IDOLATRÍA
"Dad, dice el
Señor, al Cesar
lo que es del César, y a Dios lo que es de
Dios: esto es, dad la imagen del César que está
en la moneda, al César; pero la imagen de
Dios que está en el hombre, dadla a Dios, para que de este modo se
entregue el dinero al César, pero a ti mismo a
tu Dios. (Tertuliano, lib. de Idololatría,
c. 15, sent.
16, adié. Trie. T.
1,p. 363. F
"El presumido teme
menos, se cautela menos, y peligra más. El
temor es el fundamento de la salud. La presunción
es impedimento del temor... Temiendo nos
guardaremos, y quedándonos nos salvaremos. El que obra
como si estuviera seguro, no está solícito y cuidadoso, no posee
una seguridad firme y sin riesgo: el que vive
cuidadoso, es el que puede estar seguro. (Tertuliano, ídem, ídem,
sent. 17, Tric. T. 1,p.363.)"
"Las abejas
tienen un solo rey; los ganados un pastor. ¿Con
cuánta mayor razón deberá tener el universo
un solo Dueño que todas las cosas hizo por su
palabra, que las gobierna con su sabiduría y las conserva con su poder? A
este Señor nadie le puede ver
ni tocar, porque es superior a los sentidos; ninguno le
puede comprender, porque excede infinitamente
al entendimiento, y nunca mejor le
comprendemos, que cuando le reconocemos incomprensible. ¿Qué templo se
pudiera edificar para Aquel que tiene por templo el universo? Es necesario,
pues, fabricarle un templo en nuestra alma, y
consagrarle un altar en nuestro corazón: no preguntéis
por su nombre: su nombre es Dios. Se ponen
nombres a las cosas, por razón de distinguir unas de otras, y esto es preciso
por su multitud: pero no habiendo más que un Dios, no se necesita otro nombre
para distinguirle. (S. Cipriano, I ib.
de la falsedad de los ídolos, sent. 2S,
Tric. T. I, p. 303.)"
"No me digáis que vosotros no adoráis algún
ídolo de oro; pero manifestadme en vuestro modo
de vivir, que no hacéis lo que el oro quiere que ejecutéis; porque hay
muchas especies de idolatría. Unos se hacen ídolo del dinero, otros se hacen
un Dios de su vientre, y otros se hacen un Dios de otros deseos más
perniciosos. Demos que no les sacrifiquéis ternerillos, como los Paganos,
pero les hacéis un sacrificio mucho más abominable, porque les ofrecéis por
victimas vuestras mismas almas. No dobláis la rodilla para adorarlos, pero os
rendís todavía con mayor sumisión a cuanto os pide la avaricia, la
sensualidad y todos los demás deseos desordenados que os dominan con tiranía,
no siendo menos execrables que los paganos que divinizaron las pasiones de los
hombres, llamando Venus a la impureza, Baco a la embriaguez, y lo mismo
ejecutaron con los demás vicios. (S. Juan Crisóst., Homl. 5, sent. 286, Tric. T. 6, p. 359
y 360.)"
"La carne, dice San Bernardo, es el
instrumento o más bien la cuerda con que Satanás sujeta y ata al voluptuoso. (Serm. 39, Bar-bier.,
T. 1, p.
484) El demonio se burla de él, le hace
adelantar, retroceder, le lleva a donde quiere, al través de esquinas, malezas,
tinieblas, y por senderos penosos y rodeados de precipicios. Le hace caer y
volver a caer, le precipita en el hábito y este hábito se convierte en
necesidad, dice San Agustín: "Dum consuetudini non resistitur, facta est
necessitas." (Barbier., ibid., ibid.)"