JESÚS "EL MAESTRO"
Excursus histórico-carismático
Actas del Seminario internacional sobre
"Jesús, el Maestro"
(Ariccia, 14-24 de octubre de 1996)
por Eliseo Sgarbossa ssp
OBSERVACIONES CONCLUSIVAS
Al término de nuestro "excursus" podemos sintetizar algunos resultados de la exploración con las siguientes observaciones:
1. Resulta evidente en el camino alberoniano un proceso de crecimiento, tanto en el aspecto de la doctrina como en el de la vida:
a) Un proceso de explicitación doctrinal: desde las primeras afirmaciones sacadas de los evangelios hasta la clara exposición del significado y de los contenidos del título de Maestro y la teorización del magisterio de Jesucristo como única y autorizada "cátedra" de verdad, hasta convertirse en cuadro mental, síntesis y método para una visión global de la historia del cosmos.
b) Un proceso de asimilación vital, como "devoción" y espiritualidad: adhesión al Maestro en el plano de la fe, de la vida y del apostolado, hasta la identificación con Cristo o "cristificación": hacerse "alter Christus, alter Magister". Un crecimiento en profundidad humana y en experiencia teologal.(188)
2. Tal crecimiento se verificó paralelamente en dos campos, el magisterial y el joaneo, aunque con ritmos, tiempos y motivaciones diversas:
a) El trinomio "Camino, Verdad y Vida" se remonta a la Tametsi futura, de León XIII (1900), y respondía a la necesidad de "no fragmentar a Cristo" (búsqueda de integralidad). Desde el punto de vista cronológico la adquisición del Cristo integral precede, pues, al descubrimiento del título de "Maestro", que permaneció latente durante dos décadas, aun actuando inconscientemente en el ánimo del P. Alberione como cuadro implícito de integralidad.
b) Desde el punto de vista experiencial, el desarrollo de la temática ligada al título de "Maestro", que se remonta a la crisis de desconcierto intelectual en el enfrentamiento entre las dos "cátedras" de fines de siglo, precede a la plena comprensión del trinomio mismo. El título de "Jesús Maestro" se repite en la predicación y en los escritos personales desde los primeros años del siglo XX, mientras que el trinomio "Camino, Verdad y Vida" empieza a aparecer a partir de 1922. Sólo en 1923-1924 las dos líneas se encuentran en la formulación única "Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida". De tal desarrollo resulta en cualquier caso evidente que el título de "Maestro" está estrechamente ligado al concepto de enseñanza auténtica, de predicación, difusión del Evangelio y de la Buena Prensa; de modo que las celebraciones de "Jesús Maestro" son al mismo tiempo "Jornadas del Evangelio y de la Buena Prensa".
c) La "devoción", como adhesión vital a Jesucristo Maestro, precede cronológicamente a la comprensión refleja y el desarrollo doctrinal (reflexión teológica), según el adagio escolástico: "Primero se vive y se experimenta, y después se teoriza y hace teología".
3. En los años de la juventud alberoniana y de la Familia paulina están presentes todas las semillas de la doctrina y de la espiritualidad que encontraremos plenamente desarrolladas en los años sucesivos, tanto en el plano de los principios como en el de las obras apostólicas. Se puede documentar un desarrollo lineal, no caótico ni inorgánico, de los temas principales cristológico-apostólicos vinculados a la figura de Jesús Maestro, así como a María, Reina de los Apóstoles y a san Pablo. Factores eficaces de desarrollo fueron:
a) La práctica de la visita eucarística cotidiana según el método tripartito Verdad-Camino-Vida: con la primera parte dedicada a la lectura inspirada y a la reflexión sobre las enseñanzas de Cristo Maestro;
b) el "mes del Divino Maestro", con cotidianas meditaciones orientadas a ilustrar y profundizar los varios aspectos de la devoción.
Tales prácticas produjeron un crecimiento doctrinal, análogo al crecimiento de la teología patrística, determinada por la praxis de las homilías litúrgicas y de la catequesis: como la necesidad de predicar sobre los misterios del año litúrgico produjo las primeras síntesis de los Padres, lo mismo sucedió en la Familia Paulina con la "devoción" a Jesús, Maestro Divino.
4. La devoción a Jesús Maestro estuvo, a su vez, precedida cronológicamente por las devociones a san Pablo y a María Inmaculada-Reina de los Apóstoles. Aunque primaria en importancia, fue integrada y enriquecida por ellas en sus expresiones concretas y apostólicas.
Una interesante prueba en tal sentido es el desarrollo temático de las "oraciones" a Jesús Maestro, cronológicamente precedidas y preparadas por las oraciones a san Pablo y a María, Reina de los Apóstoles, como se puede documentar por las sucesivas ediciones del manual o "devocionario" paulino.
Tales oraciones, en su brevedad y densidad doctrinal, expresan los temas esenciales de la visión alberoniana del Maestro. Por eso hemos querido adjuntar al presente "excursus" una recopilación de las fórmulas más significativas y a menudo menos consideradas.
5. En todo el discurso sobre el Divino Maestro, llevado adelante por el P. Alberione a lo largo de su vida, se percibe una continuidad de inspiración, que responde perfectamente a la conciencia del Fundador mismo: "Dios [puso] su mano sobre mí desde 1900 a 1960" (UPS I, 374). Esta afirmación, extraída de Ezequiel (1,4), remite a la misma experiencia de Isaías: "El espíritu del Señor está sobre mí...", que se apropió el mismo Jesús en la sinagoga de Nazaret (cfr Is 61,1-2; Lc 4,16).
El P. Alberione se sintió dirigido por el Espíritu como Jesús y los Profetas durante toda su vida: esto resulta particularmente evidente en sus alusiones al patrimonio carismático recibido de Dios y transmitido a la Familia Paulina, sobre todo acerca de la devoción al Divino Maestro (cfr CISP 539).
6. Confrontando nuestra situación actual con la de los comienzos del siglo XX, constatamos que se repropone la exigencia cultural y apostólica de "oponer cátedra a cátedra": no en el sentido polémico y apologético de la contraposición frontal, sino en el de una clara propuesta evangélica.
a) La "escuela del Divino Maestro" interpretada por san Pablo, que sugería al P. Alberione "hablar de todo, pero de todo cristianamente", nos sugiere también a nosotros que demos respuestas cristianas inspiradas en la actual necesidad de unidad interior. Las reseñas editoriales de la cultura contemporánea (por ej. la revista Letture) documentan el desconcierto doctrinal, tanto en los principios como en los comportamientos morales en que se debaten nuestros contemporáneos: desconcierto que ha aumentado desmesuradamente respecto a los primeros años del siglo actual, y de donde emerge angustiosa la nostalgia de un Maestro "divino" entre tanta plétora de maestros no fiables.
b) Esto sugiere la urgencia de proponer con claridad un criterio de verdad que permita hacer un juicio objetivo de valor frente al pluralismo de voces e ideas, que consienta asimismo la superación del "indeterminismo", del agnosticismo, de la indiferencia doctrinal y ética que reina en la actual cultura de masas. El respeto a todas las ideas no significa compartirlas todas.
c) La propuesta de Jesús Maestro, hoy más que nunca, puede significar la reproposición de tal criterio objetivo de verdad, rastreable en la enseñanza oficial de la Iglesia, asumido como guía fraterna, no dogmática pero segura, para todos nuestros hermanos que aspiran a la Verdad y a la Luz.
7. Uno de los campos de enfrentamiento del actual debate ideológico es el de la escuela, con sus expresiones complementarias o alternativas: comunicación y espectáculo. La situación cultural y religiosa del pueblo, sobre todo de los jóvenes, pone en evidencia la importancia fundamental de la educación, tanto la institucional (estructuras escolares de todos los niveles y pertenencias) como la de masas (TV, manifestaciones artísticas y lúdicas, etc.).
A estas escuelas, a menudo contaminadas y desacralizadoras a causa de sus malos maestros, ¿qué corrección específica contraponer sino la de Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida, expresado en formas nuevas? Responder con remedios específicos a los males de la cultura actual, ofreciendo respuestas apropiadas a las preguntas que proceden de las masas, será el cometido cada vez más urgente de aquellos que están llamados a ser "maestros", representantes del Maestro por antonomasia.
A todos se impone la conclusión sacada por el P. Alberione, tras el análisis de sus propias experiencias: "La primera preocupación de la Familia Paulina será la santidad de la vida; la segunda, la santidad de la doctrina" (AD 90).
A todos nosotros nos puede servir de auspicio la confesión-testamento registrada en una libreta de apuntes personales de 1946: "Cada día me confirmo más en la devoción a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida. ¡Que cuantos la practiquen [reciban] abundancia de gracias y consolaciones, facilidad para hacerse santos y eficacia en el apostolado!".(189) - (sumario)