El grupo en la catequesis
por Marcelo A. Murúa
Todos tenemos la experiencia de haber integrado
grupos en nuestra vida. El ser humano por propia naturaleza tiende a agruparse y
reunirse, es una característica constitutiva de la persona humana.
Desde pequeños estamos formando y participando de grupos: el primero, la familia; luego, a medida que crecemos, integramos grupos en la escuela, grupos de amigos, grupos que comparten algún interés común, etc. Es importante diferenciar una reunión de personas de un grupo.
Algunas características sencillas nos ayudarán a clarificarlo:
• Un grupo establece una red de relaciones. En un grupo se dan relaciones entre sus miembros, existe una mutua interdependencia entre sus miembros. Lo que le pasa, vive o dice uno de sus miembros afecta a los demás y viceversa.
• Un grupo tiene objetivos explícitos, compartidos, existe un para qué estar reunidos. El objetivo es, muchas veces, el motor del grupo y lo que fomenta su cohesión y unidad. Pueden existir grupos formados por personas que piensan y son muy diferentes pero que comparten un objetivo común, y el grupo, funcionar muy bien.
Es importante que el objetivo que nuclea al grupo sea transparente, claro, conocido por todos y consensuado, es decir aceptado con buena voluntad por todos.
• Un grupo tiene una cierta permanencia en el tiempo. Esto es muy variable, pues hay grupos que funcionan un lapso corto de tiempo y otros duran toda la vida. Es necesario que el tiempo sea suficiente para permitir la interacción entre sus miembros y el establecimiento de lazos de unión. En los grupos que comparten mucho tiempo esos lazos pueden transformarse en amistad, pero no es necesario que ella existe para formar un grupo.
• En un grupo existen ciertas normas, o acuerdos, que ayudan a relacionarse y guian el trabajo común de todos en pos del objetivo grupal. Normas explícitas y consensuadas ayudan a anticipar los conflictos y colaboran para solucionarlos si aparecen.
Las normas permiten regular la vida, el trabajo y las relaciones del grupo. Existen normas explícitas, que son las que se enuncian y conversan, y también implícitas. Entre las normas implícitas están muchas relacionadas a la forma de trato entre los integrantes del grupo. El respeto, la apertura, el interés por el otro son algunos ejemplos de aspectos del grupo que suelen funcionar bajo normas implícitas. A veces, especialmente en grupos de niños o jóvenes, resulta necesario y oportuno conversar y explicitar verbalmente estas normas implícitas, pues ayuda a las relaciones del grupo.
• La interacción y forma de relacionarse que establecen los miembros de un grupo es una característica importante. Algunas formas de relacionarse son perjudiciales para el funcionamiento grupal, otras, que podemos llamar sanas, contribuyen al crecimiento del grupo y al bienestar de todos sus miembros.
• Los roles que los integrantes de un grupo asumen en el mismo es otra característica importante. Los mismos pueden ser más activos o pasivos, pueden contribuir al bienestar o generar malestar grupal. Los roles están relacionados con el poder y la autoridad dentro de un grupo ("quién puede", "quién conduce", "quién lidera", "quiénes siguen", "quiénes hablan", "quiénes callan", etc.). Si bien los roles están muy relacionados con las características personales de los individuos es importante que en un grupo los roles funcionales (aquellos que tienen alguna responsabilidad o tarea especial) sean rotativos, y se distribuyan de una manera democrática, con participación y acuerdo de todos.
• En un grupo se van entretejiendo las historias personales de sus miembros con la historia grupal que el encuentro va generando. Se forma una trama donde cada integrante queda vinculado e involucrado en un proceso que es común a todos. La historia grupal es un elemento importante en la identidad de un grupo, en especial, en aquellos que llevan tiempo juntos.
• Sentido de pertenencia. Todos los miembros del grupo se sienten parte de... Perciben algo que los contiene. Esto permite reconocer al grupo como algo propio y a la vez compartido. La pertenencia genera responsabilidad e interés.
El grupo de fe
Así como al considerar la vida de todos nosotros es inevitable hablar de grupos (pues nuestra vida se desarrolla en y junto a los grupos que integramos), al hablar de catequesis es imprescindible hablar de grupos, también.
La vivencia de la fe es esencialmente grupal. El bautismo, primero de los sacramentos, que nos inicia en la vida de fe, nos integra a un grupo, nuestra comunidad cristiana.
Jesús mismo, formó un grupo de personas para compartir la venida y la fe, al inicio de su predicación, y, nos prometió estar presente cuando haya un grupo reunido en su nombre (Mt. 18, 20).
El grupo de fe tiene todas las características de un grupo humano, pero además tiene otras específicas que le dan identidad propia y que es bueno tener en cuenta para el trabajo catequístico.
"El grupo de fe participa y experimenta las mismas cosas que cualquier otro grupo, por ejemplo, un equipo de fútbol. Un grupo de preadolescentes o de adultos que se juntan para reflexionar sobre su fe viven las mismas realidades humanas que los demás grupos. Entre ellos puede haber incomprensiones, lucha por el poder dentro del grupo, celos, problemas de relaciones, etc. Pero hay algo diferente que se puede dar en un grupo de fe y que no es esencial en los demás grupos: la manera como se viven las cosas que pasan. Te pongo un ejemplo que estoy seguro te ayudará a entender lo que quiero decir. Moisés es encargado por Dios de formar un pueblo (un grupo, en definitiva) que salga de la esclavitud de Egipto y camine hacia la tierra de la libertad. Moisés hace lo que Dios le indica y pone en marcha al pueblo. Los que salen de la esclavitud con mucha alegría y euforia se dan cuenta pronto que las cosas no son tan sencillas como parece. Entre ellos empiezan las peleas, las desconfianzas... Vivir en grupo les resulta díficil. En esto no son originales. Les suceden las mismas cosas que a todos los grupos. Lo original viene de la manera como viven estos acontecimientos internos del grupo. El grupo aprende a leer estos aconteceres propios del grupo como cosas con mucha importancia, donde se revela la manera de ser que tienen y donde se revela la manera que Dios tiene también de ser. Reflexionando sobre lo que les pasa en la vida de grupo descubren un sentido a sus vidas, y sobre todo descubren la presencia de Dios en sus vidas. El hecho de ser grupo, de llegar a ser pueblo, se hace para ellos algo tan importante que se convierte en lugar donde descubren a Dios y se descubren ellos mismos mucho mejor. Esta realidad es la que cada grupo de fe está llamado, de alguna manera, a revivir y a rehacer. El grupo crea un estilo y manera de ser y nos prepara para vivir en la comunidad eclesial rompiendo esquemas de individualismo y abriéndonos a un intercambio de relaciones nuevas." Animadores de grupos de fe, Deleg. Salesiana de Pastoral Junvenil. Pág. 142, Editorial CCS. |