John Gummer fue ministro en el gabinete de Margaret Thatcher y John Major. En 1995 y 1996 fue votado por la BBC como ''el parlamentario que más ha hecho internacionalmente por el medio ambiente''. Ha tomado parte en las reuniones sobre cambio climático de Berlín y Ginebra y trabajado en programas y comités de la ONU sobre medio ambiente y desarrollo sostenible. Incluso cuando ha gobernado el Partido Laborista, Gummer ha formado parte de la delegación británica para las cumbres del cambio climático celebradas en Kioto y Buenos Aires. Le entrevistamos durante el congreso ''Camino a Roma'' celebrado en noviembre en Madrid, donde acude en calidad de antiguo anglicano convertido al catolicismo.

-¿Cuál es el mayor problema, desde un punto de vista católico, de la política que se hace en Europa?

-Que los políticos católicos todo el rato parecen pensar que tienen que dejarse su fe en casa cuando van a hacer política. Eso es lo más preocupante. Renuncian a su voz real. No hace falta una voz chillona o alborotadora, simplemente la real.

-¿Qué ha sido más dura: su experiencia como político cristiano de la Iglesia Anglicana o como político cristiano de la Iglesia Católica?

-En lo que a política se refiere, sin duda ha sido distinto. En Inglaterra, cuando ven que eres católico, tus compañeros te dicen ''bueno, eso que dices no te lo crees realmente, ¿verdad?, lo dices porque lo dice el Papa''. Lo cierto es que yo, en política, digo ahora lo mismo como católico que cuando era anglicano. Pero ellos asumen que ahora lo digo porque la Iglesia me obliga. Es un resultado de la actitud ''racionalista'' de un país protestante.

-¿Cree que los temas pro-vida son un punto de inflexión en la actitud de un político católico?

-Oh, sí, por supuesto. En los temas pro-vida es donde uno tiene que decirse de verdad: ''sí, yo creo en la verdad, y no en la simple conveniencia''. Porque es mucho más conveniente no ser pro-vida. Lo conveniente es lo fácil, y a los políticos les gusta lo fácil.

-Usted trabaja en temas de ecología y naturaleza. ¿No hay en el movimiento ecologista cierta tentación hacia un neopaganismo? ¿Puede haber en el ecologismo razones para exagerar los problemas ecológicos, como sugiere George Bush?

-Podría haber un peligro de neopaganismo, sobre todo si la Iglesia no lo hace más cristiano. Sólo el hecho de pensar que la naturaleza es algo importante, sin el concepto de un Dios Creador, es obviamente, muy peligroso. Necesitamos cristianizar todo el movimiento ecológico. Pero no es neopaganismo decir que George Bush está completamente equivocado cuando niega valor a los informes sobre el deterioro del medioambiente. Los estudios existen y están ahí. Sólo porque es mejor en lo del aborto que su alternativa parece que esté más cerca de la fe católica, y eso no es cierto.

Los temas pro-vida no tratan sólo de la oposición al aborto (aunque sea un tema esencial). También implican el afirmar la Creación de Dios y el deber de los hombres de ser sus senescales, sus administradores. Si nos preocupa tanto el aborto, es porque a los hombres se nos ha pedido tomar parte en la Creación, no en la Destrucción. Y lo mismo se puede afirmar en los temas ecológicos. Cuando miras la devastación por el desastre de Doñana o el impacto de la construcción en algunas costas de España… Pero se nos pide que tomemos parte en la Creación y esto es muy importante.

-¿Qué le diría a esos políticos católicos que no les gusta que se sepa que lo son, o que dicen que son católicos ''a su manera''?

-Yo les diría que aprendan de los errores de los países protestantes, donde se ha impuesto la sociedad secular donde la religión es apenas un ornamento. Quedan los ropajes de la religión. A los políticos católicos yo les recomendaría que hablen desde la fe católica, no desde una versión particular de ella, sino la de la Iglesia, la de los Apóstoles.

-¿Cree que hay algún papel para la oración en la política?

-Bien, creo que es muy importante distinguir entre políticos católicos y la Iglesia en política. La Iglesia tiene que ser muy cuidadosa en su relación institucional con la política. Y los católicos han de tener muy claro cómo la fe influye en las decisiones políticas, aunque puede haber católicos en una amplia gama de partidos. No se trata de que haya un único partido católico, no funciona así, porque los católicos no tenemos respuestas políticas particulares. Sí tenemos una actitud particular sobre cómo se deben tomar las decisiones. Y ahí es donde entra la oración. Creo que un político católico tiene que ser un gran militante de la oración. Y habría que rezar por ellos. Históricamente la Iglesia reconoce que los líderes requieren una atención particular.

-¿Qué relación tiene usted con Santo Tomás Moro, patrón de los políticos y compatriota suyo?

-Resulta que mi santo patrón es San Juan Fisher, que compartió martirio en la misma época que Moro. Tomás Moro era laico y Juan Fisher era obispo de Rochester, que es donde yo crecí. Así que tengo casi más afinidad por Fisher, incluso de cuando yo era protestante.

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