LA OBRA LITERARIA

 

 

A) LENGUA Y ESTILO

B) GÉNEROS LITERARIOS

C) RECURSOS TEOLÓGICOS

 

A)  LENGUA Y ESTILO DEL EVANGELIO

 

1) La Lengua

Han discutido los autores sobre la naturaleza del griego utilizado en la composición del 4Ev Según algunos como Burney, Torrey y Zwaan, el evangelio se escribió en arameo y lo que hoy poseemos es una traducción griega muy semitizante.

Otros como Colwell piensan que se trata de un griego koiné sin influjos arameos. Las posiciones intermedias de Black y Bonsirven se inclinan por un evangelio escrito en un griego suficientemente idiomático pero con ciertos semitismos, de léxico sobre todo.

Quizás estos semitismos pueden provenir de las fuentes de logia utilizadas por el evangelista. K. Beyer defiende que ese sustrato semítico presente en el 4Ev es más hebreo que arameo, y en su aspecto lingüístico concuerda mucho con el hebreo de los documentos de Qumrán. Hacer la verdad (Jn 3,21 = 1QS 1,6; V,3); la ira de Dios permaneces sobre él (Jn 3,36 = 1QS IV,12); dar testimonio de la verdad (Jn 5,33 = 1QS VIII 6); caminar en las tinieblas (Jn 8,12; 12,35 = 1QS III,21; IV, 11).

¿Qué conclusiones podemos sacar de valoraciones tan contradictorias? Por el colorido semítico del escrito procede del ámbito del judaísmo, pero por su griego correcto hay que postular una permanencia prolongada de su autor en el área helenística. Muestra conocimiento del hebreo y afinidad con el lenguaje de los escritos de Qumrán. Podría ser un nativo de Palestina que vivió mucho tiempo en un ambiente helenístico.

El griego de Juan es correcto, pero pobre. Refleja la koiné hablada, popular, más bien que la koiné escrita. Tiene una gran pobreza de vocabulario: sólo 920 palabras, algunas muy repetidas: (ajgapa'n, ajgavph, 44 veces; ajlhvqeia, alhqhv", ajlhqhnov", 46 veces; ginwvskein, 57 veces; kovsmo", 78 veces). Abundan construcciones típicas como la parataxis con la conjunción kai, sustituyendo a la oración subordinada (semitismo); el uso de las partículas i'na y o[ti con sentido epexegético, raro en el NT. Se han llegado a aislar unas cincuenta características gramaticales propias de Juan, las cuales se repiten incluso en las partes atribuidas a distintas fuentes, con lo que se corrobora la unidad literaria del evangelio.

2) El estilo

El lenguaje es monótono y solemne, propio de una teología meditativa. Produce fórmulas estereotipadas más intelectuales que emocionales. El autor se distancia de los acontecimientos narrados.

Recurre a menudo al paralelismo, en clara oposición a los clásicos griegos que intentaban variar lo más posible el vocabulario y los giros.

Pueden detectarse los tres tipos de paralelismos:

* Paralelismo sinónimo: “El que viene a mí no tendrá hambre, el que cree en mí no tendrá sed” (6,35).

* Paralelismo antitético: “El que cree en mí no es juzgado. El que no cree en mí ya ha sido juzgado” (3,18).

* Paralelismo sintético: Ver por ejemplo el primer verso del evangelio (1,1).

Utiliza la técnica del quiasmo. El quiasmo es un paralelismo inverso en el que se da una correspondencia entre el primero y el último elemento de una unidad (ABBA).

El quiasmo puede afectar a una sola frase o a toda una perícopa. Cuando en la mitad del quiasmo aparece un elemento central hablamos de estructura concéntrica como por ejemplo 6,36-40, o el proceso ante Pilato con la alternancia de entradas y salidas: A B C D C´ B´ A´.

Otro recurso literario es la inclusión, por la que al final de un determinado pasaje se repite un elemento mencionado al principio, estableciendo así un marco que da unidad a todo lo que está incluido entre la primera y la segunda mención.

Hay claves lingüísticas que se repiten al principio y al final del evangelio y que pueden considerarse como inclusiones que lo enmarcan en su totalidad: vida (1,4 = 20,31); su nombre (1,12 = 20,31); Cristo (1,20 = 20,31); Hijo de Dios (1,34 = 20,31). Pero la inclusión más resaltada es la afirmación de que el Verbo era Dios (1,1) y la confesión de Tomás “Señor mío y Dios mío” con la que se cierra el evangelio (20,28). Igualmente hay inclusiones que enmarcan distintas secciones del evangelio, o perícopas concretas, como por ejemplo las alusiones a los dos milagros de Caná de 2,11 y 4,46.54.[1]

Las introducciones también nos proporcionan una clave importante para centrarnos en la estructura del evangelio. Así el prólogo como introducción a todo el evangelio, y simultáneamente a la primera sección narrativa del Bautista y los primeros discípulos. Igualmente hay introducciones a los distintas secciones, como por ejemplo la solemne introducción al libro de la gloria (13,1).

Otras introducciones más breves pueden verse al comienzo de las bodas de Caná (2,1), la multiplicación de los panes (6,3-4), la fiesta de la Dedicación (10,22-24), el juicio ante Pilato (18,28).

Igualmente encontramos conclusiones y recapitulaciones, como las dos conclusiones al evangelio (20,30) y al epílogo (21,25), o las dos conclusiones al libro de los signos (12,37-43 y 12,44-50).

Hay también conclusiones más breves a perícopas concretas, tales como el primer testimonio del Bautista (1,28), el discurso sobre Jesús luz del mundo (8,20), el primer signo en Caná (2,11). Muy a menudo las perícopas concluyen con la constatación de la reacción de fe o incredulidad ante lo que Jesús ha realizado o dicho en la perícopa (8,30; 8,59; 10,39; 10,19-21).

Como transiciones podríamos elencar aquellos versos que sirven para ligar dos episodios separados, haciendo de vínculo con la perícopa anterior y preparándonos para la perícopa siguiente (2,12; 3,22; 4,41-42).

Otros recursos estilísticos, tales como pasajes puente, palabras gancho, técnicas de repetición… pueden hallarse el libro mencionado de Mlakuzhyl, p. 104-111).

La solemnidad del estilo de Juan ha hecho pensar que algunos de sus discursos están en una prosa poética, y que se deberían imprimir de forma que se destacara esta estructura poética.

  

B)  GÉNEROS LITERARIOS

 

1) Estructura dialogal

La muchedumbre no ocupa un primer lugar en el evangelio; más bien se presenta en sentido negativo en su relación con Jesús. Él no se fiaba de ellos (2,23-24). El entusiasmo que sienten cuando le quieren hacer rey es interpretado por Jesús con escepticismo (6.26). El discurso eucarístico termina con el abandono de muchos (6,60.66).

Quizás esta falta de protagonismo por parte de la muchedumbre explique que el lenguaje del 4Ev sea menos colorista y contenga menos parábolas y ejemplos que los sinópticos. El 4Ev tiene un lenguaje más propio para una minoría de iniciados. Por eso cobran importancia los diálogos personales, la relación personal de Jesús con individuos o con pequeños grupos: los dos discípulos (1.35-39), Pedro (1.40-42), Felipe (1,43-44), Natanael (1,45-51); existen también diálogos prolongados con Nicodemo (3.1-21), con la samaritana (4,1-26), los discursos dialogados de la Cena, el largo diálogo con Pilato (18,33-38; 19,8-11).

Los personajes de estos diálogos, teniendo sin duda un valor simbólico, resultan sin embargo personajes vivos, muy bien caracterizados, cada uno con su psicología propia; contrasta por ejemplo el carácter romo y estúpido del paralítico de la piscina con la agudeza chispeante del ciego de nacimiento.

El dramatismo creciente va subiendo hasta alcanzar su clímax, en el uso de los distintos títulos que la samaritana va dando a Jesús: Tú, Señor, Profeta, Mesías; finalmente los samaritanos al final del pasaje le reconocen como Salvador del mundo.

En el episodio del ciego de nacimiento el dramatismo creciente se refuerza por el paralelismo de dos procesos cruzados: el ciego va siendo iluminado y los escribas se van hundiendo en las tinieblas más completas. En el episodio del juicio van jugando sus cartas Pilato y los judíos, embarcándose en una dinámica absurda que llevará a Pilato a tener que humillarse y hocicar, cediendo a los chantajes de los judíos, y a éstos a humillarse reconociendo que no tienen a otro rey que al César. El episodio de Nicodemo va apuntando el camino de éste desde la noche hasta la luz.

Mlakuzhyl nos ha dado una lista de doce técnicas dramáticas usadas por el evangelista (op.cit. p. 112-121). Nos limitaremos a reproducirlas:

* Cambio de escenario, entre un episodio y otro, o al interior del mismo episodio.

* Escenas alternantes, como las siete escenas en el juicio de Pilato.

* Simultaneidad de escenarios: el pozo y el pueblo en el relato de la Samaritana.

* Introducción de los Dramatis personae con alguna pincelada que los caracteriza.

* Entrada y salidas de personajes en el escenario.

* Ley de la dualidad escénica, según la cual, no más de dos personajes o grupos de personajes pueden estar en la escena simultáneamente.

* Técnica de la desaparición de personajes que hacen mutis por el foro sin que se haga notar expresamente..

* Técnica de las siete escenas con un paralelismo quiástico: el juicio de Pilato y la curación del ciego.

* Técnica de los dípticos: a veces dos escenas consecutivas se describen de tal manera que forman un díptico que hay que contemplar simultáneamente. Así por ejemplo los dos testimonios del Bautista, o los encuentros de discípulos con Jesús en dos días consecutivos.

* Secuencia de acción, diálogo, discurso, por ejemplo en Juan 5: curación del paralítico, diálogo entre Jesús y el hombre curado, discurso sobre la autoridad del Hijo..

* Desarrollo dramático que puede observarse en todo el episodio de la curación del ciego, o en los nombres distintos que la samaritana va dando a Jesús a lo largo de la conversación.

* Estructura dramática que tiene paralelos con las tragedias griegas clásicas

     - Prólogo: 1,1-18.

     - Canto de entrada del coro al entrar en la escena (parodos): 1,19-51

     - Episodios

     - Stasima o cantos del coro desde la orchestra (Faltan en el evangelio).

     - Exodos o escena final (la pasión y la resurrección).

 

2) Los discursos

Hay en el 4Ev largos discursos, algunos de los cuales están íntimamente asociados a los signos que acompañan: discurso del pan de vida y multiplicación de los panes (6,1-13; 22-71), Jesús luz del mundo y la curación del ciego (8,12; 8,1-41), resurrección de Lázaro y Jesús resurrección y vida (11,1-44; 11,25); discursos de la Cena y desarrollo de la Pasión.

En los discursos se da un proceso circular de exposición. Se enuncia globalmente una idea, que se desglosa en facetas complementarias, las cuales que se van entrecruzando hasta llegar al punto de arranque. Círculos concéntricos, o fugas musicales en las que se van entreverando dos temas diversos, por ejemplo el discurso del pastor y la puerta.

Estos discursos llevan el sello personalísimo del evangelista, aunque en determinados momentos puedan incluir logia del mismo Jesús. El discurso es una elaboración del mensaje de Jesús a la luz de la Pascua, bajo la inspiración del Espíritu que se encarga de recordar (14,26) y guiar hacia la verdad completa, haciendo comprender las realidades nuevas a la luz de los acontecimientos del pasado y viceversa. 

3) Las parábolas

Aunque menos numerosas que en los sinópticos y con menos colorido, es posible detectar en el 4Ev algunas parábolas, como la de la puerta, el pastor, la viña, la mujer que da a luz. Algunas de estas parábolas revisten la forma de alegorías y están muy elaboradas. Tales serían por ejemplo la del pastor y la viña. En cambio hay otras que son un mero esbozo, una pincelada sugerente; la mujer que da a luz (16,21-22), el grano de trigo (12,24-25), el hijo aprendiz (5,19)… 

4. Tratamiento psicológico de los personajes

La trama del evangelio está dividida en una serie de episodios que se repiten a sí mismos una y otra vez, hasta llegar al clímax final de La Hora. Cada episodio es un microcosmos en el cual se condensa el argumento del evangelio global. La venida de la luz al mundo, las distintas reacciones que provoca. y la consecuencias que tienen éstas reacciones de aceptación o de rechazo: salvación o condena.

El carácter de Jesús es estático y no cambia a lo largo del evangelio, no se da en él una evolución psicológica. Únicamente su carácter se va revelando más y más tras cada una de las olas concéntricas que constituyen los distintos episodios del evangelio.

Aunque algunos episodios, como el del ciego de nacimiento o el proceso de Pilato están muy bien llevados desde el punto de vista narrativo, sin embargo en general el cuarto evangelio no se señala especialmente por este tipo de técnicas literarias.

Algunos de los otros personajes del evangelio evolucionan, pero el único rasgo que se tiene en cuenta en esta evolución es su mayor o menor grado de aceptación de la palabra de Jesús. Pensemos en el caso de Pedro, de Judas o Nicodemo. Podríamos decir que los personajes tienen una sola dimensión, la de su aceptación o rechazo del evangelio. 

 

C)  RECURSOS LITERARIO-TEOLÓGICOS

 

1) El malentendido

El malentendido es un recurso que el 4Ev utiliza continuamente. Su estructura es siempre la misma: a) Jesús hace una afirmación a base de una palabra que tiene dos sentidos, uno literal y otro espiritual. b) El interlocutor entiende la palabra en sentido literal, se extraña y hace una pregunta. c) Esta pregunta da pie a Jesús para profundizar en su doctrina. Hagamos una lista de los diversos malentendidos que van apareciendo en el evangelio: 

a) Destruir y levantar (2,19): Jesús habla del templo de su cuerpo, los judíos piensan en el templo de Jerusalén.

b) Nacimiento de lo alto (3,4): Nicodemo entiende que hay que nacer de nuevo, Jesús se refiere a un nacimiento de lo alto, de agua y Espíritu

c) El agua viva (4,11): Jesús se refiere al don de Dios, la samaritana lo entiende del agua natural

d) El alimento (4,33): Los discípulos piensan en la comida, Jesús se refiere al cumplimiento de la voluntad del Padre.

e) Trabajar (6,27): Los judíos piensan en las obras, Jesús en la fe.

f) El pan (6,34): Los judíos piden el pan material, Jesús habla del pan del cielo.

g) Bajado del cielo (6,41):Los judíos piensan que Jesús habla de su nacimiento humano, cuando él está hablando de su origen divino.

h) Comer la carne (6,52): Jesús habla de un comer eucarístico, los judíos lo entienden del comer material.

i) Subir (7,8): Los parientes creen que Jesús habla de subir a Jerusalén a la fiesta, Jesús habla de subir al Padre.

j) Irse (7,36): Jesús se refiere a su muerte, los judíos piensan que se quiere ir a la diáspora.

k) Padre (8,18): Jesús habla de su Padre del cielo, los judíos piensan que se refiere a su padre terreno y le preguntan dónde está.

l) Irse (8,22): Jesús habla de su ida al Padre y los judíos piensan que va a suicidarse.

m) Ser (8,24): Jesús dice YO SOY en términos absolutos y los judíos lo entienden en términos predicativos y se quedan esperando el predicado, por eso le preguntan: “¿Qué eres?”

n) Esclavitud (8,32): Los judíos creen que Jesús habla de la esclavitud material, política, mientras que Jesús se refiere a la esclavitud del pecado.

ñ) Muerte: (8,5,1): Jesús promete que los que creen en él no morirán y los judíos piensan que no padecerán la muerte temporal.

o) Ver mi día (8,56): Jesús dice que Abraham vio su día, y los judíos le acusan de presumir de ser más viejo que Abraham.

p) Sueño (11,12): Los discípulos piensan que Jesús habla del sueño natural, pero Jesús se refiere a la muerte de Lázaro.

q) Ser levantado (12,34): Jesús se refiere a su glorificación, los judíos piensan que habla de su crucifixión.

r) Lavar (13,8): Jesús se refiere a dejarse salvar por el misterio de su muerte, Pedro entiende que se trata sólo de un rito de purificación.

s) Camino (14,15): Tomás piensa que se trata de un itinerario a seguir. Jesús dice que estar con él es estar ya con el Padre.

t) Rey (18,37): Pilato piensa que se trata de un rey terreno. Jesús se refiere al reino de la verdad. 

 

2. La ironía

 

El fondo de la ironía del Evangelio consiste en que los judíos han rechazado al Mesías al que tanto esperaban y que con tal de deshacerse de él son capaces de aceptar como rey al César de Roma. Podríamos hablar de ironía, pero también de drama. La ironía juánica es acerada, y despiadada. Uno a veces echa de menos en el evangelio ciertos matices de ternura.

Mediante el recurso de la ironía, los adversarios de Jesús hacen observaciones despectivas e incrédulas, o al menos inadecuadas, sobre Jesús o sobre sus palabras. Pero irónicamente resulta que estas afirmaciones son verdaderas en otro sentido distinto del pretendido por sus autores. Los personajes están diciendo mucho más de lo que saben. 

* Tú has guardado el vino bueno hasta ahora (2,10).

* ¿Eres tú más que nuestro padre Jacob? 4,12.

* ¡Muéstrate al mundo! 7,3.

* ¿Se irá a los griegos? 7,35.

* ¿No dice que Cristo vendrá de Belén? 7,42.

* Jamás ha hablado un hombre como este hombre: 7,46.

* ¿No irá a matarse? (Entregar su vida): 8,22.

* ¿Eres tú más grande que nuestro padre Abrahán que murió?” 8,53.

* Tú eres discípulo de ese hombre: 9,8.

* No es el mismo. ¿Alusión a un cambio de personalidad del ciego? 9,9.

* Da gloria a Dios: 9,24.

* Si duerme, sanará: 11,12.

* Conviene que uno muera por el pueblo: 12,50.

* Ahí tenéis al hombre: 19,5.

* Ahí tenéis a vuestro Rey: 19,14.

* Inscripción sobre la cruz: 19,19-21. 

Otras veces la ironía consiste en que los dirigentes judíos deciden actuar de un determinado modo para conseguir unos fines y es precisamente de este modo como conseguirán exactamente lo que trataban de evitar. Por ejemplo cuando dicen: “Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los Romanos y destruirán nuestro Lugar Santo” (11,48).

El más irónico de todos es siempre el autor, aunque en muchos casos también sus personajes saben ser irónicos, sobre todo Jesús, con sus preguntas sarcásticas: 

* A Pedro: “¿Darás tu vida por mí?” En verdad, en verdad te digo que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces” (13,38),

* A todos los discípulos: “¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora en que todos os dispersaréis…” (16,31-32).

* A Nicodemo: “¿Tú eres Maestro de Israel e ignoras esas cosas?” (3,10).

* A Natanael: “¿Porque te he dicho que te he visto debajo de la higuera crees? Verás cosas mayores” (1,50).

* A Felipe: “¿Dónde vamos a comprar pan para que coman estos? (6,5). “¿Tanto tiempo estoy con vosotros y no me conoces, Felipe?” (14,9).

* A propósito de Judas: “¿No os he elegido yo a vosotros los Doce, y uno de vosotros es un diablo?” (6,70).

* A los dirigentes judíos: “Muchas obras buenas de parte del Padre os he mostrado, ¿por cuál de ellas queréis apedrearme?” (10,32).

* A Anás: “¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído?” (18,20-21).

* Al sayón que le golpea en la mejilla: “Si he hablado mal, muestra en qué, y si no, ¿por qué me pegas?” (18,23).

Pero también otros personajes saben ser irónicos.

* El ciego hablando con los dirigentes judíos: “¿Queréis haceros discípulos suyos?” (9,27). “Eso es lo extraño, que vosotros no sepáis de dónde es y a mí me haya abierto los ojos?” (9,30).

* La muchedumbre: “¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora que ha bajado del cielo?” (6,42). “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (6,52). “¿Cómo conoce las Escrituras si no ha estudiado?” (7,15).

La ironía es un recurso del autor para implicar al lector en el círculo de los insiders, de los que poseen una clave más profunda para comprender lo ridículo de ciertas situaciones, lo absurdo de ciertas actitudes, y las contradicciones en que incurren los que se oponen a Jesús.

La ironía de fondo es que “la luz vino al mundo y los hombres amaron las tinieblas más que la luz” (3,19). Se le invita al lector a descubrir también la gran ironía de que, detrás de los personajes que se mueven motivados por intereses bastardos, hay una mano superior que reconduce todo a una finalidad salvífica de revelación de la gloria. Los que se oponen a la luz sólo consiguen que la luz pueda revelarse con más intensidad, porque sólo cuanto más densas son las tinieblas en su satánico designio de asfixiar la luz, es cuando brilla la gloria de la luz de Dios más intensamente.

3) Paisajes psíquicos

Circunstancias externas de lugar, clima, horario se convierten en expresión de actitudes interiores.

a) Nicodemo va a ver a Jesús de noche: 3,2.

b) Cuando la fiesta de la Dedicación era invierno: 10,22.

c) Cuando Judas salió era de noche: 13,30.

d) Cuando las negaciones de Pedro hacía frío: 18,18.

e) Entradas y salidas de Pilato: 18,29.33.38; 19,1.4.9.13.

f) Todavía oscuro en el corazón de Magdalena: 20,1.

g) Magdalena se volvió: 20,14-16.

h) El amanecer en la orilla: 21,4.

 

4) Aplicación de sentidos

La Palabra se ha hecho carne, se ha hecho sensible y puede ser captada por nuestros sentidos:

a) VER: la luz, la contemplación de la gloria.

b) OÍR: el trueno que viene del cielo (12,28), la voz del Maestro que llama (20,16), la voz del esposo (3,29), la voz del pastor (10,3), la voz del Hijo de Dios (5,28).

c) OLER: el perfume del ungüento que llena la casa (12,3), los aromas excesivos en la escena del entierro (19,39), el hedor de muerte en la tumba de Lázaro (11,39).

d) GUSTAR: la calidad del vino (2,10), el frescor del agua viva (4,10), la acidez del vinagre (19,29).

e) TOCAR: la hierba verde (6,10), el barro en los ojos (9,6), el agua en los pies (13,5), el latido del corazón (13,23), abrazar los pies de Jesús (20,17), las llagas (20,27).

 

5) Alusiones fugaces

Con mucha frecuencia el autor repite una palabra o una imagen en dos contextos totalmente diversos, de modo que ambos pasajes se iluminen mutuamente. Esta referencia literaria nos invita a buscar una resonancia más profunda a nivel teológico o espiritual. 

a) Poner y quitar: -tiqevnai y lambavnein. Tiqevnai se usa en 10,11 para “dar la vida” y en 13,4 para quitarse el manto. Lambavnein se usa en 10,17-18 para “recuperar la vida” y en 13,12 para volverse a poner el manto.

b) Los carbones encendidos en el palacio del sacerdote - ajnqrakiva - (18,18) y en el desayuno en el lago (21,9).

c) el verbo rasgarse - scivzein- es aplicado a la túnica sin costura del 19,24 y a la red de peces en la escena del lago (21,11).

d) La mujer y la hora: La mujer cuando da a luz… le ha llegado su hora (16,21). Mujer, ahí tienes a tu hijo. Y desde aquella hora…” (19,27). Mujer, todavía no ha llegado mi hora (2,4).

e) Arrastrar - e{lkuvein-, variante de e{lkein usada por Juan para designar el poder de atracción de Jesús. “Nadie puede venir a mí si mi Padre no le atrae” (6,44). “Lo atraeré todo hacia mí” (12,32), a propósito de los griegos que se acercaron a Jesús, y a la multitud de peces arrastrada en la red (21,7).

f) Seno - kovlpo"- es el seno del Padre donde descansa el Verbo (1,18), y el seno de Jesús donde descansa el discípulo (13.23).

g) Bandido - lhsthv"- es el término usado sólo por Juan para designar a Barrabás (Jn 18,40). Con esta palabra designaba Flavio Josefo a los terroristas revolucionarios, y curiosamente la parábola del Buen Pastor, para referirse al bandido que entra en el redil de las ovejas para matar y perder (10,1-8), en clara contraposición al pastor.

h) Escuchar su voz - ajkouvei mou th'" fwnhv"-. Todo el que es de la verdad escucha su voz. En la parábola del pastor se usa también este verbo con genitivo: “Las ovejas escuchan su voz” (10,13-27). El verbo oír con genitivo significa una escucha acompañada de aceptación, en contraste con oír con acusativo que designa meramente el sentido del oído.

i) Genitivo con uJpevr: designa la entrega sacrificial del pastor que da la vida por sus ovejas (10,1), del que muestra el mayor amor dando la vida por el amigo (15,13), y de Jesús que se consagra a sí mismo por aquellos que el Padre le ha confiado (17,19).

j) Multitud - plh'qo"- designa a los enfermos hacinados en la piscina (5,13) y a la multitud de peces en la red (21,6).

k) Ceñirse - diazwnnuvnai- se utiliza dos veces: la primera a propósito de Jesús ciñéndose en el lavatorio de los pies (13,4), y la segunda a propósito de Pedro designando la manera cómo morirá (21,18).

l) Atrio - aujlhv- designa el redil de las ovejas (10,1). Es la palabra favorita de los LXX para designar el patio del Templo y la Tienda del encuentro (Ex 27,9; Lv 6,16; Nm 3,26; 1R 3,1; 1Cr 9,22; Ne 13,7). Jesús saca - ejkbavllei- sus ovejas fuera (10,3), como sacó a las ovejas del Templo -exevbalen- (2,15).

 

6) Las cifras

Las cifras tienen un sentido simbólico en el evangelio de san Juan, aunque no siempre seamos capaces de comprender exactamente el simbolismo. Para captarlo es necesario entender todos los desarrollos numerológicos de la cultura de la época, y en particular la gematría. La gematría es el arte de dar valores numéricos a las letras de una palabra, y así traducir la palabra en una cifra, que es el equivalente de la suma de los valores numéricos de sus letras. Recordemos que tanto en hebreo, como en griego y latín las cifras son letras, por lo cual una letra puede simultáneamente representar también un número.

En otras ocasiones son los números mismos los que tienen un valor propio, sin ninguna alusión a la gematría.

Veamos algunos ejemplos y sus posibles significados: 

Uno: Representa a Dios, Padre, único Dios verdadero (17; 5,44; 20,17). También la unidad del Padre y el Hijo por el Espíritu (10,30; 17,1.21.22.23).

Dos: Para hacer válido un testimonio hacen falta dos testigos (8,17); hay dos discípulos (1,35. 37.41; 20,4; 21,2); dos crucificados (19,18); dos ángeles en el sepulcro (20,12).

Tres: Número de la divinidad en Gn 18,1. Triple negación y confesión de Pedro.

Cuatro: Los cuatro puntos cardinales: los vestidos de Jesús y los soldados (19,23).

Cinco: Cinco maridos de la samaritana, cinco templos idolátricos en Samaría (2 R 17,24-41); cinco libros de la Ley; cinco pórticos en la piscina (5,2), cinco mil hombres y cinco panes (6,9-10). Cincuenta y sus múltiplos representan la comunidad del Espíritu (1R 18,4.13).

Seis: Lo incompleto, lo inacabado =siete menos uno. Seis tinajas (2,6), la hora sexta (19,34), el día sexto (2,1), las seis fiestas (2,13; 5,1; 6,4; 7,1; 10,22; 11,55).

Siete: Totalidad determinada o definida. La hora séptima es la de la curación del hijo del funcionario (4,52); siete es la suma de los cinco panes y los dos peces (6,9). Siete los discípulos presentes en 21,2. Este número por oposición a 12 designa a veces la comunidad helenística en su apertura a los gentiles, a todos los pueblos. Siete signos narrados en el Evangelio (Bodas, régulo, paralítico, multiplicación, camino sobre las aguas, ciego de nacimiento, Lázaro); siete expresiones YO SOY: pan de vida (6,35), luz del mundo (8.12), puerta (10,8), pastor (10,11), resurrección y vida (11,25), camino verdad y vida (14,5), vid verdadera (15,1).

Ocho: El mundo definitivo, el octavo día. Le sirve a Juan para designar el siguiente domingo al de Pascua y subrayar la ocurrencia del domingo en las apariciones de Jesús (20,26). Cf. p. 41.

Diez: La hora décima es cuando los discípulos se quedan a vivir con Jesús (1,39). Si se cuentan las horas a partir de las seis de la mañana, se trata de las cuatro de la tarde. La hora en que termina el día. Quizás el ‘ereb shabbat, o víspera del sábado.

Doce: Número simbólico de Israel: Los doce (6,67.70.71; 20,24). Se subrayaría la continuidad del nuevo pueblo con el antiguo. Es un tema de los sinópticos pero que en Juan no está subrayado del todo.

Treinta y ocho: tiempo de enfermedad del inválido de Betesda, duración del vagar por el desierto para aquellos que encontraron la muerte (Dt 2,14-16).

Ciento cincuenta y tres: número de los peces en la red. Hay diversas interpretaciones. Puede ser la clasificación de los zoólogos, o la suma de los números del 1 al 17, o un triángulo equilátero con 17 puntos en cada lado. En gematría Simón= 76 + pez = 77 ). 

SEMANAS

Pueden distinguirse en el evangelio al menos tres semanas.

La semana inaugural del ministerio, que guarda relación a la primera semana de la creación: 1,19; al día siguiente: 1,29; al día siguiente: 1,35; al día siguiente: 1,43; tres días después: 2,1.

La semana intermedia de la fiesta de los Tabernáculos: 7,1-9.41.

La última semana: seis días antes de la pascua: 12,1; al día siguiente: 12,2; al día siguiente: 13,1; antes de la Pascua: 19,14.31.32.

1] (cf. G. Mlakuzhyl, The Christocentric Literary Structure of the Fourth Gospel, Roma 1987, p. 93-97).