EL JUDAÍSMO DE JUAN

 

 

A) SUPUESTAS INFLUENCIAS

B) DESTINATARIOS DEL EVANGELIO

C) REFERENCIAS BÍBLICAS

D) LAS FIESTAS JUDÍAS

 

  

A) SUPUESTAS INFLUENCIAS DE JUAN

 Estudiaremos a continuación el trasfondo cultural del 4Ev ¿Dentro de qué mundo espiritual surge? Se han dado fundamentalmente tres respuestas: 

1) El Gnosticismo

Destacados defensores de esta teoría han sido Bauer y Bultmann. Una parte de la dificultad que plantean está en la misma imprecisión del término gnóstico que se suele usar con significados muy diversos.

En ningún caso podría el 4Ev ambientarse en el gnosticismo clásico que conocemos a través de los comentarios hostiles de los Padres, porque esta filosofía pertenece al siglo II, cuando el evangelio ya estaba escrito. A lo sumo habría que hablar de un medio pregnóstico, un pre-gnosticismo judío.

El descubrimiento en 1947 en la localidad egipcia de Chenoboskion en una serie de manuscritos coptos del siglo II nos presenta un ambiente cultural en el cual Juan estaría totalmente fuera de lugar (Evangelio de Tomás, Evangelio de la verdad).

Según Bultmann, los Discursos de Revelación que serían una de las fuentes utilizadas en el evangelio, pertenecían a un autor gnóstico; luego fueron cristianizadas por el evangelista. Bultmann desanda el camino y pretende reconstruir la fuente gnóstica tal como sonaría antes de su cristianización. Habría en ella un cierto dualismo, el mito de un redentor, un camino de salvación concebido como gnosis. Bultmann pretendía haber encontrado trazas de este gnosticismo en las Odas de Salomón y en los escritos mandeos, una secta bautista que aún pervive en Mesopotamia.

Aunque puede ser que esta secta haya tenido sus orígenes en Palestina en el siglo I, sin embargo el gnosticismo más que un antecedente del cristianismo, es un fenómeno surgido en el seno del cristianismo. Los elementos que configuran el cristianismo no se conjuntaron antes de la era cristiana.

La hipótesis gnóstica resulta hoy por hoy frágil e innecesaria en muchos aspectos, ya que podemos encontrar otro humus vital mucho más apropiado para el evangelio de Juan como es el judaísmo palestino del siglo I. 

2) El Pensamiento helenístico

Hay que tener en cuenta que el helenismo había penetrado profundamente el mundo palestino ya en época de Jesucristo. Toda la literatura intertestamentaria, así como la literatura de Qumrán, está fuertemente teñida de helenismo. Este helenismo ambiental de Palestina ha influido sin duda en el vocabulario y las ideas de Juan, como ya había influido anteriormente en las ideas y el vocabulario del propio Jesús.

No es improbable que el evangelista, siendo un judío palestino, estuviese familiarizado con el pensamiento griego del platonismo filosófico, tal como se nos muestra en el judío Filón de Alejandría. Por supuesto existen paralelos entre Filón y Juan, porque ambos parten del AT, pero a la vez resultan muy distantes, porque no aparece en el 4Ev la abrumadora matización filosófica de Filón. Si Filón nunca hubiese existido, el 4Ev no hubiera sido distinto de lo que es. 

3) El Judaísmo palestinense

Las citas del AT (19 citas explícitas), pero sobre todo las continuas alusiones insinuadas a personajes y realidades del AT nos dan un trasfondo netamente judío para el 4Ev Juan muestra un gran interés en presentar a Jesús como el Mesías prometido en la Escritura (1,45; 5,39.46; 7,42; 12, 13.15).

Son notables las semejanzas con el judaísmo rabínico ortodoxo y con los heterodoxos de Qumrán y otros movimientos bautistas, sobre todo los dualismos: luz-tinieblas, verdad-mentira, espíritu-carne. En cambio no aparece en Qumrán el dualismo juánico entre vida y muerte o abajo y arriba. En conjunto hay estrechos puntos de contacto entre el 4Ev y Qumrán, pero es difícil probar un préstamo directo de ideas qumránicas. Basta decir que ambos nacen en un humus cultural y espiritual semejante.

Muy recientemente Bauckham ha dejado claro que las semejanzas entre Qumrán y el 4Ev son excesivamente genéricas, y que el verdadero paralelismo hay que buscarlo en otros escritos judíos de la época.

  

B) DESTINATARIOS DEL EVANGELIO

 

1) Apologética frente a los partidarios del Bautista

Ya Baldensperger señaló el contraste desfavorable que el evangelio establece entre Jesús y el Bautista, que probablemente refleja un medio de la época del evangelista. Nuestros datos relativos a los partidarios del Bautista son muy escasos.

En Hch 18,5-19,7 se nos habla de unos discípulos del Bautista afincados en Éfeso. Según esto el movimiento bautista no sólo seguiría vivo en los años cincuenta, sino que incluso había desbordado el solar palestino y se había establecido también en la diáspora. Las Recognitiones pseudoclementinas del siglo III critican también las pretensiones de estos discípulos del Bautista que predicaban que su maestro y no Jesús había sido el verdadero Mesías.

Es muy verosímil sospechar que algunas de las negativas del 4Ev sobre el Bautista, pretendían refutar algunas pretensiones de sus partidarios acerca de su maestro. “No era él la luz” (1,8-9); Jesús existía antes que él y era mayor (1,30); Juan no era el Mesías (1,20; 3,28); Juan no realizó ningún milagro (10,41). Los bautismos de Jesús no se situaban en el mismo nivel que los de Juan (4,2). Juan tenía que menguar en presencia de Jesús (3,30).

Sin embargo el 4Ev respeta la figura del Bautista. ¿Quizás el DA había sido su discípulo antes de conocer a Jesús? Juan fue un enviado de Dios (1,6), para dar a conocer a Israel la presencia de Jesús (1,31; 3,29). Fue uno de los más importantes testigos de Jesús, equiparable a las Escrituras y los milagros (5,31; 40). Era una lámpara que ardía y brillaba (5,35). No era el novio, pero sí el amigo del novio (3,29). 

2) Controversia con los judíos

Los pasajes dedicados a los judíos tienen en el 4Ev un tono polémico y en ocasiones la polémica reviste una gran aspereza (8.44-47.54-55). El término los judíos aparece en el evangelio unas setenta veces en contraste con las cinco o seis de los sinópticos. Salvo unas pocas excepciones el término tiene un carácter peyorativo. Su acepción no es étnica, sino ideológica.

Para algunos comentaristas (Wahlde) los judíos son en el 4Ev las autoridades religiosas, sobre todo las de Jerusalén, que se muestran hostiles a Jesús. Encarnan una estructura de pecado y de resistencia a la gracia. Algunos incluso piensan que las traducciones modernas deberían traducir el término por “autoridades judías” para evitar así dar una impresión de antisemitismo.

Para otros (Lowe, Thyen) el término “judíos” se refiere a los “judíos de Judea”, es decir los habitantes de Judea, en cuanto opuestos a los judíos de Galilea. Se trata de una referencia geográfica y no sería aplicable a todo el pueblo judío en general.

Lo que es claro que Jesús, el evangelista y muchos miembros de la comunidad juánica son étnicamente judíos, y sin embargo no pertenecen al grupo de “los judíos”, con lo cual es claro que este grupo no es un grupo étnico.

Los padres del ciego, judíos ellos, temían a “los judíos” (9,29). El paralítico de Betesda, judío él, fue a informar “a los judíos” (5,15). En Juan han desaparecido muchos de los grupos judíos más importantes: herodianos, saduceos, zelotes, publicanos. En realidad la destrucción del templo ha nivelado al judaísmo. Sólo sobrevivieron los fariseos. Los rabinos de la época de Jesús son los descendientes de los fariseos. Israel, en cambio, sigue siendo un término favorable para el evangelista (1,31.47).

Los primeros cristianos formaban a los ojos de los judíos como una secta más del judaísmo, a quien llamaban los nazarenos. Aunque en ocasiones fueran llevados a la cárcel o perseguidos, pero en general se les permitía asistir a la sinagoga y al Templo junto con los miembros de las otras sectas. A finales de los 50 todavía sabemos que los nazarenos iban al templo y ofrecían sacrificios allí (Hch 21,18s.). Pero después de la destrucción del templo, hacia los años 80 se produjo la excomunión de los nazarenos del seno del judaísmo. Para evitar su participación litúrgica en la sinagoga, a la oración de las Dieciocho Bendiciones se le agregó una más, la número doce contra los herejes, llamada Birkat haMinim. De esa manera si los cristianos judíos querían seguir asistiendo a la sinagoga se verían obligados a pronunciar una maldición contra sí mismos.

Cuando los cristianos de Juan hablan de los judíos sin más precisiones se refieren a la institución judía que estaba excomulgando a los cristianos. Según el 4Ev la institución judía ha perdido su razón de ser, porque es un judaísmo fallido. Han abandonado al Dios vivo y has dejado de ser Israel. Cuando admitieron por rey al César para librarse de Jesús (19,15) contradijeron los valores más profundos del judaísmo (Jc 8,23; 1 S 8,7; Is 26,13).

Los judíos tienen su ideología grupal: pertenecen al pueblo de los patriarcas (8,37; 4,12); son los depositarios de la ley (19,7; 18,31; 5,39; 7,51-52). Tienen las Escrituras que son para ellos fuente de vida (5,39). Les pertenecen el shabbat y la circuncisión (7,22-23; 5,18; 9,14). Saben que Dios les habla a través de Moisés (9,29). Conocen cómo será el Mesías (7,25-31; 12,34). Tienen sus ordenaciones y criterios concretos (7,51-52; 8,13-19; 11,47-50).

Pues bien, la comunidad juánica va a ir negando una por una estas pretensiones judías, porque no han sido capaces de captar su alcance cristológico. No escuchan a Moisés (5,46-47), no captan el sentido de las Escrituras (5,39-40), ni conocen el significado de Abrahán (8,56-58), ni han entendido las profecías mesiánicas sobre Jesús (2,19-22; 12,15-16). Apelan a la Ley como manifestación de la voluntad de Dios y olvidan que la voluntad de Dios es ante todo creer en Jesús (6,29-40). El que cree en Jesús cumple la Ley. Los judíos no son de Dios (8,47), tienen otro padre que es el diablo (8,44), son de este mundo(8,23).

El 4Ev no pretende convertir a estos judíos que considera irrecuperables, pero se dirige a los judeocristianos que estaban atravesando en esos momentos una crisis muy fuerte. Probablemente se trata de judeocristianos que viven e la Diáspora y se ven amenazados con la expulsión de la sinagoga. Tienen que optar entre sus exigencias de fe en Jesús y su deseo natural de no abandonar el judaísmo. Juan menciona tres veces la expulsión de la sinagoga (8,11; 12,42; 16,2).

Pero, ¿qué le puede importar al ciego que le expulsen de la sinagoga de los ciegos, cuando él ya ha recuperado la luz? De ahí que el evangelio de Juan se esfuerce continuamente por mostrar a estos judeocristianos que en Jesús conservan todo lo que hay de válido en el AT.

3) Controversia con los herejes cristianos

Una tradición del siglo II afirma que el evangelio se escribió contra Cerinto, un hereje de Asia Menor con tendencias gnósticas. Cerinto habría separado a Jesús de Nazaret, hijo de José, del Cristo que era un eón celeste que descendió sobre Jesús desde el bautismo hasta su muerte. Estas ideas se refutan efectivamente en las cartas de Juan, pero en el evangelio no se tratan.

Otro hereje contra quien se escribió el evangelio pudo haber sido Ebión que atacaba a los cristianos que habían abandonado las prácticas judías. Esto no ha llegado a demostrarse.

Se ha sugerido también que el 4Ev ataca el docetismo. Sin negar que exista una motivación antidocetista, sin embargo no tiene especial relieve. Para Brown no queda claro en absoluto que el evangelio se haya escrito con la finalidad de refutar a herejes cristianos.

4) Aliento a los cristianos judíos o griegos

En 7,35 se afirma irónicamente que Jesús se va a ir a la Diáspora a predicar a los griegos. El ministerio llega a su culmen en 12,20-21 con los griegos que se acercan a Jesús antes de la Pascua. Los samaritanos proclaman a Jesús salvador del mundo (4,32) y se describen como campo maduro para la cosecha (4,35). En 10,16 Jesús habla de otras ovejas que no son de ese aprisco, y estas palabras se refieren a la conversión de los gentiles, pues Jesús murió no sólo por la nación judía, sino para recoger a los hijos de Dios dispersos (11,52). Quizás las burlas romanas a Jesús tratándolo como rey signifiquen en el contexto de la ironía juánica una anticipación del día en que los romanos creerán en Jesús como rey.

Pero más que paganos o judíos en concreto, el evangelio se dirige a todos: a todo hombre (1,9). Jesús es el cordero que quita el pecado del mundo. Elevado en la cruz atrae hacia sí a todos los hombres (12,32).

La intencionalidad última del evangelio es confirmar a los creyentes en la fe, ya se trate de judíos o de paganos. No está orientado a la conversión de los incrédulos, sino al apoyo de las crisis de la Iglesia creyente.

 

C) REFERENCIAS BÍBLICAS DE JUAN

 

Una de las mayores evidencias del trasfondo judío del 4Ev es su continua referencia al Antiguo Testamento y su utilización de los métodos derásicos típicamente rabínicos. El evangelio de Juan hace una lectura tipológica de todo el AT mostrando como tiene en Cristo su cumplimiento. 

Abrahán: Antes que Abrahán existiera, Yo soy (8,58).

Isaac: El Padre dio a su Hijo único (3,17). Jesús carga con el madero de la cruz (19.17).

Jacob: La escala de ángeles que suben y bajan (1,51).

                     ¿Eres tú más que nuestro padre Jacob? (4,12).

José: Haced lo que él os diga (2,5).

                     La túnica (19,23).

Benjamín: El amado que descansa entre los hombros (13,23-25 = Dt 33,12).

Moisés: Como Moisés levantó la serpiente… (3,14).

                     La ley fue dada por Moisés, pero la gracia por Jesucristo (1,17).

Elías: ¿Eres tú Elías?  1,21

Eliseo: Los panes de cebada multiplicados (6,8).

Daniel: Episodio de la adúltera (7,53-8,11).

Adán:  Soplo de vida (20,22).

Eva: ¿Del costado de Adán dormido? (19,34).

                     ¿La pareja primordial en el jardín? (20,11-18).

El profeta anunciado por Moisés en Dt 18,18 (1,21).

El enviado: a piscina tiene este título que a alude a Gn 49,10ss (9,7).

Luz verdadera (1,9).

Verdadera vid (15,1).

Verdadero pan (6,32).

Verdadero adorador (4,23).

Buen pastor. Tema de Ez 34, 11-16; Sal 23,1; Za 11,4-17; Jr 3,5; 23,1-6 (Jn 10,11).

Pozo de Jacob (4,12).

Puerta del Templo (10,7).

Maná (6,34).

Roca golpeada: La roca herida por la vara de Moisés en Ex 17,6 (Jn 19,34).

Cordero pascual (19,36).

Serpiente de bronce (Nm 21,9: Jn 3,14).

Escala de Jacob. Sueño de Jacob en Gn 28,12 (Jn 1,51).

Morada. La tienda del encuentro de Ex 25,8 y Dt 4,7 (Jn 1,14).

Túnica sacerdotal. La túnica que no se debería rasgar en Lv 21,10 y 1 R 11,30 (Jn 19,23).

Templo de Salomón (2,21).

Paso del mar (6,1).

Realeza de David (12,13).

Sabiduría (1,1).

Fiestas judías: Pascua (2, 13; 6,4; 13,1).

Tabernáculos (7,2).

Sábado (5,17; 9,14).

Huerto del Cantar (20,11-17) ¿?

Ritos purificatorios (2,6).

La Ley (1,17).

Los dos querubines en los dos extremos del propiciatorio en Ex 25,19 (20,12).

Los truenos. La voz que viene como un trueno en Ex 19,16 (12,28). ¿?

La viña. En Isaías Israel es la viña de Dios (15,1).

La columna de fuego guiaba al pueblo por la noche en Ex 13,21 (Jn 8,12). ¿?

La circuncisión  (7,22-23).

La fuente del Templo. Abierta en el lado derecho del templo en Ez 47,1 (Jn 7,38).

El monte: (6,3.15).

La gloria de Dios (1,14).

Las codornices Además del maná Dios dio carne al pueblo en Ex 16,8 (Jn 6,51).

Las murmuraciones. El pueblo se queja a propósito del pan en Ex 16,7 (Jn 6,43).

El camino (8,12).

El paso de la muerte a la vida significado en el Éxodo (5,24; 13,1).

Salir del mundo (Jn 15,19; 17,6). 

 

D) LAS FIESTAS JUDÍAS EN EL EVANGELIO

 Juan estructura la actividad de Jesús en torno a seis fiestas. Como en todo su evangelio desea mostrar que la realidad judía ha sido cumplida en el acontecimiento que es Jesús. 

Primera Pascua: 2,13. Es el momento de la manifestación mesiánica de Jesús en el Templo, dentro y símbolo de la institución judía. Jesús denuncia el templo corrompido y proclama su sustitución por el nuevo santuario de su persona. 

Fiesta innominada: 5,1. Expresa la situación del pueblo oprimido por la institución. Junto al templo hay pobres y enfermos marginados por la institución. En esta fiesta tiene lugar la controversia a propósito del descanso sabático. La fiesta es ante todo una liberación. La observancia de la Ley no puede hacerse de modo que impida el bien del hombre y su vida abundante. Algunos han relacionado esta fiesta con Pentecostés, y esto explicaría las alusiones que se hacen a Moisés en el discurso de 5,46-47, pues la fiesta de las Semanas celebraba la entrega de la Ley a Moisés en el Sinaí. 

Segunda Pascua: en esta segunda Pascua Jesús ya no va a estar en Jerusalén, sino que la celebrará con los suyos al margen de la institución judía. Se encuentran en esta sección muchas imágenes relacionadas con el Éxodo: el mar (6,1), el monte (6,3.15), la tentación (6,6), la infidelidad (6,15), el maná (6,31.58), el cordero pascual (carne y sangre 6,51), la mención explícita de Moisés (6,32), las murmuraciones (6,43), la muerte en el desierto (6,49.58), la tierra prometida (6,21).

    Quizás muchos de los temas de este capítulo enlazan con lecturas sinagogales de aquellos días. En escritos rabínicos se nos habla de la expectativa de un nuevo éxodo con el milagro del maná (II Baruc 29,8 y Midrashim).

El caminar sobre las aguas puede aludir al paso del mar Rojo, tan íntimamente unido al tema del maná en la haggadá pascual. Otros han visto en el esquema de preguntas y respuestas las cuatro preguntas del niño en la cena de Pascua (Gartner). 

Tabernáculos (7,1-8,59). Los símbolos principales de esta fiesta eran el agua (7,37) y la luz (8,52). Jesús los aplica a su persona. El Mesías gritando representa a la Sabiduría que también grita por las plazas (7,37). Se celebra esta fiesta el 15 de Tishri y dura siete días más un octavo complementario.

Parece ser que el texto de Zacarías que se leía entonces en era una elaboración sobre el tema del agua en el Templo y de la fuente. La fiesta de los Tabernáculos es una fiesta de otoño para dar gracias por las cosechas y pedir por la lluvia. El pueblo iba en procesión al manantial del Guijón que vertía sus aguas en la piscina de Siloé; se recogían las aguas con un jarro de oro. La multitud lleva las cuatro especies vegetales, entre ellas el lulab, rama de árbol.

La primera noche se encendían en el atrio de las mujeres cuatro candelabros de oro. Jesús se proclama luz del mundo y abre los ojos al ciego. “Al atardecer seguirá habiendo luz” (Za 14,8). 

Dedicación o Hanukká (10,22-39). Celebra la rededicación del Templo por Judas Macabeo después de la profanación de Antíoco IV (1 M 4,41-61). Puede haber una alusión a los sumos sacerdotes traidores Jasón y Menelao (ladrones, bandidos, mercenarios). La lectura sinagogal en esta fiesta recogía las profecías de Ezequiel sobre los pastores. Es posible encontrar cierta conexión entre la consagración del templo y la consagración de Jesús: “Aquel a quien el Padre consagró” (10,36). 

Tercera Pascua: (13,1). Ya no se llama “Pascua de los judíos”, sino la Pascua de Jesús. En ella se sacrifica el verdadero cordero (18,14), se cumple el éxodo de Jesús (13,1) y se constituye de nuevo el pueblo (19,23-27). La cena está toda llena de alusiones pascuales: nuevo mandamiento, nueva alianza.