Dios y los detectives

LOS HECHOS ("THE FACTS")


JOSE MIGUEL ODERO, Licenciado en Filosofía y Letras y doctor en Teología, experto en literatura anglosajona, ha escrito, en la revista "Nuestro Tiempo" un interesante ensayo titulado "Dios y los detectives", del que extraemos aquí algunas ideas de interés para nuestros lectores. (Si no indicamos otra cosa, los entrecomillados son suyos).

 

En la biblioteca de un hogar es lógico que no falten novelas escogidas del género detectivesco. Constituyen, en ocasiones, una sana diversión; son "lectura", que ya es decir; y, además, según el profesor Odero constituyen un ingrediente que propicia la salud mental. Compartimos su opinión, porque, aunque se trate de relatos imaginarios, pueden ayudar a forjar la confianza -del todo necesaria para la vida normal de la inteligencia- en la humana capacidad de llegar al conocimiento de las causas, a partir de ciertos efectos suyos. En esta época de predominio del escepticismo y del relativismo, es muy saludable redescubrir un principio tan elemental como fecundo e indispensable: el principio de causalidad. Veamos.

TRASFONDO DE LAS NOVELAS DE DETECTIVES

"Desde hace un siglo, dice el profesor Odero, millones de personas leen asiduamente novelas detectivescas. Quizá por eso los intelectuales españoles -como los italianos o franceses- hayan menospreciado el valor literario del género, clasificándolo apresuradamente como subliteratura o cultura de masas. La crítica anglosajona y alemana, sin embargo, se interesan más y más por el trasfondo intelectual de los mejores novelistas de este género literario: Poe, Conan Doyle, Chesterton, Van Dine, etc., en cuyas «novelas-problema» son elementos básicos y decisivos la lógica y el razonamiento".

Lo que ahora nos importa subrayar es que en este género literario de tanto éxito se da casi por supuesto -y desde luego como conclusión constante- la capacidad del ingenio humano para descubrir la verdad de "un caso", por escondida que se encuentre, por enmarañada que sea la selva que la encubra, o por débiles que sean las pistas que a ella conducen.

POE: CAPACES DE DESCUBRIR LA VERDAD OCULTA

En medio del imperio de las ideologías decimonónicas de signo positivista que vedaban la pregunta por las causas de los fenómenos, la aparición del género detectivesco diseñado por Poe es una viva protesta a la tiranía de los hechos ostentada por la cultura oficial. Poe manifiesta con fuerza insospechada la natural convicción en la capacidad de alcanzar verdades que posee la inteligencia humana, su aptitud para descubrir realmente la verdad oculta. Podemos desvelar las causas profundas de los acontecimientos. Y "Poe lo hace de un modo específicamente literario: manifestándolo verosímilmente a lo largo de un relato de ficción."

SHERLOK HOLMES: EL ANALISIS

Sherlok Holmes, personaje creado por Conan Doyle (1859-1930), ha sido, sin duda, el más popular del género detectivesco. Su pasión literaria por lo criminal define ciertamente su personalidad, que está enteramente volcada a este fin: desvelar el crimen. Su método criminalista es el análisis: a partir del conocimiento de los efectos de una acción, en la que no ha estado presente ningún testigo, deducir la serie de hechos y motivos que la originaron. Esta deducción produce una certeza idéntica a la ciencia matemática y Holmes se gloría de realizarla casi sin esfuerzo -"elemental, querido Watson"-, y con una rapidez casi intuitiva.

"La certeza humana -afirma Holmes- es como una cadena: a partir de un eslabón pueden conocerse todos los demás con una certeza «euclidiana»". Se requiere, eso sí, "gran capacidad de observación, hay que examinar los indicios -aún minusculos-, que se presentan como evidencias de verdades ocultas. También se precisa preparación científica para llevar a cabo la deducción desde los indicios a las causas: un acerbo de conocimientos exactos sobre los que basar sus inferencias".

"Aunque Holmes no encarne precisamente el ideal de humildad socrática, sino una capacidad que no existe en ningún hombre, a no ser imperfectamente, es una vigorosa afirmación de la claridad solar del intelecto, el soberano poder del entendimiento que puede juzgar la realidad con justicia inexorable. El hombre tiene en sí una energía para escapar de la cárcel de los datos inmediatos y alcanzar la verdad, el fundamento de la realidad."

Existe la convicción en este género literario, de que los hechos son siempre algo más que simples fenómenos mudos. Operando con esfuerzo intelectual sobre lo dado en los hechos, podemos hallar la verdad.

NO BASTA RAZONAR: HAY QUE RAZONAR BIEN

Claro es que la actuación del investigador puede ir mal orientada. Un uso inadecuado de la inteligencia conduce al error. «La proliferación de razonamientos no asegura sin más que el investigador haya dado paso alguno hacia la verdad; por el contrario, puede constituir una nube de humo, una pantalla opaca (...)". Hay que procurar que los raciocinios sean de buena calidad.

Desconfía, que de tanto razonar te expones a no comprender la razón de nada, dice un personaje de Bernanos, en su Diálogo de carmelitas. Bien es verdad -advierte Baltasar Gracián- que el varón sabio ha de ir deteniéndose, y más donde no conoce; entra con recato (en el discurso) sondando los fondos, especialmente si presiente profundidad, pero lo que resulta imposible es no encontrar nunca evidencia alguna, ninguna luz que sea descanso para la razón en activo. La duda sistemática, ya sea del escéptico, que no quiere creer en nada, ya sea del racionalista, que quiere razonarlo todo, hasta la existencia del mundo y cosas por el estilo, es un mal sistema de pensamiento. Hay que saludar gozosamente la verdad cuando se nos presenta, aunque nos inste a rectificar de algún modo nuestro rumbo vital. El uso sereno y sin miedo del entendimiento es "el lado bueno de la razón", y con éste se alcanza la verdad. Y "si entiende de verdad, entiende la verdad".

FATHER BROWN: CAPACIDAD DE COMPRENDER LOS OTROS "YO"

Por una vía distinta, Chesterton, con su inefable Padre Brawn, nos descubre la falsedad del problema de la comunicación verdadera entre las personas, planteado por el subjetivismo moderno. El subjetivismo puro lleva a encapsular al sujeto dentro de sí mismo, sin posibilidad de comunicación verdadera, condenándole a ser un eterno incomprendido. Pues bien, "Father Brawn, que viene a ser la antítesis de Sherlok Holmes -un cura de pueblo, de apariencia insignificante y ningún prestigio social-, resuelve de paso y sin darse ninguna importancia, grandes enigmas policiales; no examina huellas ni colillas, sino que interpreta pistas y ambientes psicológicos. Su método es "simpatizar" con el criminal hipotético, preguntándose qué estilos o estados mentales pueden haberle llevado a desear el crimen. "Y cuando estoy absolutamente seguro de que yo me siento como el asesino mismo, entonces sé desde luego quién fue".

POIROT: VENCEDOR DE LA MENTIRA

Hercules Poirot -creado por Agata Christie- se suele encontrar con una tupida malla de mentiras. Pero su inteligencia viva es una implacable palanca que, apoyada en un pequeño detalle, resulta capaz de remover una mole aplastante de patrañas. "Las novelas policíacas de A. Christie son, una tras otra, homenajes reiterados a la capacidad humana para desvelar la verdad y la rebeldía inconformista frente a la mentira y la injusticia".

BUSCA Y CAPTURA DEL AUTOR DE UN "ANTICRIMEN"

"Hay -dice el profesor Odero- una investigación detectivesca que a cada hombre toca afrontar: la busca y captura del misterioso Autor de un "anticrimen" maravilloso, que consistió en otorgar vida y existencia a mi propia persona y al mundo que ante mí se abre. Este peculiarísimo e irrepetible «crimen», creador y no aniquilador, es un acto insólito que deja tras de sí un "corpus delicti" flagrante: una vida humana, un microcosmos que es espejo del Universo y su núcleo de sentido". Las novelas policiacas pueden ilustrarnos también sobre la capacidad "investigadora de nuestro entendimiento respecto a la máxima osadía del hombre: acceder a Dios de algún modo, localizarle." Es indudable que rastreando por el mundo, nada más empezar, nos encontramos con una huella inconfundible: la huella de Alguien que ha hecho esa obra de arte que es el universo.

LA DUDA SOBRE LA EXISTENCIA DE DIOS

La duda sobre la existencia no sólo de Dios sino del mundo mismo -que ya hemos mencionado-, es un fenómeno incubado en ambientes teológicos del siglo XVI, una época de retraimiento y desvitalización del pensamiento.Dice José María Odero que sucedió algo así como si Sherlock Holmes, en una de sus depresiones, hubiera desesperado totalmente de su propia capacidad criminalista y se planteara el problema de qué significa ser "asesino" y se quedara absorbido de tal modo en la tarea de determinar el origen de esta idea (la de asesino) que su contenido mismo llegara a resultarle problemático. En adelante, cuando un cliente eventual llegara a su casa de Baker Street a plantearle un caso criminal, se sentiría perplejo y aturdido, molesto de ser interrumpido y desviado, con planteamientos "ingenuos", de sus trascendentales investigaciones.

AGNOSTICOS Y ATEOS: PISTAS FALSAS

"También podría suceder que Sherlok Holmes cayera en la más falsa de las pistas: confundir al asesino real con su propia idea del asesino y pensar que atraparle en sueños bastaría para tenerle ya entre rejas".

"Por extraño que parezca -como ha denunciado el filósofo Etiènne Gilson-, el Dios del que hablan los libros de muchos autores modernos, como Descartes, Spinoza, Kant, Hegel- es sólo un fantasma de Dios, una falsificación que cabe calificar de primera calidad, pero que no es en modo alguno el Dios vivo. Estos libros, a través de páginas densísimas nos llevan a pensar en un Dios al que, por ejemplo, no se le puede, ni se le debe rezar. Introducen en una pista falsa. Por eso, cuanto más de cerca la sigamos, más nos alejaremos del verdadero Dios. Los modernos agnósticos -dice Gilson- son "teólogos mal encaminados", detectives confundidos que han abierto la vía al ateísmo".

Muchos aficionados a la filosofía que niegan la validez de las pruebas de la existencia de Dios y dicen que "el Dios de los filósofos" no tiene realidad, confunden la filosofía con la filosofía de marca "Descartes - Kant - Hegel - Marx...". Pero una filosofía rigurosamente fundada en la experiencia, en pistas reales, en efectos evidentes, concluye con todo rigor en la realísima existencia del Autor de todo cuanto existe. Lo ha hecho desde hace muchos siglos, y lo sigue haciendo, porque las "pistas" son más evidentes que nunca, no sólo en el macrocosmos, que pudieron contemplar ya los antiguos, sino quizá más aún en el microcosmos, que el progreso de la técnica nos ha desvelado hasta límites insospechados.

¿Y los ateos? "Los ateos -dice José Miguel Odero- son comisarios de policía que, con gesto crispado y solemne -casi un conjuro-, declaran cerrado "el caso de Dios" y empiezan a sospechar de quienes no obedecen esa orden".

Pero con esas actitudes propias de un subjetivismo irracionalmente dogmático no aquietan el entendimiento, no satisfacen a la persona y una y otra vez volverán a demandar la reapertura del caso.

LA VERDADERA PISTA

"Pensadores de primera categoría han coincidido en señalar que la observación inteligente de la naturaleza es el camino más hacedero por el que los hombres llegan a situar a Dios. Contemplando el orden, la belleza, el cuidado del mundo, tan patentemente señalados en la naturaleza, es como adquirieron tantos hombres la convicción racional de que el mundo es obra de Dios Creador. De esta forma la idea de Dios se llena de sentido inteligible: Dios es el Creador del mundo en que vivo y de mí mismo".

"Tomás de Aquino anota que llama la atención de una persona inteligente ver que «seres desprovistos de inteligencia, como los seres materiales, obran por un fin», es decir, se comportan como si fueran inteligentes, a pesar de que nos consta que no lo son. ¿Y en qué parecen inteligentes? En que «siempre o casi siempre se los ve obrar de una misma manera, que es precisamente la óptima, la que alcanza el resultado mejor».

"Quienes cultivan las ciencias naturales, quienes tienen intereses «ecológicos» o naturalistas, están topándose constantemente con estas «maravillas de la naturaleza». Maravillas como la estructura de un ojo o de un ala, como la organización de una colmena o de un ecosistema, como la bella arquitectura de un mineral cristalizado o la de una galaxia, como la historia de la evolución progresiva de las formas vivientes en la Tierra. Son maravillas que debían darnos qué pensar".

"En el argumento de un filme de los años setenta, un Banco era atracado por una manada de perros «doverman». A pesar de la sorpresa del cajero ante lo insólito del caso, podemos comprender que fácilmente fue capaz de intuir la mano de un hombre detrás del estudiado atraco a cargo de los colosales perrazos. Fenómenos como la domesticación de animales y plantas o la programación cibernética son modos en que el hombre hace participar a las cosas de sus designios inteligentes.

"Los seres desprovistos de inteligencia no se dirigen hacia un fin sino en cuanto son dirigidos por un ser inteligente que conoce ese fin y es capaz de proponérselo. He aquí el momento más importante en que nuestra inteligencia ha de saber reconocer por simpatía que frente a sí tiene otra Inteligencia. Robinson Crusoe ha de saber interpretar las huellas de pies desnudos que ve en la playa y reconocer que no está solo; un arqueólogo sabe distinguir entre las ruinas de Micenas y las rocas caprichosas de la Ciudad encantada de Cuenca".

EL ARTISTA DEL COSMOS

"En consecuencia, hay un ser inteligente capaz de conducir y ordenar todas las cosas naturales a su fin. Alguien que no se limita a encauzar los fines naturales de las cosas hacia otros propósitos, como cuando el hombre domestica al caballo para montarlo; sino Aquel que, por ser Señor de la Vida, ha sido capaz de planear el caballo y el águila, el potrón y las galaxias, conformándolas de acuerdo a la función que debían desempeñar. Aquel a quien imitan J. S. Bach cuando crea una «fuga» o Tolkien cuando planea su mundo fantástico; con la diferencia de que el hombre no es capaz de otorgar sustantividad, autonomía y vida a sus creaciones artísticas. Este artista del Cosmos -del Universo ordenado y bello- «es el ser que llamamos Dios».

"Saber que Dios es creador de todo lo que existe no es saberlo todo de su Persona, pero es ya saber bastante; es tener un punto de partida para deducir otras muchas cosas y, sobre todo, es una orientación fundamental para que el hombre pueda vivir una vida auténticamente humana: la religión es la mayor rebeldía del hombre, que no quiere vivir como una bestia (Beato Josemaría. Escrivá)".

Cuando un científico intuye que, más allá de las explicaciones «científicas» inmediatas dadas a tantos fenómenos naturales, se está revelando la acción de «un principio inteligente dominador de la realidad -comenta Cornelio Fabro-, no peca en absoluto de antropomorfismo, sino que da satisfacción a una exigencia ínsita en el mismo fenómeno físico, globalmente considerado, y en las condiciones fundamentales de la inteligibilidad del mismo», si bien lo está haciendo no desde un punto de vista estrictamente físico o biológico, sino metafísico, existencial, ¡humano! Cuando los científicos no quieren abrirse de este modo a la verdad que su condición humana reclama, sufren el mismo castigo que Dante adjudicaba en su Infierno a los enemigos de la metafísica: caer prisioneros de la mitología, llenar con una imaginación sentimental el hueco del misterio (piénsese en la «mística» atea de la cosmovisión de un Carl Sagan)"

"«Lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante las criaturas», de modo que quienes no llegan a hacerlo -decía San Pablo- «son inexcusables». Y el libro de la Sabiduría añade: «Vanos y frívolos son los hombres que carecen del conocimiento de Dios, y por los bienes que disfrutan no alcanzan a conocer al que es fuente de ellos, y por la consideración de sus obras, no conocieron al artífice de ellas»".

"El Evangelista San Lucas recoge también en este sentido unas duras palabras de Jesucristo: «Cuando veis levantarse una nube por poniente al instante decís: Va a llover y así sucede. Cuando sentís soplar el viento soléis decir: Hará calor y lo hace. ¡Hipócritas!, sabéis juzgar el aspecto de la tierra y el cielo, ¿pues cómo no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?». ¿No será la gran hipocresía que en una época de grandes descubrimientos científicos nos parezca tan difícil hallar a Dios? El sentido de lo invisible -afirma Thibon- es uno de los «bienes esenciales» que, como la espontaneidad o la libertad, puede embotarse por su mero desuso y perderse indoloramente".

"La literatura detectivesca puede ser un estímulo intelectual para detectar y resolver este problema, el que más importa al hombre. La condición de posibilidad para llevar a cabo esta investigación será una revitalización de la inteligencia. La inteligencia ha de sentirse capaz de descubrir que, más allá del mundo experimentable, habita Alguien a quien podemos entender, aunque limitadamente; de quien podemos hablar, si bien brevemente, con un discurso pobre, pero preciso; Alguien cuya presencia actuante no es sólo una hipótesis de la imaginación. Alguien en quien la fe cristiana podrá reconocer luego al Dios Salvador, que se manifestará abiertamente a todos en su Hijo al final de los tiempos. Y será precisamente entonces cuando quedará definitivamente fracasado y confundido el personaje que, como el villano en las novelas de A. Christie, urde en la historia humana la tela de araña de la mentira para ocultar la luz de Dios ante los ojos de los hombres: Satán."


José Miguel ODERO
Adaptación: Antonio OROZCO

Gentileza de http://www.arvo.net/
para la BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL