Nestorianismo

Nestorio, patriarca de Constantinopla, fue más bien el propagador y sostenedor de la herejía que lleva su nombre y que ya se había manifestado anteriormente en los escritos de Diodoro de Tarso a partir del año 378 (m. 394) y de Teodoro de Mopsuestia, su discípulo (m. 428), de la escuela de Antioquía. Habiendo llegado a ser patriarca de Constantinopla, el año 428 y embebido de las ideas de Teodoro, usó toda su elocuencia y autoridad desde la cátedra patriarcal para combatir la herejía apolinarista (ver Apolinarismo), pero negó a la Virgen el título de Madre de Dios que ya hacía tiempo se le venía atribuyendo. María, decía en sustancia Nestorio, no es madre de Dios sino de Cristo, puesto que la persona de Cristo, nacida de María, no es idéntica a la persona del Verbo engendrado por el Padre; o sea, que las dos naturalezas en Cristo no están unidas hipostáticamente (secundum hypostasin o secundum essentiam) sino en una nueva persona que no es ni la persona del Verbo ni la persona del hombre, sino la persona del compuesto. Por consiguiente, en Cristo, no se pueden atribuir las propiedades divinas al hombre ni las propiedades humanas a Dios (comunicatio idiomatum).

Contra la doctrina de Nestorio se levantó un teólogo de primerísimo orden, San Cirilo, obispo de Alejandría. Nestorio pidió el año 429 al Papa Celestino la convocación de un concilio, en el que pudiese justificarse. El Papa pidió, entonces, información también a Cirilo y, en agosto del año 430, hizo condenar en un sínodo la doctrina de Nestorio; después expidió cuatro cartas: una a Nestorio para que se retractase; otra a la Iglesia de Constantinopla; una tercera a Juan de Antioquía, que defendía y apoyaba a Nestorio y la cuarta a Cirilo con el encargo de que hiciera cumplir la sentencia del sínodo romano. Pero, como quiera que Nestorio acusaba, a su vez a Cirilo de apolinarismo, Teodosio II, de acuerdo con el Papa Celestino I, convocó el Concilio de Éfeso que condenó la doctrina nestoriana (11 de julio del año 431). La doctrina de Nestorio sobrevivió en las escuelas teológicas de Nisibis y de Edesa; más tarde se propagó por la Arabia, la India y llegó hasta la misma China. En el siglo XVI, la mayor parte de los nestorianos todavía existentes volvieron a la unidad católica; pequeños y lánguidos grupos viven todavía en algunos sitios del Irak, Siria, Persia, Irán y en la India.


se conoce bajo este nombre a la herejía (y posterior cisma) promovida por el monje del convento de Eugregias, y luego obispo de Constantinopla (428-431), Nestorio (Germancia -hoy Maras-, Siria 381/ El Kharga, Egipto 451), de quien toma su nombre. Al asumir la sede patriarcal, Nestorio, se encontró con dos frentes problemáticos. Uno era la fuerte controversia teológica entre quienes otorgaban a la Virgen María el título de ‘Madre de Dios’ (tehotokos) y los que la designaban sólo como la ‘Madre del Hombre’ (anthropotokos). El otro desafío lo constituía su afán de combatir las teorías apolinaristas y arrianas.  

Ante tal situación, Nestorio, influido en gran medida, por las tesis de Teodoto de Mopsuesta (de quien era discípulo en la escuela de Antioquía), propuso que Cristo era ‘el nombre común de las dos naturalezas’, teniendo por éstas últimas al conjunto de propiedades cualitativas, en detrimento del Logos a quien no consideraba sujeto y portador de la divinidad y humanidad. Si bien Nestorio rechazaba toda posibilidad de fusión de las dos naturalezas, propuso que ambas se encontraban juntas por ‘conjunción en un prosopon’  (o experiencia externa no dividida). Así, creía en una unión admirable (admirabilis unitas) entre la divinidad y la humanidad de Cristo, lo que lo llevó al error de tener por sinónimos los términos de esencia y naturaleza. Por ende, propuso que en Cristo existen dos naturalezas, como personas concretas, reales, independientes (prosopon), cuya unión fue voluntaria, accidental o moral, lo que lo llevó a negar su unión sustancial (o hipostática).

Al fundamentar su rechazo de otorgar el título de ‘Madre de Dios’ dado a la Virgen María, propuso que:

1) el hijo de la Virgen María no es el Hijo de Dios; 2) en Cristo existen dos naturalezas como dos personas distintas; 3) entre las personas no existe una unión sustancial (o hipostática) sino meramente accidental o moral; 4) el hombre que hay en Cristo no es Dios, sino su portador; 5) la Virgen María sólo puede ser designada como la ‘Madre de Cristo’  (Christotokos) y no bajo como lo enseñaba la Iglesia, esto es, la ‘Madre de Dios’ (o Theotokos), ya que la persona nacida de María no puede identificarse con la persona del Verbo Encarnado por Dios Padre.

Advertido san Cirilo, obispo de Alejandría y quizás su más importante opositor, de los errores de la herejía nestoriana, decidió llevar la cuestión ante el pontífice san Celestino I, quien además de rechazarlas, invitó a Nestorio a que abjurara de las mismas. Este último no sólo se negó, sino que consiguió el apoyo del obispo de Antioquía, Juan. A fin de resolver las divergencias, fue convocado el Concilio Ecuménico de Efeso (431) por el papa  Celestino I y bajo el auspicio del emperador Teodosio II (401-450). Sus sesiones dieron inicio un 22 de junio del año 431 con la presidencia del obispo Cirilo y la participación de 153 obispos.

Las definiciones promulgadas en el concilio se concentraron principalmente en las doctrinas de la Encarnación, concluyendo:

 

“Pues no decimos que la naturaleza del Logos, transformada, se hizo carne, ni que se transmutó en hombre eterno, (formado) de cuerpo y alma, sino que el Logos, habiendo unido a sí  según la hypóstasis carne animada de alma lógica, se hizo hombre de una manera inefable e incomprensible, y fue llamado hijo de hombre, no según sola voluntad o complacencia, pero tampoco como en asunción de un solo prosopon; y que distintos (son) las naturalezas que se juntan en verdadera unidad; y de ambas, (un) Cristo o Hijo; no como si la distinción de las naturalezas  se destruyera por la unión, sino que divinidad y humanidad constituyen para nosotros el único Señor y Cristo e Hijo , por la concurrencia inefable y misteriosa en unidad (....) Porque no nació primero un hombre vulgar a la santa Virgen, y después de esto descendió sobre Él el Logos, sino que unido desde el seno de ella, nacimiento de su propia carne (....) De este modo (los Santos Padres) no dudaron en llamar Madre de Dios a la Santa Virgen el principio del ser, sino que de ella fue hecho su santo cuerpo animado racionalmente, al cual unidos según hypóstasis, el Logos se dice nació según la carne”.

Es decir, se definió dogmáticamente que en Jesucristo no hay más que una persona (divina) y que María debe ser llamada ‘Madre de Dios’, ya que dio al mundo una naturaleza  humana unida hipostáticamente a la segunda persona de la Santísima Trinidad. Por tal motivo, los Padres conciliares compusieron la  famosa oración: ‘Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte’ .

Por otro lado, allí no sólo se emitieron definiciones dogmáticas sino que también se ordenó deponer a Nestorio de la silla episcopal que ocupaba y el obispo de Antioquía, Juan fue excomulgado por haber convocado un sínodo paralelo en el que se apoyaban las tesis nestorianas y se ordenaba la destitución de Cirilo.

En el año 436, Teodosio II, ordenó el destierro de Nestorio a Petra (Arabia), quien sin embargo, no cesó en difundir sus herejías sobre todo en la India, China y Persia. A su muerte en Egipto (451), el metropolitano de Seleucia Ctesfonte, Bársumas, luego de separarse del Patriarcado de Antioquía, decidió la formación de la nestoriana Iglesia Nacional Persa, cuyos restos –luego de que una parte de ella volviera a la comunión con Roma en el año 1551- aún subsiste principalmente en Turquía, Siria, Irán e Iraq.