Gentileza de http://jesus.upsa.es/ para la
BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL

 

EL JESÚS HISTÓRICO                                                                                   Tema 6

Las enseñanzas de Jesús > Documento 1

 

 

 

 

B. J. Malina, The Social Gospel of Jesus. The Kingdom of God in Mediterranean Perspective (Minneapolis, Mn.: Fortress Press 2001) XIV + 178 pp.

 

El principal objetivo de este libro es situar el anuncio central de la predicación de Jesús (la llegada del reinado de Dios) en el marco de la cultura mediterránea del siglo primero, desvelando las connotaciones que dicho anuncio tuvo para el mismo Jesús y para sus contemporáneos. No se trata, pues, de un estudio acerca de los dichos de Jesús sobre el reinado de Dios recogidos en los evangelios, sino de una investigación sobre el contexto social que presuponen.

 

La tesis del libro es que el anuncio del reinado de Dios, lo mismo que la actuación de Jesús, deben ambientarse en el marco de la religión política, como una respuesta a la situación social generada por la actuación de la aristocracia local. A diferencia de lo que ocurrió en otros lugares del Imperio, en Palestina la aristocracia local desatendió la obligación de proporcionar su patronazgo al resto de la población y se dedicó a acumular tierras y posesiones. En una sociedad basada en las relaciones patrón-cliente esta situación resultaba insostenible, y reclamaba un nuevo sistema político en el que Dios actuara como patrón. El anuncio de Jesús, que presenta a Dios como Padre-patrón de su pueblo, es la respuesta a esta situación concreta, y trata de suscitar en el pueblo la esperanza ante la llegada inminente de dicho reinado de Dios (pp. 33-35 y 141-142).

 

El libro consta de una breve introducción y seis capítulos. En la introducción (pp. 1-13) se establecen los principios metodológicos desde los que se estudia el tema. Jesús proclamó la llegada inminente del reinado de Dios, pero no explicó el significado preciso de este término. Esto indica que todo el mundo sabía entonces a qué se refería. La tarea del intérprete actual que vive en una sociedad escasamente contextualizada consiste en averiguar las connotaciones que tenía este anuncio en una sociedad altamente contextualizada. Para ello es necesario utilizar modelos sociales elaborados a partir de estudios sobre sociedades similares, y en esta tarea resulta de gran ayuda la Antropología Mediterránea. Estos modelos muestran que en el mundo de Jesús no existía un sistema religioso independiente, sino que había una religión vinculada a la casa (doméstica) y otra vinculada a la ciudad (política). El anuncio de Jesús se sitúa claramente en el marco de esta segunda.

 

El primer capítulo (pp. 15-35) se plantea una pregunta básica: ¿Por qué anunció Jesús el reinado de Dios? Para responderla es necesario conocer el sistema social propio del mundo mediterráneo. Era aquella una sociedad ruralizada, en la que la actuación de los terratenientes era determinante. El parentesco era la institución focal, junto con la ciudad, que tenía una relación tensa con respecto a las zonas rurales. En estas sociedades la institución del patronazgo es clave, pues a través de ella se regulan las relaciones entre los terratenientes y los campesinos en un intercambio de favores que alivia las tensiones propias del sistema. La economía política promovida por el Imperio tuvo consecuencias desastrosas en Palestina, sobre todo porque se destruyeron las tradicionales relaciones patrón-cliente, y ello dio lugar a situaciones muy difíciles para la mayoría de la población.

 

El capítulo segundo (pp. 37-69) se detiene en una de las consecuencias de esta situación: la violencia institucional. Este tipo de violencia aparece constantemente en el NT y en los autores contemporáneos. Para entenderla el autor utiliza el modelo social del vigilantismo. La violencia institucional o vigilantismo trata de preservar el statu quo por medios no aceptados socialmente, y puede estar orientada en tres direcciones: control de la delincuencia, control social y control del régimen. Este control corre a cargo de los promotores sociales, que se erigen en defensores del sistema y controlan a los desviados a través de etiquetas negativas. A los ojos de las clases dominantes de Palestina, Jesús y sus seguidores vivieron y actuaron como desviados porque proponían un sistema alternativo. Fue así como los vieron los fariseos y los herodianos, que ejercieron sobre ellos diversas formas de violencia institucional para preservar el statu quo.

 

El tercer capítulo (pp. 71-95) explora algunas dimensiones ocultas del reinado de Dios, en cuanto mensaje religioso. La religión es básicamente una experiencia de la ìreligaciónî, y tiene que ver con las diversas formas de ìreligación socialî, es decir con la percepción de cómo mi vida está controlada por otros y cómo me relaciono con ellos. Para entender cómo Dios se relaciona con su pueblo y cuál es la dinámica del reinado de Dios es necesario conocer cómo se vivía en el mundo de Jesús esta experiencia de religación social. El autor se sirve aquí de una tipología histórica que distingue cuatro formas básicas de relación implicadas en la vivencia de la religión: 1) face-to-face: relación directa basada en el parentesco: 2) face-to-grace: relación basada en el patronazgo; 3) face-to-mace: relación basada en el vasallaje; 4) face-to-space: relación impersonal basada en la pertenencia a una misma nación. Las dos primeras son características del mundo de Jesús, la tercera de la época medieval, y la cuarta de las sociedades occidentales contemporáneas. El anuncio de reinado de Dios revela una situación en la que la religión política es dominante, una situación que se tiene como experiencia básica la relación de patronazgo.

 

El capítulo cuarto (pp. 97-111) trata de situar el anuncio del reino en el marco de la economía política. La economía, lo mismo que la religión, no constituía un sistema independiente en el mundo de Jesús, sino que existía una economía doméstica y una economía política; la primera tenía que ver con la casa y la segunda con las relaciones de patronazgo. En estos dos ámbitos había una serie de percepciones compartidas acerca de la economía, que son muy diferentes a las que tenemos hoy. Se pensaba, por ejemplo, que todos los bienes eran limitados y que los ricos eran intrínsecamente perversos, porque la única manera posible de enriquecerse era apropiándose de lo que otros tenían, con el consecuente empobrecimiento de éstos. Rico y pobre tenían entonces connotaciones muy diferentes a las que tienen hoy. No eran conceptos puramente económicos, sino que tenían que ver con el honor y la capacidad de mantener el propio estatus. La proclamación del reinado de Dios en los términos del jubileo bíblico implicaba, por tanto una redistribución de todos los bienes, no sólo de los materiales, sino también del más preciado en aquella sociedad: el honor.

 

El capítulo quinto (pp. 113-139) está dedicado a los seguidores de Jesús, y se centra en la principal exigencia de este seguimiento: la renuncia a sí mismo. Esta renuncia a sí mismo debe entenderse desde la concepción propia del ìyoî en la cultura mediterránea. El autor adopta aquí, como en otros muchos lugares, una perspectiva comparativa, que es propia de la Antropología Cultural, y propone dos modelos extremos: el de las sociedades individualistas (p.e. los Estados Unidos de América) y el de las sociedades colectivistas (p.e las sociedades mediterráneas tradicionales), de las que hace una descripción muy detallada . En las sociedades colectivistas el ìyoî es percibido diádicamente, es decir, no se entiende al margen de los grupos a los que pertenece. En la sociedad mediterránea del siglo primero el principal grupo de referencia era la familia, y por eso la renuncia a sí mismo está tan vinculada en los evangelios a la renuncia a la familia. Esta renuncia tenía como objeto formar una facción, es decir un tipo de coalición íntimamente vinculado a su líder, que se crea para un objetivo concreto durante un tiempo concreto. Jesús reclamó una adhesión tal a sí mismo y a su proyecto, que se hacía necesaria la ruptura con el principal grupo de referencia, para entrar a formar parte de un nuevo grupo en el que todas las virtudes de las sociedades colectivistas se pusieran al servicio del proyecto del líder.

 

El último capítulo (pp. 141-161) es, en cierto modo, continuación del anterior. Trata de las consecuencias del evangelio social de Jesús, y se centra en la más importante de todas: la formación de un grupo en torno a él. En la Palestina del siglo primero se daban las condiciones para la formación de dicho grupo: necesidad de cambio, visión de una nueva situación, esperanza de éxito y un contextos social adecuado. Estas condiciones de posibilidad fueron determinando las diversas etapas de la formación del grupo, que podemos conocer mejor gracias a los estudios de la psicología social sobre la evolución de los pequeños grupos. Estos grupos suelen atravesar cinco fases: formación, agitación, reglamentación, actuación y actualización. En este proceso se puede pasar de un estadio posterior a uno anterior cuando se dan las condiciones adecuadas. Fue así como surgieron diversos tipos de grupos después de la muerte y resurrección de Jesús. El autor distingue tres tipos: los grupos del Mesías Jesús, los grupos del Jesús mesiánico y los grupos del Jesús resucitado. El primer tipo es muy parecido al grupo de Jesús, y se sitúa como él en el marco de la religión política. Sin embargo, los otros dos tipos transfirieron el mensaje de Jesús sobre el reinado de Dios al ámbito de la religión doméstica, y dieron gran importancia a la casa como estructura básica del grupo. Este fue un cambio muy importante que coincide con la época en que se redactaron los evangelios, y debe tenerse muy en cuenta cuando se busca en ellos al Jesús histórico.

 

En una próxima edición sería conveniente subsanar algunas de las deficiencias que afectan a detalles secundarios. En p. 76 se hace referencia al gráfico 4, pero se refiere al 5. El gráfico 6, que se encuentra en p. 89 estaría mejor en la 92. Finalmente, habría que hacer un repaso de todo el libro para incluir en la bibliografía final todas las obras a las que se hace referencia, pues son bastantes las que no se encuentran en dicha bibliografía: Fiorenza 1983, en p. 7; Malina 2000 en p. 19; Horsley 1987 en pa. 37; Little and Sheffield 1983 en p. 54; Mazrui 1976 en p. 55; Malina and Neyrey 1988 en p. 57; Zito 1983 en pp. 63-63, etc.

El mérito más notable de este libro reside, a mi juicio, en proporcionar a los estudiosos del NT una serie de escenarios de lectura, que pueden ayudar a desenmascarar los presupuestos encubiertos (conscientes o inconscientes) con que nos acercamos a las palabras y acciones de Jesús relacionadas con su anuncio de la llegada inminente del reinado de Dios. Con el paso del tiempo el reinado de Dios se ha convertido en una categoría teológica y se ha desligado de la situación concreta en que Jesús anunció su llegada. La discusión que ha tenido lugar recientemente en el marco de la llamada tercera búsqueda del Jesús histórico, es en cierto modo representativa de estos presupuestos.

 

Los modelos descritos son útiles también para el estudio de otros aspectos de la predicación de Jesús o del cristianismo naciente. La estructuración de la sociedad en torno a las dos instituciones básicas, la casa y la ciudad, determinan, entre otras cosas, una comprensión de la religión muy diferente a la nuestra. Resulta muy sugerente la migración que se dio en el movimiento de Jesús desde la religión política a la doméstica. Estos y otros muchos aspectos interrogan al lector y le invitan a reflexionar. Al igual que otros libros de B. Malina, no es éste un libro cerrado, sino un libro abierto, en el que continuamente se invita al lector a adentrarse por caminos nuevos. Es un libro para la discusión, y seguramente muchas de sus aportaciones serán matizadas en estudios posteriores, sobre todo cuando los modelos descritos se apliquen a los textos de una forma más rigurosa y amplia de lo que la extensión de este libro ha permitido al autor.

 

En todo caso, el libro de Malina es una invitación a redescubrir la dimensión social del evangelio de Jesús. La privatización de la fe que está teniendo lugar en las sociedades del Occidente industrializado, su reclusión al terreno de lo privado, o incluso al de lo puramente espiritual, tendrán que ser revisadas a la luz de este estudio, en el que claramente se pone de manifiesto la incidencia pública y el alcance político del mensaje de Jesús de Nazaret.

 

Santiago Guijarro Oporto

 

Recensión publicada en: Salmanticensis 48 (2001) 167-170.

 

     Volver al tema 6