LIBRO IV

 

 

EL MUNDO CONSIDERADO  EN SU

 

 CONJUNTO UNIVERSAL

 

643.- Introducción. Al principio afirmábamos que el mundo es un conglomerado de cuerpos que se hallan dispersos por los espacios inmensos, colocado según una determinada disposición y vinculados entre sí con relaciones de una múltiple dependencia. En esta descripción, distinguíamos ya la materia y la forma. La materia la constituyen cada uno de los cuerpos de que consta dicha colección y de ellos ya tratemos en los tres libros anteriores.

 

Por su parte, la forma es toda la colección de los cuerpos, en cuanto que está colocada con una determinada disposición y con múltiples relaciones de dependencia (n.12). Ya propósito del mundo considerado como un todo, colocado y dispuesto de un moca especial, dos cosas pueden preguntarse: primero, las características del mundo; segundo, sus causas últimas extrínsecas. Lo que expondremos en dos capítulos, aunque con brevedad, ya que la mayoría de estas secciones tiene su lugar propio en la Teología Natural.

 

CAPITULO X

 

LAS CARACTERÍSTICAS DEL MUNDO

 

Articulo I

NOTAS ESENCIALES DEL MUNDO

 

§ 1. La unidad del mundo

 

TESIS 29.- En el mundo se dan muchas substancias o supósitos indepen­dientes, que se distinguen realmente entre sí, no sólo en sentido numérico, si no también en sentido esencial; de donde el mundo no es un "uno per se", sino un "uno per accidens".

 

644.- Nociones. "uno" es lo que es indiviso en sí y diviso o separado de cualquier otra cosa, de suerte que, o no tenga partes, o si las tiene, unas sean complemento de otras en razón de la esencia, de la substancia, de la integridad o del supósito. De cuya noción se desprende que el "uno" puede ser de simplicidad o de composición

 

"Uno" de simplicidad es lo que no tiene partes, como la substancia de Dios, del ángel y el alma racional. "Uno" de composición es lo que tiene partes, de modo que unas sean respecto de las otras complemento de la esencia, de la substancia, de la integridad o de la supositalidad.

 

Substancia es el ente que está o se mantiene por sí mismo, es decir que no se da en un sujeto de inhesión. Supósito es la substancia completa que no, forma parte de otra substancia o esencia.

 

En el mundo. Por mundo entendemos aquí la totalidad global de las cosas contingentes, tanto espirituales como corporales.

 

Estado de la cuestión. Nos preguntamos si el mundo es "uno" hasta tal punto que en él no se dé multitud de substancias completas o supósitos.

 

645.- Opiniones. La primera opinión afirma que es única en el mundo la substancia con unidad ya numérica, ya al menos especifica, porque no se da otra cosa sino la materia. Y esto se defiende muy diversamente bajo el nombre del minismo numérico o del monismo especifico.

 

a) El monismo panteista dice que en el mundo se da una única substancia, que es Dios; todo lo demás no son más que ilusiones, si se trata del panteísmo idealista; o no son más que modos de Dios, si se trata de panteísmo realista espinoziano.

 

b) El monismo de la composición esencial de alma y cuerpo, sostiene que el mundo es una especie de animal inmenso dotado de alma racional y punto menos que divina. Así pensaron los estoicos, como Cleantes (331 a. Ch.) y Zenon Cittiense (361- a. Ch.) y Crisipo (282 a.Ch.) así también Aristóteles (De caelo et mun­do 1. 2 c.3). Igualmente Platón, Plotino, Proclo Filón, Orígenes y San Jerónimo, In Jccle. 1,6; también Sto. Tomás, en el comen­tario a Aristóteles De caelo et mundo. Pero esta teoría la nega­ron los santos padres, por lo general, y el mismo Sto. Tomás fuera del lugar citado (ap. Urra.b. p.80).

 

c) El monismo de la composición integral dice que todo el mundo corpóreo es un continuo; y los que nosotros llamamos "cuerpos diversos" no son más que centros de distinta densidad. La traslación local de los cuerpos no consiste en traslación propia mente dicha, sino que consiste en propagación, a la manera como las ondas del agua se propagan en un lago sin que exista traslación local del agua. Así, Einstein y otros.

 

d) El cuarto monismo no es el monismo numérico, sino específico: existen muchas substancias, pero todas son puramente materiales. Así, Haeckel, los restantes materialistas, y con anterioridad W.Prout, quien dijo que todos los cuerpos no son más que átomos de hidrógeno; hemos de citar también a otros muchos que sostienen la homogeneidad de la materia, como ya vimos al tratar del mecanicismo (n.14.15. 496-490).

 

La segunda opinión defiende la existencia en el mundo de muchas substancias distintas, tanto numérica como específicamente. Esta es la que siguen todos los escolásticos y la conseguiremos también nosotros como cierta.

 

646.- Prueba de la tesis. 1ª Parte. En el mundo se dan muchas substancias numéricamente distintas. Lo que se demuestra perfectamente con varios argumentos.

 

Prueba 1. Pues al menos Dios y las, criaturas se distinguen realmente como dos substancias. Dios, sin duda alguna, es una substancia independiente. La criatura también es substancia independiente, e.d. no es parte de otra; de lo contrario, o sería un accidente de Dios, y esto no, ya que Dios no puede poseer accidentes, o sería parte substancial de Dios, y esto no puede afirmarse ya que Dios es simple.

 

Cabe objetar: La pluralidad de las cosas se debe a una pura ilusión de la mente. Respuesta: El idealismo ha sido refutar do ya en la crítica, y no es cuestión de ponernos a refutarlo de nuevo.

 

Instancia: El mundo ha sido asumido por Dios de la misma manera que, según afirman los católicos, ha sido asumida la humanidad de Cristo. Respuesta. En primer lugar, esto constituiría un enorme milagro, que no puede afirmarse si no existe revelación al respecto. En segundo lugar, los panteístas pretenden que este mundo ha sido asumido necesariamente por Dios: lo que equivale a quitar la libertad y la personalidad a Dios. En tercer lugar, es imposible que los hombres hayamos sido asumidos por Dios, pues en todos existen defectos pecaminosos indignos de Dios.

 

647.- Prueba 2. Las almas de los hombres son muchas en sentido numérico. Si hubiese una sola alma, se seguirían varias contradicciones. Pues del todo nos consta que entre los hombres, unos afirman una cosa y otros niegan la misma cosa bajo el mismo aspecto; unos aman lo que otros odian, también bajo el mismo aspecto; unos poseen la evidencia de una cosa, y otros afirman que no tienen tal evidencia; unos son santos y procuran mantenerse cerca de Dios, mientras que otros son criminales y se apartan de Dios; ahora bien, si el alma fuese única, estaría afirmando y negando lo mismo al mismo tiempo, vería y no vería lo mismo, amaría y odiaría lo mismo, sería santa, manteniéndose cerca de Dios, a la vez que se apartaría de El; todo lo cual es completamente imposible.

 

648.- Prueba 3. A partir de la pluralidad de los cuerpos. Existe pluralidad e substancias si se dan muchas cosas separadas entre sí, que obran separadamente y sin dependencia de otras: es así que, así se comportan las cosas, luego, existe pluralidad de substancias en el mundo.

 

La mayor es del todo evidente, y la menor se declara de la siguiente manera: en efecto, se dan muchos hombres separados, que obran con mutua independencia, e incluso muchas veces con oposición a otros; de modo semejante, los árboles obran con independencia unos de otros, y hasta muchas veces en forma contraria. Y sobre todo, la finalidad intrínseca de cada uno no depende para nada de la finalidad intrínseca de los demás. Y así, la figura de un asno o la de un gorrión no depende de la figura del hombre e ni de la figura del perro, sino que cada uno, en la adquisición de su propia figura, se orienta a su finalidad. Cierto es que todas las cosas cooperan a la unidad y hermosura del universo; pero esto no ocurre por exigencia de nadie, sino por el hecho de que Dios ha dispuesto las cosas de tal manera que de la cooperación de muchos resulta un bien apetecible para todo el universo.

 

Intrínsecamente, en su propia constitución, cada ser persigue su propia finalidad, y en ella no se conforma a la finalidad de ningún otro.

 

Prueba 4. Especialmente, a partir de la pluralidad de los hombres.

 

Los hombres son otros tantos supósitos y personas; es así que, de la razón de persona y de supósito es que subsista de modo incomunicable, y que no sea comunicable a otro como parte, luego, los hombres son tan distintos entre sí que no son partes integrantes de todo el mundo, ni continuas con el.

 

La mayor es evidente: la dignidiad del hombre consiste precisamente en que sea persona.

 

La menor consta por la definición misma de supósito. Supósito es algo que subsiste de modo incomunicable, de suerte que no pueda comunicarse a ningún otro ser coro parte entitativa del mismo.

 

Cabe objetar: El hombre es sí supósito y persona, pero esto le conviene en razón del alma no del cuerpo: pues el cuerpo no es independiente del mundo, sino parte integrante y continuativa de él.

 

Niego que el ser supósito le convenga al hombre en razón del alma; es mas, el alma sola no es supósito ni persona, y es naturalmente comunicable a otro ser, que es el cuerpo, como parte del compuesto; mientras que el supósito es del todo incomunicable a cualquier otro ser como parte del mismo.

 

Instancia: supósito y persona es todo el compuesto de alma y cuerpo, y por ello es independiente del mundo en razón del alma ya que no informa a todo el mundo sino sólo a una partícula del mismo; pero el cuerpo está en continuidad con todo el mundo.

 

Respuesta. De nuevo se repite la misma dificultad sin que se dé ninguna prueba nueva. Supósito y persona es algo incomunicablemente subsistente; luego, si se concede que el supósito es el mismo compuesto de alma y cuerpo, todo el compuesto de alma y cuerpo es independiente, y no será parte integrante del mundo.

 

Instancia 2. Desde luego que el hombre debido a su dignidad de persona, es algo distinto de todo el mundo, y no parte integrante y continuativa de él; pero todos los demás cuerpos sí que son un continuo con todo el mundo.

 

Niego el aserto. En efecto, yo permanezco contiguo a los cuerpos que me rodean, como todos los demás cuerpos están contiguos a sus vecinos; es así que, yo no estoy en continuidad con otros; luego, tampoco ellos. Por tanto, si se concede que el cuerpo del hombre no se halla en continuidad integral con los demás cuerpos, otro tanto hay que decir de los restantes cuerpos entre sí.

 

649.- Prueba 5. El mundo no es un viviente por composición de alma y cuerpo. Pues el alma correspondiente no podría ser vegetativa ni sensitiva, ni intelectiva.

 

a) No vegetativa, porque la mayoría de las partes del mundo carecen de condiciones para ser informadas por el alma vegetar, debido al calor o al frío excesivo, o sencillamente por la faltar de las demás condiciones que se requieren para que se dé la vida vegetativa.

 

b) Tampoco el alma en cuestión puede ser sensitiva por las mismas razones: el alma sensitiva no puede darse si no se da la, vegetativa; es así que, en todo el mundo no puede haber alma vegetativa; luego, tampoco alma sensitiva. Así pues, la mayoría de las cesas en el mundo no están animadas por la única alma que pretenden los arguyentes.

 

c) Menos todavía puede ser el alma intelectiva. Pues el alma intelectiva y espiritual se uniría al universo meramente co­mo motor o también para verse ayudada en su intelección por las sensaciones. Ahora bien, no puede unirse meramente como motor, ya que la operación de mover no pertenece a su especie vital, y por ello no se uniría como alma, sino como motor extrínseco; pero así no constituiría la unidad del mundo que pretenden. Tampoco lo puede unirse al universo para que se vea ayudada en su operación intelectual por la sensación; pues le vida sensitiva necesita de la vegetativa; y comoquiera que es imposible que el alma vegetativa se una a todo el mundo, también es imposible que el alma intelectiva se una vitalmente al universo.

 

650.- II Parte. En el mundo hay muchas substancias específicamente diversas.

 

Esto se prueba con la mayor facilidad, a) En efecto, Dios y la criatura, no solo se diversifican de modo específico, sino también de modo más que genérico: convienen sólo en sentido analógico, con una distancia infinita, b) Existen las plantas, los animales y los hombres, y los minerales; y todos estos seres esencialmente ce diversifican. c) Existe la materia y el espíritu, que se diversifican esencialmente. d) Existen los cuerpos elementales, que esencialmente se diversifican también, como ya hemos probado con anterioridad; luego, es falso que en el mundo se dé una perfecta homogeneidad sin diversidad específica de las cosas.

 

651.- III Parte. De donde el mundo no, es un "uno per se", sino un "uno per accidens".

 

A. Consta que el mundo no sea un "uno per se". Pues sería "uno per se" o por su simplicidad, o por la información de todo el mundo por parte de un alma única, o por la continuidad de una sola substancia homogénea; es así que, todo esto es falso como ya se ha probado; luego, el mundo no es un "uno per se".

 

B. Sino que es un "uno per accidens". Fues se da unidad "per accidéns" de muchas cosas, cuando todas se hallan vinculadas por un múltiple lazo de cercanía, de dependencia o de semejanza; ahora bien, en el mundo existe la cercanía de unas cosas a las de mas, y ello con orden de dependencia en cuanto al movimiento, en cuanto al influjo del calor o de la electricidad, y por un lazo de semejanza: pues todos los seres convienen en la razón de ente, y cada uno de ellos es uno, verdadero y bueno.

 

652.- Objeciones. 1. La multiplicidad que se eleva a un fin más alto por encima de cada una de las partes, constituye un "uno per se"; es así, que la multiplicidad del mundo se eleva a un fin superior por encima de cada una de las partes, que es el bien del universo; luego, dichas partes constituyen un "uno per se", o lo que es lo mismo, una substancia.

 

Distingo la mayor: Si se elevan a un fin más alto "ab intrínseco", en virtud de un principio que las informa concedo; si se elevan "ab extrinseco", en virtud de la sola disposición y por la cooperación que resulta de tal disposición, niego; contradistingo la menor: se elevan "ab intrinseco", por alguna forma que las informa, niego; "ab extrinseco", por tal disposición que de ella resulta una cooperación especial, concedo.

 

2. En el mundo hay un orden admirable y unidad de cooperación; es así que, esto no puede explicarse más que porque hay un alma única que informa al mundo; luego, hay un alma única que informa al mundo, y por tanto el mundo es un "uno per se".

 

Concedo la mayor; niego la menor: pues se explica por la sola disposición de la que resulta la cooperación excelente: ahora bien, esto se debe a la inteligencia ordenadora del mundo , pero no a ninguna forma informante.

 

3. Instancia: Luego tampoco se puede concluir que se de un principio que informe el cuerpo del animal o de la planta; ya que la admirable ordenación existente en tales casos podría resultar de la disposición y cooperación entre las partes, y no de un principio intrínseco.

 

Niego el aserto, y la razón que se añade: pues en los organismos vemos cómo una, célula originaria adquiere para sí el tipo propio, y cómo elige los elementos que corresponden a su especie: de donde tal disposición no resulta "ab extrínseco", sino que el mismo organismo es el que produce para sí tales órganos y disposición.

 

§ 2. Otras notas esenciales al mundo

 

653.- 1. El mundo es compuesto. Pues consta de entes que están compuestos de muchas maneras: de partes integrantes, de materia y forma, de substancia y accidente, de esencia y existencia, de naturaleza y supositalidad, y de género y diferencia.

 

2. El mundo es también mudable. Ya que consta de cosas que son enormemente mudables en cuanto al lunar, en cuanto a las dimensiones, en cuanto a sus accidentes de luz, calor, color, etc. y en cuanto a su nacimiento y destrucción, como consta que ocurre en los vivientes.

 

3. El mundo es finito en su perfección. Consta de cosas finitas, como son los cuerpos, que carecen de innumerables perfecciones; por su parte, los espíritus creados tienen innumerables limitaciones en la ciencia, en el poder, en la voluntad, etc.

 

4. El mundo es contingente. a) Pues consta de seres que son contingentes, ya que comienzan a ser y dejan de ser, como los cuerpos vivientes y muchos compuestos minerales. b) La misma materia prima o substrato último del mundo, es mudable, divisible, necesitada de formas que la perfeccionen, y necesitada también de muchas cosas distintas de ella para existir, como es el tener tal ubicación o tal otra, tal figura o tal otra, estar en movimiento o en reposo, etc. c) De donde el mundo es "ab alio".. Pues lo contingente no tiene en. sí la razón suficiente de su existencia: de lo contrario, no sería contingente, sino necesario; y si no tiene la razón suficiente de su existencia en si, ha de tenerla en otro, y esto es precisamente ser "ab alio".

 

Articulo II

LAS DIMENSIONES DEL MUNDO

 

654.- El mundo es desmesuradamente grande. Y podemos apre­ciar de ello los siguientes indicios:

 

a) Las estrellas son prácticamente innumerables, pues algunos afirman que son más de cien mil trillones; y la mayoría de ellas exceden con mucho la magnitud del sol.

 

b) Las distancias por las que se encuentran esparcidas en los espacios, sobrepasan toda imaginación. En el estado actual de la investigación, no puede dudarse a las distancias de algunas estrellas han de ser computadas por siglos de años luz, siendo así que la luz recorre trescientos mil kilómetros por segundo. La luz de las nebulosas más distantes llegó al telescopio de monte Wilson después de unos quinientos millones de años luz.

 

c) Gracias al citado telescopio, pueden investigarse las estrellas imaginariamente puestas en una esfera cuyo diámetro tenga la longitud de mil millones de años luz. Pero aún existe un telescopio mayor en Monte Palomar, por el cual pueden investi­garse las estrellas situadas en una esfera cuyo radio posea la longitud de dos mil millones de años luz, y según los cálculos de Einstein, el universo equivale a una esfera cuyo radio es de diez mil millones de años luz.

 

d) El universo se halla en un proceso constante de expansión y dilatación que e realiza a velocidades de vértigo. Conforme a algunos cálculos, el universo, antes de que comenzara su expansión, fue una esfera cuyo radio tenía la longitud de mil sesenta y ocho millones de años luz. Por tanto, para que la luz pudiese recorrer entonces dicha esfera, habrían sido necesarios seis mil setecientos millones de años luz; pero ahora se necesita un billón de años luz para que la luz pueda recorrer toda la esfera en que se contiene el universo.

 

e) Conte el telescopio de Monte Wilson sólo se consigue explorar una centésima parte de la esfera del universo en todas sus direcciones, y sin embargo algunas nebulosas observables mediante dicho telescopio, distan entre sí ciento cincuenta millones de años luz. Así pues, bien podemos imaginar ahora que el universo es una esfera cuyo radio es del orden de Quince mil millones de años luz. De lo brevemente dicho se desprende la enormidad de las proporciones del mundo.

 

655.-Sin embargo, una tal magnitud no es infinita ni en extensión ni en cuanto al número de estrellas. Lo que suele probarse con dos clases de argumentos: primero, por la imposibilidad metafísica, o las contradicciones que implica un infinito creado en acto. En segundo lugar, dejando aparte estos argumentos de que. mucho disputan los autores, en la actualidad los astrónomos, por determinados fenómenos, llegan a la conclusión de que el mundo es finito en extensión y en cuanto al número de los astros que lo componen. La misma teoría de la relatividad, que ha adquirido un grado tan grande aceptación, concibe el universo como una esfera, grande a todas luces, pero cerrada en sí misma, y por tanto finita; y, como acabamos de ver, muchos científicos consideran que pueden calcular, con mayor o menor aproximación, la medida finita del radio de dicha esfera.

 

Articulo III

LA PLURALIDAD DE LOS MUNDOS HABITABLES

 

656.- Aserto. 1. El mundo no es necesariamente único, si no que puede ser múltiple.

 

A. El mundo puede ser múltiple, siempre y cuando sea posible una múltiple agrupación de cuerpos mundanos, cada una de cuyas agrupaciones se encontrase separada espacialmente de forma que no existiera ninguna dependencia mutua ni en cuanto a la atracción, ni en cuanto a la luz, ni en cuanto al calor; es así que, en esto no aparece ninguna repugnancia; luego, tampoco aparece repugnancia en que los mundos puedan ser muchos.

 

La mayor consta por la noción misma de múltiple. La menor se prueba de la siguiente manera:

 

Los adversarios prueban que no puede haber varias agrupaciones de cuerpos separadas espacialmente y distantes entre sí por el vacío "ínane" con este argumento: la distancia es un cuerpo interpuesto entre dos extremos que lo tocan; es así que según ellos entre dichas agrupaciones de cuerpos o mundos no habría ningún cuerpo interpuesto, sino la nada y el vacío; luego, entre dichos mundos no habría distancia y separación; si pues, no hay distancia y separación, no se trata de muchos mundos, sino de uno solo.

 

Pero esta dificultad constituye una pura petición de principio. Niego, en verdad, que la distancia sea un cuerno interpuesto entre dos extremos que tocan dicho cuerpo por las extremidades. Pues la distancia es la posición o situación de dos cosas de tal manera que entre ellas puede interponerse un cuerpo extenso, sin mutación alguna de los extremos, aunque "actu" no se halle interpuesto. Y es evidente que no hay ninguna repugnancia en que dos agrupaciones de cuerpos se hallen en tales posiciones que entre ellas pueda interponerse un cuerpo extenso, si bien "actu" no se interponga ninguno, por lo que distarán.

 

Ahora bien, si no tratamos de la posibilidad, sino del hecho, no tenemos ninguna razón para afirmar la existencia de otros mundos, ni tampoco para negarla.

 

657.- Aserto 2. Además de la tierra, es posible que otros cuerpos astrales estén habitados por seres corpóreo racionales. Y esta afirmación se mantiene, tanto si se dan otros mundos en el sentido de agrupaciones de astros distinto de nuestro Universo, como si sólo existe el universo del que forma parte nuestra Tierra.

 

Y ante todo, hay que decir que no es imposible que otros cuerpos astrales estén habitados, pues no hay ninguna repugnancia en que otros astros posean las condiciones necesarias para la vida, como las tiene la Tierra; y por otra parte, no aparece repugnancia alguna en que ellos Dios cree a otros hombres, ya sean semejantes a nosotros, ya sean tal vez distintos.

 

Además hay que añadir que existen buenas razones en favor de que otros cuerpos astrales estén habitados por seres corpóreo­racionales: pues todos los seres sensibles han sido creados para la gloria objetiva y formal de Dios; pero tales seres sensibles no pueden dar a Dios la gloria formal si no existen criaturas corpóreo-racionales; luego, por el mundo sensible parece conveniente que Dios haya creado también habitantes corpóreo-racionales. Los hombres que habitamos la Tierra parecería que no bastásemos para dar a Dios la gloria formal relativa a todas las cosas creadas, ya que éstas son innumerables y nos son desconocidas; luego, pare ce más razonable que Dios haya creado a otros hombres fuera de la Tierra.

 

Por último, debemos afirmar que no tenemos ninguna razón apodíctica para probar que de hecho, otros hombres o seres corpóreo-racionales hayan sido creados por Dios en otros cuerpos astrales. Ya estamos dando a Dios una gloria formal suficiente, por que, aunque no lleguemos a conocer todos los cuerpos creados por El sabemos sin embargo que son muchos más de los que podemos imaginar, y de esta forma llegamos más fácilmente a la noción del poder y de la sabiduría infinita de Dios.

 

Articulo IV

LA PERFECCIÓN DEL MUNDO

 

TESIS 170. Nuestro mundo no es el peor ni tampoco el mejor de todos los posibles absolutamente, ya sea en la suposición de estas substancias, ya sea por comparación a un mundo sin recados.

 

Con todo, hemos de decir que es muy bueno.

 

658.- Nuestro mundo, es decir, la presente agrupación de cosas creadas, tanto corporales como humanas, e incluso puramente espirituales.

 

La tesis consta de tres partes principales. La primera afirma que este mundo no es el peor de todos los posibles. La segunda parte dice que no es el mejor de todos los posibles; y esta parte, a su vez, contiene tres miembros, a saber: a) nuestro mundo no es absolutamente el mejor de todos los posibles; b) tampoco es el mejor hipotéticamente supuesta la creación de dichas substancias; c) ni este mundo con pecados es absolutamente mejor que cualquier otro mundo posible sin pecados, al menos mortales. La tercera parte dice que este mundo es muy bueno, y en ella se defiende un optimismo mitigado: este mundo es bueno, incluso muy bueno, llegando a ser insuperable en algunos aspectos, y en él los bienes abundan más que los males.

 

Intentaremos explicar por separado cada una de dichas afirmaciones.

 

I. Este mundo no es el peor de todos. Schopenauer sostuvo lo contrario, pues enseñó que este mundo no ha sido creado por Dios, sino que se trata de un ser necesario, cuya esencia es la voluntad ciega. Esta voluntad evoluciona, pues, de manera ciega y necesaria, y en dicha evolución ciega llega al estadio en que surge la conciencia; donde se llega a la experiencia del dolor, que es el mal peor de todos.

 

Pero este sistema se rechaza sin grandes dificultades. El presente mundo ha sido creado libremente por Dios, con el fin de comunicar su bondad a las criaturas; de donde es imposible que en este mundo no haya muchísimos bienes. En cuanto a los principios en que se apoya Schopenhauer, son totalmente falsos, como que es­te mundo sea increado, que su esencia sea la voluntad ciega, que evolucione de manera necesaria hasta la toma de conciencia, y que el peor mal de todos sea el dolor, y no mas bien el pecado.

 

659.- 2. Tampoco este mundo es el mejor absolutamente de todos los posibles. Con ello rechazamos el error de Leibniz. Este, en efecto, enseñó que nuestro mundo es el mejor de todos los mundos posibles; pues aunque otros muchos pudieran crearse, que, considerados uno por uno, fuesen mejores que el mundo presente , sin embargo, en conjunto, Dios no pudo idear ni crear otro mundo mejor.

 

La razón es porque Dios esta obligado a procurar siempre lo mejor; es así que, eligió este mundo, y no otro; luego, ello es señal de que es el mejor. La mayor: pues lo que no es lo mejor se convierte en ausencia o falta de bien; es así que, la au­sencia o falta de bien es un mal; luego, si Dios eligiese lo que no es mejor, elegiría, de hecho, lo que es un mal, y así no es razón suficiente para que lo quiera. Podemos considerar que prepararon el camino a Leibniz, Abelardo, Nicolás Cusano, Nalebranhce y, hasta cierto punto, el P. Ruiz de Montoya.

 

660.- Nosotros rechazamos esta tesis. a) En primer lugar, porque se daría al traste con la libertad de Dios. Dios no tiene poder físico para obrar sin razón suficiente para quererlo; es así que, si Dios no quisiera o no creara lo mejor, querría sin razón suficiente, por el motivo aducido; luego, Dios no puede físicamente dejar de crear, y de crear lo que es mejor.

 

b) En segundo lugar, porque si este mundo es el mejor de todos, y Dios estuviera obligado a crearlo, Dios habría. pretendí do los pecados. En efecto, Dios eligió el mundo mejor de todos los posibles, según la tesis de Leibnitz; es así que, este mundo en el supuesto de que es el mejor consta necesariamente de tantos y de tan grandes pecados; luego, Dios, al querer el mundo mejor de todos, quiere y pretende los recados que existen en él. La menor: Dios ha escogido lo mejor; es ase. que, el presente mundo consta de estos pecados tan numerosos y grandes; luego, el mundo mejor de todos necesariamente debe tener estos pecados tan grandes y tan numerosos.

 

661.- 3. Este mundo no es el mejor, hipotéticamente, en la. suposición de que Dios haya creado estas substancias. Dice el P. Rozwadowski que son posibles otros muchos mundos mejores que el presente, y que Dios pudo libremente elegir cualquiera de ellos; pero sin embargo, añade, supuesto que Dios quiso crear estas substancias, debió elegir la mejor disposición y el mejor orden de todos los posibles que pudo obtener con estos elementos substanciales.

 

Por tanto, esta opinión contiene dos afirmaciones: la primera es que Dios debió, supuesta la volición de crear estas substancias, elegir lo mejor que, en conjunto, pudo obtenerse de dichas substancias; y en segundo lugar, Dios no nudo concebir ni llevar a cabo otro orasen u otra disposición mejor que ésta, que es la que de hecho eligió, puestas tales substancias.

 

662.- También nosotros rechazamos esta tesis.

 

En primer lunar, porque supuesta la creación de estas substancias, ya Dios no tiene libertad para ordenar o disponer este mundo de otro modo superior o inferior, o pera distribuir otros dones mayores, tanto en intensidad como en extensión, que los, que ha distribuido, puesto que ya no sería el orden mejor.

 

En segundo lugar, porque Dios pretende la mejor disposición posible puestas estas substancias; es así que, a esta disposición mejor pertenecen los pecados que existen en número tan grande y que son de tan descomunal grandeza, de lo contrario Dios no habría podido elegir este orden de cosas; luego, Dios nada menos que pretende los pecados.

 

En tercer lugar, afirma algo que es evidentemente falso, a saber: que este mundo habría sido menos bueno si en el hubiese menos pecados, si se salvasen mas, si el conocimiento de Dios fuera mayor, y mayor también el amor a Dios y al prójimo; si hubiese más hombres que practicasen la virtud, y con mayor intensidad: pues si todo esta hubiese sido mejor, Dios necesariamente debió elegirlo, supuesta la creación de estas substancias.

 

663.- 4. Tampoco este mundo es mejor de lo que habría podido serlo cualquier otro mundo en que no hubiese ningún pecado, al menos mortal. Pues algunos hay que dicen que son posibles otros muchos mundos distintos de éste y que Dios habría podido elegir cualquiera de ellos, tanto mas perfectos como más imperfectos. Pero, una vez afirmado esto, establecen la comparación de este, mundo en el que hay pecados, con cualquier otro posible en que no los hubiese, y sostienen que siempre y absolutamente es mejor el mundo en el que hay pecados, de lo que lo sería otro mundo posible, en que no hubiese pecados, al menos mortales.

 

664.- Las razones que les mueven son las siguientes:

 

a) En primer lugar, porque un mundo en el que no hubiese pecados, sería milagroso, y por tanto casi violento.

 

b) En segundo lugar, porque en tal mundo no se mantendría la libertad del hombre.

 

c) En tercer lugar, porque en ese mundo no se ejercerían tantas virtudes como la penitencia y la humildad por los pecados, y así sería un mundo monótono y aburrido. No sería como un hermoso cuadro en el que también debe haber sombras, sino como un cuadro monótono, en que todo serían luces, sin ninguna variedad.

 

d) En cuarto lugar, porque los hombres no tendrían el conocimiento de su debilidad, y por tanto, no dependerían de Dios en la oración.

 

e) En quinto lugar, Dios en ese mundo no manifestaría todos sus atributos; p.e., no manifestaría la justicia punitiva, ni podría manifestar tampoco, la clemencia, la paciencia, la misericordia, etc.

 

f) En sexto lugar, si no hubiese habido pecado, Cristo no habría venido, y por ello canta la Iglesia: "O felix culpa¡ O certe necessarium Adae peccatum! (Oh feliz culpa! ¡Oh pecado de Adan ciertamente necesario!)".

 

g) En séptimo lugar, en un tal mundo, al menos Dios no habría sufrido la pasión, y así no tendríamos ejemplos de paciencia, de dolor, de humildad, y todos los demás que dio Cristo al morir por nosotros.

 

h) En octavo lugar, porque Dios no puede permitir los pecados, si no es produciendo unos bienes capaces de compensar el mal del pecado, y que sean mayores que los bienes que habrían ocurrido sin pecado; es así que, de hecho, Dios ha permitido los pecados; luego, en el mundo en el que permite los pecados, lleva a cabo unos bienes capaces de compensar el mal del pecado y de superar los bienes que habría habido sin pecados.

 

665.- Nosotros rechazamos también esta tesis y decimos que es posible un mundo sin pecados, que sea mejor que un mundo con pecado. Porque evidentemente, es mejor aquel mundo en el que todos cumplan con toda intensidad y perfección el fin para el cual han sido hechos, todos cumplan la voluntad de Dios, todos se ejerciten en la virtud, y todos amen a Dios y al prójimo, que aquél otro mundo en el que no todos cumplan el fin para el que han sido creados, no todos cumplan la voluntad de Dios, no todos se ejercíten en la virtud, no todos amen a Dios y al prójimo, y en el qué haya ofensas de Dios, quebrantamientos de sus preceptos, odio contra Dios y el prójimo, etc.; es así que, tal mundo es posible; luego es posible un mundo sin pecados que sea mejor que un mundo con pecados.

 

La mayor consta; y parece que contra ella no cabe se suscite una duda racional. Prueba de la menor: en efecto, tal mundo será posible, si Dios puede dar a todos gracias eficaces con toda facilidad; es así que, evidentemente Dios puede dar estas gracias, como de hecho las ha dado a muchos que se han conservado hasta el fin de su vida sin pecado, al menos mortal, como es el caso de San Roberto Belarmino, de San Luis Gonzaga, de San Juan Berchmans, y de otros muchos santos; luego, tal mundo es posible.

 

El argumento es evidente por demás, y sobre él no pueden surgir dudas.

 

666.- Las razones en contrario, de que hemos hecho mención, se resuelven de la siguiente manera:

 

a) Tal mundo no sería milagroso, pues la gracia eficaz es del todo gratuita, ya sea que se dé a uno, ya sea que se dé a muchos, y no está sometida a ninguna ley de distribución; así pues si Dios hubiese querido dar gracias eficaces a todos, tal providencia sería admirable, pero nunca milagrosa.

 

b) En dicha providencia se mantendría la libertad, como se mantiene intacta en todos aquellos a quienes se han dado gracias eficaces hasta el fin de su vida.

 

667.- c) En un tal orden de providencia podrían llevarse a cabo innumerables virtudes, como la fe, la esperanza, la caridad; las virtudes cardinales y todas las virtudes morales subordinadas a las cardinales, y que son innumerables. No se ejercitarían las virtudes que presuponen el pecado, p.e. la penitencia, la paciencia en medio de las persecuciones injustas, la fortaleza en el martirio, y otras semejantes. Pero aunque no se ejerciesen en cuanto a la materia, sí en cuanto a la forma. p.e., la penitencia es el amor de la justicia y de la santidad divina, y este amor bien puede tenerse aunque no se hubiese cometido el pecado ni, por tanto, pudiera tenerse dolor de los pecados cometidos. Las virtudes se estiman por lo que tienen de formal, no de material de lo contrario, menos dignos de alabanza habrían sido la Stma. Virgen y Cristo, quienes no tuvieron formalmente estas virtudes, que María Magdalena y San Pedro, quienes sí las tuvieron formalmente.

 

La disparidad con el cuadro o la pintura es manifiesta. En el cuadro, que es de orden natural, las sombras son apetecibles y se pretenden por la ruptura del conjunto; mientras que, por el contrario, en el orden moral los pecados no pueden apetecerse por la hermosura del universo; ni constituyen ornamento alguno del mundo, sino que son algo que sólo puede considerarse hermoso en cuanto que se borra por la penitencia, y en cuanto que el penitente prefiere que no hubiera existido.

 

d) Los hombres podrían conocer su debilidad y flaqueza, así como la dependencia que tienen de Dios, tanto por la fe como por la recta razón.

 

668.- e) Dios, en el mundo sin pecados, no manifestaría todos sus atributos en cuanto ejercidos, p.e. la justicia punitiva o la, clemencia en los pecados; pero por la fe y por la razón podrían los hombres tener un conocimiento más perfecto que el nuestro de su justicia punitiva, así como de su clemencia y su paciencia, de la misma manera que nosotros conocemos la omnipotencia de Dios y que Dios podría crear otros mundos si quisiera, aunque no hayamos visto dicha creación ni todas las obras que Dios podría llevar a cabo.

 

Tampoco es mejor un mundo en que deben ejercerse dichos atributos de justicia punitiva, de clemencia y de paciencia, que otro en el que dichas cosas no deban ejercerse: pues si se ejercen tales atributos, ello es porque no todas las cosas proceden según la voluntad divina, y según los planes de la providencia primaria, sino según los planes de la providencia secundaria y su puestos los pecados que Dios no quiere que se den. Como tampoco es mejor la familia en que el padre debe castigar a unos, tolerar pacientemente a otros y mostrar a los últimos su clemencia, pues todos son rebeldes y desobedientes, que otra familia en que el padre puede mostrar a todos su rostro siempre alegre, porque todos cumplen en casa sus propias funciones.

 

669.- f) De hecho sabemos que, si el pecado no hubiese existido, Cristo no habría venido, y por ello canta la Iglesia: "O feliz culpa!"; pero podría haber venido, y en este caso el mundo sin pecados no habría sido inferior al mundo con pecados, ya que no carecería de Cristo.

 

g) Cierto es que en el mundo sin pecados, Cristo no habría tenido que sufrir la muerte por parte de hombres criminales, ya que no habría habido criminales. Entonces no se tendrían los ejemplos de las virtudes de Cristo en alguna materia, pero no en su formalidad, ya que toda la ejemplaridad de Cristo consiste en su amor a Dios y al prójimo, sin ganancia alguna y habría hecho muestra de ello aunque no hubiese tenido que padecer. Es erróneo afirmar que las virtudes deben estimarse por la materia (p.e., en razón de la molestia tolerada) en que se ejercitan y no más bien por el motivo formal por el que se ejercitan.

 

670.- h) Es falso que Dios no pueda permitir los pecados sino llevando a cabo unos bienes que compensen por el pecado: pues el mal del pecado sólo puede compensarse proporcionalmente por la venida de Cristo luego, si la afirmación propuesta fuese verdadera, Dios no podría permitir pecados, más que bajo la condición de que se encarnase el Hijo de Dios. Pero esto es absurdo; pues según la Teología, incluso después del pecado, Dios era libre de encarnarse o no.

 

Es también falso que Dios no pueda permitir el pecado si no es bajo la obligación de llevar a cabo unos bienes mayores que los que habría en el mundo sin pecados. Primero, porque no se prueba con ningún argumento. En segundo lugar, porque esta afirmación difícilmente puede estar de acuerdo con los hechos, ¿quién podría decir que se han seguido mayores bienes como consecuencia de la separación del Oriente y de Roma, que los que habrían podido seguirse de la obediencia sumisa y del cultivo intenso de las virtudes que pudo haber sin dicha apostasía? Igualmente, ¿quién dirá que se han seguido mayores bienes de la persecución soviética, que los que habría habido sin dicha persecución?

 

671.- 5. Es preciso decir que el presente mundo es muy bueno, e incluso en algunos aspectos insuperable; no obstante, habría podido ser mejor. Lo que se explica de la siguiente manera:

 

A. El presente mundo es bueno, en cuanto que procede de las manos de Dios. Pues todos los seres participan de la bondad de Dios, ya que son efectos de Dios, que tiende a comunicar su bondad a las criaturas; y además, todos los seres tienden a su propia perfección; es así que, un mundo que consta de efectos buenos y que tienden a una mayor perfección, no puede menos de ser  bueno; luego, el mundo es bueno.

 

672.- B. No sólo es bueno, sino muy bueno. En efecto, el mundo será muy bueno, si posee en sí cosas excelentes y variadas, y si están ordenadas de modo admirable, tanto según un orden particular como según el orden universal; es así que, las cosas se comportan de esta manera, luego, el mundo es muy bueno.

 

La mayor consta, y la menor se declara de este modo: a) hay en el mundo cosas excelentes, como son los astros, las piedras preciosas, la tierra, el agua, el aire, las plantas, los animales, el hombre.

 

b) Tales cosas son sumamente variadas: pues los géneros de los cosas son muchísimos, según se pone de manifiesto en las clasificaciones que se hacen de las plantas terrestres y marítimas, de los peces, de los animales terrestres y en los minerales y cuerpos elementales, y en cada uno de dichos géneros hay innumerables especies.

 

c) Dichas cosas están ordenadas de un modo admirable y particular. Si consideramos los minerales, las plantas, los animales, y las fuerzas que llamamos: luz, electricidad; afinidad, cohesión, etc., hallamos que todo ello obedece a unas leyes fijas y que se rige por unos cálculos matemáticos, de suerte que los mismos sabios que han llegado a descubrir tal orden, parece que no han hecho mas que descubrir los cálculos y cómputos de un arquitecto sapientísimo y poderosísimo en la ordenación que ha hecho de las cosas.

 

d) Las cosas todas del universo se hallan dispuestas con un orden admirable y universal. Constantemente lo atestiguan las ciencias que investigan el mundo bajo una razón más universal. Así la Astronomía enseña la disposición admirable de los astros, las órbitas precisas que deben seguir, los tiempos rigurosamente establecidos y sometidos a normas matemáticas, como si estuviesen obedeciendo a un arquitecto sumamente experto y poderoso.

 

673.- C. En algunas cosas es del todo insuperable, de suerte que ni siquiera Dios puede llevar a cabo cosas más nobles en cuanto a la substancia. En efecto, en el mundo tenemos a Cristo, la Maternidad divina, la gracia santificante y la promesa de la visión beatífica: Estas participaciones de la divina bondad son tan desproporcionadamente grandes, que no pueden ser más nobles en cuanto a la subbstancia.

 

Sin embargo, es preciso reconocer que tan grandes realidades pudieron haber sido mayores en cuanto al modo, en cuanto a la extensión y en cuanto a la intensidad; pues la humanidad de Cristo pudo tener una mayor gracia creada y una mayor visión beatífica; y los beneficios de la redención pudieron extenderse, de hecho, más ampliamente, y pudieron ser mucho más intensos y  eficaces. Otro tanto cabe decir respecto de la Maternidad divina de la Santísima Virgen, de la gracia santificante y de la visión beatífica de los hombres. Y la razón de que estas cosas hubieran podido ser mayores, la tenemos en que constituyen siempre algo creado, si bien son algo "simpliciter" infinito, en atención al tórrmino al que se refieren.

 

674.- D. La bondad del mundo crece si consideramos que los citados beneficios sobrenaturales fácilmente pueden obtenerse por parte de todos los hombres. Nadie, en verdad, se priva de dichos beneficios si no es por culpa propia, o si no es por alguna negligencia de los que tienen el cuidado de los menores. Pero si es cuestión del bien esencial de una cierta felicidad natural, no hay nadie que se vea privado si no es por culpa propia.

 

En cuanto a los males que se dan en el mundo y que verdaderamente pueden considerarse males, no son más que los pecados y las condenaciones eternas; pero esto es algo que procede de los hombres, y no de Dios que creó el mundo.

 

675.- E. Si se pregunta qué es lo que más abunda, si los bienes o los males, es preciso decir que abundan más los bienes que los males en cualquier orden de cosas; en el orden físico, son más los que tienen vestido que los que carecen de él; son más los que tienen para alimentarse que los que carecen de alimento; se realizan en el mundo más actos buenos que malos. Acerca de la condenación eterna tenemos oscuridad y gran admiración, pero no acontece ello sin culpa de los hombres y sin gran bien del universo, porque Dios, autor del mundo, será glorificado por la reparación del orden y la debida sanción.