Edel Queen (fundadora)

 

Edel Quinn nació en Irlanda el 14 de Septiembre de 1907. Por equivocación se le dio el nombre de Edel. El deseo de sus padres fue que se llamara Adela, peto el sacerdote que la bautizó entendió «Edel», alusión abreviada a la preciosa flor de los Alpes que los alemanes llaman Edelweiss.

En realidad, todo había de ser fantástico en la vida de esta muchacha irlandesa, natural del condado de Cork. En el Colegio fue capitana de criket y se distinguía como excelente bailarina y más tarde como hábil jugadora de golf.

El propósito de Edel de hacerse religiosa clarisa tropezó con el serio obstáculo de una enfermedad por la cual el médico ordenó dieciocho meses de descanso, que los cumplió en un sanatorio. Cumplido el término de su curación, reanudó su vida normal y, poco después, en una peregrinación a Lourdes, organizada por la naciente Legión de Maria, conoció las excelencia de esta organización. A su regreso a Irlanda entró como miembro activo de la Legión, más tarde la nombraron Presidenta de un Praesidium o centro de ese movimiento misionero. El alma generosa de Edel quería darse de lleno a María en el servicio del cuerpo místico de la Iglesia. Sus deseos fueron realizados cuando el Concilium Legionis Marise (Consejo Supremo de la Legión) la nombró enviada de la Legión al África Central.

En Mombasa desembarcó el 13 de Noviembre de 1936, y a  despecho de su enfermedad y de diversos obstáculos, logró establecer la primera Curia o Consejo de la Legión en Nairobi en el mes de Abril de 1937. De Vicariato en Vicariato llevó su mensaje legionario hasta llegar a las islas Zanzíbar y Mauricio en el Océano Indico.

El Vicario Apostólico de Zanzibar escribía: «Edel es una muchacha extraordinaria, valiente, decidida, llena de celo y muy optimista. Ha recorrido grandes extensiones del territorio del África, teniendo por único compañero a un conductor africano. De entre los misioneros que conozco es ella quien posee más experiencia que ninguno, constituyendo la gloria de su país».

Después de ocho años de apostolado admirable, que en realidad parece una novela, Edel Quinn cayó herida de muerte, como el soldado heroico en el frente de batalla. Exhaló su último suspiro el 12 de Mayo de 1944 a los 37 años de edad. A pesar de la extremada debilidad de su cuerpo, y desahuciada por los médicos, por la tuberculosis, hizo ver hasta qué grado de heroísmo debe llegar todo legionario y en breve se convirtió en una figura legendaria.

El Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad envió un cable del Vaticano a Dublín, centro de la Legión, comunicando la noticia de su fallecimiento. Mons. Leen, Arzobispo de la Isla Mauricio escribe de ella: «Estoy convencido que no tardará en introducirse su causa de beatificación y canonización. La vida espiritual de Edel Quinn llegó sin duda a alturas heroicas. El triunfo alcanzado por sus esfuerzos fue sencillamente maravilloso y aún me atrevería casi a calificarlo de milagroso, frente a las dificultades con que se encontró y cuya superación exigió de ella un valor verdaderamente heroico.»

ORACIÓN 

Jesús, modelo y autor de toda santidad, Tú que infundiste en el alma de tu sierva, Edel Mary Quinn, el espíritu de mortificación y amor de tu Cruz, y olvido de sí misma y el total abandono en tus adorables manos, e inflamaste su corazón en el celo ardiente por la salvación de las almas; dígnate, si es de Tu adorable beneplácito, hacer brillar a los ojos de los cristianos estas virtudes practicadas en grado heroico por tu sierva, para que señalen el verdadero y único camino de salvación a cuantos te reconocen por Maestro, y alienten y estimulen en el apostolado a cuantos como ella militen a la sombra de la enseña gloriosa de la Inmaculada en la Legión de María. Así sea.