Tentaciones

 

"Ninguno debe exponerse voluntariamente a las tentaciones y prevenir los tiempos en que Dios nos la envía: cada uno debe suplicarle que no le deje caer en ellas. (S. Basilio, Reg. 62, c. 2. sent. 46, Tric. T. 3, p. 198.)"

 

"Un cristiano en cada tentación que le sucede, debe traer a la memoria las palabras de la Escritura que vienen a aquel caso, y servirse de ellas como de un fuerte escudo, para que no entren en él los tiros de nuestro enemigo y para poderlos rechazar. (S. Basilio, c. 3, sent. 47. Tric. ibid., ibid.)"

 

"Para muchos es grande motivo de tentación ver por una parte la prosperidad de los soberbios, y por otra los trabajos de los justos: por no estar bien poseídos de aquella verdad capital con que conocemos claramente, que el premio de nuestros méritos se ha de recibir, no en este mundo, sino en el otro. (S. Ambrosio, in Psalm. 118. sent. 59, Tric. T. 4, p. 324.)"

 

"Te engañas, hermano mío: te engañas si piensas que el cristiano puede vivir exento de persecuciones. Aun cuando no sientes que te acomete el enemigo, debes creer que entonces acomete con mas fuerza: porque nuestro contrario da continuamente vueltas como un león furioso que busca a quien tragar: siendo esto así. ¿podrás persuadirte a que puedas estar en paz? (S. Jerón.. Ep. ad Heliot. 14, sent. 3. Tric. T. 5, p. 239.)"  

"Si un platero sabe precisamente cuanto tiempo debe dejar el oro en el crisol, y cuándo le debe sacar para que no se pierda y consuma con la actividad del fuego, mejor sabe Dios el tiempo que nos ha de dejar en la tentación para que nos purifiquemos de nuestras manchas y cuándo nos ha de sacar para que no nos rindamos. No murmuremos pues. contra El, y no nos desalentemos si nos sorprende alguna aflicción imprevista: arrojémonos en las manos de Aquel que conoce lo que es mejor y sabe cuánto tiempo de tribulaciones se requiera para purificar nuestras almas, y estemos persuadidos a que todo lo hace para muestro mayor bien. (S. Juan Crisóst.. Serm. 32. in Paral.. sent. 236. Tric. T. 6, p. 348.)"  

"Entretando que en esta vida se goza de profunda paz y grande descanso, apenas se juntan coronas para la vida eterna. No busquemos, pues, aquí nuestro premio, y tengámonos por felices cuando, practicando lo bueno, padecemos males; porque Dios no nos dará recompensa por las buenas obras que hemos practicado, sino también por las tentaciones y tribulaciones que hayamos sufrido con paciencia. (S. Juan Crisóst., Homil. 43. c. 16 sent. 323, Tric. ibid.. p. 370.)"  

"Lo primero que debéis de procurar es desagradaros a vosotros mismos para purificaros de vuestras faltas y convertiros verdaderamente: lo segundo es sufrir las tribulaciones y tentaciones de la vida, perseverando con paciencia hasta el fin. (S. Agust.. Psalm. 59, sent. 88, Tric. T. 7. p. 462.)"  

"Por medio de las tentaciones adelantamos en la virtud, y ninguno se conoce bien hasta que es tentado: ninguno será coronado si no ha vencido: ninguno puede vencer si no pelea, y nadie puede pelear si no tiene tentaciones y enemigos. (S. Agust., in Psalm. 60. sent. 90, Tric. ¡bid.. ibid.)"  

"Es nuestro corazón un campo de batalla en donde siempre se están sucediendo unos a otros los combates: la carne resiste al espíritu. y el espíritu tiene deseos contrarios a la carne. Si vence la sensualidad, se verá el espíritu vergonzosamente degradado de su antigua nobleza, y el que está destinado para mandar, padecerá la miseria de servir. Pero si el alma sujeta a su Criador se contenta con los placeres espirituales, desprecia los deleites sensuales y no permite que el pecado domine en su cuerpo mortal, gozará la razón del mando que le pertenece, y no la sorprenderán las ilusiones del demonio. Cuando la carne es gobernada por el espíritu, y Dios preside en el alma, entonces goza el hombre de la verdadera paz y libertad. (S. León Papa. Serm. quadr.. 39. c. 2. sent. 31. Tric. T. 8. p. 389.)"  

"Cuando el alma devota padece alguna persecución de parte de los hombres, va a buscar su consuelo y su descanso en la gracia de su Dios. y cuando ve que se aumentan en lo exterior las tempestades de las tentaciones, procura defenderse y abrigarse con la esperanza en Dios, retirándose al puerto tranquilo de su conciencia. (S. Greg. el Grande, lib. 2. c. 24, sent. 3, Tric. T. 9. p. 231.)"  

"Dios le cercó las tinieblas. El hombre está rodeado de tinieblas. porque aunque su corazón esté inflamado de los deseos del cielo, ignora las disposiciones secretas de Dios para con él: y puede temer algún día obstáculo para su salvación: porque puede estar ahora oculto bajo las apariencias de sus buenos deseos. El hombre está rodeado de tinieblas, porque muchas veces se olvida de las cosas pasadas, jamás prevee las futuras y apenas conoce las presentes. (S. Greg. el Grande, lib. 5. c. 7. p. 144. sent. 8. Tric. ibid.. p. 332.)"  

"Cuando las tentaciones impuras no hacen sino mortificar y fatigar a los que las padecen sin poder vencerlos, hagan el efecto que hiciesen, es muy cierto que en vez de dar la muerte al alma con el consentimiento delincuente, sirven mas bien para mantenerla y asegurarla mas en la humildad: porque reconociendo el alma su flaqueza en la fuerza de la tentación, pone todo su recurso en la divina asistencia, y pierde toda su confianza en sus mismas fuerzas: suerte que se halla mas estrechamente unida con Dios, por lo mismo que la hacía temer con dolor que está infinitamente distante. Somos, pues, incapaces de reconocer cuando nos acercamos a Dios, o cuando nos separamos, entretanto que no conozcamos el fin de estas cosas dudosas y mudables: pues en cuanto a las tentaciones, es cosa incierta, si nos prueban o nos matan: y en cuanto a los dones de Dios, tampoco se puede saber si son recompensa temporal para los que viven abandonados de Dios en cuanto a la eternidad, o si nos sostiene durante esta vida para guiarnos a lo que esta por venir. (S. Greg. el Grande, lih. 9, c. 13. p. 298, sent. 42. Tric. ihid., págs. 246 y 247.)"

"Quieras o no quieras, dentro de tus términos habita el Jebuseo, le podras sujetar, mas no exterminar. (S. Bern., Tract.. de Offic. Ep.. c. 5, sent. 43, Tric. ibid., p. 324.)"