Silencio

 

"A muchos he visto que con sus palabras cayeron en el pecado, y casi a ninguno que haya caído en culpa por su silencio. Por lo que también es mas difícil y mejor saber callar, que saber hablar. (S. Ambrosio, de Offic.. lih. I. c. 2. sent. I 17. Tric. T. 4. p. 337.)"

-"No debe ocuparos tanto el cuidado de vuestra casa, que os quite el tiempo de pensar en vosotros mismos. Elegid algún lugar a propósito para recogeros, distante del ruido de la familia, para estar así retirados de las distracciones domésticas, como en un puerto favorable. que por su tranquilidad pueda calmar en vuestras almas la tempestad de las olas del siglo. Aplicaos con tanto cuidado a la lectura de las Santas Escrituras: mezclad con tanta frecuencia esta devota lectura con la elevación del corazón a Dios. y ocupad vuestro espíritu con tan viva meditación de las cosas del siglo venidero, que este ejercicio saludable os pueda recompensar con ventajas por el tiempo que habéis empleado en las ocupaciones de vuestra casa. No pretendo con estos avisos apartaros del arreglo de vuestros domésticos, sino que penséis en aquel retiro cómo habéis de proceder con los que tenéis en vuestra casa. (S. Paulino, Ep. ad Celantiam. sent. 28. Tric. T. 5, p. 333. )"

-"Sube Jesucristo al monte a orar. para enseñarnos que la soledad es el lugar mas propio para la oración. Muchas veces pasaba las noches solo en los desiertos, orando para excitarnos con su ejemplo a elegir los tiempos y lugares más tranquilos para orar sin distracción. Porque la soledad es la madre del reposo, y es un puerto en que estamos libres de las agitaciones de nuestros pensamientos. (S. Juan Crisóst.. Homil. 51. sent. 61. Tric. T. 6. p. 311.)"

"No es lo que hace solitarios vivir en la soledad, sino tener el corazón poseído del amor y deseo de la verdadera sabiduría. (S. Juan Crisóst., in Psalm. 140, sent. 143, Tric. ¡bid., p. 326.)"

"Para que nos muevan las cosas de Dios es preciso buscar el silencio y el reposo, no tanto de los lugares como de los corazones: porque si en nuestra alma llevamos un deseo y amor sincero del reposo, aun en medio de las ciudades estaremos libres de las iniquidades. (S. Juan Crisóst.. lib. 2. c. 3. sent. 169, Tric. ibid.. p. 333.)"

-"De allí, del Claustro está desterrado el mío y el tuyo, que es lo que todo lo pervierte y perturba, porque en ellos todo es común, la mesa, la casa y el vestido: y lo que más admira, todos tienen un mismo corazón: todos son nobles con la misma nobleza: siervos con la misma esclavitud: libres con la misma libertad: unas mismas las riquezas de todos, y son las verdaderas riquezas: una gloria que es la verdadera gloria. Porque sus bienes consisten en las mismas cosas, y no en los nombres que las dan. AHÍ el deleite es uno mismo, uno el contento, uno el deseo, y una la esperanza de todos: allí todo está ordenado con la mayor exactitud, como si fuera medido con alguna regla, o pesado con alguna balanza: allí no hay desigualdad, sino el sumo orden, moderación y uniformidad, y la inefable diligencia en conservar la concordia, y una continuada y perpetua materia de alegría. (S. Juan Crisóst.. lih. 3. adver. vitup. vit. Monast.. c. 10. sent. 14. adic. Tric. ibid.. p. 455.)"

"El retiro sustenta la oración como la madre su niño: la oración es una manifestación de su gloria, que Dios nos ofrece en el secreto de nuestro corazón: porque cuando cerradas todas las puertas de nuestros sentidos habita Dios con nosotros y nosotros con Dios. y cuando libres de los impedimentos y tumultos del mundo logramos la libertad de ocuparnos en las cosas de nuestro interior, y vivir con nosotros mismos, entonces nos hallamos en estado de ver como patente el reino que Dios ha establecido en nosotros. Porque el reino de los cielos, o por mejor decir, del Señor de los cielos, está dentro de nosotros, corno expresamente lo dijo Jesucristo. (S. Juan Damasceno. de Transfig. Domini. sent. S. Tric. T. 9. p. 292 y 293.)"

"La Santísima Virgen hablaba tan poco, que la Escritura no cita más que cuatro circunstancias en que aquella Inmaculada e incomparable Virgen haya dicho algunas palabras: 1.°. en la anunciación: 2.". cuanto entonó su sublime cántico Magnifica!, en la visita que hizo a su prima Isabel: 3º, cuando habiendo perdido a Jesucristo le halló en el templo después de tres días: 4.°. en las bodas de Cana en Galilea... ¿Qué nos dice de esta Señora el Evangelio, respecto al silencio? Que todo cuanto oía a su divino Jesús, lo guardaba en su corazón, para después de la Ascensión de su divino Hijo. decírselo y explicárselo a los Apóstoles. Como Maestra de éstos y de los Protetas Reina como la dice la Iglesia. Moisés. Isaías, Jeremías. los Proverbios y el Penitente Rey encomian tanto el silencio, diciendo este último: Guardar silencio, cerrar el oído y pasar de largo, es lo que conviene hacer cuando os insultan... Me hacía el sordo, dice, y me hacía el mudo. (Psalm. 37-14, Barbier., T. 4, p. 524.)"

"Esté todo hombre pronto a escuchar, pero tardo a hablar, dice el Apóstol Santiago. (1. v. 19, Barbier, ibid.. ibid.)"

"Así como elegís lo que habéis de comer, dice San Agustín, ele-gid también las palabras que habéis de decir. (In Psalm. 51. Barbier,

ibid., ¡hid.)"

"Hablad con obras y no con la lengua, añade el mismo Santo Padre. (Serm. 32. ¡n Evang. Lúe.. Barbier, ibid.. ibid.)"

"El solitario estara sentado, y se callará. Todo en él y alrededor suyo guardará silencio, dice San Bernardo: estará al abrigo de las turbaciones, de las agitaciones, de las sugestiones diabólicas, de los tormentos y de los deseos de la carne, y de los turbulentos ruidos del mundo. (Serm. 1, de Ss. Petro et Paulo. Barhicr. T. 4. p. 526.)"

"El silencio inflama el corazón de amor a Dios. dice San Francisco de Asís. ( In ejus vita. S. Bono. Barbier. ibid.. ibid.)"

"(Séneca, dice, que el que no sabe callar, no sabe hablar: y Catón. el silencio no daña a nadie, y romperlo, es muchas veces perjudicial.) (Barbier, ibid.. p. 524.)"