Preservativos:
«Previene - te - conviene saber» toda la verdad
Por
JOKIN DE IRALA, profesor titular de Universidad,
doctor en Salud Pública de la Unidad de Epidemiología
y Salud Pública de la Universidad de Navarra.
ANTE la preocupante falta de sintonización entre la evidencia
científica disponible y la orientación de las campañas para prevenir las
epidemias de embarazos imprevistos y enfermedades de transmisión sexual
(ETS), hay que recordar que diferentes organizaciones sanitarias
internacionales abogan por la abstinencia de relaciones sexuales entre los
jóvenes como principal medida. La Fundación Cochrane, considerada la máxima
instancia en la Medicina Basada en Evidencias, concluye, después de revisar
todos los estudios científicos existentes, que el preservativo reduce la
probabilidad de embarazos imprevistos y de ETS en un 80% pero no la elimina.
Los jóvenes deben conocer estos hechos.
El Departamento de Salud del Gobierno de Navarra ha puesto en marcha la
campaña "Previene-te-conviene" donde, pese a la saludable
intención de "informar y ofrecer los medios necesarios" a nuestros
jóvenes, se sigue la tónica habitual de no contar con toda la evidencia
científica existente en la actualidad para resolver estos graves problemas.
Resulta decepcionante observar que esta campaña, moderna, con su
correspondiente apoyo informático -página web- se limite, en realidad, a
copiar lo que en otros lugares se está ya cuestionando por haber resultado
mucho menos efectivo de lo esperado.
Es cierto que el porcentaje de adolescentes que tienen relaciones sexuales
aumenta y que cada vez las inician antes. Pero cabe plantearse si eso es bueno
o no para ellos. Aproximadamente un tercio de los navarros fuma, y desde los
organismos que velan por la Salud Pública no se les dice que sigan fumando
pero con un filtro que reduzca el riesgo de morir de cáncer de pulmón. Se
les da la mejor de las recomendaciones en base a lo que hoy en día se sabe
científicamente. Asimismo, se debería ayudar a los jóvenes a poder decir
que "no" a esa relación sexual precoz o a esa relación sexual
esporádica o casual. Se ha llegado a la situación de falta de libertad donde
un adolescente no pueda afirmar, sin quedar mal ante los demás, que
"todavía no lo ha hecho". Esto ya se ha logrado con éxito en otros
países. En un estudio publicado en el British Medical Journal en el año
1998, se decía, por ejemplo, que el 70% de las mujeres que habían tenido su
primera relación sexual antes de los 16 opinaban que hubiera sido mejor
esperar un tiempo. El 50% de los hombres y el 30% de las mujeres afirmaron que
su primera relación sexual fue fruto del arrebato de un momento. La opción
más elegida para caracterizar la motivación principal que les llevo a esa
relación fue, en ambos sexos, la de "satisfacer una curiosidad" (Dickson
N y cols., BMJ, 1998;316:29-33). ¿No deberíamos prestar atención a estas
cuestiones a la hora de "ayudar a los jóvenes"?
En otro párrafo de la nota de prensa del departamento de Salud se describen
"las características" de la sexualidad de los jóvenes. También es
importante estudiar otras características, descritas por investigadores, como
el hecho de que un adolescente, aunque biológicamente esté preparado para
tener relaciones sexuales, no necesariamente lo está desde el punto de vista
psicológico, de la madurez cognitiva y de la interacción social (Bacon JL,
Curr Opin Obstet Gynecol, 2000;12:345-347). Esto debe tenerse en cuenta a la
hora de realizar campañas que, en el fondo, incitan a la sexualidad sin
preocupaciones ni responsabilidad con tal de usar preservativos. Cabe destacar
que en otro trabajo publicado por Churchill y colaboradores, se llama la
atención sobre el hecho de que la gran mayoría de las adolescentes que se
quedaban embarazadas precozmente ya habían acudido, en el año anterior, a
los servicios sanitarios para recibir información anticonceptiva (Churchill D
y cols., BMJ, 2000;321:486-9). El estudio también afirma que entre las
adolescentes que abortaban era más frecuente haber recibido la píldora
postcoital con anterioridad. Estos datos nos sugieren que la falta de
información quizás no sea la única causa de nuestros problemas, ni la
información y distribución de preservativos sea la solución efectiva que
acabará con ellos. Respecto a la efectividad de dar preservativos a los
hijos, "porque de todos modos es probable que acabe teniendo relaciones
sexuales", otro trabajo de investigación sugiere que esto puede
asociarse a más embarazos imprevistos, más enfermedades de transmisión
sexual y al inicio más precoz de relaciones sexuales; es decir, podría tener
el efecto contrario a lo que se pretendía (Jaccard J y col., American Journal
of Public Health, 2000;90:1426-1430).
Destrucción de un ser
En cuanto a la píldora postcoital, caben también varios comentarios. Se dice
que no es abortivo sino anticonceptivo porque "su acción se basa en
impedir la implantación del óvulo fecundado y no exclusivamente en destruir
el óvulo ya implantado...". Si se afirma "y no exclusivamente"
quiere decirse que este mecanismo de acción abortivo también existe. Pero
además, atendiendo al hecho biológico de que una vida comienza en el momento
de la fecundación, si se impide la implantación del óvulo fecundado, el
resultado es la destrucción de un nuevo ser al no poder implantarse para
seguir su desarrollo normal. La literatura científica, una vez más, nos
arroja algo de información al respecto y, según el estudio de Grou y
colaboradores, el efecto antiovulatorio (propiamente anticonceptivo) de esta
píldora se da solamente entre el 21% y el 33% de los casos, y la gran
mayoría de las veces en que hay fecundación inhibe la implantación, por lo
tanto es abortivo (F Grou, Am J Obstet Gynecol, 1994).
Por último, tenemos que volver a hablar de la supuesta eficacia del
preservativo ya que el departamento de Salud manifiesta que se debe recurrir a
la píldora postcoital sólo si éste ha fallado; y añade: "lo que
estadísticamente no es frecuente". Es obvio que si el fallo del
preservativo no fuera estadísticamente frecuente se clasificaría como un
método muy seguro para evitar embarazos y/o infecciones. Los manuales sobre
tecnología anticonceptiva, editados por la Organización Mundial de la Salud,
clasifican los métodos anticonceptivos en tres grupos, "muy
eficaces", "eficaces", y por último, "moderadamente
eficaces".
La efectividad del preservativo se incluye dentro del tercer grupo, luego no
es tan estadísticamente infrecuente el fallo. ¿No deberían saber esto los
potenciales usuarios del preservativo? Sin negarles su buena voluntad, las
autoridades sanitarias harían bien en considerar el concepto de "tasa
reproductiva de una infección" (llamado "Ro"). Permite
calcular la probabilidad de transmisión de una ETS teniendo en cuenta varios
factores simultáneamente, tales como la efectividad del preservativo, la
duración de la infectividad, el número de relaciones sexuales que tiene un
sujeto en un tiempo determinado y el número de personas diferentes con quien
tiene dichas relaciones. El conjunto de estos datos permite entender cómo es
posible que una persona acabe infectándose o quedándose embarazada, a pesar
de que use el preservativo y de que su protección relativa sea de un 80%
(cifra aparentemente alta).
Si una campaña poblacional da una falsa idea de seguridad y no consigue
implantar el mensaje de la abstinencia o de la importancia de evitar la
promiscuidad, acaba aumentando, paradójicamente, la tasa de reproductividad
de una infección. Dicho de otra manera, si juegas mucho a la lotería, te
acaba tocando, aunque en cada jugada exista una reducción del 80% de la
probabilidad de que te toque y ésta es la razón por la cual muchos
cuestionan la efectividad de estas campañas poblacionales indiscriminadas. De
hecho, junto con el aumento de la utilización de los preservativos asistimos
también al aumento de la transmisión heterosexual del sida y no a su
eliminación, como cabría esperar (Johnson AM, y cols., Lancet,
2001;358:1835-42).
A nadie escapa que las cuestiones que nos traemos entre manos no son nada
sencillas. Es evidente que a veces encontramos estudios científicos
contradictorios sobre un mismo asunto y eso es característico de las ciencias
de la salud. Sin embargo, cuando varios estudios sugieren lo mismo, es
importante, al menos, valorarlos con serenidad antes de aplicar medidas que
son demasiado sencillas para que nos las creamos y cuya efectividad está en
entredicho.
Lo más importante, sin duda, es que cada cual actúe libremente, pero es
fundamental hacer un esfuerzo crítico a la hora de informar a la población.
Los ciudadanos esperamos que esta campaña del departamento de Salud no se
limite a ser, como en otros lugares, una campaña con mucho ruido y muchos
medios (publicitarios, mediáticos e informáticos), que dan la impresión de
que "se está haciendo algo importante", a la vez que menosprecian
la valoración objetiva y científica de su efectividad real. Tengamos más
imaginación, no olvidemos que estamos hablando, en realidad, de la salud de
nuestros jóvenes.
Gentileza
de http://www.arvo.net/
para la BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL