Sobre el alma

Carlos Valverde

 


Claro que existe el alma! Pero es un ser inmaterial, y fundida con el cuerpo forma la maravilla que es la persona. Basta reflexionar sin prejuicios para entenderlo. Según la física actual, la materia se define por sus cuatro fuerzas: la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil. Ninguna de las cuatro explica la formación de nuestros conceptos y nuestros principios abstractos, inmateriales. Por ejemplo, ¿qué hay de material en el concepto de justicia: Dar a cada uno lo suyo? ¿Qué hay de material en la definición de ley como un precepto común, justo y estable, suficientemente promulgado? ¿Qué hay de material en el concepto de sociedad civil? Los ejemplos son innumerables, porque continuamente, en la ciencia y en el lenguaje ordinario, estamos utilizando conceptos abstractos, universales, no materiales (lo material siempre es singular). Si esos conceptos fuesen cerebrales serían materiales, y por lo mismo extensos, mensurables y ponderables. ¿Se puede medir o pesar el concepto de justicia, o el de ley, o el de sociedad, o el principio de contradicción?

Ahora bien, si las personas somos capaces de hacer actos inmateriales, es que tenemos en nosotros un componente inmaterial, o mejor, que nosotros como personas estamos formados por un componente inmaterial que llamamos alma o espíritu. El efecto siempre es proporcionado a la causa, y la causa da lo que tiene. Si el efecto es inmaterial es que hay una causa inmaterial. Todavía: la materia está siempre sometida a leyes necesarias, físicas, químicas, biológicas. Lo material no puede deliberar reflejamente y decidir por una opción, pudiendo elegir otra, actúa por necesidad. Pero nosotros, personas, en muchas situaciones somos libres. Podemos elegir refleja y libremente entre ir esta tarde al teatro, o dar un paseo, o visitar a unos amigos. ¿Aqué, si no, tantas exigencias de libertad? La libertad ciertamente no reside en lo material. Aún más: el genoma humano, según los científico, orgánicamente es igual al de algunos antropoides hasta en un 98%. ¡Qué salto increíble en lo cultural! Las bibliotecas, los laboratorios, la medicina, la arquitectura, la pintura, la poesía, la ciencia, el derecho, en suma: el progreso. ¿Se puede pensar que todo eso es efecto de emisión de positro n e s? Hace falta demasiada fe para creerlo. Lo único razonable es aceptar la existencia de un principio que ,por ser inmaterial, no sólo conoce, sino conoce que conoce, por eso rectifica, por eso progresa.

Pero los animales, que son sólo materia, no progresan por sí mismos. Otra cosa es que, puesto que alma y cuerpo están fundidos en una sola naturaleza, una deficiencia en la materia, y más concretamente en el cerebro o en los genes, pueda obstaculizar o alterar las funciones de la persona, como de hecho sucede. Nos crea una no pequeña confusión querer imaginar el alma. Pero el alma no tiene imagen porque no es extensa. Entendemos perfectamente su existencia, no podemos imaginar su forma porque no la tiene. ¿ Y bien, dónde está el alma? El alma no está, es, fundida con el cuerpo, la persona. Cuando vemos una persona, no vemos un cuerpo, vemos una persona, toda cuerpo, toda alma, una sola naturaleza. El alma se expresa a través del cuerpo. El rostro humano habla mucho del alma, en la mirada, en la sonrisa, en el gesto, en la palabra. Los seres sólo materiales no sonríen, no hablan, no hacen gestos de admiración, de odio, tienen signos pero no crean símbolos. San Bernardo pedía a los universitarios de París que tuviesen compasión de sus almas. Hoy hay que rogar a los científicos que se mantengan dentro de los límites de lo empírico y que no pretendan suprimir el alma del hombre. Su método experimental no es apto para investigar las realidades no-materiales del pensamiento y la libertad. Si no somos alma, somos sólo cuerpo. Como los animales. Entonces se podrá tratar a las personas como animales. El materialismo nazi y marxista fueron consecuentes, trataron a las personas como animales. El materialismo capitalista, ¿no nos trata, frecuentemente, como máquinas de consumir y de producir? La dignidad de la persona sólo se fundamenta definitivamente si se admite el alma o espíritu. Quedan muchas cuestiones pendientes. Se vienen estudiando por mentes poderosas desde hace muchos siglos. Este hecho debe hacernos cautos, al menos para no lanzar afirmaciones imprudentes, que pueden provenir de la ignorancia.


Carlos Valverde
Avvenire-Alfa y Omega, Etapa II - Número 293, 7.II.2002

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