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Santo
Tomás de Aquino frente al Cristianismo y la historia de la Filosofía
Por Guillermo Malavassi
"Studium philosophiae non est ad hoc, quod sciatur quid homines senserint, sed qualiter se habeat veritas rerum". Sto. Tomás, 1 Cael.22 f
Indice:
Cristianismo y cultura antigua
La obra realizada hasta el siglo XIII
La aparición de la filosofía de Aristóteles, en forma total, en occidente
Grandes etapas de la vida de Santo Tomás de Aquino
CRISTIANISMO Y CULTURA ANTIGUA
Hasta
los tiempos modernos, el pensamiento de Occidente ha sido condicionado por un
acontecimiento capital: el encuentro del mensaje evangélico o de la sabiduría
cristiana con la cultura de la Antigü&edad. Todos los grandes problemas
intelectuales se relacionan con esta conjunción. Será necesario esperar el
final del Renacimiento para que los espíritus se vean dominados por otras
preocupaciones, nacidas del choque de la misma sabiduría cristiana, penetrada
ya de helenismo, con una concepción de las cosas completamente renovada por el
progreso de las ciencias y de las técnicas; la atención ya no estará dirigida
hacia un pasado que sobrevive, sino hacia un futuro en formación.
Volviendo
al problema general del helenismo y del cristianismo, intentemos primero
hacernos una idea de las dos fuerzas frente a frente.
Lo
que llama la atención desde el primer instante es la oposición, que había de
exponer en forma tan brillante el Apóstol de la sabiduría evangélica y de la
sabiduría pagana: oposición concerniente al principio de esas sabidurías, de
un lado la fe y del otro la razón natural; oposición relativa a sus
contenidos, presentándose el cristianismo como un mensaje de salvación Dei
gratia, mientras que la sabiduría antigua se realizaba en una visión científicamente
organizada del mundo, pero que no daba solución a la existencia humana. Había
oposición, además, –entre cristianismo y paganismo– en lo que se refiere a
los destinatarios: los sencillos, las muchedumbres, clientela privilegiada del
Evangelio, en oposición a las clases cultivadas, a las cuales se dirigían las
lecciones de los filósofos de Grecia...
El
Cristianismo es la sabiduría de la Cruz, que parece no tener nada en común con
la sabiduría del mundo. No obstante, observándolas más de cerca, no tarda uno
en darse cuenta de que entre las dos sabidurías hay puntos de contacto ¿No se
debe reconocer, en efecto, que el mensaje cristiano se encuentra menos vacío de
filosofía de lo que pudo parecer en un principio? ¿No hay en la Sagrada
Escritura doctrinas, la del Logos, por ejemplo, que son bastante cercanas a las
concepciones griegas, para que se haya invocado a este propósito, una
influencia determinante del pensamiento pagano? Y, a la inversa, ¿No se
encuentran en los tesoros de la sabiduría helénica muchos elementos que
anuncian ya el Cristianismo?
Si
entre los dos grandes factores culturales –Cristianismo y helenismo pagano–
era de preverse una lucha, lucha que efectivamente tuvo lugar, tampoco podían
faltar las tentativas de integración o de asimilación recíproca. La historia
de esas tentativas, más o menos felizmente exitosas, es la historia del
pensamiento cristiano durante una quincena de siglos...
LA OBRA REALIZADA HASTA EL SIGLO XIII
El
problema enunciado se planteó desde las primeras generaciones cristianas. En el
siglo II San Justino –convertido al cristianismo, proveniente de la filosofía
pagana– se esfuerza en precisar los puntos de contacto entre una sabiduría
pagana, de la que él ha gustado y a la cual no puede ni tiene necesariamente
que renunciar totalmente, y la fe cristiana, por la cual, en definitiva,
derramará su sangre: es el primer mártir filósofo cristiano.
En
el siglo siguiente, en Alejandría es, como se sabe, donde hay que buscar el
centro intelectual activo de la cristiandad. Allí, Clemente de Alejandría, en
algunas de sus obras, continuará la obra de conciliación. En el siglo V con
San Agustín, Boecio y el Pseudo-Dionisio Areopagita, que llegarán a ser los
tres preceptores del Occidente medieval, se completará esta primera fase de la
asimilación de la filosofía griega. ¿Qué resultados se pueden ver hasta ese
momento de esta historia?
En
San Agustín encontramos el primer gran sistema de filosofía cristiana, no
porque el pensamiento de este Doctor de la Iglesia esté constituido por un
sistema especulativo orgánico independiente de la fe, sino porque en él se
reconoce como legítimo el ejercicio teórico de la razón y porque, de hecho,
la porción de especulaciones filosóficas que contiene es considerable. La obra
original de San Agustín, desde el punto de vista del pensamiento antiguo, está
representada sobre todo por la asimilación del neoplatonismo, que era la
filosofía más viva, y cuya pieza fundamental era la teoría de las ideas. Lo
que hace Agustín es colocar esas ideas de origen platónico en Dios, con lo que
logró dar cierta unidad al mundo de Platón y al de la Biblia. A San Agustín
se debe el criterio de que la verdad es del Señor dondequiera que se encuentre.
Debe recordarse que San Agustín no pudo conocer el pensamiento completo de
Aristóteles, cuyas obras casi se pierden en el pasado. Tuvo que sacar derecho
de lo que halló como sabiduría del mundo...Este intento de asimilación de las
especulaciones platónicas se verá conducido paralelamente, algunas décadas más
adelante, por ese Dionisio Areopagita que toda la Edad Media identificará con
el discípulo de San Pablo en el Areópago.
Aristóteles,
por su parte, será introducido sobre todo por Boecio, gracias al cual será
conocida su obra en las escuelas de Occidente. Sin embargo, es capital aclarar
que el Aristóteles de los escritos de Boecio es incompleto, casi exclusivamente
el del Organon, el de solo las obras lógicas. Ocurrió que cuando el conjunto
de los tratados del Estagirita desapareció, por muy largo tiempo, no fue
conocida prácticamente más que esa pequeña parte de su Filosofía.
Por
lo tanto, si se pretende hacer el balance de lo que va a llegar a poseer el
Occidente al día siguiente de la caída de Roma y del hundimiento de su cultura
por los bárbaros, conviene enumerar, en primer lugar, con las artes liberales,
herencia de la literatura del bajo imperio, el conjunto de concepciones neoplatónicas
que Dionisio Areopagita y, sobre todo, San Agustín habían incorporado a su
visión cristiana del mundo, y la Lógica de Aristóteles conservada por Boecio.
"Puede decirse que, por el conjunto de estos tratados [lógicos,
comentarios y traducciones de Aristóteles], Boecio vino a ser el profesor de lógica
de la Edad Media hasta el momento en que, en el siglo XIII, fue traducido al latín
y comentado directamente el Organon completo de Aristóteles (o sea, el conjunto
de sus obras de Lógica)", (Gilson, Etienne, La filosofía en la Edad
Media, Ed.Gredos, Madrid,1995, p 131). Todo el resto, o casi todo, de la filosofía
antigua, se va a desconocer, al menos hasta aquel momento...
De
modo que la edad patrística se termina antes de que la obra de confrontación
de las dos sabidurías –Cristianismo y paganismo de origen griego– haya
podido ser conducida a su término. La tarea más difícil, la asimilación del
sistema de Aristóteles, estaba apenas empezada. Será necesario esperar a un
rebrote del conflicto helenismo –Cristianismo, si algún día volviera a
propagarse de nuevo la totalidad del primer elemento de ese conjunto, para
reiniciar un nuevo esfuerzo de diálogo con el mundo, conforme al modo de
decirlo el Concilio Vaticano II...
Importa
entonces evocar las grandes etapas recorridas por el pensamiento cristiano antes
de la gran crisis del siglo XIII, crisis a la cual Santo Tomás será
precisamente llamado a dar una solución...
Los
acontecimientos decisivos se preparan: la totalidad de la filosofía de Aristóteles
va a ser traducida, y mezclada con los comentarios de árabes y judíos empezará
a penetrar en las escuelas de Occidente. La tarea de la escuela de traductores
de Toledo es esencial a este respecto. Con esta introducción del peripatismo
(según el DRAE se dice peripato) –ahora en forma total– en la cristiandad
empieza realmente la historia del pensamiento de Santo Tomás de Aquino...
LA APARICION DE LA FILOSOFIA DE ARISTOTELES, EN FORMA TOTAL, EN OCCIDENTE
Las
primeras traducciones latinas, que permitirían al Occidente el conocimiento de
las partes más importantes de la obra del Estagirita, fueron emprendidas en la
segunda mitad del siglo XII. Fueron hechas del árabe, –y no siempre desde el
griego, sino desde éste al sirio, del sirio al árabe y de éste al latín– y
en el ambiente que estaba entonces en estrecho contacto con la cultura musulmana
de Toledo. Junto con los escritos de Aristóteles, fueron traducidos otros de
sus comentadores antiguos: Alejandro de Afrodisia, Temistio, Filipón, lo mismo
que de comentadores árabes y judíos: Alkindi, Alfarabi, Avicena, Avicebrón...
La
lectura de estos tratados, que abría un nuevo mundo a los escolásticos
cristianos, provocó un verdadero engolosinamiento. De esto es signo inequívoco
la serie de prohibiciones de que fueron objeto estos tratados por parte de las
autoridades eclesiásticas, asustadas por un pensamiento en apariencia tan poco
asimilable al Evangelio. El problema que le planteaba a fondo este
acontecimiento a la inteligencia cristiana, consistía en la elección entre una
filosofía de inspiración peripatética y otra que había tenido hasta entonces
el favor de los teólogos y en la cual prevalecía la influencia de Platón, con
sus virtudes y, sobre todo, con sus defectos...
¿Qué
podían aportar al pensamiento cristiano –ya de positivo o ya de negativo–
las especulaciones de Platón y de Aristóteles? Esa era la gran cuestión...
El
platonismo se presentaba provisto de su reconocimiento de un mundo superior, el
de las ideas, y de una intuición directa de ese mundo. A partir de esa cúspide,
el universo se desplegaba jerárquicamente, siguiendo un proceso de emanación
en el cual se expresaba la causalidad divina. En el hombre, la liberación del
alma con respecto al cuerpo se veía particularmente acentuada. Se trataba,
entonces, de un idealismo espiritual, cuya concordancia con el pensamiento
religioso parecía a algunos tanto más fácil de realizar cuanto la impresión
de algunos de sus temas lo hacía más fácilmente flexible...Por su parte el
aristotelismo tenía la apariencia de empirismo científico. Su teoría del
conocimiento, su antropología, su física... ganaban con ello en claridad y en
objetividad. En metafísica había igualmente progreso en lo que concernía a la
determinación de los conceptos fundamentales, así como en rigor sintético.
Pero para un cristiano, además de ciertas incertidumbres, esta metafísica no
ofrecía menos dificultades importantes. En efecto, la eternidad del mundo y de
la materia, admitidas como postulados, ¿No vienen a contradecir el dogma de la
creación? La espiritualidad del conocimiento humano, su aptitud para alcanzar
las verdades supremas ¿No se encuentran comprometidas por la implicación
demasiado imbuida de la vida intelectual en la de los sentidos? ¿Se puede aún
hablar de Causa Creadora y de Providencia con este Acto Puro, Pensamiento del
Pensamiento replegado sobre sí mismo, que es lo que corona el sistema de Aristóteles?
Las
lagunas y las oscuridades, al mismo tiempo que un ambiente positivo y científico,
propios del peripato, pondrán en guardia a los pensadores religiosos, tanto del
Islam como del Cristianismo, contra las especulaciones del Estagirita. Dominados
por su valor racional incomparable, no podrán evitar preguntarse si los valores
religiosos, que ellos colocan evidentemente por encima de todo, no tienen mucho
que perder al aliarse con un pensamiento tan poco acogedor espiritualmente...
Esa
actitud de reserva, más o menos hostil contra la recuperada obra de Aristóteles
será, a principios del siglo XIII, la más común. Debido a la dominante
influencia que no dejará de ejercer sobre los espíritus, que marcharán en ese
sentido, el pensamiento del doctor de Hipona, san Agustín, a propósito del espíritu,
se hablará de agustinismo... Al lado de algunos seglares y de muchos
predicadores, el movimiento doctrinal comprenderá el conjunto de maestros
franciscanos, Alejandro de Hales y San Buenaventura a la cabeza.
Al
otro extremo, en el último tercio del siglo, un grupo de maestros de artes de
la Universidad de París se inclinará, junto con Sigerio de Brabante, hacia la
aceptación de un aristotelismo como el que proponía el gran comentador árabe
Averroes. De esta manera van a verse seriamente comprometidas algunas tesis
esenciales del pensamiento cristiano, como las de la Providencia, la
inmortalidad personal del alma y la doctrina sobre la verdad. Por medio de las
rigurosas censuras de 1270 y 1277, el obispo de París, Etienne Tempier, frenará
los intentos de este aristotelismo demasiado ortodoxo.
Antes
de estos últimos acontecimientos, una posición intermedia, que se mostraba
respetuosa del dogma cristiano y dispuesta a conservar todo lo que el
neoplatonismo agustiniano había podido aportar de bueno, pero que testimoniaba
una sólida confianza en el valor de los principios y del método de Aristóteles,
había sido adoptada por los dos grandes maestros dominicanos, Alberto Magno y
Tomás de Aquino: el primero, más inclinado hacia el mundo físico y más
interesado en la ciencia, pero más ecléctico y menos profundo; el segundo,
llevando por fin a feliz término, con su genio de síntesis superior, la obra
de asimilación por el cristianismo, de esa filosofía de Aristóteles, que
parecía tenía que abandonarse en aquellas circunstancias...
Tal
es, brevemente dicho, el campo en que va a tener significación histórica y en
el que va a encontrar su posición el pensamiento de Santo Tomás de Aquino...
GRANDES ETAPAS DE LA VIDA DE SANTO TOMAS DE AQUINO
Todos
los acontecimientos de la vida de Santo Tomás están lejos de ser conocidos con
precisión y, sobre algunos puntos de importancia, aún hay incertidumbre.
Trabajos
de base del conocimiento de Santo Tomás son los siguientes: de la misma Edad
Media Historia Ecclesiae de Tolomeo de Lucca (1312-1317), Historia Beati Thomae
de Aquino de Guillermo de Tocco (hacia 1311) y las Actae de los procesos de
canonización de Nápoles (1319) y de Fossanova (1321).
Entre
los estudiosos modernos sobre Santo Tomás destacan Mandonnet (+ 1936) y M.
Grabmann (+1948).
De
manera resumida, éstas son las etapas de su vida:
ORIGEN.
Santo Tomás nació probablemente en 1225, en el castillo de Roccasecca, cerca
de la ciudad de Aquino, en el entonces Reino de Nápoles. Formaba parte de una
familia de nobles, aliados del emperador y fieles a su causa.
EN
MONTE CASINO (1230-1239), a la edad de cinco años, el niño Tomás es confiado
por sus padres, para su educación primera, a la vecina abadía de Monte Casino.
Se puede pensar que el deseo de su familia de verlo un día a la cabeza del célebre
monasterio no fue extraño a esta decisión. Siempre se ha pensado eso...
EN
LA UNIVERSIDAD DE NAPOLES (1239-1244, de los catorce a los diecinueve años).
Santo Tomás termina su formación literaria y empieza sus estudios de filosofía
en Nápoles, en donde tiene, de manera particular, como maestros, a Martín de
Dacia (en Lógica) y a Pedro El Irlandés (en Física).
SU
INGRESO CON LOS DOMINICOS (1244-1245, de sus diecinueve a sus veinte años). En
1244, el joven Tomás toma el hábito de la Orden de los Predicadores en el
convento de Santo Domingo de Nápoles. Irritados sus padres, porque tenían
otros planes para su hijo, hacen detener y encerrar al novicio, quien, por su
constancia, y después de diversas peripecias, que ponen de manifiesto su temple
y sus convicciones, obtiene finalmente la libertad para seguir su vocación.
ESTUDIOS
EN LA ORDEN DE SANTO DOMINGO (1245-1252, de sus veinte a sus veintisiete años).
Es muy probable que Santo Tomás fuera primero estudiante en el Stvdivm de Saint
Jacques de París (1245-1247), y que haya seguido a su maestro Alberto Magno a
Colonia, en donde terminó su formación (1247-1252).
SANTO
TOMAS, BACHILLER EN PARIS (1252-1256, de sus veintisiete a sus treinta y un años).
Designado para enseñar en París, que era entonces el centro intelectual de la
cristiandad, Santo Tomás empieza, según la costumbre, por"leer" la
Biblia de manera continua y rápida (cursorie), durante dos años; después,
durante otros dos, comenta las Sentencias de Pedro Lombardo.
SANTO
TOMAS, MAESTRO EN PARIS (1256-1259, de sus treinta y uno a sus treinta y cuatro
años). Fue admitido al magisterio al mismo tiempo que San Buenaventura –hay
que ver todo cuanto costó y significó esto para las órdenes religiosas: fue
otra de sus grandes luchas...– Santo Tomás comenta la Biblia (ordinarie),
presenta sus primeras cuestiones disputadas (De Veritate) y emprende la
composición de Contra Gentiles.
ESTANCIA
EN ITALIA (1259-1268, de sus treinta y cuatro a sus cuarenta y tres años). A
petición del Papa –siempre fue obediente y fiel hijo de la Iglesia y, de modo
particular, del Papa y de los superiores de su Orden...– Santo Tomás retorna
a Italia para cumplir las funciones de Lector de la Curia. Acompaña a ésta a
Anagni y a Orvieto y permanece un tiempo en Roma. Su actividad intelectual es
entonces extraordinariamente intensa: enseña Sagradas Escrituras (curso
magisterial ordinario), disputa sobre numerosas cuestiones, acaba Contra
Gentiles, compone la Catena Aurea, comenta a Aristóteles, inicia la Summa
Theologiae, etc...
ENSEÑA
POR SEGUNDA OCASION EN PARIS (1269-1271, de sus cuarenta y cuatro a sus cuarenta
y seis años). Llamado de nuevo a París, en ocasión de la crisis intelectual
provocada por el movimiento averroísta, Santo Tomás, sin dejar de tomar parte
en la polémica –recuérdese su formidable opúsculo De Unitate Intellectus
Contra Averroistas– prosigue incansablemente su tarea de profesor y de
escritor (Comentarios a las Sagradas Escrituras, comentarios a Aristóteles,
cuestiones disputadas, Summa Theologiae, opúsculos diversos).
ENSEÑANZA
EN NAPOLES (1272-1273, de sus cuarenta y siete a sus cuarenta y ocho años).
Asignado a Nápoles para tomar la dirección del nuevo Stvdivm Generale
dominicano, Santo Tomás une a sus habituales trabajos de maestro una actividad
apostólica notable...
CONVOCADO AL CONCILIO DE LYON, ENFERMEDAD Y MUERTE (1274, a sus cuarenta y nueve años). A petición de Gregorio IX, Santo Tomás se pone en camino para participar en el Concilio de Lyon. Se enferma en el transcurso del viaje y muere el 7 de marzo en la abadía cisterciense de Fossanova.
*******
Tomás
de Aquino fue Comentador, autor del comentario literal a las obras de Aristóteles
más ajustado al texto. Ello lo obligó a procurarse textos buenos, bien
traducidos, tarea en muy buena parte a cargo de su hermano de Orden dominicana
Guillermo de Moerbeke, quien le ayudó en sus comentarios. De allí el
extraordinario conocimiento de Aristóteles.
Historiador:
conoció muy bien el aristotelismo y el platonismo, sobre todos su
"sentido". Reconoce cuando hay error. Utiliza a Proclo, reconoce el
origen neoplatónico del Liber de Causis. Conoce muy bien el pensamiento de los
Padres de la Iglesia, de los árabes y de los judíos (Avicebrón, Maimónides...).
Por deseo de buscar armonía, cae en forzar el sentido de algunas expresiones de
San Agustín y otros. E.g.:"... utitur opinionibus Platonis non asserendo,
sed recitando" (S. Th. I, q 77, a 5).
Profesor
y Escritor: de grandes cualidades pedagógicas, muy reconocidas y admiradas.
Guillermo de Tocco dejó expresado que su doctrina es "Lucida et aperta";
que afluían "quamplures magistri religiosi et saeculares propter modum
docendi compendiosum, apertum et facilem". Sus Sumas eran manuales de
estudio. No tiene titubeos al estilo de S. Alberto o S. Buenaventura: va al
grano. En medio de las controversias fue ecuánime, digno y pacífico. Su
lenguaje contribuyó mucho a fijar la terminología filosófica.
Filósofo:
lo fue en grado eminente. Tiene muy clara conciencia de los derechos de la razón
a resolver el enigma de lo real y los hizo valer. La filosofía es autónoma;
Tomás señala un cambio de actitud con toda claridad: termina con la
domesticidad de la filosofía respecto de la teología. Arguye contra
agustinianos y averroístas a este respecto.
Teólogo:
es, por excelencia, el gran sistematizador de la teología cristiana. Cultivó
la teología revelada y la teología natural.
Dos
rasgos presenta el tomismo:
Constituye un sistema filosófico tributario de una muy larga tradición histórica.
Cuando se estudia la génesis histórica del tomismo se puede observar que tiene
su origen en la confluencia de todas las grandes corrientes culturales de la
Antigü&edad y de la alta Edad Media: platonismo y aristotelismo; helenismo
y arabismo; paganismo y cristianismo, sin hablar de las corrientes secundarias.
Domina y supera todas sus fuentes. No se trata de eclecticismo, ni de
sincretismo: se trata de síntesis nueva, con inspiración tradicional.
Representa el tomismo en los alrededores de 1260 la primera filosofía
verdaderamente original que haya producido la civilización cristiana: un
aristotelismo neoplatonizante, tan profundamente repensado, ampliado y
transfigurado que merece una denominación nueva: El tomismo.
¿A
qué situación histórica de orden filosófico responde el tomismo? A la de
superar las antinomias, al menos aparentes, del aristotelismo y del platonismo.
Las dos grandes orientaciones posibles del pensamiento humano: EL EMPIRISMO Y EL
IDEALISMO. Tomás de Aquino logró en buena parte esta síntesis. Veamos en
seguida:
a)
Lógica y Teoría del conocimiento. Opta por el realismo intelectualista de
Aristóteles. No admite iluminación especial de Dios en el conocimiento natural
y no reconoce al hombre ninguna intuición de las realidades espirituales, ya se
trate del alma, de las sustancias separadas o de Dios. El conocimiento
intelectual se adquiere por abstracción a partir del dato de la intuición
sensible y la abstracción es una actividad del entendimiento agente personal de
cada persona individual. Un cierto conocimiento de lo espiritual se obtiene por
reflexión sobre nuestros propios actos espirituales (pensar y querer), pero aun
estos jamás se dan plenamente separados de la actividad sensorial. Sigue Sto.
Tomás a Aristóteles en su lógica y teoría de la ciencia. Puede suponerse
influencia de la Escuela de Pedro Abelardo, de la facultad de Artes de París,
de la de Artes de Nápoles y de Alberto Magno.
b)
Metafísica: su metafísica, aspecto brillante del genio de Sto. Tomás, está
dominada por la idea de participación, tema central del platonismo. Los seres
finitos están compuestos de essentia y de esse: son participaciones del esse
subsistens, ser absolutamente simple y, por tanto, plenitud de ser o ser
infinito (no finito), causa creadora, ejemplar y final de todo el orden de los
seres finitos. Esta composición de essentia y de esse, fruto de la participación
platónica interpretada por los neoplatónicos griegos y, sobre todo, por
Avicena, es expresada por Sto. Tomás en términos de acto y potencia, lo que
constituye una ampliación evidente de la doctrina aristotélica.
En
potencia por relación a su esse, la esencia finita lo está también por su
relación a su agere, es decir, al aumento de ser que ella adquiere por sus
actos segundos; en otras palabras, su actividad es accidental.
Sobre
la base de esta doctrina, Sto. Tomás desarrolla una teoría de la actividad de
las criaturas que implica concepciones muy ricas acerca del orden universal y de
la jerarquía de los seres, tema usual entre los neoplatónicos.
La
metafísica de Sto. Tomás contiene una notable deducción de los atributos del
esse subsistens a partir de las conclusiones, quinque viae, que encaminan la razón
hasta el conocimiento del Ser Supremo.
c)
Psicología. Para Sto. Tomás, lo mismo que para Aristóteles, la ciencia del
alma es una sección de la Filosofía natural. Pero le concedió mucho atención,
por lo que su psicología merece ser considerada por aparte. La solución que
Sto. Tomás propone al problema de la naturaleza humana supera todas las
tentativas anteriores hechas por Platón, Aristóteles, san Agustín, Averroes y
otros. Esta solución ha sido posible gracias a la noción muy exacta que él
tenía de la causalidad creadora, influencia permanente de Dios sobre el orden
creado y sobre su evolución.
El
hombre es una sustancia única, compuesta de materia y de una forma sustancial
única; el alma es espiritual e inmortal. El alma hmana es, pues, a la vez,
forma sustancial del cuerpo y forma subsistente. Es decir, capaz de subsistir
sola y principio de actividades propias: el pensar y el querer. El alma es forma
materiae et forma inmaterialis, lo cual implica que el alma es creada por Dios,
no producida por una causación puramente biológica, pero al término de un
proceso biológico: la generación.
Las
consecuencias de esta situación metafísica son importantes: forma de la
materia, el alma se individúa por su relación con la materia, la cual es la
razón última de la multiplicidad puramente numérica en los seres corporales.
Una multiplicidad de almas humanas de la misma especie es, pues, posible,
contrariamente a lo que sostenía Averroes. Por otra parte, en cuanto forma
inmaterial, el alma inmortal es capaz de una actividad estrictamente inmanente y
autónoma, la que confiere al hombre su dignidad personal. De tal manera que el
hombre es la síntesis sustancial de lo espiritual y de lo corporal, el nexo
entre el universo de los espíritus y el de los cuerpos.
d)
Moral. La ética de Sto. Tomás es el fruto de toda su filosofía. Aquí también
toma mucho de Aristóteles, pero lo supera en las tesis capitales, gracias a la
profundidad de su metafísica y de su psicología. Hay dos nuevas e importantes
ideas con relación al aristotelismo:
-
La idea de fin último. El fin último natural de toda persona creada es el
conocimiento y el amor de la causa primera. Para el hombre este fin no puede ser
poseído o alcanzado de una manera estable y definitiva, sino al término de su
existencia terrestre, en una vida puramente espiritual, análoga a la de los espíritus.
-
La idea de obligación. La prosecución del fin último la realiza el hombre en
el mundo en una vida de prueba, en cuyo transcurso construye su destino. La razón
le revela al hombre –si está dispuesto a usarla bien– las exigencias de su
naturaleza, las cuales son la expresión de la ley divina misma. El hombre debe
conformar su actitud libre al orden moral así descubierto. La sanción de la
actividad moral es natural e inmanente. La muerte fija para siempre al alma
humana, ya sea en el orden y la bienaventuranza, ya sea en el desorden y la
infelicidad.
e) Filosofía de la naturaleza. En este aspecto Sto. Tomás vuelve al hilemorfismo aristotélico, eliminando los añadidos estoicos (rationes seminales) y neoplatónicas (materia espiritual, pluralidad de formas), que lo sofocaban. Aplica su teoría metafísica de la actividad a la acción de los cuerpos y sobre todo a la de los vivientes. Pero, en numerosos sectores de la filosofía natural es tributario de la física de Aristóteles y ni siquiera piensa liberarse de ella: filosofía de las esferas celestes, teoría de los elementos y de los mixtos, concepciones biológicas... todo es retomado del Filósofo. Es la parte más débil de la obra de Sto. Tomás.
*******
Por
supuesto que el tomismo tiene límites y lagunas, pero no son el objeto del
presente discurso; valga decir únicamente que límites y lagunas solo prueban
que el espíritu humano es limitado y que el tiempo condiciona el pensamiento,
igual que todo lo demás. Pero sin duda lo que sobresale en el tomismo es el
esfuerzo inmenso y fecundo realizado por Sto. Tomás en una vida tan corta, en
solo veinte años de muy grande actividad. Mostró una fuerza de concentración
capaz de derivarlo todo de principios generales, con gran coherencia en el
conjunto. El influjo de su pensamiento es sobresaliente y su capacidad de síntesis
extraordinaria.
Muerto
a los 49 años, Santo Tomás dio pruebas poco comunes de una prodigiosa
actividad de profesor y de escritor: todas las materias filosóficas y teológicas
estudiadas en su tiempo fueron tratadas por él. De las numerosas obras que dejó,
unas, las cuestiones disputadas y las lecciones, representan el fruto directo de
su enseñanza; las otras, Sumas, opúsculos diversos, son composiciones libres.
Algunas de estas obras fueron escritas de su puño y letra, y otras solamente
dictadas, algunas de las cuales no son más que simples recopilaciones.
Al modo que las obras de Aristóteles tuvieron mala prensa, –al contrario de Platón que la tuvo muy buena–, así también le ocurrió en buena parte a Santo Tomás. Al presente cabe atribuirle unas cien obras, las que por su volumen y hondura, constituyen un trabajo verdaderamente prodigioso...
*******
Santo
Tomás dialogó con el pasado y con su presente; penetró en las diversas formas
de saber, en sus métodos y en sus contenidos; supo el modo de enfrentar la fe y
la razón; la teología y la filosofía; no ignoró la posición de ningún
pensador importante y de cada uno supo aprovechar lo mejor, siendo siempre
consecuente con la verdad y con los principios.
De
manera particular le tocó un papel protagónico en las cuestiones más arduas
de su tiempo: la incorporación de Aristóteles, que desde entonces quedó
incorporado a Occidente; el enfrentamiento a los errores platónicos, que tan
hechizados tenían a tantos cristianos; el derecho de los religiosos a enseñar
en las universidades; el combate frontal al averroísmo latino, por resultar
contrario a la verdad filosófica y revelada; realizar la síntesis del humano
saber; acentuar las razones del ser cristiano de la cultura occidental; dejar un
extraordinario y valiosísimo corpus theologicum y philosophicum y un modo de
enfrentar la adquisición del saber...todo lo cual explica su grandeza y el
inmenso interés de la Iglesia en que se siga el método de vida y pensamiento
de Santo Tomás de Aquino, que en él fue tan fecundo.
.................................
Notas de pie de página
[*] Discurso en el templo Santo Tomás
de Aquino de Santo Domingo de Heredia. Asociación Academia Santo Tomás de
Aquino.
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Acerca del autor:
Guillermo Malavassi: Catedrático por cuarenta años de Historia del
Pensamiento, ex Ministro de Educación de Costa Rica (1966-1969), ex Diputado
(1982-1986), cofundador de la Universidad Autónoma de Centro América
(1975-1976), Rector de ella desde su fundación en 1976; autor de varios libros
y muchos artículos; comentarista radial del programa PANORAMA desde 1982.
Comendador de la Orden Civil "Alfonso El Sabio"; Grand’Ufficiale
Dell’Ordine al Merito della Repubblica Italiana; Oficial en la Orden de las
Palmas Académicas de la République Francaise; "Galardón Democracia y
Libertad" de la Cámara de Comercio de Costa Rica (1990); Académico
Honorario de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas; Doctor Honoris
Causa de la Universidad Autónoma de Centro América con la mención de Magnvs
Docendi Libertatis Defensor.
Guillermo
Malavassi, gmalavassi@uaca.ac.cr
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Acerca de este documento
Referencia: Guillermo Malavassi: Santo Tomás de Aquino frente al Cristianismo y
la historia de la Filosofía, Revista Acta Académica, Universidad Autónoma de
Centro América, Número 21, pp [129-135], ISSN 10177507, Noviembre 1997.
Internet: http://www.uaca.ac.cr/acta/1997nov/guille2.htm
Revisión: UACA, Noviembre 1997
ACTA ACADEMICA, UACA.
Copyright © 1997 Guillermo Malavassi
Revista Acta Académica
Universidad Autónoma de Centro América