Marcionismo

Es una variante del gnosticismo, que tiene como jefe a Marción, el cual, expulsado por sus ideas, de la comunidad romana, fundó una Iglesia separada que se llamó, por su nombre, marcionismo y duró hasta el siglo V. Según la doctrina de Marción, el Antiguo y el Nuevo Testamento son otra de dos diversos principios: el Antiguo Testamento procede del Dios de la justicia, creador de este mundo, mientras que el Nuevo procede del Dios de la bondad. Bajo el imperio del primero, la humanidad vivió como oprimida por la Ley y fue castigada con severidad; el Dios bueno tuvo, entonces, compasión de la humanidad y salió de su silencio enviando al Redentor. Jesucristo apareció a semejanza de un hombre para inaugurar el reino de la misericordia y del amor; no nació de la Virgen ni sufrió ni murió según la carne. Lo que sucedió en su muerte fue un acto de ira o rabia del Dios malo que para vengarse de la derrota sufrida revolvió los cielos e hizo crucificar al redentor que había tomado la semejanza de hombre. En cuanto a la ética, Marción era intransigente; no admitía el matrimonio, prohibía la carne y el vino. Contra el marcionismo lucharon Teófilo de Antioquía, Melitón de Sardes, Justino e Ireneo, pero el que llevó más a fondo la lucha fue Tertuliano. Tuvo Marción algunos discípulos; entre los más famosos se cuenta Apeles, rico en fama y fortuna, que de Alejandría pasó a Roma, donde hizo pasar por virgen y profetisa a una meretriz que iba detrás de él. En compañía de Filomena, Apeles se dedicó a hacer prosélitos; escribió las Revelaciones en las que cuenta las visiones proféticas de su Filomena, y los Silogismos. Su doctrina se distingue de la de Marción en cuanto niega el dualismo gnóstico y vuelve al monismo. O sea: existe un solo Dios eterno, necesario, omnipotente, bueno, creador de los ángeles. A un ángel rebelde debe atribuirse la creación de este mundo. En cuanto a las almas, defiende la doctrina platónica de la preexistencia; ellas, según esta doctrina, habrían sido arrojadas del cielo a la tierra y encerradas forzosamente en un cuerpo. En cuanto a Cristo, Apeles sostiene que Cristo tuvo un verdadero cuerpo, pero que este cuerpo se quedó en los cielos durante su estancia en la tierra.


Marcionismo herejía de origen gnóstico, difundida por Marción, natural de Sínope (hoy Turquía). Llegado a Roma (139) decidió fundar su propia Iglesia al ser expulsado de la comunidad cristiana a la que concurría en al año 144. Anteriormente ya había sido excomulgado por su padre,  quien se cree era obispo de Sínope. Marción, en sus enseñanzas, diferenciaba el Dios revelado en el Nuevo Testamento del Dios del Antiguo Testamento, siendo el primero misericordioso y benévolo a diferencia del Dios de Israel al que entendía como el de justicia, señor del mundo en el que había impuesto la ley y el temor. Consideraba al cristianismo como la sustitución del judaísmo y no como su cumplimento.

 Estableció el primer canon conocido del Nuevo Testamento, del que aceptaba como canónicos sólo al Evangelio de Lucas y las diez Espístolas de San Pablo, rechazando el resto como todo el Antiguo Testamento. Negó que Cristo hubiera nacido de la Virgen María según la carne, como así también negaba su muerte real en la cruz al carecer Aquél de un cuerpo real (sólo era aparente). Practicante de un ascetismo riguroso, prohibió el vino, la carne y el matrimonio. Combatieron esta herejía San Ireneo, Tertuliano, San Justino, Melitón de Sardes y Teófilo de Antioquía. Un discípulo de Marción, Apeles, dio un nuevo impulso a sus doctrinas, pero modificándolas en algunos aspectos. Rechazó el principio dualista del gnosticísmo, afirmando que la creación había sido obra de un ángel caído y no del Demiurgo (a quien identificaba con el Dios del A.T.). Creyó en la preexistencia de las almas, considerando que las mismas habían sido encerradas en un cuerpo al ser arrojadas al mundo material, salvo en el caso de Cristo que por su condición celestial no fue éste el que estuvo en el mundo terrenal sino su apariencia. Definitivamente, el marcionismo se extinguió en el s. V.