EL HECHO Y SU CONTEXTO

Kiko Argüello entendió, en 1972, que había que dar también a los bautizados la opción de iniciar el itinerario de la fe

 Antoni Maria Capdet 24/10/2002

 

Kiko Argüello fundó en el año 1972 el Camino Neocatecumenal, un itinerario de vida cristiana que sus promotores conciben como ''una modalidad de realización diocesana de la iniciación cristiana y la educación permanente en la fe''. Estas comunidades empezaron a aparecer, de hecho, paralelamente al Concilio Vaticano II y como una obra del Espíritu Santo a través de Carmen Hernández y el mismo Kiko Argüello. Después de una experiencia radical en su vida, la opción que tuvieron delante estas dos personas se concretó en un catecumenado, lo cual significa que Dios no ha sido indiferente al sufrimiento del hombre en los tiempos actuales, sino que ha inspirado lo que ya existía en la Iglesia primitiva después de la explosión del Pentecostés. Aquellos apóstoles que recibieron el Espíritu Santo descubrieron que fundamentalmente Dios les perdonaba los pecados, un hecho que les dio una alegría, una gratuidad y un agradecimiento tan grandes que la gente vio que podía amar a los demás.

Y es que el hombre, como dice San Pablo en la carta a los Hebreos, está condenado a la muerte, y por ello Jesucristo participó de la carne y la sangre, como nosotros, para destruir, mediante la muerte, a aquél que nos lleva a esa destrucción, que es el demonio, y también liberar a quienes, por miedo a la muerte, estaban de partida sometidos a esclavitud. Cuando Jesucristo muere, resucita para llevar a la vida a aquel hombre que tiene miedo a la muerte porque ha vivido una experiencia de pecado. Por tanto, el gran secreto del Camino Neocatecumenal es que, sin querer, se restablece a finales del siglo XX, y con el horizonte de todo el XXI, un itinerario o catecumenado parecido al de la Iglesia primitiva: el hombre sigue este itinerario de formación válido para los tiempos actuales, como dice el Santo Padre en su declaración de reconocimiento a esta gran entidad.

Formación, sí; compromiso voluntarista, no

El Camino Neocatecumenal trabaja básicamente desde la catequesis. Actualmente, por ejemplo en Barcelona, varias parroquias están acogiendo la formación que ofrecen los miembros de estas comunidades. Y toda esta oferta de enseñanza desde la fe incluye una idea que también define muy bien al colectivo: la del ''no compromiso'' en el sentido voluntarista del término. Aunque parezca contradictorio, las comunidades neocatecumenales se inspiran en el ''hágase en mí'' o ''fiat'' (en latín) de la Virgen María para justificar que la vida de las personas pasa básicamente por un gran itinerario de formación y preparación.

Las personas que se deciden a participar en las catequesis del Camino Neocatecumenal se sienten atraídas por el testimonio. Dentro del movimiento, además, existe toda una pastoral familiar que se convierte, a partir de un momento determinado, en el núcleo central del itinerario: la transmisión de la fe de padres a hijos. En estos momentos, según los miembros de las comunidades, un 90 por ciento de los hijos están siguiendo el Camino Neocatecumenal. Todo este proceso se manifiesta de forma concreta en una sencilla ''liturgia doméstica'' que se inspira en el Libro de Laudes, con los salmos como referente, y en un texto del Evangelio. El objetivo de recurrir a estas palabras de la Biblia no es que el hijo se forme históricamente, sino que, desde el testimonio de los padres, vea que aquella reflexión, idea o propuesta puede cumplirse en su vida personal y también en la de la familia. En definitiva, se trata de hacer aterrizar toda la Historia de la Salvación en el entorno y la realidad de cada uno.

Frente a algunas acusaciones que caen sobre los movimientos, porque se considera que pueden crear estructuras paralelas a las naturales de la propia Iglesia, los neocatecumenales aseguran que no hacen catequesis en ninguna parroquia si el obispo de la diócesis correspondiente no lo permite. Por ejemplo, en Cataluña, en la diócesis de Gerona no hay catequesis encomendada al Camino Neocatecumenal porque el obispo actual, de momento, considera que no hace falta. Éste es un ejemplo de la estrecha relación que tiene que tener el amor a la Iglesia con la obediencia.

Reconocimiento de la Iglesia y más comprensión

El Estatuto del Camino Neocatecumenal, un documento definitorio de su carisma, recibió el pasado 28 de junio el reconocimiento oficial de la Iglesia católica como uno ''itinerario de formación cristiana''. El cardenal James Francis Stafford, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, entregó el decreto de aprobación a Carmen Hernández, Mario Pezzi y Kiko Argüello, los tres actuales máximos responsables del colectivo. Según los responsables de las diferentes comunidades que hay en el mundo, este visto bueno no hace cambiar su manera de trabajar, aunque reconocen que aumentará la comprensión de todo el mundo hacia una realidad que, durante los últimos 30 años, ha sido poco conocida.

El primer apartado del estatuto describe la naturaleza del Camino Neocatecumenal y los bienes espirituales que lo constituyen. El segundo establece su modalidad de realización: ''en las diócesis bajo la dirección del obispo'' i ''según las líneas propuestas por sus iniciadores''. Los últimos apartados se refieren a las normas previstas para la sucesión del equipo promotor inicial.

''Un proceso que va del ateísmo al catecumenado pasando por el bautismo, y no al revés''. Así definió el Papa Juan Pablo II, durante una de las conversaciones personales con el fundador, la carisma del Camino Neocatecumenal. Kiko Argüello inició su misión en un barrio marginal de Madrid. ''Quería ponerme a los pies de Cristo y fui con una Bíblia y una guitarra'', recordaba en una reciente entrevista a la cadena radiofónica COPE. Pronto conoció a Carmen Hernández, que se puso a trabajar en un barrio de chabolas próximo al de Kiko y ambos empezaron a actuar juntos hasta que descubrieron con sorpresa el trípode sobre el que se sustenta todo el Camino Neocatecumenal: un carisma catequético profundo. Seguramente la grandeza de Kiko Argüello se encuentra en su capacidad de encontrar fórmulas sencillas para evangelizar, al estilo de San Francisco de Asís. Y es que hablar del Camino Neocatecumenal es referirse a casos de drogadictos que se rehabilitan, de matrimonios rotos que reanudan el camino desde el amor, de enemigos que se hacen amigos o de familias de 10 miembros que se van a países del este de Europa para dar a conocer a Jesucristo. En definitiva, estas comunidades son, por sí mismas, un gran testimonio.