Encratismo

De la palabra griega enkràteia, que significa abstinencia, templanza. Doctrina de fondo ascético, cuyo más notable representante fue Taciano, en el siglo II. Partiendo del principio gnóstico de que la materia es intrínsecamente mala, consideraba como pecado la unión matrimonial, prohibía el uso de la carne y el vino, pretendía que el sacrificio eucarístico se hiciese utilizando solamente agua, y rechazaba las riquezas como pecado abominable.

En el siglo IV el encratismo volvió a tomar vida en los discípulos del asceta capadocio Eustaquio de Sebaste; fue combatido por san Anfiloquio, obispo de Iconio, y condenado en un Sínodo del año 390 celebrado en Sido de Panfilia.


(del griego enkrateia = abstinencia, templanza) – herejía promovida por el doceta Julio Cassiano, autor de la obra ‘Según la Continencia’, y por su discípulo Taciano, siendo este su innegable organizador. Orientados por el principio gnóstico que tiene a la materia identificada con el mal (dualismo gnóstico), y en la creencia de que había que luchar denodadamente contra ella, profesaron un riguroso ascetismo prohibiendo tanto la consumición de vino (celebraban la eucaristía con agua) y de carne, como así también la ostentación de riqueza. Tildaron la práctica  matrimonial como una exaltación de la materia y por ende del mal. Se cree que los apócrifos Hechos de San Pablo, San Juan y San Pedro fueron escritos por seguidores del encratismo. 

Las diversas posturas que surgieron de su seno originaron un sin fin de nuevas sectas, entre las cuales corresponde destacar a la de los Severianos, liderados por un tal Severo, quienes influenciados por las secta de los ebionitas, rechazaron todas las epístolas de San Pablo como los Hechos de los Apóstoles. También encontramos a los Continentes muy influenciados por los maniqueos; los Apotácticos (o renunciadores) quienes se caracterizaban por llevar una vida fuertemente ascética al punto de renunciar a todo placer temporal; los Acuarianos o hidropasianos, cuyo nombre deriva de su práctica de celebrar la Eucaristía sólo con agua, y por último, los Sacóforos, los que se distinguían por la vestimenta que utilizaban. Sus principales adversarios fueron hombres de la talla de Tertuliano, Epifanio, San Hipólito romano, San Ireneo, Orígenes y Clemente de Alejandría. Durante el s. IV, el asceta capadocio, Eustaquio de Sabaste, dio un nuevo impulso al encratismo, el que fue condenado en el año 390 por el papa san Siricio (385-398) durante el sínodo llevado a cabo en Sido de Panfilia, para luego desaparecer.