Sabiduría
"Si conocéis a Jesucristo, basta esto, aun cuando
ignoréis todo lo demás; pero si no conocéis a
Jesucristo, aunque tuvieseis
grandes conocimientos en todo lo demás, nada sabéis. (Cornelio
a Lapide, T.
4, p.
445.)"
"Más
le conviene al
hombre ignorar enteramente las causas de las obras de Dios, y creer en El, y
perseverar en su amor que nos vivifica, que buscar otra ciencia que no sea el
conocimiento de Cristo crucificado por nosotros, y que dedicarse a cuestiones y
sutilezas que al fin nos conducen a la iniquidad. (S. Ireneo, sent.
2, Tric. T. 1, p. 86.)"
"Para nada necesitamos la curiosidad y las
cuestiones después de Jesucristo: no tenemos necesidad de otra ciencia alguna,
recibido el Evangelio. Si creemos en él. nada más nos resta que averiguar;
porque la primera verdad que creemos, nos enseña que no hay más que creer.
(Tertuliano, lib. de las prescripciones contra los
herejes, c.
8, sent. 24, Tric. T. 1, p. 202.)"
"El perfecto
conocimiento que se tiene de Dios es saber que aunque no se puede ignorar su
naturaleza, con todo eso, no se la puede explicar. Es preciso creerle
y aplicarse a conocerle: es indispensable adorarle: sólo con estas obligaciones
se puede explicar lo que se conoce de Dios. (S.
Hilario, lib. 2. de Trinit.,
sent. 1, Tric. T. 2, p. 257.)"
"La
infidelidad es locura, porque sirviéndose la
sabiduría humana de su mismo sentido, que es imperfecto, y midiéndolo todo por
las flaquezas de sus luces, imagina que no puede
ser lo que ella no sabe ni conoce. De este modo nuestra flaqueza es causa de
nuestra infidelidad, y no se cree lo que pensamos que es imposible,
según nuestro conocimiento. (S. Hilario, lib. 3, sent.
2. Tric. T. 2, p. 257.)"
"La
obstinación es una intención tornada por capricho, muchas veces es extremada,
y el deseo de oponerse a todo cuanto nos resiste, jamás afloja cuando la
voluntad no está sujeta a la razón, y cuando en vez de tomarse el cuidado de
instruirse, sólo se piensa en hallar razones para apoyar lo que se nos ha
puesto en la cabeza, y hacer que cuanto se sabe sirva para defender lo que se
desea. (S. Hilario, lib. 10, sent. 4, Tric. T. 2, p.
256.)"
"No
debemos tener curiosidad alguna de saber las cosas que no nos pertenecen. (S.
Basilio, Reg. 9, sent. 37. Tric. T. 3, p. 197.)"
"Conocer
a Dios, es reconocer que nada es de lo que el espíritu humano puede conocer.
(S. Greg. de Nisa, Vita Mor., sent.
2, Tric. T. 4,p. 113.)"
"Ninguno
tiene disculpa por no saber cuando no se quiere instruir en lo que tiene
obligación de entender. (S. Ambrosio, de Interpel.
Job.,
c. 5, sent. 35, Tric. T. 4, p. 320.)"
"Así
como la vida, aunque buena, es inútil cuando está junta con la doctrina del
error, así la sana doctrina es inútil cuando se junta con una vida depravada.
(S. Juan Crisóstomo, Homil.
66,
Joann., sent. 88, Tric. T. 7. p. 316.)"
"La
causa principal de las enfermedades espirituales viene de aquella vana
curiosidad que inclina a los hombres a querer conocer las razones de todo cuanto
sucede en el mundo, a penetrar la conducta de la Providencia inefable e
incomprensible de Dios omnipotente, y a sondear con temeridad aquellos secretos
que son inescrutables al entendimiento humano. (S.
Juan Crisóstomo, lib. 1, in eos qui scandali-zat.
sunt., sent. 233, Tric. T. 6, p. 347.)"
"Jamás
se deben examinar las razones de lo que Dios hace, por más que se turbe nuestro
entendimiento: porque al Señor le toca mandar, y a los siervos obeceder.
No puede decir la obra al que la ha formado: ¿Por qué me has hecho así? ¿Para
qué es hacer esfuerzos queriendo penetrar los secretos de Dios? ¿No sabéis
que de todo tiene cuidado, que es infinitamente sabio, que nada hace en vano,
que no obra temerariamente, que os ama más que los padres que os han
engendrado, y que los cuidados que tiene de vosotros exceden infinitamente a la
ternura de un buen padre o de una buena madre? No busquéis, pues, las ocultas
razones de su conducta; no paséis adelante, porque estas consideraciones deben
ser suficientes para sosegar vuestro espíritu. (S. Juan Crisósto.,
Homil. 82, c. 11, Ep. ad
Rom., sent. 283, Tric. t.
6, p. 358.)"
"Cuando
obra Dios, es preciso que ceda la razón humana a la divina. (S.
Juan Crisóst., Homl.
7, ad Tesalon., sent. 362, Tric. T. 6, p. 373.)"
"Nosotros
no podemos dar razón suficiente de la formación de los frutos de la tierra, y
siendo tan ignorantes, tenemos el atrevimiento de querer penetrar con insolente
curiosidad los secretos de Dios. (S. Juan Crisóstomo, ibid.,
sent. 363, Tric. ibid., ibid.)"
"Cuando
advertimos que no podemos comprender la razón de ciertas cosas,
no tomemos pesadumbre, antes bien, apartando nuestro espíritu de aquel
pensamiento, y reprendiendo su demasiada curiosidad, apoyémonos en esta verdad
infalible, que no hay cosa que Dios no pueda hacer, y que no lo haga fácilmente
cuando quiere. (S. Juan Crisóst., ibid.,
sent. 364, Tric. ibid., ibid.)"
"Yo
les he entregado a Satanás para que aprendan a no blasfemar. Esto nos hace ver
que es una especie de blasfemia querer examinar con la razón humana las cosas
de Dios. Cuando se trata de juzgar de las cosas divinas, es muy débil y
desproporcionada nuestra razón. (S. Juan Crisóst.,
Homil. 5,
ad Tinoth., sent. 366, Tric. T. 6, p. 370.)"
"No
hay cosa más peligrosa, que juzgar de las cosas de Dios con los discursos
humanos: porque desde el instante en que no nos apoyamos en el punto de la fe,
caemos en el extravío y en la inconstancia del error, y nos abandona la
verdadera luz. (S. Juan Crisóst., Homil.
2, c. 1, Ep. ad Timoth,.
sent. 370, Tric. T. 6, p. 380.)"
"Los
que gustan de la novedad, se empeñarán en nuevos errores, pruducirán
todos los días opiniones nuevas, y formarán a cada hora nuevos dogmas: porque
es propio de la malignidad del error no contenerse en sus límites. (S. Juan
Crisóst., Homil.
8, c. 3, ad Timtoh.,
sent. 371, Tric. ibid., ibid.)"
"El
que quiere conocer todo lo que hay en Dios, y tiene la temeridad de querer
penetrar lo que pertenece a la divina Esencia, ignora sin duda quien es Dios. (S.
Juan Crisóst., ibid.,
sent. 373, Tric. ibid., p. 381.)"
"Estemos
contentos con no saber sino lo que el Señor quiso que supiésemos. (S.
Agust., Psalm. 6,
sent. 3, Tric. T. 7, p. 454.)"
"La
mayor ciencia del hombre consiste en conocer que por sí mismo es nada, y que
todo cuanto es, le viene de Dios y para Dios. (S. Agust., Psalm.
70, sent. 112, Tric. ibid., p. 465.)"
"Este
nombre filósofo, significa el que ama la sabiduría: si Dios, pues, es la
sabiduría, por la que todas las cosas fueron hechas, como lo enseñó la divina
autoridad y verdad, el verdadero filósofo es el que ama a Dios. (S.
Agust., de civit. Dei,
18, c. 1, sent. 17, adic.. Tric. T. 7, p. 484.)"
"No
es suficiente saber lo que se debe pensar de Dios: es necesario conformar su
vida y sus costumbres a las leyes que nos dio, y aun imitarle en cuanto está de
nuestra parte; esto es, aborrecer lo que El aborrece, y amar lo que El ama: este
es el lenguaje de la Escritura. (Teodoreto, Discur. 12, sent. 8, Tric. T. 8, p. 263.)"
"¿De
qué te servirá ser sabio si no lo eres para ti? (S.
Bern., 2, de Consid., c. 9, sent. 6, Tric. T. 10, p. 322.)"
"No
es de mi aprobación el que sabe muchas cosas, si ignora el modo de saber. (S.
Bern., Serm. 36, in Cant., n. 3, sent. 52, Tric. t. 10, p.325.)"
"Hay
algunos que quieren saber por sólo saber, y esto es curiosidad: hay otros que
quieren saber por hacerse famosos, y esto es vanidad. (S.
Bern., ibid.. sents.
53 y 54, Tric. T. 10,
p. 325.)"
"Hay
muchos que quieren saber para vender su ciencia, y este es un torpe lucro. Y hay
también otros que quieren saber para edificarse a si mismos, y esto es
prudencia. (S.
Bern., ibid., sents. 55 y 56,
Tric. ¡bid., ibid.)"
"La
erudición sin el amor de Dios, hincha y ensoberbece: pero el amor de Dios sin
discreción, yerra. (S. Bern., Serm. 69. in Cant., sent. 71,
Tric. T. 10, p. 326.)"
"Aquel
es grande, que cayendo en la tribulación, no cae de la verdadera sabiduría. (S.
Bern., 2 de consid., c. 12, sent. 81, Tric. T. 10. p. 327.)"
"Sabio
es aquel que estima las cosas a proporción de su saber. (S.
Bern., Ep. 7, n. 6, sent. 94, Tric. T. 10,. p. 327.^)"
"A los sabios sucede que en los casos de duda se fian más en el juico ajeno que en el propio. (S. Bernardo. Ep. 62, sent. 113, Tric. T. 10, p. 329.)"