Cortesía de http://www.buenasnuevas.com
para la BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL

 

Preparando la Pascua


por
Ricardo Stirparo y Horacio Prado

 

"Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo, -¡ustedes han sido salvados gratuitamente!- y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo."
Ef. 2,4-6

 

Se Acerca la Pascua, la Fiesta central de la vida de la Iglesia. No es una Fiesta más, no podemos celebrarla como si nada nuevo sucediera. Nuestra expectativa es que nada siga igual, que la luz de la Pascua penetre nuestra vida y la transforme, y nos haga sencillos y ardientes testigos de Jesús Resucitado.

Esta última Pascua del siglo significará algo nuevo para nosotros si podemos presentarnos ante los hombres como una verdadera comunidad de creyentes en la cual el amor no es sólo una palabra sino una realidad contagiosa, que entusiasma y anima a los demás a creer en aquél que con su Muerte venció a la muerte.

 

Primer momento

La dinámica queda concluida cuando se concreta el armado de todo el cartel.

 

Segundo momento

El siguiente paso es el diálogo en el grupo grande sobre las siguientes preguntas:

Después de darles un tiempo para que puedan expresar sus vivencias, los coordinadores intervienen devolviendo al grupo lo que pudieron observar y sus propias conclusiones.

 

Tercer momento:

Luego se propone al grupo disponer el corazón para que la misma Palabra de Dios nos dé la clave para vivir esta Pascua.

Uno de los coordinadores proclama algunos versículos que hemos seleccionado de la Primera carta de Juan:

"Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos.
El que no ama permanece en la muerte.
El que odia a su hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida posee la Vida eterna.
En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos.
Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios?
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados.
Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros."

1 Jn. 3 - 4

En un diálogo grupal se comenta en qué nos iluminó la Palabra escuchada.

 

Cuarto momento

A partir de la dinámica, sus conclusiones, e iluminados por la Palabra de Dios se invita a un momento de reflexión personal de 20 ó 30 minutos, según las posibilidades de cada grupo. Se puede repartir esta ficha para orientar este momento.

 

 
en mi familia
en mi grupo
en mi Parroquia-colegio
¿en qué situaciones me cuesta amar como Jesús ... ?      
¿en qué situaciones pude amar como Él ... ?      
¿qué necesitan de mí ... ?      
¿qué necesito recibir ... ?      
¿cómo vivir esta Pascua ...?      

Nos parece que el fruto de esta reflexión puede ser muy interesante, pero que el tiempo quizás no dé para que todos puedan expresarse. Queda a criterio de los responsables del grupo qué aspectos poner en común en este encuentro, y cuáles otros pueden quedar para retomar en encuentros posteriores.

 

Quinto momento

Para llevar a la oración todo lo trabajado realizaremos una celebración en torno a la cruz.

Para este momento sería conveniente tener previsto algunos cantos pascuales que los jóvenes conozcan.

Introducimos con la lectura de algunos de los cuatro cantos del Servidor de Yavé:
Isaías 42, 1 - 7; 49, 1 - 6; 50, 4 - 11; 52, 13 - 53, 12.

"Despreciado y tenido como la basura de los hombres, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, estaba depreciado y no hemos hecho caso de él. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban y nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado.

Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestro pecados. Él soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados."
Is. 53, 3 - 5

 

Se propone que un joven tome la cruz y exprese en voz alta una intención o acción de gracias y le pase la cruz a otro integrante del grupo para hacer su oración. Así hasta finalizar con todos.

Cerramos el encuentro agradeciéndole al Señor a través de un canto.