JESÚS "EL MAESTRO"

Excursus histórico-carismático

Actas del Seminario internacional sobre
"Jesús, el Maestro"
(Ariccia, 14-24 de octubre de 1996)

por Eliseo Sgarbossa ssp

 

4. La formación apostólica: "Ser luz del mundo"

Los estudios sagrados están al servicio del Divino Maestro: tal es el sentido de las repetidas exhortaciones del P. Alberione, sobre todo el libro Apostolato Stampa, nacido de las lecciones alberonianas y propuesto como guía teórico-práctica para la formación al apostolado.(171) Este breve, pero denso tratado, indudablemente el más original de los escritos de nuestro Fundador, define la naturaleza, el objetivo y el origen divino del Apostolado de la Prensa, entendido como "ministerio" equiparable a la predicación oral y, como ésta, dotado de eficacia sacramental para la evangelización, la formación moral y la vida espiritual del pueblo de Dios. Describe además las diversas expresiones concretas del apostolado editorial: desde la imagen hasta la hoja periódica, desde el libro hasta las bibliotecas parroquiales y circulantes; las diversas fases operativas: desde la redacción a la difusión, para terminar con indicaciones de notable interés pastoral: por ejemplo, sobre el culto a la Palabra de Dios y sobre la "Fiesta del Divino Maestro". El breve capítulo que trata de esta última iniciativa, es un compendio ejemplar de cuanto enseñó y vivió el P. Alberione en los años más fecundos de su actividad creativa: obviamente en clave propositiva y pastoral, incluso cuando contraponía drásticamente las dos "escuelas", de la Verdad y de la mentira.(172)

Concluyendo: prepararse diligentemente para ser capaces de predicar la doctrina del Divino Maestro. También el arte debía tender a este fin, y por eso a los jóvenes más dotados se les aconsejaba cultivar el gusto por la ilustración, la gráfica y la iconografía.(173) En 1934 Paolo Pazzaglini, entonces clérigo, fue encargado de contactar con el pintor José Mezzana, para encargarle la pintura de un icono de Jesús Maestro que sirviera primero para las portadas de los Evangelios y sucesivamente para los cuadros que exponer en los locales paulinos, en sustitución de los del Sagrado Corazón.

No dejan de ser significativas las instrucciones dadas por el P. Alberione: Jesús Maestro debe llevar bien visible el libro abierto, en el que destaquen las palabras "Ego sum Via Veritas et Vita", o bien "Magister Via Veritas et Vita". A diferencia de la tradición iconográfica, que presentaba al Maestro sentado, Jesús debe estar en posición erguida, de pie sobre el mundo, más aún, en la actitud de quien anda y al mismo tiempo bendice.(174) Aquella representación del Maestro Divino se volvió usual en todos los cuadros expuestos en los ambientes paulinos, sustituyendo —como hemos dicho— a la tradicional imagen del Sagrado Corazón. Fue una innovación visual de gran impacto no sólo figurativo, "canonizada" por el Fundador, hasta el punto de representar el módulo ideal en que se debían inspirar todas las imágenes sucesivas.(175)

El mismo año de 1934 se le encargó al pintor Juan Bautista Conti, de Roma, el cuadro de la Reina de los Apóstoles, para la iglesia de San Pablo en Alba.(176) El 25 de marzo de 1935 aquel cuadro fue inaugurado con una solemne ceremonia, durante la cual el P. Alberione explicó el pensamiento que debía ilustrar: María, después de haber "escrito a Jesús en sí misma", lo presenta al mundo, convirtiéndose ella misma en el icono de todo auténtico apóstol (cfr SP 1 mayo 1935; CISP 37-38).

Pero, si en todos los locales de estudio y de trabajo debía figurar la imagen del Divino Maestro, era para que todos recordaran que él es el objeto específico y el ideal del apostolado, empezando por la redacción. Una circular del 15 de diciembre de 1934 reiteraba que el Apostolado de la Prensa debe ser decididamente asumido como "predicación, explicación y aplicación de las Divinas Verdades a las gentes", tendiendo no sólo a la colaboración, sino también a la "dirección" de los periódicos. Fue en aquella ocasión cuando el Fundador escribió el célebre texto sobre el "Secreto de la Dirección".(177)

Este texto clásico, suscrito con la firma "Maestro Alberione", representa —creemos— la carta constitucional del magisterio paulino en su globalidad, mucho más allá de los límites del Apostolado de la Prensa. Un eco sucesivo de aquellas palabras se puede adivinar en una circular del 16 de febrero de 1936, en la cual el Fundador informaba a los hermanos y hermanas acerca de un triple programa formativo que la Familia Paulina debía afrontar "a fin de corresponder a los designios de Dios: la familia de los escritores, la familia de los docentes para los estudios superiores y las escritoras de las Hijas de San Pablo" (CISP 53-56).

A propósito de tal formación, el P. Alberione declaraba: "La Congregación debe especializarse en esto [= la redacción], que es una de las principales razones de nuestra existencia. Hagámonos pluma y boca de Dios por Jesucristo, nuestro único Maestro" (CISP 53).(178) Y siempre en materia de formación apostólica recordaba a los sacerdotes dos conceptos que merecían ser puestos en evidencia: ante todo los estudios sagrados, como todas las realidades sacramentales, constan de "materia" y "forma": la materia, casi el "cuerpo" del saber, está constituida por cada una de las disciplinas; la forma, o el alma de tales estudios, es la "pastoralidad". El segundo concepto era una invitación a considerar al Maestro Divino como "scientiarum Dominus": el Señor de la ciencia, el que garantiza una formación intelectual y moral completa, gracias a sus atributos de Verdad, Camino y Vida. Inspirándose en él, todo candidato y discípulo encuentra el equilibrio entre todas sus facultades, enriqueciéndose con la verdad, la gracia y la bondad (cfr SP 1 marzo 1936; CISP 56-58).

5. El testamento de Alba: el "primer domingo del mes"

A conclusión de una circular anterior sobre los estudios sagrados, fechada el 1 de junio de 1935, el P. Alberione sugería algunos "agasajos al Maestro Divino" para subrayar la actitud religiosa que debe acompañar siempre a la búsqueda de la verdad (cfr CISP 41-43). En sucesivas intervenciones, reflexionando sobre el tema de los Ejercicios espirituales, confiaba: "Pido al Señor y Maestro Jesús que en todo y siempre, pero especialmente en esos días nos sea Camino, Verdad y Vida, para la gloria de Dios y paz de los hombres" (CISP 44). Informaba además que para sus ejercicios individuales había elegido como argumento "Jesús Maestro, Camino-Verdad-Vida en el santo Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles" y, como resultado registraba el descubrimiento de ser portador de una doble misión: la suya y la de Jesús Maestro (cfr CISP 63-64).

Durante el mismo curso de Ejercicios, el P. Alberione tomó una decisión que resultó determinante para el curso sucesivo de su vida: la de trasladarse definitivamente a Roma y poner en su lugar al Maestro Giaccardo como "Vice-Superior de toda nuestra Pequeña Familia"(179)

Al irse de Alba, el Fundador quiso dejar un primer testamento a aquella ciudad-madre, asociando el nombre y la devoción del Divino Maestro a la última iglesia allí construida, en el barrio de San Cassiano, en la nueva sede de las Hijas de San Pablo.(180) A aquella iglesia quedan indisolublemente ligados algunos valores carismáticos, que merece la pena redescubrir y revalorar: el primero es la identificación del específico "don" alberoniano en Cristo Maestro, Camino, Verdad y Vida(181) el segundo valor es el "primer domingo del mes dedicado al Divino Maestro".

He aquí, al respecto, el fragmento conclusivo de una célebre carta del P. Alberione al Maestro Giaccardo, escrita desde Roma el 29 de octubre de 1936: "Proponemos dedicar el primer domingo del mes al Divino Maestro; esta práctica procede de la voluntad divina; tenemos una señal física de la misma, sensible al ojo, al oído y al tacto. — Apenas llegue esta carta, ruego a los sacerdotes, profesos y profesas tengan a bien recibir esta calurosísima invitación de parte de Jesús Maestro y en lo posible empezar inmediatamente a ejecutarla. Modo: Sustancialmente, debe honrar a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida; y unirnos a él con toda la mente, la voluntad y el corazón. Óptimo si se hace ese día el Retiro mensual; de lo contrario, instrucción evangélica, Misa solemne, hora de adoración dedicada al examen del mes y a los propósitos. Donde sea posible la solemnidad externa, hacerla coincidir [con] fiestas, exposición solemne, procesión, solemnidad de canto, música y ornamentación. El Divino Maestro vendrá donde sus hijos y discípulos con luz, consuelo y efusión de gracias. En Jesucristo, Camino, Verdad y Vida. Mº Alberione"(182) -

6. La "vía materna": "Por María Maestra a Jesús Maestro"

El 8 de septiembre de 1895, un mes antes de que el P. Santiago Alberione, con once años, entrara en el seminario, el papa León XIII había publicado la encíclica Adjutricem populi christiani, en la cual afirmaba: "Con plena verdad María debe ser considerada Madre de la Iglesia, Maestra y Reina de los Apóstoles, a los cuales impartió también aquellos divinos oráculos que ella conservaba en su corazón". Estas palabras se quedaron grabadas en la mente del pequeño seminarista y orientaron la formación de su futura mariología. En aquellos tres títulos —"Madre", "Maestra" y "Reina", que respondían perfectamente al trinomio cristológico— se podía ver casi una versión femenina del magisterio plenario de Jesús.

En 1959 el P. Alberione retomó aquellas palabras como punto de partida de su opúsculo Maria Discepola e Maestra, que proponía ofrecer a los "maestros" de formación una vía de acceso al Divino Modelo. He aquí su comienzo: "Nuestra devoción a Jesús, Divino Maestro, irá precedida y perfeccionada por la devoción a María Maestra". Después, tras citar la susodicha afirmación de León XIII, el autor proseguía: «Por tanto, María [es] Maestra. Y si se dice "Per Mariam ad Jesum", será también digna [de fe] la frase: "Per Mariam Magistram ad Jesum Magistrum"».(183)

El opúsculo merece la máxima atención, porque resume toda la doctrina y la espiritualidad mariana del P. Alberione desde el comienzo de los años veinte, cuando decidió dar una orientación definitiva a la piedad de los Paulinos, indicándoles como objetivos esenciales y figuras emblemáticas al Divino Maestro y a la Reina de los Apóstoles, además de san Pablo.(184)

En María, el Fundador veneraba a aquella que, habiéndose hecho primero "alumna" del Verbo y después Maestra en su Espíritu, acompaña a toda la Iglesia al encuentro con su Hijo y la introduce en su escuela.(185) Ella nos hace entender ante todo el concepto exacto de Maestro y de discípulo; se hace "camino a Cristo" y "camino de Cristo". Se nos propone, pues, como "ejemplo de santidad" y como "libro de todas las virtudes". Deviene "vida", merced a la eficacia de sus oraciones y a su mediación de gracia. Ella es "Maestra" por la autoridad de su magisterio: como Madre del Buen Consejo y Sede de la Sabiduría, como educadora de Jesús y Maestra de la Iglesia. Y es, en tal función, el apoyo y el modelo de todo educador, el cual debe inspirarse en ella para ser un digno representante del Divino Maestro.(186)

Tales conceptos, que encontramos expresados desde las primeras intervenciones escritas del P. Alberione y del Maestro Giaccardo, entre 1920 y 1924 (cfr PP 468-498), orientaron la formación de los primeros grupos y, en cierto sentido, inspiraron la fundación misma de los institutos femeninos. De aquí la insistencia del Fundador en la importancia de la devoción a María, conectada con la misión magisterial de la Familia Paulina.

Esta devoción, como gustaba recordar el P. Alberione, es perfectamente "paulina"; más aún, forma parte esencial del "espíritu paulino", gracias a su ministerialidad respecto a la Palabra y a su coherencia con el carisma específico de la predicación instrumental. Una feliz formulación de tal realidad la expresó el P. Alberione en la siguiente oración, que cerraba una nota sobre Dios-Editor: "Oh María, que has editado al divino Verbo encarnado, que eres la Reina de los Editores y de las ediciones, la vida de todo apostolado..., bendice este trabajo que voy a realizar contigo vos y en ti" (Vad *919).

María, "editora del Verbo", es también el tema conductor del Santuario Regina Apostolorum de Roma, como el Fundador subrayó en la fiesta de su dedicación: "Los editores tienen, en el plan humano, la misión que en el plan divino tuvo María: ella captó al Dios invisible y lo hizo visible y accesible a los hombres, presentándolo en carne humana". Ejemplar compendio de una "teología de las ediciones" y, al mismo tiempo, una espiritualidad actual para cuantos operan en el difícil campo de la comunicación social (cfr CISP 595-600).

Volviendo al áureo opúsculo sobre María educadora, consideramos iluminadoras y de palpitante actualidad algunas conclusiones sugeridas por el autor, después de haber contemplado la figura de María Discípula y Maestra. Ellas pueden resumir cumplidamente todo lo expuesto hasta ahora.

"La Familia Paulina tiene la misión de hacer conocer, imitar y vivir a Jesucristo en cuanto Maestro; cumplirá santamente esta privilegiada misión dando a conocer, amar y orar a María Maestra; [ya que] ella dedit orbi Magistrum Jesum, qui est benedictus fructus ventris sui".(187)

"El Magisterio paulino será inmensamente más eficaz si lo inspira, dirige y conforta María... Nadie querrá privarse de una ayuda tan grande. — El Discipulado paulino está completamente enraizado en María, que formará a Jesucristo en todos los aspirantes: esto significa hacerse cristianos, apóstoles y santos" (MDM 17). (sumario)