Ecoética, a la luz de Gn 1-11

Una clave para releer y comprender los procesos de la creación y de la historia

 

Gonzalo M. de la Torre Guerrero
 Misionero Claretiano

 

Unidad 2.

Los valores eco-éticos de la creación como obra de Dios

Objetivos

  1. Descubrir los valores éticos de la creación como obra positiva de Dios, a fin de poder entender la Biblia desde la base ética que la inspira.

  2. Valorar el papel que juega el mito en la redacción de los once primeros capítulos del Génesis tratando de comprender la capacidad que tiene mito para transmitir mensajes éticos fundamentales y profundos.

  3. Cuestionar la interpretación del Génesis que presenta la obra de la creación como obra ecológicamente cerrada, y como un relato de prehistoria, a fin de poder leer los capítulos 1-11 como una verdadera propuesta de creación en permanente apertura y en permanente proceso de hacerse.

1. Ubicación del problema de Gen. 1-11

1.1 La interpretación tradicional de Génesis 1-11: La herencia recibida

a) La herencia de los mitos y sus significado. Desde niños nos enseñaron a ver en los once primeros capítulos de Génesis una especie de prehistoria bíblica. Esto significó para nosotros tener argumentos de revelación para explicarnos la existencia del mundo, de la naturaleza, de los animales, del hombre y de la mujer. ¿Acaso los pueblos del Próximo Oriente -contexto histórico de Israel- no habían hecho lo mismo? ¿No están sus culturas llenas de mitos sobre el origen del mundo y del ser humano? ¿Por qué Israel debía ser la excepción? No podemos negarles verdad a estos argumentos. Pero la lógica de los mismos debe llevarnos a otras posibles conclusiones. Es cierto que los pueblos de los que Israel toma su origen tienen mitos de creación. También es cierto que Israel los conoció y hasta los empleó. Pero quedan varias preguntas por responder: ¿Hizo Israel el mismo uso de dichos mitos que los pueblos vecinos? ¿Quiso con ellos explicarse el origen o creación del mundo? ¿Estamos seguros que los pueblos distintos a Israel querían explicarse el origen del mundo con sus mitos de origen? ¿No podían también ellos tener otros fines diferentes?

b) La capacidad de recrear la herencia recibida. Es cierto que no debemos hacer de Israel un pueblo diferente a los demás pueblos del Oriente Próximo. No le neguemos, pues, a Israel la posibilidad de creer en mitos. Pero tampoco le neguemos su capacidad evolutiva simbólica, que lo posibilita para seguir utilizando mitos antiguos y recargarlos de nuevos contenidos, cambiándoles el referente. Hay un hecho sobresaliente en Israel: a pesar de haber sido un pueblo compuesto de gente de muchas otras culturas y religiones, a pesar de haber pasado del politeísmo al monoteísmo, no quiso privarse del uso de sus mitos originales. Los siguió usando, pero retocándolos, quitándoles los datos que creía contrarios a su nueva realidad y añadiéndole nuevas cosas a través de las cuales pretendía expresar los nuevos conceptos a que había llegado. Cuando se analizan concienzudamente los mitos bíblicos, encontramos datos que demuestran que hubo mitos retocados varias veces, en distintas épocas, según el momento social o espiritual por el que estaba pasando el pueblo.

2. El problema que plantea el mito y su repercusión ética

 

2.1 ¿Qué uso hace Israel de los mitos?

Para poder responder a satisfacción los interrogantes que plantea el uso del mito en Israel, debemos, pues, recordar no sólo qué es un mito de creación, sino también qué uso hace Israel de estos mitos. El problema no es sólo afirmar que Israel tiene y utiliza los mitos de creación. Lo importante es saber qué uso hace Israel de dichos mitos, en qué momentos los emplea y para qué. En el por qué y para qué del mito está su clave. Si esto no se tiene claro, el mito queda prácticamente cerrado a su verdadera comprensión. Por lo mismo, tengamos en cuenta:

  1. Mito de creación -para Israel, lo mismo que para cualquier pueblo- es el relato que trata de explicar el sentido profundo que tiene para un grupo su momento original.

  2. El momento original de un grupo no es necesariamente el momento primero en el tiempo cronológico. Además de un tiempo cuantitativo existe un tiempo cualitativo. Esta distinción en los tiempos nos lleva a hacer precisiones como éstas: se puede pensar el origen del mundo, del hombre, de la mujer, de cada pueblo etc., no sólo como el momento en que comienza su existencia física, sino también como el momento en que se es consciente de su existencia, o en el momento en que su existencia adquiere un nuevo sentido social o religioso etc. etc.

  3. No todos los pueblos leen de una misma manera el momento que ellos juzgan original para su grupo. Todo depende de sus condiciones éticas (ethos= costumbre): socio-históricas y socio-políticas, socio-culturales y socio-religiosas. Son demasiados los factores que pueden modificar el sentido de la historia de un grupo o de un pueblo.

  4. Los relatos de origen obedecen siempre a los problemas o interrogantes que el grupo interesado se esté haciendo frente a su propia historia, o frente a su propio ser.

  5. Lo que el grupo interesado busca en el empleo del mito es darle sentido a la historia que está viviendo, reforzándola o corrigiéndola. De todas maneras, el propósito fundamental de un mito es relacionarlo con la historia del grupo, con su cultura, con sus costumbres.

  6. Por lo tanto, el mito se escribe desde la historia que se está viviendo. No al contrario. Nunca un pueblo escribe un mito teórico para, a partir del mismo, comenzar a vivir su historia. El mito pertenece a la misma historia que se vive y trata de darle o buscarle su sentido más hondo.

  7. Según todo lo anterior, la imagen de Dios, de mundo y de ser humano que presenta Gn 1-11, obedece a lo que Israel, a lo largo de su historia había ido descubriendo acerca de Dios, del mundo y del ser humano. Las ideas del mito no son tesis de las cuales hay que deducir dogmas, sino vida, historia, convicciones y deducciones existenciales convertidas en relato, buscando dar a las mismas coherencia y profundidad.

  8. El mito, por su misma dinámica simbólica, facilita poder expresar las realidades más íntimas, más profundas, más difíciles, más indecibles que el ser humano encuentra en su historia. Entender un mito al pie de la letra es despojarlo de su misma razón de ser que es adentrarse en el significado de las cosas y no retratar las cosas en sí mismas.

  9. Los pueblos del Próximo Oriente, los grupos o las tribus de las cuales se configuró Israel, tuvieron sus propios mitos de creación, compuestos a partir de la visión que ellos tenían del mundo y del papel que ellos querían que su grupo tuviera en la historia. Un mito, en este sentido, no es una tesis del pasado, sino una explicación del presente, un intento de definición de realidades inasibles, una expresión de los sentimientos y deseos más íntimos y secretos, un anhelo del alma de todo un pueblo, un proyecto de vida.

  10. Israel, por su configuración socio-cultural, tiene a su disposición los mitos más variados. Tiene tantos cuantos contactos y raíces tenga en relación a otros pueblos. Por lo mismo, Israel conoció muchos mitos. Más aún, puesto que Israel tenía pluralidad de origen (tribus diferentes que se unieron por largos procesos de alianzas), era apenas lógico que tuviera a su disposición pluralidad de mitos de creación o mitos de origen, según la procedencia de los diversos grupos que lo conformaban.

3. Un nuevo sentido de Gn 1-11.

 

3.1 ¿Unos relatos históricos, o una relectura ético-simbólica de la historia?

Por lo mismo, buscamos interpretar Gn 1-11, tratando de encontrar el punto existencial que hizo que unos relatos de creación ya existentes fueran corregidos, adaptados y releídos desde la situación existencial en que los grupos se encontraban. No nos interesa, por lo mismo, leer los mitos de Gn 1-11 en su situación original previa a Israel, sino leerlos como parte de una nueva realidad, de un nuevo pueblo llamado Israel, que fue descubriendo, poco a poco, su verdadero papel en la Historia. Al ir cambiando los grupos su contexto original, tuvieron también que ir revisando sus mitos de origen para darles el nuevo sentido que la historia le estaba asignando a los grupos que ahora configuraban la nueva realidad llamada Israel. Lo que la Biblia, pues, nos ha trasmitido no son los mitos originales de cada grupo, sino las adaptaciones de los mismos a lo largo de la historia.

3.2 Las verdades permanentes o principios éticos que siempre hay que respetar

Nos proponemos, por lo tanto, reubicar los viejos mitos de Gn 1-11 (de origen babilónico, sumerio, acádico, cananeo o egipcio, etc.) en el nuevo contexto que recibieron dentro de Israel. Esto le va a dar a los textos un sentido novedoso, que puede chocar con la sensibilidad religiosa que hemos heredado. Lo importante es que en el texto bíblico sigamos encontrando a Dios creador, al mundo criatura y al hombre hijo de esta madre tierra pero al mismo tiempo imagen de su Creador. Esto no lo negaremos nunca, aunque propongamos un sentido diferente en cada mito. Este proceso lo haremos, respetando todas las interpretaciones que de Gn 1-11 se han dado y enseñado, a lo largo de la historia de la exégesis. Lo importante es que el lector encuentre lógica entre los instrumentos hermenéuticos de que hoy disponemos (que no son los mismos de la historia pasada) y la exégesis y explicación que aquí proponemos.

4. Principios que le dan a Gn 1-11 la posibilidad de ser interpretado.

Queremos poner en resumen, con el propósito de iluminarlos a lo largo de este estudio, los principios que permiten pensar en una relectura histórico-teológica de los once primeros capítulos del Génesis, diferente a la que escuchamos cuando éramos niños.

4.1 El tiempo de la redacción final de Génesis

Génesis, como todo el Pentateuco, es el resultado de una mezcla de corrientes de pensamiento que incorpora tanto elementos antiguos, posiblemente recopilados y transmitidos por tradición oral desde el tiempo de la monarquía unida (s. 11º-10º, tiempo de la conformación de la tradición "J"), como elementos nuevos, pertenecientes al pensamiento sacerdotal del destierro y del posdestierro (s. 6º-5º, tiempo de la conformación de la tradición "P"). Por lo mismo, Génesis 1-11 recibió en el tiempo del destierro la redacción que hoy nos presenta. Dicho tiempo está caracterizado como el período más crítico de toda la historia de Israel. En este tiempo se hizo imperiosa la necesidad de reconstruir la esperanza del pueblo que se encontraba totalmente destruído, tanto en lo físico como en lo moral, tanto en lo económico como en lo político, y tanto en lo religioso como en lo ideológico.

4.2 La gran crisis del s. 6º aec.

Esta destrucción tenía nombres propios: Yahvéh, el Dios de los oprimidos de Egipto y Canaán, estaba ahora cuestionado, como el Dios perdedor frente a los dioses de los Imperios poderosos que habían ido destruyendo a los israelitas, tanto a los del Reino del Norte, como a los del Reino del Sur... La dinastía davídica, heredera de las promesas de Dios, había desaparecido... Jerusalén, la montaña sagrada, sitio del descanso de Dios, estaba destruida... El Templo, lugar de la presencia de Dios, estaba incendiado... La Ley, depósito de la voluntad de Dios, había quedado inutilizada por la imposibilidad de cumplir sus preceptos... Todas las instituciones más sagradas del pueblo estaban cuestionadas, pues no se les veía su valor y habían sido inútiles frente al poderoso invasor y destructor...

4.3 Reinterpretar la historia en tensión dialéctica.

Puesto que la destrucción era más grave en lo moral que en lo físico, la reconstrucción debía ser más urgente en lo espiritual. Se trataba nada menos que de reconstruir la esperanza del pueblo. Y, como en otras ocasiones, aquí jugaba un papel decisivo la literatura religiosa, pues era a través de ella -de su uso en el culto del templo y en las reuniones sinagogales- como se solía tocar y reconstruir la conciencia del pueblo. Israel, a lo largo de la historia, había sido un abanderado de la Palabra. Era, pues, indispensable darle al pueblo una relectura de los hechos que lo tenían sumergido en la crisis existencial más grande de toda su historia. Los ejemplos de relectura de la historia que tenemos de Israel, consisten en reinterpretar la historia vivida a partir de unos parámetros socio-religiosos e histórico-teológicos, pensados todos ellos en forma dialéctica: de elección y rechazo, de alianza y ruptura, de fe e infidelidad, de gracia y pecado, de justicia e injusticia etc.

4.4 Una relectura a base de análisis social

Con estos parámetros, y bajo los efectos de la destrucción, Israel acometió la tarea de reconstruir la esperanza del pueblo. Lo hizo presentándole una relectura de la historia en la que quedaban claras las causas del mal que estaban padeciendo en ese momento. Por eso, supo ligar personajes y sucesos y supo ver las causas que los relacionaban. Uno a uno, a los grandes personajes de la Historia los vio así:

4.5 La responsabilidad de todos frente al mal

Es por esta razón que la relectura de la historia que termina haciendo Israel es una relectura en la que la gracia no oculta el pecado, en la que el amor de Dios no destruye la libertad del ser humano y en la que la elección no significa alcahuetería. El pueblo recibe esta gran verdad: todos son responsables del mal que están sufriendo, ya que todos han pecado. Pero, sobre todo, era urgente señalarle al pueblo las raíces del mal, de la destrucción y de la muerte, no tanto para que el pueblo adquiriera una noción acertada del papel de Dios, de la libertad y de la propia responsabilidad en la historia, sino principalmente para que la historia pasada de injusticia, de dolor y de muerte no se volviera a repetir.

4.6 La raíz fundamental del mal: el egoísmo

Por eso creemos que la posición más audaz del Pentateuco y, en particular del Génesis, fue la de haberse atrevido a señalar, sin titubeos, que la causa del mal en la creación era el egoísmo o la tendencia que siempre ha tenido el ser humano de atraparlo todo, en favor de sus propios intereses. El papel que juegan aquí los once primeros capítulos del Génesis es trascendental. Estos once primeros capítulos vienen a constituirse como la introducción a este tipo de relectura de la historia, que tiene como fin hacer que Israel conozca, a base de relatos tradicionales y de géneros literarios nuevos, las causas del mal en el mundo.

4.7 Gn 1-11 no es prehistoria

Por eso, apenas es lógico pensar que Gn 1-11, como introducción que es a este tipo de relectura de la historia, participe de las tesis que van a configurar dicha historia. Por eso no debe sorprendernos que estos once primeros capítulos sean una especie de clave para comprender toda la historia que sigue después de ellos. Entender así estos primeros capítulos nos lleva a barrer con la idea de que Gn 1-11 sea una prehistoria. Frente al libro del Génesis antes se nos argumentaba así: si Gn 12 (que comienza a narrarnos la historia de Abraham), puede ser datado cerca de unos dos mil años aec., los capítulos anteriores deben referirse a esa historia anterior que existe entre la aparición de este santo patriarca y el primer hombre. Es decir, Gn 1-11 se refieren a la prehistoria humana. Esta idea, retomada por cada generación de científicos, ha dejado en ridículo las tesis de Gn 1-11 sobre el origen del universo, de la vida en general y del ser humano en particular. Si nos es tan difícil reconstruir la memoria histórica de insignificantes dos mil años (del tiempo de Abraham a Jesús), ¿con qué argumentos legítimos podremos reconstruir la memoria de más de dos millones de años (fecha del origen del ser humano) y de más de quince mil millones de años (fecha aproximada del origen del mundo)? ¿Podremos recurrir a la revelación -haciendo de ella un comodín- para justificar nuestras lecturas literales del texto bíblico?

4.8 La intención de Gn 1-11: cómo entender la causa de la derrota o del mal sufrido

Lo más lógico, pues, es darle a Gn 1-11 el valor de introducción a una relectura de la historia de Israel, destinada a aleccionar al pueblo sobre las causas de su derrota. En este sentido, estos primeros capítulos de toda la Biblia toman una trascendencia inesperada. Porque en ellos descubrimos -como lo probaremos más adelante- la clave para entender la presencia del mal en la historia. Capítulo tras capítulo nos van apareciendo, a base de mitos, principios como éstos:

4.9 Una clave ética para interpretar toda la historia

Por lo mismo, Gn 1-11 adquiere una nueva función: ser la clave para interpretar toda la historia y ser una maravillosa introducción a la relectura de la historia que recibe una nueva luz, a partir de estos principios que, por venir bajo el ropaje mítico, no siempre han sido comprendidos en toda su profundidad. Aquí los mitos juegan un papel trascendental. No saber tratarlos o no llegar a comprenderlos, nos dejará siempre a mitad de camino.

4.10 Conocer el momento o contexto histórico en que Gn 1-11 fue redactado

La gran conclusión a la que queremos llegar, con todas las reflexiones anteriores, es la siguiente: si los once primeros capítulos de Génesis son una introducción o clave de la relectura de la historia de Israel hasta el s. 5º, esto significa que para comprender dichos capítulos necesitamos comprender el contexto histórico que los provoca. Si no se parte de la situación histórica del s. 5º, momento de la revisión y redacción definitiva del pentateuco, no comprenderemos nunca su verdadera dimensión. Ellos son respuesta a la situación concreta de destrucción en que se encontraba el pueblo.

4.11 Saber ligar el presente con el pasado que lo genera

Pero esta destrucción, a su vez era producto -¡óigase bien!- de un proceso que había comenzado desde el tiempo de la primera monarquía, cuando Israel cambió de sistema social: se pasó del sistema comunitario que le daba derechos por igual a todas las familias, al sistema tributario que sólo les daba derechos a unos pocos: a la dinastía reinante y a las estructuras económicas, políticas y religiosas que la sostenían. Si no se tiene en cuenta el sistema social que está en el fondo de la historia, no se comprenderán nunca las causas del desastre de Israel. Es precisamente frente a las estructuras sociales injustas que Gn 1-11 toma posición. Porque -lo probaremos hasta la saciedad- son dichas estructuras de injusticia, gobernadas por el egoísmo o el poder de dominio, las responsables del mal en el mundo y, por lo tanto en Israel.

4.12 El papel del mito

Para expresar esta injusticia radical del mundo en sus estructuras, los sabios de Israel escogieron el lenguaje mítico en los llamados mitos de origen, porque el egoísmo es precisamente la herencia original innata del ser humano, que no se separa de él y que le va a exigir conversión permanente, no sólo a lo largo de una vida o de una generación, sino a través de toda la historia.

4.13 Nuestra posición frente al mito

Este principio nos sirve para clarificar y concretar la posición más correcta que debemos tener frente al mito bíblico:

- Dichos mitos -ya lo hemos dicho- pueden ser tan antiguos y tan variados como los grupos que dieron origen a Israel. No olvidemos que en un pueblo, aunque haya cambios de principios religiosos, tiende a no destruir su herencia y su esquema mental simbólica, de la cual hacen parte importante sus mitos, usos y costumbres. Un mito difícilmente se destruye; más bien evoluciona o se transforma.

- Por lo mismo, se trata de mitos antiguos que, a lo largo de la historia de Israel, pudieron ser retocados una y otra vez, conforme el pueblo iba clarificando su fe en Yahvéh. Sabemos por la historia que la fe en Yahvéh estuvo sometida a una evolución constante de clarificación, exigencias y formulación. El estudio de la religión israelita, comparado por épocas, le da razón a esta afirmación. El mito, casi por definición, tiene una dinámica dialógica: no llega a ser plenamente comprendido si no es a base de los principios teológicos y sociales dominantes, pero al mismo tiempo ilumina, profundiza y hace conocer dichos principios en toda su profundidad.

4.14 Recrear y adaptar lo antiguo a lo nuevo

Para concluir, queremos insistir en esta idea: nuestra tesis no significa destrucción de los mitos, o suposición de que ellos apenas nacen en este tiempo: no, los mitos antiguos, releídos en un contexto nuevo, reciben y dan una nueva luz a la historia a la que son aplicados. No se trata, pues de un proceso de creación de mitos de origen en pleno s. 6º aec., sino de recreación y aplicación de lo antiguo a lo nuevo.

 

Tarea No. 2

  1. ¿Por qué se le ha dado al mito un sentido de falsedad?

  2. ¿Por qué algunos creen que en la Biblia no puede haber mitos?

  3. ¿Cuál es el sentido real del mito?

  4. ¿Por qué el mito hay que relacionarlo con el símbolo?

  5. ¿Puede haber mitos en la Biblia y para qué servirían?

 

  1. ¿Cuál fue la crisis que vivió el pueblo de Israel en los siglos 6º-5º aec.?

  2. ¿Qué instituciones entraron en crisis y por qué?

  3. ¿Cuál fue la pregunta fundamental que se hizo Israel en este momento de crisis?

  4. ¿Cómo trató Israel de responder dicha pregunta?