbalo que retiñe: El primero de los carismas que Pablo compara con el amor, es precisamente el último de las listas precedentes, pero el que, al parecer, más estimaban los corintios: el canto en lenguas. Como es sabido, este don se mantiene hoy día entre los pentecostales, incluidos los católicos. Cualquiera puede escucharlo asistiendo a un grupo de oración carismático, y en verdad que el sonido recuerda a la vibración de un metal percutido.

Excursus 14: El amor en la primera carta a los Corintios

Para Pablo la característica distintiva del Espíritu es el empeño en lograr y mantener la unidad, no la calidad más o menos psicodélica o aparatosa de los dones. A veces pensamos que una personalidad "carismática" es aquella que es un poco extravagante, que canta fuera del coro, que sigue sus caminos. Pero para Pablo el hombre o la mujer carismáticos son aquellos que promueven la unidad, y no provocan confrontaciones. Por eso los corintios, a pesar de todos sus dones místicos, no eran personas espirituales, sino que seguían siendo carnales y eran en el fondo iguales que sus paisanos no cristianos de la ciudad.

El amor en el famosísimo texto del cap. 13 no es sólo "el mejor de los carismas" (1 Co 12,31), sino que es el test de todos los carismas. Si los carismas se ejercen desde el amor, tienen que servir para la edificación de la comunidad (1 Co 12,7) y no para su división y destrucción. A través de los carismas propios cada uno debe buscar el bien de los otros, porque les ama, y no busca simplemente lucirse o afirmarse a sí mismo o gozar de poder para controlar a los demás.

El amor es la sustancia de la que están hechos todos los carismas auténticos. No se trata de oponer amor a carismas como si el amor fuera un carisma más, el más excelente o el más sublime. Puede haber aretes de oro, pulseras de oro, colgantes de oro, collares de oro. Estas joyas son todas diversas, pero todas deben están hechas de oro. Así también hay carismas diversísimos, pero si son joyas auténticas, deben estar todos hechos de oro y no de un metal falsificado,

Si mis carismas personales sirven para la edificación de la comunidad, entonces son auténticos y son del Espíritu. Si mis carismas sólo sirven para mi protagonismo, y resultan en cismas y divisiones, entonces no son verdaderas manifestaciones del Espíritu, y yo no soy espiritual, sino carnal.      

El discernimiento de los carismas buscará siempre en ellos la presencia del amor que nos lleva a hacernos siervos de todos (1 Co 9,19), a renunciar a privilegios que quizás en otro contexto serían legítimos. El amor puede llevar incluso a renunciar al uso de mis carismas si en un momento dado veo que pueden ser un tropiezo para espíritus débiles, para hermanos más escandalizables, o más inseguros (1 Co 9,4.12). El amor me lleva a preferir el juicio de los demás al juicio propio. Si nos amáramos de verdad, qué fácil sería vivir en comunidad, y cuántos de nuestros conflictos se disolverían como se disuelve la nieve cuando sale el sol.

Pablo habla de que puede haber incluso algunos que se dejarían quemar vivos o que repartirían todos sus bienes a los pobres, sin que tuviesen el verdadero amor. Ni siquiera el repartir los bienes a los pobres es señal inequívoca de amor. Se podría hacer por vanidad o por deseo de protagonismo. Y si no hay amor, no soy nada. Uno puede llegar a presumir de su pobreza despreciando a los otros: "Yo soy más radical en la pobreza y no soy un cochino burgués como vosotros".

Si no tengo amor no valgo para nada. Usa san Pablo una preciosa metáfora. La ciencia hincha, pero la caridad edifica. La hinchazón no es señal de crecimiento ni de gordura, sino de enfermedad. La persona hinchada puede estar como el pavo cuando expande sus plumas, pero en el fondo está hueca y vacía. En frase de Pablo, el amor nunca es competitivo: "No es envidioso, no es jactancioso, no se engríe" (1 Co 13,4).

       12,31 *aspirad a los carismas mejores: el verbo se puede leer en indicativo o en imperativo –aspiráis/aspirad. En el primer caso se trataría de una reprensión de los corintios competitivos que irónicamente les motiva para aspirar al más importante de todos que es el amor. Si se lee en imperativo, Pablo estaría exhortando a los corintios a que fueran competitivos en un sentido positivo, aspirando a los carismas mejores, que no son los que dan poder, sino los que nos ponen al servicio de los demás. En cualquier caso, este versículo es una transición que dispone para el tratamiento del amor en la sección siguiente.

       13,1 *bronce que resuena o címbalo que retiñe: Tres veces repite Pablo en los tres primeros versos ‘si no tengo amor’, contraponiendo el amor otras actividades. En los dos primeros versos contrapone el amor a cinco de los carismas de la lista de 1 Co 12,8-10: las lenguas, la profecía, la palabra de sabiduría, la palabra de conocimiento y la fe. Parece que hay una gradación en orden de importancia de menor a mayor (1 Co 13,1-2).

En el tercer verso se repite por tercera vez la frase ‘si no tengo amor’ y se contrapone el amor a dos acciones que no estaban incluidas en las listas de carismas, pero parecen el clímax en la gradación de menos a más: la renuncia a todas las posesiones, y la entrega de la propia vida (13,3).

El primero de los carismas que Pablo compara con el amor, es precisamente el último de las listas precedentes, pero el que, al parecer, más estimaban los corintios: el canto en lenguas. Como es sabido, este don se mantiene hoy día entre los pentecostales, incluidos los católicos. Cualquiera puede escucharlo asistiendo a un grupo de oración carismático, y en verdad que el sonido recuerda a la vibración de un metal percutido. Tendremos ocasión de referirnos a él.

       13,2 *no soy nada: en la lista de carismas se refirió a la palabra de sabiduría (sofiva) y a la palabra de conocimiento (gnwvsi"). Ahora habla de conocer todos los misterios y de tener toda la gnosis, indicando que la palabra de sabiduría de 1 Co 12,8 tenía que ver con el conocimiento de los misterios.

       13,3 *me entregara a mí mismo por vanidad: este texto tiene un problema de crítica textual. El textus receptus dice i]na kauqhsomai, ‘para ser quemado’. Hay otras variantes. Entre ellas, la más importante es la que dice ina kauchsomai, ‘para gloriarme’, ‘por vanidad’. Esta última variante aparece en los mejores unciales, en el Vaticano, el Sinaítico y en el P46. Las dos palabras suenan casi igual en griego, y puede haberse dado un error del copista en una u otra dirección. El verbo gloriarse es típicamente paulino y eso favorece la lectura de kauchsomai. Es una clara situación de empate técnico. Cualquiera de las dos lecturas tiene sentido y tiene sus razones de evidencia externa e interna para avalarla. El entregar el cuerpo a las llamas (kauqhsomai) supondría un acto de autoinmolación, semejante al de los tres jóvenes en el horno (Dn 3).

       13,4 *el amor hace – no hace: comienza en este verso la enumeración de las características del amor: dos positivas, ocho negativas, y de nuevo cinco positivas. El amor es el sujeto de los quince verbos que siguen. Los dos primeros verbos positivos son makroqumei y crhsteuvetai; el amor es paciente, el amor es amable. Makrothymía (paciencia) y chrestos (amabilidad)  son dos de las cualidades divinas en Rm 2,4.

 *no es presuntuoso ni arrogante: las tres primeras precisiones negativas que ilustran cómo no es el amor, aluden a defectos que Pablo ha reprendido precisamente a la comunidad corintia: presunción y arrogancia. Para decir que ‘no es arrogante’ usa el término ou fusioutai: ‘no se hincha’, que es expresión ya usada en 1 Co 4,6.18.19; 5,2; 8,1. Recordemos la expresión: ‘la ciencia hincha, pero el amor construye’. En otros textos paulinos se alude también a esta arrogancia: 2 Co 2,7-8; Ga 6,1; 1 Ts 5,15.

       13,5 *no se comporta de modo indebido: el término ouk aschmonei (cf. 1 Co 7,36; Rm 1,27) se contrapone a los que decían que todo les estaba permitido (1 Co 6,12; 10,23) y no respetaban las costumbres establecidas ni la sensibilidad de los demás.

*no toma en cuenta el mal: no lleva contabilidad del mal, no es hipersensible ni picajoso, ni rencoroso.

       13,6 *no se alegra de la injusticia, se alegra con la verdad: este enunciado contiene el último de los ocho verbos negativos y el primero de la segunda tanda de cinco verbos positivos. Hay una relación entre ambos, porque repiten el verbo alegrarse. Este verso aclara de qué no se alegra y de qué se alegra el amor. Habría pues que buscar una tensión entre injusticia y verdad, interpretando el término ‘verdad’ en un sentido moral bíblico de fidelidad.

       13,7 *todo: este último verso está formado por cuatro verbos transitivos que tienen como sujeto (implícito) el amor y como único complemento ‘todo’, ‘todas las cosas’: el amor disculpa todo, cree todo, espera todo, soporta todo. El verbo stegein, significa disculpar, no dar importancia, pasar por alto, no ‘hacer un mundo de algo’ (1 Co 9,12; 1 Ts 1,3.5). Otros lo entienden como ‘cubrir’, disimular.

Al decir que el amor lo cree todo y lo espera todo, adelanta Pablo la comparación que va a hacer enseguida del amor con la fe y con la esperanza. Lo cree todo y lo espera todo, pero eso no significa que el amor nos lleve a la credulidad o al optimismo ilusorio. El amor es la culminación de la fe y la esperanza. Finalmente se ensalza la capacidad del amor para soportarlo todo, para aguantarlo todo.

       13,8 *el amor nunca fallará: ou piptei: no decae, no cesa. Pablo se refiere al amor como un don escatológico, y no como una obra del hombre, ni como una virtud más entre otras. En los sinópticos se hablaba más del amor como un mandamiento, el principal, pero análogo a los otros mandamientos. Pablo mira el amor como la plenitud, la irrupción del ésjaton en la vida del cristiano. Todos los otros carismas cesarán, sólo el amor permanece.

       13,11: razonaba como niño: el tiempo actual es como un tiempo de infancia, nuestro conocimiento es parcial, imperfecto, burdo, aproximativo. En la otra vida nos parecerá infantil nuestra teología de hoy, porque es solo una sombra, un reflejo de la realidad divina. Todo lo nuestro de aquí es burdo e infantil, comparado con la realidad escatológica que está por venir, y el hombre adulto deja atrás sus modos de pensar infantiles. De santo Tomás se cuenta que después de haber escrito sus grandes obras teológicas, al final de su vida tuvo unas revelaciones a cuya luz comprendió que todo cuanto había escrito no era más que paja.

Pero ya hoy hay una realidad que pertenece al mundo futuro, que pasará bien la prueba, que nunca podremos considerar infantil ni aproximativo. Solo el amor de hoy es de la misma sustancia que el amor del ésjaton. Es por ello ya una irrupción de los últimos tiempos. Es esta perennidad se basa la supremacía del amor sobre todos los carismas y virtudes.

       13,12 *veremos cara a cara: el propósito de Pablo es desde el principio de la carta relativizar el conocimiento del que tanto presumían los corintios espirituales. El espíritu de la ilustración siempre ha llevado a las personas ilustradas a sentirse superiores y a despreciar a los no ilustrados. Pablo devalúa el conocimiento insistiendo en su imperfección y contrastándolo con la visión cara a cara que tendremos. Ahora conocemos enigmáticamente, como en un espejo. Los espejos solo dan un reflejo borroso de la realidad. Entonces conoceremos como somos conocidos, con la agudeza visual con la que Dios nos ve.

       13,13 *ahora subsisten estas tres cosas, fe, esperanza y amor: la tríada de virtudes    que más tarde se conocerán como ‘virtudes teologales’ aparece también en 1 Ts: “el obrar de vuestra fe, el fatigoso trabajo de vuestro amor, y la tenacidad de vuestra esperanza” (1 Ts 1,3).

 

3. Reglas prácticas sobre el uso de los carismas: 1 Co 14, 1-40

     En el capítulo 14 retoma Pablo el discurso sobre el uso adecuado de los carismas, con referencia especial a la proporción debida que hay de guardar entre dos de ellos: el carisma de las lenguas y el carisma de profecía. El mensaje principal de esta sección aparece bien claro en una inclusión que repite el imperativo  “Aspirad a la profecía” al principio (v. 1) y al final (v.39).

     Enuncia también una serie de reglas prácticas para las reuniones de oración espontánea que solían tener se en la comunidad. Distinguiremos, por tanto, dos partes en esta sección. La primera parte sobre la comparación de las lenguas y la profecía (14,1-25), y la segunda sobre el correcto uso de los carismas en el curso de las reuniones de oración (14,26-40).

       14,1 *buscad el amor afanosamente: la nueva sección comienza con una exhortación inicial que recuerda y resume la sección anterior y declara el contenido de la sección nueva que ahora comienza. Pablo usa el verbo diwkein, perseguir, que en otros pasajes aplica también a la búsqueda de otras virtudes (Rm 12,13; 14,19). Lo hemos traducido como ‘buscar afanosamente’. En cambio para la búsqueda de los dones espirituales usa el verbo zeloun que hemos traducido por ‘aspirar’, connotando también el matiz de afán, de celo como el que tiene el esposo por la esposa. Puede denotar también la idea de competitividad, pero aquí esa connotación queda excluida, porque acaba de decir que el amor no es competitivo ou zeloi (1 Co 13,4). 

a) El debido orden entre el don de lenguas y el de profecía (1 Co 14,1-25)

La tesis se formula con claridad en los versos 1b-5: en la oración comunitaria se debe preferir la profecía a las lenguas, a menos que haya alguien que pueda interpretar las lenguas.

       14,2 *no habla a los hombres, sino a Dios: la glosolalia o don de lenguas era un fenómeno común en la comunidad primitiva, que se daba también en otras religiones mistéricas.

 

Excursus 15: El don de lenguas

La glosolalia es distinta de la xenoglosia. Conocemos con el nombre de xenoglosia el fenómeno milagroso de Pentecostés en que cada uno escuchaba a los apóstoles hablar en su propia lengua. Propiamente los apóstoles hablaban en una sola lengua, la suya propia, el arameo (Hch 2,6), pero cada uno les oía hablar en la lengua de su región.

En cambio, en el caso de la glosolalia, la persona inspirada habla en un lenguaje que es desconocido tanto para sí mismo, como para los demás. De hecho nadie puede entenderle. Actualmente se practica la glosolalia en los grupos pentecostales de las distintas Iglesias cristianas, incluida la católica. Como dice Pablo es fundamentalmente una oración dirigida a Dios, que no pretende comunicar un mensaje objetivo a ninguno de los presentes. Casi siempre se presenta acompañada de música, en cuyo caso hablamos del canto en lenguas. Tanto la letra como la música de este canto son espontáneas. Alguna vez puede aparecer este canto en boca de un solista, pero normalmente se trata de un canto comunitario entonado por todo el grupo.

Muchos creen erróneamente que la glosolalia utiliza lengua extranjera concreta (turco, swahili, quechua) desconocida para el que habla. No es este el caso de que nos habla la Escritura. Hablar una lengua desconocida sin haberla estudiado es un hecho claramente milagroso, y como todos los milagros tendría un carácter extraordinario. Por el contrario el uso de la glosolalia en los grupos de oración carismáticos no tiene nada de extraordinario, y se presenta con toda regularidad. Si analizamos fonéticamente los sonidos de la glosolalia encontraremos que varían mucho según la persona que habla. En algunos se limita a la repetición machacona de una única sílaba o grupo de sílabas. En otros tiene una mayor riqueza fonética con variedad de sonidos vocálicos y consonánticos que se entrelazan creativamente. Es más bien una lengua primitiva, un lenguaje del corazón, como la lengua de los niños que todavía no han aprendido a hablar y emiten sonidos inconexos hablando consigo mismos.

De momento queremos reseñar que se trata de un “habla” para comunicarse con Dios y no con los hombres. Tras orar o cantar en lenguas, el orante alcanza un estado de relajación más profunda y entrar en una nueva dimensión en su relación con Dios.

Con la glosolalia ocurre lo mismo que Pablo dice a propósito de la profecía cuando afirma que la inspiración profética está sometida a los profetas (1 Co 14,32). Quiere decir que no es un acto que escapa al control de la voluntad. Tanto el que profetiza como el que ora en lenguas permanecen dueños de sus actos. Puede juzgar sobre la conveniencia de hablar o de callar. Decide cuándo empieza y cuándo termina. Aunque la primera vez que uno ejerce este don puede venir con una fuerza casi irresistible, lo normal es que uno pueda ejercer pleno control sobre su uso.

Un caso especial al que nos referiremos más tarde es el del “discurso en lenguas”, en cuyo caso se da un mensaje profético dirigido a los demás. Este mensaje requiere obviamente un intérprete (cf. 1 Co 14,27). Pero ahora está hablando Pablo del caso más ordinario de la oración en lenguas, que está siempre dirigida a Dios. Más adelante habla san Pablo de la posibilidad de que haya mensajes proféticos en lenguas, pero en este caso exige que haya personas capaces de interpretar esos mensajes y darles una forma inteligible. 

       14,3 *el que profetiza habla a los hombres: la profecía se entiende como un lenguaje objetivo con un mensaje comprensible, destinado a edificar, exhortar y consolar a los oyentes. Lo que diferencia la profecía de una simple exhortación es que la persona que habla lo hace no en nombre propio, sino en nombre de Dios. El “yo” utilizado en el lenguaje profético no es el “yo” del profeta, sino el “yo” de Dios. El profeta se siente habitado por un discurso que se le presenta imperiosamente  y toma conciencia de que no es a él a quien se le están ocurriendo esas palabras, sino que es Dios la fuente de dicho mensaje dirigido a la asamblea.

        14,4 *se edifica a sí mismo: efectivamente el que ora en lenguas experimenta en sí el fruto de esa oración que vivencia como una comunicación más directa con Dios, como luego diremos al distinguir entre la oración con la mente y la oración en el Espíritu (cf. 1 Co 14,15).

       14,5 *ya me gustaría que todos hablaseis en lenguas: Pablo en ningún momento condena o critica el carisma de las lenguas en sí mismo. Lo que critica es la valoración excesiva que tenían los corintios de este don. En el debido orden de los carismas, la profecía es más importante. Sin embargo Pablo tiene dos afirmaciones muy valorativas de las lenguas cuando dice aquí: “Ya me gustaría que todos hablaseis en lenguas” y cuando dice más adelante: “Doy gracias a Dios de hablar en lenguas más que todos vosotros” (1 Co 14,17). La diferencia está en que las lenguas edifican al que las pronuncia, mientras que la profecía edifica a toda la comunidad. La edificación del individuo, la intensificación de su unión con Dios es un valor que últimamente redundará también en beneficio de la comunidad, pero no directamente.

        *a no ser que haya alguien que interprete: la interpretación de las lenguas extrañas es otro de los carismas mencionados por Pablo. Tal como se practica en los grupos carismáticos, sucede a veces que un hermano pronuncia unas palabras misteriosas en lengua desconocida, y a renglón seguido otro enuncia un mensaje profético que enuncia ese mismo mensaje en lengua inteligible para todos. No se pretende que sea una traducción literal palabra por palabra, sino más bien la expresión del sentido de lo que Dios ha querido decir a la asamblea mediante esos sonidos extraños. En ocasiones el mensaje en lenguas consta de pocos sonidos y la interpretación es muy prolija, o viceversa, el discurso en lenguas es largo y la interpretación se reduce a unas pocas palabras.

Hasta aquí la exposición de la tesis. Siguen dos tandas de razonamientos.  En la primera (vv. 6-12) hay tres argumentos:

    a) Si Pablo llegase a Corinto hablando en lenguas, los corintios no sacarían ningún beneficio (v.6).

    b) Si los instrumentos  músicos no dieran sonidos inteligibles no serían válidos para comunicar mensajes (vv. 7-9).

    c)  Si no se usa un lenguaje compartido, los miembros del grupo se convierten en extranjeros los unos para los otros (vv.10-12).

 

       14,6 *si fuera a vosotros hablando en lenguas: Pablo quiere que los corintios sean conscientes de que la aportación más importante que ha hecho a la comunidad desde su fundación son precisamente las palabras inteligibles que les ha dirigido, que han sido palabras de revelación, de conocimiento, de profecía y de enseñanza. Todo este discurso paulino que ha sido tan útil para edificar la comunidad tiene en común el hecho de estar articulado en palabras inteligibles.

      14,7 *los instrumentos musicales inanimados: Pablo da el ejemplo de tres instrumentos musicales: la flauta, la lira y la trompeta. El caso más claro es el de la trompeta. Los distintos sonidos de la trompeta tienen todos un significado convenido por todos. Puede tocar invitando al ataque o a la retirada. Si toca de una manera indefinida el mensaje será indescifrable. El caso de la flauta o la lira no es tan claro, ya que normalmente no intentan comunicar un mensaje, sino simplemente agradar el oído con la melodía.

       14,11 *seré un extranjero para el que habla: en el v. 10 comienza el último de la primera tanda de tres argumentos. Los que no tienen una lengua compartida no pueden entenderse y de hecho se convierten en extranjeros el uno para el otro. Eso es lo que sucede cuando los mensajes en la comunidad no son inteligibles. Usa Pablo el término “bárbaro” -barbaro"-  para designar al extranjero. Es un término claramente despectivo en griego. Los cristianos deben ser hermanos y no extranjeros los unos para los otros. Las lenguas extrañas rompen la unidad de la comunidad.

       14,12 *procurad tener los dones en abundancia: es un versículo de transición. Dadas las limitaciones que tiene el don de lenguas, y dado el deseo de tener muchos carismas, Pablo estimula a los corintios a que se abran a otro carisma adicional, que es el carisma de interpretar, sin el cual el simple don de lenguas no es operativo ni sirve para edificar a la comunidad.

Sigue otra tanda de tres argumentos a favor de la necesidad de que las lenguas vayan acompañadas de la interpretación:

     1) Sin interpretación, la mente del que ora en lenguas queda sin fruto (1 Co 14-15)

    2) Sin interpretación, los que escuchan no pueden sumarse a la oración y no quedan edificados (vv. 16-20)

     3) Las lenguas no son signos ni siquiera para los infieles (vv. 21-25).

       14,14 *mi mente no obtiene fruto: La primera consecuencia negativa de la carencia de inteligibilidad se refiere al propio sujeto que ora en lenguas. Su mente se queda sin fruto. Como de pasada introduce aquí Pablo una interesantísima distinción entre la oración con la mente y la oración en el espíritu. La oración con la mente es la oración con palabras inteligibles que alimentan nuestra inteligencia. La oración en el espíritu carece de palabras inteligibles, y por tanto la mente no obtiene fruto, pero el espíritu sí queda fortalecido. Hay muchos modos de oración en el espíritu, uno puede ser la oración con sonidos inventados, otra el tarareo de una melodía improvisada, otro el silencio contemplativo, otro el movimiento rítmico del cuerpo. En todos estos modos de oración experimento paz, relajación, comunión con Dios, purificación interior, confianza en el ser, aunque luego no sea capaz de escribir un resumen articulado de lo que he sentido o he vivido durante ese rato de oración. No desprecia Pablo esta oración en el espíritu. Él mismo la practica y se propone seguirla practicando. Lo único que quiere dejar claro es que no puede ser el único tipo de oración de un cristiano y que hay que alternar los ratos de oración en el espíritu con otros ratos de oración discursiva.

Los corintios habían desequilibrado las dosis de una y otra oración, exagerando el uso de la oración en el espíritu, por eso Pablo se muestra reticente ante este abuso. Pero en cambio si Pablo nos escribiese a nosotros que somos tan racionalistas y verbalistas en nuestra oración, quizás nos daría alas para que orásemos más a menudo en el espíritu. Deja claro que no hay que usar una única manera de oración: “Oraré en el espíritu pero oraré también mentalmente” (v.15).

       14,16 *¿cómo dirán los otros Amén?: el segundo argumento de esta segunda tanda es paralelo al primero. En el primero Pablo argumentaba que la mente del que ora se queda sin fruto. Ahora se añade que también la mente de los hermanos presentes se queda sin fruto, porque no pueden unirse a esa oración ininteligible. Es imposible decir: “Amén” a algo que uno no ha comprendido. Esto es precisamente lo que impide que las lenguas edifiquen a la comunidad.

Pero los que tienen experiencia de asistir a la oración carismática podrían argüir diciendo que los momentos de canto inspirado en lenguas edifican a la comunidad. No, por supuesto, dando mensajes inteligibles, pero sí creando un clima intenso de presencia de Dios en la asamblea que motiva luego mensajes inspirados. Es observable que los mensajes más inspirados en un grupo de oración espontánea suelen surgir después de momentos de un intenso canto en lenguas.

*uno que no está iniciado: literalmente o ajnaplhrwn ton topon tou idiwtou. Otros traducen: “el simple fiel”. Se refiere a los que no tienen este don y se extrañan ante estos fenómenos y por tanto no quedan edificados.

       14,18 *doy gracias a Dios por hablar en lenguas más que todos vosotros: vuelve a mostrar Pablo su aprecio por las lenguas. Su reticencia no viene de que no valore este don. Él mismo nos dice que lo usa mucho, pero que en la oración comunitaria prefiere decir cinco palabras inteligibles que  diez mil en lenguas.

       14,19 *no seáis niños de mentalidad: aquí interrumpe Pablo su argumentación, para hacer una exhortación a los corintios pidiéndoles que no sean infantiles (cf. 1 Co 13,11). Una mentalidad infantil es la que se deja impresionar más por los fenómenos extraños que por la fuerza de los razonamientos. La preferencia que tienen los corintios por los oráculos misteriosos revela una mentalidad infantil. El adulto debe preferir los mensajes inteligibles, porque son los que realmente edifican.

       14,21 *está escrito en la Ley: inicia aquí Pablo el último argumento de su tesis. Comienza citando a Isaías 28,11-12 de un modo muy libre. Es curioso que tratándose de un texto profético Pablo se refiera a él diciendo que está escrito en la Ley. Según este texto las lenguas serían un escarmiento para los infieles y no para los creyentes. En Isaías Dios amenazaba al pueblo rebelde que les enviaría como castigo a un pueblo de lengua extranjera, cuya lengua era un galimatías para los israelitas. Se trata por tanto de un castigo para el pueblo que se está negando a creer.

       14,22 *son un signo para los no creyentes: la palabra “signo” se toma aquí en su acepción negativa (Nm 26,10; Dt 28,46), que podría traducirse como “escarmiento”. Por no haber escuchado a los profetas que hablaban de modo inteligible, Dios habla ahora al pueblo rebelde en una lengua extranjera, la lengua de los que les oprimen. Lo que Pablo quiere subrayar es que el discurso en lenguas no sirve para convertir a los rebeldes. Dios habla en lengua extranjera solo a aquellos de cuya conversión no hay esperanza ninguna.

       14,23 *¿no dirán que estáis locos?: Pablo continúa el razonamiento del verso anterior. Efectivamente los no creyentes o los no iniciados van a reaccionar negativamente si entran en un lugar donde todos cantan a la vez con sonidos extraños. Eso les parecerá más bien un gallinero, el alboroto de gente loca. Esas lenguas no sirven para cambiar el corazón del que no cree.

        14,24 *se sentirá interpelado por todos y juzgado por todos: al contrario de lo que ocurre con las lenguas, la palabra de profecía si puede tener el poder de convencer también a los no convencidos, a los no iniciados. Pablo supone que ese mensaje profético inteligible saca a luz algunos secretos de esas personas, y las hace sentirse interpeladas y juzgadas, y les lleva a reconocer que hay una manifestación sobrenatural del espíritu en esa asamblea.

 

b) El debido orden en el uso de los carismas en la oración comunitaria (1 Co 14,26-30)

Pasa Pablo a hablar sobre el orden efectivo en el uso de los carismas en la asamblea de oración. Aunque el v.26 trae una lista de distintos tipos de intervenciones que deberían armonizarse convenientemente –salmo, enseñanza, revelación, lenguas, interpretación-, sin embargo de hecho vuelve a Pablo a tratar solamente dos de estos ingredientes, los mismos de los que ha venido hablando hasta ahora: las lenguas y la profecía, indicando cómo se deben usar convenientemente (vv.27-33a). Seguidamente se refiere al silencio de las mujeres en la asamblea (vv. 33b-36). Finalmente vienen unos versos finales con un resumen de lo expuesto en el capítulo.

       14,26 *todo para edificación: la lista de posibles intervenciones en el curso de la asamblea no es exhaustiva. De hecho no contiene la profecía, que es precisamente la intervención a la que va a dedicar más tiempo. Lo importante aquí no es dar una lista completa, sino enunciar el criterio máximo por el que debe regirse la armonización de las intervenciones: todo debe hacerse de modo que contribuya a la edificación.

       14,27 *si se habla en lenguas: se ponen tres condiciones para el uso de las lenguas: no ha de haber más de tres intervenciones, no se debe hablar todos a la vez, y es necesario que haya alguien que interprete el mensaje. La limitación de las intervenciones a tres probablemente se aplica a toda la sesión de oración, y no diversos momentos dentro de ella.

Claramente estas recomendaciones se refieren a los mensajes en lenguas, y no a las oraciones o cantos en lenguas. El canto en lenguas es oración dirigida a Dios. Ayuda a crear un ambiente especial en la asamblea, hace sentir la presencia divina, aquieta el corazón. Pero no hay necesidad de interpretar el sentido de los sonidos utilizados, porque no contienen un mensaje dirigido a la asamblea. En cambio los mensajes en lenguas van dirigidos a la asamblea y por tanto deben ser interpretados para que puedan dar fruto. La interpretación del mensaje en lenguas no es una traducción, sino un discurso equivalente, como dijimos al comentar el verso 14,5.

       14,28 *guárdese silencio: si no hay quien interprete, no se den en voz alta mensajes dirigidos a la asamblea, sino que la oración debe hacerse de modo privado, como quien habla consigo mismo o con Dios. No hay que entender la palabra silencio en sentido estricto. Lo que Pablo prohíbe cuando no hay intérprete es que alguien dirija su discurso en lenguas a la asamblea en voz alta.

       14,29 *que los demás disciernan: así como el mensaje en lenguas requiere interpretación, la palabra de profecía debe ser discernida y confirmada por la comunidad. Recordemos que uno de los grandes problemas bíblicos es distinguir entre las profecías verdaderas y las falsas.  Nótese que en el caso de la profecía Pablo no pone límite al número de intervenciones. El discernimiento de espíritus era uno de los carismas que aparecían en la lista de 12,10.

       14,32 *la inspiración profética está sometida a los profetas: quiere decir que el verdadero profeta no habla en estado de trance de una manera compulsiva. Uno conserva el dominio para juzgar sobre la conveniencia de hablar o de callar, de hablar en ese momento o de hablar un poco después. Los que alegan descontrol a la hora de dar cauce a la palabra de Dios que les habita son falsos profetas. Aquí encuentra Pablo otro criterio de discernimiento.

       14,33 * Dios no es un Dios de confusión, sino de paz: preciosa máxima que sirve de resumen de todo lo tratado anteriormente, y expone un criterio complexivo de discernimiento. La confusión –akatastasia- no edifica, y la edificación de la comunidad es el máximo criterio de discernimiento en la carta a Los Corintios.

 

c) El silencio de la mujer en la oración comunitaria (1 Co 14,33b-36)

Este texto que encaja dentro del orden en la asamblea, no tiene que ver con el tema del ejercicio de los diversos carismas del que ha venido hablando Pablo. Sorprende además la incoherencia que existe ente la imposición de silencio a la mujer, y el hecho de que en 11,5 haya ordenado que la mujer ore o profetice en la asamblea con la cabeza cubierta, lo cual da por supuesto que la mujer puede orar en la asamblea. También sorprende la incoherencia de esta doctrina con el igualitarismo que Pablo muestra en otros textos cuando dice que en Cristo ya no hay varón ni mujer (Ga 3,27-28)- Tampoco encaja esta orden con el ministerio tan activo de las mujeres en las comunidades paulinas. Nos consta que fue una mujer como Priscila la que catequizó a un personaje tan importante como Apolo (Hch 18,26). ¿Cómo casa esto con unas mujeres que no pueden enseñar nada sino solo preguntar a sus maridos?

Esto ha llevado a algunos exegetas a considerar que este fragmento es una interpolación o una glosa marginal, introducida quizás por un discípulo de Pablo que quiere radicalizar la doctrina de 11,5 (cf. J. Murphy O’Connor, “Interpolations in 1 Corinthians”, CBQ 48 [1986] 81-94). En esta misma línea se pronuncia un texto deuteropaulino, la primera carta a Timoteo 2,11-15. En esa línea hay textos rabínicos que muestran que también en las sinagogas no se permitía a la mujer hablar (b.Megilla 23,a; t.Megilla 3,11). De hecho la crítica textual no favorece la tesis de la interpolación. El texto está en todos los manuscritos, aunque algunos de la tradición occidental (D, F y G) lo sitúan al final del capítulo.

Por eso otros tratan de resolver la contradicción diciendo que la opinión de que las mujeres deben guardar silencio es una afirmación no de Pablo, sino de los corintios, afirmación que Pablo acabará refutando en el v. 36. Como otras veces, Pablo habría empezado citando una opinión de los corintios, para luego pasar a negar su validez (cf. D. W. Odell-Scott, “Let the Women Speak in the Church: An Egalitarian Interpretation of 1 Cor 14:33b-36”, BTB 13 [1983] 90-93).

       14,34 *estén sumisas como dice la Ley: también esta frase resulta rara en labios de Pablo, porque el recurso a la Ley no es muy propio de Pablo, lo cual favorece la tesis de que se trata de una interpolación postpaulina, o de la cita de una tesis mantenida por los corintios con la que Pablo no está de acuerdo.

d)  Sumario final (1 Co 14,36-40)

       14,36 *¿es que la palabra de Dios partió de vosotros?: se trata sin duda de una pregunta retórica cuya respuesta solo puede ser negativa. Pablo está deslegitimando alguna tesis mantenida por los corintios y les dice que sus opiniones no pueden ser normativas para todas las Iglesias. ¿A qué tesis se refiere? Lo más obvio es pensar en las afirmaciones precedentes acerca del silencio de la mujer. Pero si pensamos que 14,33b-35 son una interpolación, se referirían a lo dicho inmediatamente antes de la interpolación, es decir, 26-33a, donde se habla del excesivo individualismo y el desorden en las intervenciones comunitarias.

Por eso preferimos pensar que el verso 36 no es una respuesta solo a lo dicho anteriormente sobre las mujeres, sino que es ya parte de un resumen conclusivo. A lo largo del capítulo 14 Pablo ha ido refutando algunas opiniones corintias, su competitividad en el uso de los carismas, su ambición de tener carismas más espectaculares, su tesis de que las lenguas eran una señal para los no creyentes, su negativa a que las mujeres hablasen en la asamblea. Ahora, al final de la sección, Pablo les hace ver que los corintios no tienen autoridad para establecer estas costumbres, porque la palabra Dios no ha tenido su origen en ellos. Pablo indirectamente recurre a su autoridad como apóstol, y piensa que los verdaderos profetas son los que reconocen esta autoridad apostólica.

       14,38 *y si no reconoce, no será reconocido: si no reconoce esta autoridad apostólica de Pablo, merece que no se le reconozca a él como verdadero profeta. Hay algunas variantes de la forma en que se usa las dos veces el verbo agnoein -ignorar. Otros traducen la frase como si fuera un exabrupto de Pablo: “Si lo ignora, ¡que lo ignore!”, como diciendo: “¡Allá él! Es su problema”.

       14,39 *buscad afanosamente la profecía: los versos 39 y 40 son un resumen de los dos consejos principales que ha dado Pablo durante todo el capítulo, el valor preferente de la profecía sobre otros carismas y la exigencia de orden y concierto en el uso de los carismas variados. El verso 39 corresponde al verso 1. Ambos constituyen una inclusión y repiten la idea de que hay que buscar afanosamente los carismas, pero sobre todo el de profecía.

 

PARTE CUARTA: LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS (15,1-58)

 

Excursus 16: la resurrección de los muertos en Corinto

El mensaje de Jesús de Nazaret, acuñado en una matriz semítica, tuvo que inculturarse en el mundo grecorromano, para poder ser una religión que desbordase los límites del pueblo judío. Esta inmensa tarea había estado ya facilitada por el hecho de que el pueblo judío en Palestina llevaba ya más de 300 años en contacto con el helenismo, y la Biblia había sido ya traducida al griego, con todo lo que las traducciones suponen de inculturación.

Serán los santos Padres los que llevarán a cabo esta tarea a lo largo de los primeros siglos cristianos. Pero todos los problemas que la inculturación al mundo griego lleva consigo están ya presentes en la iglesia de Corinto en los años 50.

Decir filosofía griega es decir fundamentalmente platonismo. En el pensamiento platónico la verdadera realidad es la del mundo de las ideas, del espíritu. Por una caída original el espíritu ha caído desde el cielo y mora en el cuerpo –swma- como si fuera en una tumba –shma-. El anhelo humano es liberarse de esta envoltura carnal, para volver al cielo de las ideas puras. Con la muerte, el alma separada se libera de las ataduras de la materia para vivir eternamente feliz en el cielo.

En cambio la antropología semítica es muy distinta. No hay más vida humana que la vida corporal. Por eso la vida termina con la muerte. No se puede decir que los muertos lleven una vida real. Son todo lo más espectros, sombras, fantasmas. Si hay una vida futura, tendrá que ser una vida corporal, y necesitará por tanto una resurrección de los cuerpos. En ese contexto semítico, la proclamación de que Jesús ha resucitado exige la reanimación de su cadáver. Por eso Lucas quiere convencer a toda costa a sus lectores de que Jesús resucitado no es un espectro, ni una sombra, ni un fantasma. No hay prueba mayor que mostrar a Jesús comiendo un poco de pescado asado y hablar de una tumba vacía.

En cambio el mundo griego, para creer en la vida después de la muerte, no necesita que la tumba esté vacía ni que los difuntos puedan comer pescado. Todo lo contrario. La verdadera vida es la liberación ya para siempre de esa envoltura material y de esas necesidades biológicas. La vida verdadera debe ser una vida puramente espiritual.

Por eso, el mensaje de la resurrección acuñado en una antropología semítica, tiene que superar un gran escándalo al ser predicado en un ambiente griego. Para los griegos la resurrección no remite a una vida nueva maravillosa, sino a la vida vieja sometida todavía a las leyes de la biología y la materia. La vida eterna para el platonismo no viene de la resurrección de los cuerpos, sino que viene de la liberación definitiva del cuerpo.

Por eso cuando Pablo habla de Jesús y de la “anástasis” –resurrección- a los miembros del areópago ateniense pierden todo el interés. Unos se ríen y otros dicen: “De eso te escucharemos otro día” (Hch 17,32).

Podemos pensar que los corintios en principio sentirían el mismo rechazo que los atenienses a la idea de la resurrección. Están dispuestos a admitir que la resurrección ya ha tenido lugar en la experiencia del Espíritu de la que ya gozan. Eso mismo les lleva a cerrarse en banda a una resurrección corporal futura. Creen vivir ya una vida resucitada con manifestaciones extáticas en las que el cuerpo no tiene función ninguna ni ahora ni en el futuro.

Algunos miembros de la comunidad corintia concebían la fe cristiana al modo de las religiones mistéricas. Al ser bautizados en la muerte y resurrección de Jesús y participar por la eucaristía en el misterio de Cristo, piensan que ya han alcanzado la meta de la redención. En el Cristo sacramental la eternidad se hace presente de un modo definitivo. A través de la presencia de Cristo y del Espíritu participan ya plenamente de los bienes prometidos. Todo lo demás es algo insustancial, mera apariencia. La historia pierde su valor y su orientación escatológica. La comunidad aparece así como un grupo de creyentes que moran ya en el cielo, flotan con Cristo en la gloria en las vivencias extáticas que acompañan sus celebraciones.

"Podían ignorar a este mundo malo e imperfecto, olvidar al hermano necesitado (1 Co 8-10), tener trato con prostitutas o cometer otras inmoralidades (1 Co 5-6). Se daba un valor enorme al sacramento, pero se dejaba sin comer al esclavo que llegaba tarde. Se exaltaba un culto en el que quien estaba dotado de glosolalia hablaba con los ángeles sin ocuparse de si otros, al no entender, se aburrían". (E. Schweizer, "Los comienzos de la Iglesia", en  E.  Schweizer-A. Diez Macho, La Iglesia primitiva, Salamanca 1974. 27-28). Eso lleva a la trivialización de las relaciones sexuales, y a la despreocupación por dimensiones éticas tales como compartir el alimento de cuerpo con los necesitados. Los iluminados de todas las épocas, a fuerza de exaltar su espiritualismo, acaban cayendo en las mayores degeneraciones sexuales, porque se sienten por encima de cualquier ética sexual, ya que lo suceda en el cuerpo es irrelevante para la vida en el espíritu. Ellos están ya por encima de esa moral pequeño-burguesa.

No podemos afirmar que to­dos los cristianos de Corinto siguieran esta tendencia. Sin duda muchos permanecieron fieles a Pablo y seguían sus enseñanzas que trataban de contrarrestar los excesos de los otros grupos.

La unidad de este capítulo viene reforzada por una inclusión: en los vv. 1-2 aparecen las palabras “en vano” y “hermanos”, que reaparecen de nuevo en el versículo 58. No hay ninguna indicación de que Pablo esté respondiendo a una carta o a una consulta de los corintios. Más bien es de suponer que por vía oral le había llegado noticia de que algunos miembros de la comunidad mantenían unas ideas erróneas sobre la resurrección, y esto es lo que le mueve a darles esta enseñanza.

Distinguiremos en este largo capítulo tres partes principales:

          a) El kerigma apostólico sobre la resurrección de Jesús (15,1-11)

          b) El hecho de la resurrección de los muertos (15,12-34)

          c) El modo de la resurrección de los muertos (15,35-58)

 

A) El kerigma apostólico sobre la resurrección de Jesús (15,1-11)

También encontramos aquí una inclusión. En los vv 1-2 aparecen las palabras “prediqué y creisteis” –euaggelisamhn / episteusate-, que reaparecen en el v. 11: khrusomen / episteusate.

       15,1 *el evangelio que os prediqué: Pablo habla de “su” evangelio, de lo que les predicó en su primera visita, y pasa a reseñarlo de nuevo porque solo será un evangelio de salvación si los corintios lo retienen tal como Pablo se lo predicó.

       15,2 *os salva si lo retenéis tal cual: es muy importante retener el sentido original del texto transmitido en esta fórmula. Cualquier modificación puede desvirtuarlo y privarle de su poder salvífico. Solo hay una interpretación autorizada del mensaje, que no está sometido al capricho de los que lo reciben.

       15,3 *transmitir y recibir: se usan aquí los dos términos técnicos para las tradiciones: entregar -paradidonai- y recibir -paralambanein. Transmitir es algo más que simplemente enseñar. Lleva consigo una memorización del texto transmitido y su correcta interpretación. La fórmula es importante. En el texto que sigue Pablo va a citar una fórmula tradicional de la Iglesia. Hay giros lingüísticos no paulinos que atestiguan que se trata de una tradición anterior a Pablo. Es una fórmula convencional con dos hemistiquios, uno sobre la muerte y el otro sobre  la resurrección. Solo son de Pablo algunas pequeñas interpolaciones como la que se refiere a que muchos de los videntes están vivos todavía (v. 6b), o cuando dice “al final de todos se me apareció a mí” (v. 8).

*Cristo murió por nuestros pecados: el kerigma se construye en torno a cuatro verbos, tres en aoristo: murió -apeqanen-, fue sepultado -etafh-, y se apareció –wfqh; uno en perfecto: ha resucitado –egegertai-. Quizás el perfecto indique los resultados permanentes de la resurrección en contraste con los otros tres verbos de carácter más puntual. Junto al primer verbo encontramos la preposición uper con genitivo indicando el sentido sacrificial de la muerte de Jesús, tal como aparecía en el relato de la Cena (1 Co 11,24). Es la interpretación que relaciona la muerte de Jesús con Is 53,5 y podría remontarse a Jesús mismo. La mención a las Escrituras insiste en el sentido último de esta muerte que se encaja en un designio divino.

       15,4 *fue sepultado: la mención de la sepultura sería irrelevante si no tuviera connotaciones teológicas. Es frecuente escuchar que la tumba vacía no pertenece al kerigma primitivo, sino que es una elaboración posterior de las narraciones evangélicas. Sin embargo, la mención de la sepultura en este texto insinúa la conciencia de la importancia teológica de la tumba. Esto supone que Pablo daba por supuesto que la tumba había aparecido vacía.

        *resucitó al tercer día: algunos han querido ver que la profecía de Oseas 6,2 fue la que originó la tradición de la resurrección al tercer día. Sin embargo la profecía es muy imprecisa. Resulta más lógico suponer que la fórmula “al tercer día”  deriva del hecho del hallazgo de la tumba vacía el domingo. Más adelante se buscarán citas bíblicas alusivas para iluminar este hecho. La cita de Oseas pudo influir todo lo más en la formulación “al tercer día”, que supone un extraño cómputo del tiempo, un poco forzado, aunque no del todo imposible. Si Jesús fue enterrado el viernes por la tarde y resucitó en la noche del sábado al domingo es un poco forzado contabilizar tres días. Pero el texto no dice que Jesús estuviese tres días en el sepulcro, sino que resucitó al “tercer” día, es decir dos días después de su muerte.

       15,5 *se apareció a: el verbo debe entenderse como perteneciente a la voz media, subrayando no la experiencia subjetiva de los apóstoles, sino la iniciativa de Jesús. Por eso no traducimos “fue visto por”, sino “se apareció a”, “se dejó ver por”.

Sigue la lista de apariciones. Parece una lista exhaustiva. No parece que Pablo esté dando simplemente unos botones de muestra. Falta, eso sí, la aparición a la Magdalena, que puede explicarse por el hecho de que, siendo mujer, no pudiera considerarse como testigo legal.

Hay que hacer un esfuerzo para concordar la lista de Pablo con el conjunto de apariciones de los cuatro evangelios. La libertad que ha habido en la formulación de los relatos evangélicos contrasta con lo escueto de la formulación kerigmática. Pero en principio hay que suponer que todas las apariciones del evangelio son de uno u otro modo versiones más o menos editadas de las que aparecen en la lista de Pablo.

*Cefas: en todas las listas aparece siempre Cefas como el primero de los varones a quienes se apareció Jesús. Indudablemente este hecho fue una de las causas del puesto tan relevante que ocupó Pedro dentro del grupo apostólico.

*luego a los Doce: las diversas apariciones a los Doce en los evangelios canónicos son probablemente distintas versiones de una única aparición. La fase oral ha ido diversificando los detalles de cada versión, y luego la actividad redaccional del evangelista ha acabado de darles un sello específico que nos puede llevar a creer que se trata de episodios diversos.

       15,6 *a más de quinientos hermanos a la vez: desde Von Dobschütz, algunos han pretendido identificar esta aparición, que no nos ha sido narrada en los textos canónicos, con el fenómeno de Pentecostés (cf. J. D. G. Dunn, Jesus and the Spirit, Grand Rapids 1975, p. 144). Dunn no identifica ambos acontecimientos, sino que piensa que la aparición a los 500 tuvo lugar después de Pentecostés.

       15,7 *Santiago: no se trata de ninguno de los dos apóstoles con este nombre, sino de uno de los “hermanos de Jesús”. Es claro que durante el ministerio de Jesús Santiago y sus otros hermanos se mantuvieron al margen del grupo, y se mostraron más bien reticentes (Mc 3,31-35: Jn 7,5). La aparición a Santiago no ha sido narrada por ninguno de los evangelios canónicos, sino solo por el Evangelio a los Hebreos, n. 7. Según Lucas solo después de Pascua los “hermanos” de Jesús se incorporaron al grupo apostólico (Hch 1,14). También Lucas pone de manifiesto a la importancia tan grande que tuvo este Santiago en la primera comunidad de Jerusalén, a pesar de no pertenecer al grupo de los Doce (Hch 12,17; 15,13; 21,18). Igualmente Pablo da testimonio de la autoridad tan grande que tenía este Santiago (Ga 1,19; 2,9.12; cf. también Stg 1,1 y Jud 1,1). Sin duda que la importancia de este personaje que no pertenecía a los Doce ni había acompañado a Jesús durante su ministerio, viene del hecho de su parentesco con Jesús, pero sobre todo del hecho de haber gozado de una aparición especial del Resucitado.

*más tarde a todos los apóstoles: se trata de un grupo más numeroso que el de los Doce, que los incluye a ellos también, pero no a ellos solos. Para Pablo y para los textos más antiguos no coinciden el concepto de “apóstol” y de “miembro de los Doce”. Pablo se considera a sí mismo como apóstol con el mismo título que los Doce. La identificación de ambos conceptos tiene lugar más tarde. Ya en Lucas (Lc 6,13; Hch 1,26; 2,37; 8,14…) tenemos muestras de esta tendencia. Con todo Lucas todavía sigue usando el nombre de apóstol para designar a personas que no eran miembros de los Doce como Pablo y Bernabé (Hch 14,4.14). El término “los doce apóstoles” aparece ya acuñado como fórmula en el Apocalipsis (Ap 21,14).

       15,8 *al final de todos, también a mí: en Lucas podría dar la impresión de que el tiempo de las apariciones se acabó con la Ascensión. Jesús se habría quedado todavía cuarenta días remoloneando por el mundo, hasta que finalmente subió al cielo. Sin embargo la aparición a Pablo (y probablemente también alguna de las otras reseñadas) tuvieron lugar obviamente meses y puede ser que años incluso después de Pascua. La tendencia lucana es a periodificar la historia de manera muy rígida. Pablo deja claro que su experiencia de la aparición, a pesar de haber sido la última, no fue en nada inferior a las demás, ni tuvo un carácter diverso.

*como uno nacido a destiempo: literalmente “como un aborto”. Este término tiene diversas interpretaciones. Para nosotros supone la falta de madurez, la falta de preparación de Pablo para la nueva vida del apostolado; el carácter milagroso de su alumbra­miento a la gracia; el prodigio de que un ser tan deforme pudiese sobrevivir tras su alumbramiento a una nueva vida.

       15,9 *el menor de los apóstoles: este verso y el siguiente expresan de un modo un poco torturado la experiencia de Pablo, que por una parte no quiere ensalzarse a sí mismo, pero que tampoco quiere que le tengan en menos o desautorizarse a sí mismo frente a los que ya le desautorizaban mucho. Insiste en la humildad de sus orígenes, al hecho de haber sido perseguidor y de haber sido el último cronológicamente. Pero por otra parte legitima la autenticidad de la aparición y la homologación de su estatus con el de los otros apóstoles. Y llega incluso a presumir de “haber trabajado más que los demás”. La asertividad no está reñida con la verdadera humildad. Lo que sí tiene claro que todo es fruto de la gracia de Dios y no de sus propios méritos.

       15,11 *lo que predicamos y lo que habéis creído: resumen de toda esta sección. En cualquier caso este es el kerigma transmitido y el kerigma recibido por los corintios desde el día de la fundación de la comunidad.

 

B) El hecho de resurrección de los muertos (15,12-34)

Dentro de esta sección distinguiremos tres partes principales:

1.- Cinco inconsecuencias de la tesis corintia que niega la resurrección de los muertos (12-19)

          ¤ Cristo no habría resucitado: (v. 13.16)

          ¤ La predicación de Pablo sería engañosa (14.15)

          ¤ La fe de los corintios carece de sentido y siguen en sus pecados (17)

          ¤ Los que murieron en Cristo no se han salvado (18)

          ¤ Somos los más dignos de compasión si todo se reduce a una simple esperanza (19)

2.- Razones para la tesis de Pablo que afirma la resurrección (20-28)

3.- Nuevas inconsecuencias de negar la resurrección (29-34)

 

1) Cinco inconsecuencias de la tesis corintia (1 Co 15,12-19)

       15,12 *andan diciendo algunos: como ya hemos señalado en el excursus, en la cultura helenista la resurrección de los cuerpos era impensable. El cuerpo era una tumba para el alma y se aspiraba a la inmortalidad del alma liberada de esa tumba. El desdén por el valor personal de lo corporal era quizás también el motivo de su liberalismo en materia sexual que Pablo reprende en 1 Co 6,18. Para algunos corintios la “resurrección” era un término para designar la experiencia mística que ellos habían tenido, y en ese sentido no es algo que esperaban para el futuro, sino algo que ya había acontecido.

       15,13 *si los muertos no resucitan: el argumento de Pablo es una reductio ad absurdum en dos pasos sucesivos. En el primero se establece que si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado, y en el segundo se concluye que si Cristo no ha resucitado vana es la predicación y la fe. Se supone que los corintios sí admitían la resurrección de Cristo, pero no la futura resurrección de todos los cristianos. Pablo quiere mostrar la inconsecuencia que hay en admitir una y rechazar la otra. Porque además si Cristo no ha resucitado, esa misma experiencia de fe es vana, es ilusoria porque no tiene ninguna objetividad.

       15,16 *todavía estáis en vuestros pecados: las experiencias de vida nueva son puramente subjetivas. Nada ha cambiado en realidad en sus vidas. No ha comenzado una nueva humanidad, sino que solo existe la humanidad vieja pecadora.

       15,18 *si solo en esta vida hemos puesto nuestra esperanza en Cristo: el término “solo” puede afectar a “vida” –sólo en esta vida-, o a “esperar –si solo hemos esperado-. Una esperanza se proyecta siempre hacia un futuro, si en el futuro no se cumple, la esperanza es falsa y nos convierte en los más desgraciados de todos los hombres.

2) Razones a favor de la tesis de Pablo (1 Co 15,20-28)

       15,20 *primicia de los que duermen: comienza aquí la parte expositiva que liga la resurrección de Cristo con la nuestra mediante la imagen de la primicia: aparch. Quedan así expresada la ligazón de ambas resurrecciones, primero Cristo, luego nosotros.

       15,22 *Adán y Cristo: por Adán la muerte, por Cristo la resurrección, Adán con su pecado atrajo la muerte sobre sí y su descendencia. No menos Cristo por su fidelidad logró la resurrección para sí y para su descendencia.  Los resultados de la redención de Cristo no pueden ser menos eficaces que los del pecado de Adán. Este es un argumento muy utilizado hoy para hablar de la salvación de los niños que mueren sin bautismo, pero sin cometer pecados personales. Si, sin culpa personal, se vieran privados de la salvación, eso significaría que los resultados del pecado de Adán serían más efectivos y duraderos que los de la muerte de Cristo.

       15,23 *a su vuelta: Pablo usa aquí el término técnico parousia para designar la segunda venida de Cristo. La resurrección de los cristianos se retrasa hasta ese momento. Pablo piensa que esa segunda vuelta está muy próxima, y por eso no especula sobre lo que sucede a los difuntos en el tiempo intermedio. Se limita a decir que están “dormidos”, no muertos, esperando el momento de despertar. Es difícil aplicar a la otra vida la temporalidad de ésta, como si ambas fueran coextensivas. Desde nuestra vertiente del tiempo ambos momentos son sucesivos, pero en la vertiente de la eternidad pueden ser simultáneos.

       15,24 *entonces tendrá lugar el fin: la escatología de Pablo es claramente una escatología final. La salvación para Pablo es una realidad escatológica que solo tendrá su cumplimiento en la parusía. Es una salvación en esperanza de la que solo tenemos ahora las arras que son el Espíritu de filiación. Si su Espíritu del que resucitó a Jesús está en nosotros, también dará vida a nuestros cuerpos mortales (cf. Rm 8,11).

*todo señorío, todo poder y toda fuerza: usa aquí Pablo un lenguaje con motivos típicamente apocalípticos: el orden predeterminado, la lista de poderes maléficos, la confrontación en el combate final y la perspectiva cósmica. Hay una secuencia de eventos relacionados unos con otros, que son expuestos por Pablo con la conjunción “cuando” –otan-. Al mismo tiempo observamos un estilo midráshico en la referencia al salmo 110, 1 y 8,7.

       15,25 *es necesario que reine hasta que ponga a sus enemigos bajo sus pies: es una expresión extraña si se toma en un sentido temporal. No tendría sentido que el reino de Cristo se diese precisamente en el tiempo en que sus enemigos no están todavía bajo sus pies. Preferimos entenderlo de la siguiente manera: “Es necesario que su reinado llegue a someter últimamente a todos sus enemigos”. Cristo ya reina, pero la plenitud de su reinado exige que llegue al total sometimiento de esos enemigos que en el día de hoy no le están totalmente sometidos.

       15,26 * el último enemigo en ser eliminado es la Muerte: curiosamente el verbo está en presente y no futuro. Se contempla la muerte como una realidad ya vencida, a pesar de su ultimidad, que habría que entender no en un sentido temporal, sino en un sentido de clímax.

       15,28 *entonces también el Hijo se someterá Aquel que se lo sometió todo: frase oscura. ¿Por qué sólo entonces se someterá el Hijo al Padre? En realidad el Hijo ha realizado toda su obra de salvación en sometimiento a la voluntad del Padre. Algunos se  han apoyado en este versículo para argüir a favor de un cierto subordinacionismo en la doctrina trinitaria.

 

3) Nuevas inconsecuencias de la tesis corintia (1 Co 15,29-34)

       15,29 *bautizarse por los muertos: reanuda ahora Pablo el razonamiento primero sobre las inconsecuencias que se siguen de negar la resurrección de los cuerpos. Anteriormente citó cinco inconsecuencias (1 Co 15,12-19). Ahora va a añadir dos más: la práctica del bautismo por los difuntos y la inutilidad de todos los esfuerzos y trabajos que uno se toma por el evangelio. Respecto al bautismo por los difuntos. Pablo está aludiendo a una práctica que desconocemos. No sabemos en qué consistía exactamente, ni cuál era su alcance ni la interpretación que recibía. Pablo no la rechaza, pero tampoco la aprueba explícitamente. Podemos conjeturar que había algunos creyentes que se bautizaban en nombre de parientes o de amigos difuntos que habían muerto como paganos. Esta costumbre está solo atestiguada en grupos heréticos como los marcionitas (cf. Tertuliano, Contra Marción 5,10; Crisóstomo Homilías a 1 Corintios 40,1). Hoy solo la practican los mormones. Algunos interpretan este versículo en un sentido figurado, porque piensan que Pablo nunca hubiera podido aprobar una práctica tan supersticiosa.

Algunos interpretan este versículo en un sentido figurado, porque piensan que Pablo nunca hubiera podido aprobar una práctica tan supersticiosa. No habría que traducir baptisqh­vnai uJpe;r tw'n nekrw'n- como “bautizarse por otros difuntos”, sino “bautizarse por los cadáveres propios”. Pablo estaría diciendo: “Si no hay resurrección, ¿qué sentido tendría sumergirse uno en el agua en consideración a un cuerpo mortal que no va a resucitar? (cf. B. M. Foschini, “Those Who Are Baptized for the Dead. 1 Cor 15,29”, CBQ 12 (1950) 260-270; 13 (1951) 46-68; 172-198; 276-283).

       15,31 *cada día estoy al borde de la muerte: Pablo expone el siguiente argumento ad hominem. Si no hay resurrección de los muertos ¿por qué tantas fatigas de Pablo en su vida apostólica? La alusión a la lucha con las fieras en Éfeso es claramente metafórica. Sobre la gran tribulación que pasó Pablo en Éfeso, donde estuvo a punto de perder la vida, podemos vislumbrar algo en 2 Co 1,8-10). Si la carta a los Filipenses se escribió desde una cautividad en Éfeso, tendríamos un testimonio inequívoco de la extrema gravedad de aquella situación. Lucas en los Hechos no especifica que Pablo estuviese preso o que estuviese al borde de la muerte, pero nos narra el serio conflicto con los plateros y el tumulto que se organizó en el teatro de la ciudad de Éfeso (Hch 19,23-40). 

        15,33 *no os llaméis a engaño: la sección termina con una exhortación general a entrar en razón y no dejarse engañar por la falsedad de la tesis corintia. Cita san Pablo un verso de una comedia de Menandro: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (Thais, fragmento 187). Curiosamente ésta sería la única cita de un autor pagano que parece en las cartas protopaulinas. Las otras citas aparecen en Hechos o en las cartas deuteropaulinas. A pesar de que la discusión ha sido dogmática, sin embargo la exhortación final tiene que ver con las costumbres. De algún modo Pablo relaciona los errores dogmáticos de los corintios con una contaminación de malas costumbres paganas. La invitación a despertar, a recuperar la “sobriedad”, quizás esté relacionada con el verso anterior “comamos y bebamos que mañana moriremos”. Los errores dogmáticos están profundamente unidos con comportamientos morales erróneos, y son muy contagiosos. De ahí la necesidad de vigilar las compañías.

C) El modo de resurrección de los muertos (1 Co 15,35-58)

       15,35 *alguno dirá: Los versos 35-58 contienen la respuesta a dos preguntas de los corintios. En 35a se preguntan “¿cómo resucitarán los muertos?”, y en 35b se preguntan “¿con qué clase de cuerpo resucitarán? En forma quiástica Pablo responderá a ambas preguntas en orden inverso:

1)     ¿Con qué tipo de cuerpo resucitarán? (1 Co 15,36-49)

2)     ¿Cómo resucitarán los muertos? (1 Co 15,50-58)

Excursus 17: El cuerpo resucitado

¿Cómo concebir un cuerpo resucitado? Pablo habla de un “cuerpo espiritual” en contraste con un “cuerpo animal”. El concepto “cuerpo espiritual” más parece una contradicción in terminis, pero a Pablo no se le ocurre otra manera mejor de referirse a esa realidad desconocida. El único acceso que tenemos a la realidad de este “cuerpo espiritual” es a través de lo que la Escritura nos dice sobre el cuerpo de Jesús resucitado. Por eso no tenemos otra referencia más que esta para poder aproximarnos a esa existencia misteriosa que trasciende lo espacio-temporal.

Como ya vimos, en la antropología semita, no hay verdadera vida humana sin un cuerpo. Por eso los que han muerto son solo sombras, o fantasmas o espectros, pero no vivientes. Solo cuando el cuerpo resucite recobrarán la vida. Mientras tanto están como dormidos. Si Jesús vive hoy es necesario que tenga un cuerpo, y un cuerpo que, por mucho que haya cambiado, mantenga la identidad con el cuerpo que tuvo en su vida terrena.

Por eso es tan importante la resurrección corporal en el caso de Jesús, porque sin resurrección corporal Jesús seguiría muerto, como dormido, y por tanto inactivo, incapaz de comunicarse con nosotros y de darnos vida. Los relatos de la tumba vacía y de las apariciones quieren subrayar mucho esta corporeidad de Jesús, para excluir del todo que se trate de un espectro o de una sombra. Lucas llega incluso a hacerle comer un pescado, y Juan relata cómo Tomás pone su dedo en las llagas.

 Pero es indudable que Jesús no resucitó como Lázaro. Ya nunca volvió a esta vida mortal. No retorna al pasado, sino que avanza hacia el futuro. Es primicia de la nueva creación escatológica. Para entender su nueva humanidad resucitada no hay que mirar hacia atrás, al pasado, sino hacia adelante, hacia el futuro. La resurrección es un hecho que no pertenece a nuestra historia. En ese sentido es una metáfora para expresar esa realidad escatológica de una nueva vida con una nueva corporeidad. En el caso de Lázaro no se trataba de una metáfora. Todos podemos entender la naturaleza de su cuerpo resucitado que sigue siendo igual al nuestro. Por eso Lázaro tuvo que morir de nuevo y la tradición conserva sus dos tumbas en Betania y en Lárnaca. En el caso de Jesús, se usa la imagen del cuerpo vuelto a la vida pero en un sentido metafórico, porque Jesús no vuelve a vivir en la dimensión en que nosotros vivimos, ni con un cuerpo como el nuestro. Y por eso, precisamente, porque su cuerpo es espiritual, es por lo que Jesús ya no muere más y la muerte no tiene ya señorío sobre él (Rm 6,9).

La imagen de la resurrección es un modo de hablar acerca de un hecho del que no se puede hablar propiamente con conceptos unívocos. Alude a algo inexpresable, enuncia algo i­naccesible a nuestros conceptos. Porque cualquier explicación que sea “perfectamente razonable” es necesariamente falsa. El misterio de la resurrección no se deja reducir a lo empírico ni a lo espacio temporal.

En cuanto a la manera de interpretar esta metáfora, hay datos en la Biblia que apuntan en direcciones contrarias. Unos textos subrayan la radical discontinuidad entre el Jesús resucitado y el Jesús mortal. Otros textos insisten en la identidad y continuidad entre ambos. Habría que interpretar estos textos de una forma armónica, de manera que unos no contradigan a los otros. No hay que tomar a la letra esos relatos en los que el Resucitado puede comer el pescado, mostrando así un cuerpo igual al nuestro, en el que todavía parece haber un aparato digestivo y una necesidad de alimentarse, y por tanto de procurarse comida. Si extremamos la semejanza surgen miles de preguntas de mal gusto. ¿Fue ese pescado asimilado por el cuerpo de Jesús? ¿Se convirtió en materia gloriosa? ¿Iba Jesús desnudo o vestido? Es excesivo postular una continuidad con las características del cuerpo material sujeto a la corrupción y a la muerte y circunscrito al espacio y al tiempo. Para vivenciar la identidad del Jesús de ahora con el de Jesús de entonces puede ayudar mucho el imaginar al Jesús de ahora con cuerpo parecido al que tenía antes, con tal de no dar entidad propia .a estas imaginaciones

En Mc 12,15 y sus paralelos sinópticos, Jesús dice que en la resurrección los muertos ya no se casarán ni darán en casamiento, sino que serán como ángeles de Dios. Se presupone una forma espiritual de existencia en la que ya no tiene razón alguna la presencia del sexo corporal. ¿Si los órganos sexuales ya no tienen función, seguiría habiendo un aparato digestivo? Más bien hay que pensar que los relatos lucanos son un género literario para subrayar la identidad sustancial entre el Jesús resucitado y el histórico. Pero esto no nos obliga a tomar a la letra la manducación de Jesús. Es verdad que los discípulos vieron oyeron y tocaron al Resucitado, pero con ojos, oídos y manos no resucitadas. Todo contacto de Jesús resucitado con nosotros tiene que venir mediado por nuestros sentidos, tiene que ser perceptible por nuestros sentidos. Pero eso no habla tanto de la naturaleza objetiva de Jesús resucitado, cuanto de las exigencias cognitivas de nuestra naturaleza no resucitada. No debemos extrapolar las experiencias sensibles de los apóstoles a la forma y realidad del cuerpo espiritual de Jesús.

En 1 Co 15,42-44 Pablo establece la distinción radical entre el cuerpo psíquico (swma yuci­kon) y el espiritual (swma pneu­matikon). Las características de este último son gloria, poder, incorrupción. A partir de la literalidad de Lucas, algunos Padres han comprendido el cuerpo resucitado como si fuese una replica del material sólo que más ágil o más luminoso. Este lenguaje no deja de ser mítico, lo cual no quiere decir que sea engañoso. La transformación del cuerpo resucitado es más profunda. Ya no estará sometido a las operaciones fisiológicas. ¿Tendrá miembros diversos? ¿Será perceptible por los sentidos? La aparición a San Pablo carece de estos elementos materiales y no es cualitativamente distinta de las que nos narra Lucas.

 

1) ¿Con qué tipo de cuerpo resucitarán? (1 Co 15,36-49)

       15,37 *un simple grano de trigo: nuestros conocimientos actuales sobre el ADN le hubieran servido a Pablo para precisar su pensamiento. Entre el grano y la espiga hay una continuidad y una diferencia. Pero entre el grano y la espiga hay una muerte y una resurrección. El grano muere para que nazca la espiga que mantendrá la identidad del grano. No se siembra la espiga, sino que es el grano el que se mete en el surco. Más impresionante aún hubiera sido la comparación entre la semilla de un cedro y la realidad del árbol, pero Pablo en seguida pasa a darnos otros ejemplos tomados de la naturaleza de las carnes, y las especulaciones filosóficas de la época sobre los distintos cuerpos del cielo y de la tierra. La moraleja de la doctrina de Pablo es una invitación a renunciar a imaginar el cuerpo resucitado. Vistas las diferencias que hay aquí en la tierra entre semilla y organismo, es absurdo especular sobre la forma que tendrán los cuerpos al resucitar. El cuerpo material  actual y el cuerpo espiritual futuro se parecerán tanto como se parecen una semilla y un gigantesco baobad. La imaginación no nos sirve, por lo tanto, y es mejor dejarla a un lado.

       15,40 *cuerpos celestes y cuerpos terrestres: por cuerpos terrestres probablemente Pablo entiende los cuatro tipos de organismos “carnales” que ha mencionado en el verso anterior: la carne de hombres, ganados, aves y peces. Los cuerpos celestes, creados en el cuarto día del relato sacerdotal, tienen una luminosidad diferente, una gloria diversa.

       15,43 *incorruptible, glorioso y fuerte: a la hora de determinar con mayor precisión las diferencias entre cuerpo mortal y cuerpo resucitado Pablo se limita a darnos tres diferencias que no tienen nada que ver con la “forma” estática, anatómica, imaginable. Son, más bien, cualidades funcionales que no se pueden representar en el espacio. De un lado lo corruptible, lo carente de gloria, lo débil; de otro lo incorruptible, lo glorioso, lo fuerte.

       15,44 *cuerpo animal / cuerpo espiritual: swma yucikon / swma pneumatikon. No se trata de una cuarta diferencia más a añadir a las tres ya mencionadas, sino de una síntesis de todas ellas, de la razón última por la que son diferentes. No contrapone tanto Pablo lo material a lo inmaterial, cuanto lo psíquico a lo espiritual. El cuerpo espiritual se opone al cuerpo material, pero también al cuerpo informado por el alma. Para describirlo no nos vale ni la categoría de la materia ni la del alma. El cuerpo espiritual no tiene nada que ver con el “alma” inmortal de la filosofía griega. Es una existencia invadida por el espíritu que se contrapone tanto al organismo material como al alma.

        15,45 *el primer Adán / el último Adán: al diferenciar las distintas corporalidades, Pablo alude a su origen diverso. La corporalidad corruptible viene del primer Adán, la incorruptible del último Adán, Cristo. Adán y Cristo son ambos cabeza, origen, de una humanidad diversa. El primero recibía la vida. El último es capaz de darla.

        15,47 *el segundo hombre: algunos manuscritos (אc,A, D, K, P…) añaden en aposición las palabras o kurio", el Señor.

       15,48 *terrestre/celeste: el último determinante de la diferencia entre ambos cuerpos es, pues, su origen. Uno viene del cielo y el otro de la tierra. Culminan así las siete contraposiciones de la perícopa. Para designar lo “terrestre” usa Pablo un neologismo –coiko"- “hecho de polvo”.

 

2) ¿Cómo resucitarán los muertos? (1 Co 15,50-58) 

     El último tema que Pablo esclarece a propósito de la resurrección tiene mucho que ver con la doctrina expuesta en 1 Ts 4,15-17. Pablo supone que no todos morirán, pues los que estén vivos en la parusía no tendrán que pasar por la experiencia de la muerte, sino que serán directamente trasladados al cielo. Sin embargo, aunque no tengan que morir, si tendrán que ser transformados en su corporalidad, porque la presente corporalidad no puede participar de la vida del cielo. Lo corruptible no puede heredar lo incorruptible, sino que antes se tiene que “revestir de incorruptibilidad y de inmortalidad.

15,50 *carne y sangre: usa Pablo una nueva terminología para referirse a lo “corruptible”, llamándolo “carne y sangre”. Dice que no pueden “heredar” el reino, es decir, no pueden subsistir en el reino. De las bendiciones del futuro reino escatológico no pueden participar los que tienen una corporalidad hecha de carne y sangre (cf. Ga 1,16; Mt 16,17).

1     15,51 *no todos moriremos: aunque no lo afirma in recto, Pablo daba por supuesto que la parusía y la resurrección iba a tener lugar en fecha muy próxima. En el año 49, cuando escribió su primera carta a los tesalonicenses, la expectativa era tan inmediata que los cristianos esperaban que nadie iba a morir antes de que Cristo volviese. Al producirse las primeras muertes, la comunidad se llenó de estupor. Entonces Pablo les escribe diciendo que no se alarmen porque los que mueran no estarán en peores condiciones que los que permanezcan vivos cuando la parusía. Cuando escribe a los corintios no han pasado todavía diez años desde entonces y la perspectiva ha cambiado. Ya nadie se extraña de que algunos cristianos estén muriendo antes de la parusía, pero todavía se sigue pensando que algunos sobrevivirán hasta entonces. Al referirse a los que estarán todavía vivos, Pablo usa la primera persona del plural, incluyéndose entre ellos (1 Co 15,52; 1 Ts 4,15), aunque en otras ocasiones contempla la posibilidad de morir antes (2 Co 5,3; Flp 1,23).

En la carta a los tesalonicenses la pregunta era qué pasará con los que hayan muerto antes de la parusía, y la respuesta era: resucitarán primero, y luego irán al cielo con Cristo. La pregunta en corintios es: ¿qué pasará con los que vivan todavía en el tiempo de la parusía? Pablo contesta: no tendrán que morir para gozar de Cristo, pero sí tendrán que ser transformados en su corporalidad.

Cuando uno se va a la cama en una noche de invierno muy fría, teme a tener que desnudarse primero antes de ponerse el pijama. Primero tiene que desnudarse, antes de revestirse. Es lo que sucede a los que mueren. En cambio, los que todavía vivan se podrán poner el pijama –revestirse de inmortalidad e incorruptibilidad- sin haberse tenido antes que despojar de la corporalidad vieja. Unamuno no anhelaba simplemente una vida tras la muerte. Lo que quería es no tener que morir, no pasar por ese terrible trauma. Pues bien, eso es lo que en teoría les sucederá a los que estén vivos cuando venga el Señor. No solo gozarán de la vida eterna, sino que se librarán de pasar por el trauma de la muerte. Serán revestidos sin tener que desvestirse antes.

Lo explica Pablo en la segunda corintios. Suspiramos por una morada eterna, y sabemos que nos será dada, aunque se desmorone esta morada terrena de ahora. Nuestro mayor deseo sería ser revestidos de nuestra habitación en el cielo sin que para ello se desmorone esta mansión de la tierra. Anhelamos ser revestidos sin tener que desnudarnos previamente (2 Co 5,1-5).

       15,52 *al son de la última trompeta: es una de las piezas centrales del imaginario apocalíptico, que ya aparecía también en 1 Ts 4,16. En Ex 19,16-19 era ya señal de la teofanía, y será un recurso muy utilizado en el Apocalipsis donde sonarán nada menos que siete trompetas sucesivas.

       15,55 *¿dónde está, muerte, tu victoria?: Pablo está aquí citando al profeta Oseas 13,14. Curiosamente en el texto del profeta el sentido de esta pregunta retórica era amenazante, e invitaba a la muerte a venir con sus pestes y con su contagio. Pablo aísla la frase de su contexto y de esa manera le da un sentido distinto. Apostrofa a la muerte no pidiendo que venga, sino mostrando su derrota, mediante una pregunta retórica que espera una respuesta negativa.

       15,56 *la fuerza del pecado es la Ley: frase en sí misma ininteligible, pero que encontrará una explicación temática en Rm 5-7. Hasta que vino la ley, el pecado no se imputaba (Rm 5,13). En ese sentido la ley intervino para que abundara el delito (Rm 5,20). Pero el cristiano ya no está bajo la ley, sino bajo la gracia (Rm 6,14).

       15,57 *nos da la victoria: exclamación de acción de gracias. La larga exposición de un tema tan complejo concluye con un breve himno, del mismo modo que la larga exposición de Rm 7, concluía con una grito semejante de victoria: “Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor” (Rm 7,25).

      15,58 *vuestra fatiga por el Señor no será en vano: Tras el versículo hímnico viene una exhortación, y el estilo cambia bruscamente de lo expositivo a lo hímnico y enseguida a lo parenético. La moraleja de todo lo expuesto es que vale la pena seguirse fatigando en vistas al premio esperado, que nadie podrá nunca arrebatarnos.

 

 

EPÍLOGO: INSTRUCCIONES Y RECOMENDACIONES FINALES

(1 Co 16,1-24)

 

1) La colecta en favor de los santos (1 Co 16,1-4)

El libro de los Hechos solo se hace eco una vez de que el motivo principal en el viaje de regreso a Jerusalén era llevar el dinero de una colecta para los pobres de Jerusalén. La alusión aparece en el discurso de Pablo ante el prefecto Félix en Cesarea: “Al cabo de muchos años he venido a traer limosnas a los de mi nación y a presentar ofrendas” (Hch 24,17).

En cambio son muy repetidas las veces en que Pablo habla de esta colecta en sus cartas de esta época: Rm 15,26-28; Ga 2,10. Especialmente la 2 Corintios contiene una doble exhortación a la generosidad en esta colecta en los capítulos 8 y 9. Para Pablo esta colecta era la manera de mostrar a la comunidad de Jerusalén el agradecimiento de los nuevos cristianos de la diáspora hacia las raíces judías de su nueva religión, y también era la manera de captar la benevolencia de esa comunidad hacia su ministerio tan contestado por algunos de los más radicales judeocristianos. La colecta era un símbolo de comunión entre las iglesias judeocristianas de Palestina y la Iglesias étnico-paganas de la diáspora. Comunión tanto en bienes espirituales como materiales. Curiosamente hoy la práctica extendida es precisamente la contraria. Son las Iglesias consolidadas las que financian a los misioneros en Iglesias recién fundadas que todavía no pueden autofinanciarse. No parece bien que a los cristianos tiernos, recién convertidos, se les exijan contribuciones económicas. Pablo, en cambio, tenía tanta confianza en la madurez de sus nuevos cristianos, que les pedía no solo que financiasen sus Iglesias nuevas, sino que enviaran dinero a la Iglesia madre de Jerusalén, como signo de gratitud.

       16,1 *la colecta en favor de los santos: se trata de los hermanos de la comunidad de Jerusalén. Es la manera que tiene Pablo de referirse a los cristianos, no solo de Jerusalén, sino de todas las comunidades; cf. nota a 1 Co 1,2.

       16,2 *los domingos: Ya en los años cincuenta había la costumbre de reunirse los domingos. De esta costumbre hay testimonios bíblicos más tardíos en Hch 20,7, donde se nos cuenta la reunión dominical en Tróade, y también en el libro del Apocalipsis, cuando ya se le llama al domingo “día del Señor” (Ap 1,10).

       16,3 *a los que elijáis para llevar vuestro donativo: para evitar posibles sospechas, quiere Pablo que los encargados de llevar esa cuantiosa limosna sean personas elegidas por los propios corintios.

 

2) Proyectos de viaje (1 Co 16,5-12)

       16,6 *hasta quizás pase el invierno: Pablo escribe la carta en primavera. Por este versículo hemos podido conocer el lugar desde el que Pablo escribió la primera Corintios. Piensa quedarse en Éfeso hasta Pentecostés. El invierno es la estación en la que se interrumpen los viajes en barco por el Mediterráneo, a causa del peligro de tormentas. Las circunstancias le obligaron a Pablo a cambiar este plan (cf. 2 Co 1,16).

      16,9 *se me ha abierto una puerta grande: la imagen de la puerta grande designa las oportunidades positivas que se presentan para el desarrollo de la tarea evangelizadora (cf. 2 Co 2,12; Col 4,3). En Hch 14,17, Lucas habla de cómo se abrió a los gentiles la puerta de la fe.

       16,12 *en cuanto al hermano Apolo: Pablo siente la necesidad de dar una explicación de por qué Apolo no ha viajado a Corinto. Sus partidarios (cf. 1 Co 1,12; 3,4.22) sin duda lo reclamaban. Quizás sospecharan que Pablo no quería dejarle viajar a Corinto para coartar su posible liderazgo. Por eso Pablo siente la necesidad de aclarar que si Apolo no ha viajado ha sido por una decisión personal suya. 

3) Recomendaciones  (1 Co 16,13-18)

       16,13 *vigilad: comienzan las recomendaciones generales. Encontramos aquí fundamentalmente tres recomendaciones típicas de las cartas deuteropaulinas y de los códigos éticos domésticos: vigilar -grhgo­rei'n- (Col 4,2; 1 P 5,8), estar firme -sthvkein, iJstavnai- (Ef 6,11; Col 4,12; Flp 4,1) y someterse -uJpotavssesqai (cf. Ef 5,21.24; Col 3,18; 1 Tm 2,11; Ti 2,9; 3,1). Al encontrar estos códigos domésticos ya en 1 Corintios, podemos sospechar que proceden del mismo Pablo.

       16,14 *haced todo con amor: cinco palabras en el original griego. Uno de los versículos más breves y enjundiosos de todo el Nuevo Testamento.

       16,15 *la casa de Esteban: Esteban y su familia son las primicias de Corinto, así como Epéneto era las primicias de Asia (Rm 16,5). Al parecer Esteban fue el primero en convertirse en Corinto, y por eso Pablo le incluye a él y a su familia, junto con Crispo y Gayo, como las únicas excepciones a su política de no bautizar él personalmente a nadie (cf. 1 Co 1,14.16). Las primicias son siempre un signo de esperanza de la futura cosecha que vendrá más tarde. Al parecer este mismo Esteban, junto con Fortunato y Acaico, acababa de visitar a Pablo en Corinto. Quizás fuera otra más de las fuentes de información de Pablo sobre los conflictos de la iglesia local.

4) Saludos y despedida (1 Co 16,19-24)

       16,19 *Áquila y Prisca con la iglesia que se reúne en su casa: en las cartas de Pablo es frecuente la referencia a la “Iglesia que se reúne en la casa de” algún hermano especial (Rm 16,5; Flm 2; Col 4,15). Áquila y Prisca son un matrimonio amigo de Pablo desde los días de Corinto, según Hch 18,2. Áquila era también tejedor de tiendas y, expulsado de Roma por Claudio, acaba de llegar a Corinto cuando Pablo hizo su primera visita a la ciudad. Todo indica que la pareja era ya cristiana antes de conocer a Pablo. Después le acompañaron en el regreso de su “segundo” viaje y se quedaron en Éfeso (Hch 18,18) donde marido y mujer colaboraron en la catequización de Apolo (Hch 18,26). Pablo les envía saludos en la carta a los romanos (Rm 16,3), y esta es para algunos la prueba de que los saludos de la carta a los romanos en realidad estaban dirigidos a la comunidad de Éfeso, a no ser que para entonces Áquila y Prisca hubiesen ya regresado a Roma; cf. también 2 Tm 4,19).

       16,20 *el beso santo: es el saludo normal entre los cristianos (cf. Rm 16,16;2 Co 13,12; 1 Ts 5,26; 1 P 5,14). No era normal en la cultura mediterránea el que hombres y mujeres se saludasen con un beso. En un texto judío helenístico de la época de Pablo se nos habla de José que al principio se niega a besar a Asenet, una sacerdotisa pagana, hasta que ésta se convierte. Este beso santo de José otorga a Asenet la sabiduría y el espíritu de la vida (cf. José y Asenet 8,5-7; 19,11).

       16,21 *el saludo es de mi mano: las cartas se solían dictar a un escriba. Para quedar autentificadas necesitaban llevar la firma de Pablo de su propia letra, lo cual equivalía a nuestra firma actual.

       16,22 * anatema: Este término corresponde al hebreo “jérem” (Jos 6,17). Se suele utilizar en un contexto de maldición por la que se excomulga o se separa de la comunidad al que incurre en determinada conducta.

*Maran atha: Son dos palabras en lengua aramea que provienen de un uso litúrgico arraigado. Tal como está redactada la expresión aquí tiene un sentido indicativo: “El Señor viene”. Podemos sospechar que esta expresión aramea está también detrás de frases en griego en imperativo: “Ven, Señor” (Ap 22,20). Si se tratase de un imperativo la formulación aramea sería “Marana tha”.