1. SOLEDAD/DESIERTO

Nuestro verdadero desierto


«La verdadera soledad es la morada del hombre; la falsa soledad, el refugio del 
individualista.

Hay que ir al desierto, no para huir de los demás hombres, sino para hallarlos en Dios. 
Realmente, no hay soledad más peligrosa que la del hombre perdido en la multitud, que no sabe que está solo, ni funciona tampoco como una persona en medio de una comunidad.

El mero vivir en medio de otros hombres no garantiza que vivamos en comunión con ellos, ni siquiera que tengamos comunicación con ellos. ¿Quién tiene menos que comunicar que el hombre masa? Con mucha frecuencia, quien más tiene que decir es el solitario; no es que use muchas palabras, pero cuanto dice es nuevo, sustancial, único. Es propio de él.

El mero vivir solo no aísla al hombre; el vivir en sociedad no provoca la comunión entre los hombres.

No hay verdadera soledad, excepto la soledad interior. Y la soledad interior no es posible para nadie que no acepte el lugar que le corresponde en relación con los demás hombres. La soledad no es separación».


Tomas Merton
Nuevas semillas de contemplación/Ed. Edhasa, pág. 56 ss.)
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