TRABAJO - TEXTOS
1.TRABAJO/PRESENCIA-D D/PRESENCIA/TRABAJO
«No lo dudes»
"Tú que sigues a Cristo y que le imitas,
tú que vives de la palabra de Dios,
tú que meditas en su ley noche y día,
tú que te ejercitas en sus mandamientos,
tú estás siempre en el santuario y nunca sales de él.
Porque el santuario no hay que buscarlo en un lugar,
sino en los actos, en la vida, en las costumbres.
Si son según Dios,
si se cumplen conforme a su mandato,
poco importa que estés en tu casa o en la plaza,
ni siquiera importa que te encuentres en el teatro;
si sirves al Verbo de Dios,
tú estás en el santuario,
no lo dudes».
Este espléndido texto de Orígenes puede servirnos de lema al
comienzo de un nuevo curso, frecuentemente unido con un
sentimiento de desilusión y de pereza ante la vuelta a un trabajo que
nos resulta monótono o fatigoso. Hemos finalizado unas semanas de
descanso -los que hemos tenido esa suerte- y encaramos la realidad
que constituye la trama habitual de nuestra vida. Ojalá estos días de
vacaciones nos hayan servido para un crecimiento en nuestra vida
familiar, en nuestro desarrollo personal, en nuestro ser cristiano.
PRESENTE:Ojalá también sepamos asumir nuestra vida habitual tal
como es; con la convicción de que ese es el camino que Dios quiere
de cada uno de nosotros y de que es posible encontrar ilusión,
sentido y gozo profundo en lo que tenemos entre manos. Ojalá
sepamos saborear y sacar sentido al presente, que es lo único de lo
que podemos disponer, sin vivir añorando el pasado ni proyectados
hacia el futuro. «Carpe diem», decía el viejo poeta latino: coge cada
día entre tus manos, ya que sólo es de él del que puedes disponer.
Intenta seguir e imitar a Cristo: pregúntate cómo actuaría él en tu
situación concreta y lucha por reproducir sus actitudes y sentimientos;
busca en la palabra de Dios la luz, el camino, la fuerza y que su
meditación vaya marcando tu existencia cotidiana; ejercítate en los
mandamientos del Señor, porque no son una coacción que se te
impone, sino la mejor expresión de tus auténticas aspiraciones
humanas. Si vives así, «tú estás siempre en el santuario y nunca
sales de él».
«No lo dudes»: Dios está en tu trabajo doméstico, entre los
pucheros y el microondas; entre tus preocupaciones por el bien de los
hijos, entre las alegrías de la vida familiar.
«No lo dudes»: Dios está en tu mesa de trabajo, tantas veces
desordenada, en los trámites que no sabes cómo acabar, entre tus
compañeros y amigos de trabajo o estudio.
«No lo dudes»: Dios está en tu despertar, en tus idas al trabajo, en
tus prisas y tus nervios, en el tráfico insufrible, entre las máquinas de
la fábrica, en la ilusión de la vuelta a casa, aunque sea de noche.
«No lo dudes»: Dios está en el amor a los tuyos, en tu entrega
generosa a tus amigos fieles..., y «ni siquiera importa que te
encuentres en el teatro».
«No lo dudes», «carpe diem»: intenta vivir con intensidad cada día,
descubrir su belleza y las voces escondidas de Dios que te habla. Ese
es tu santuario.
JAVIER
GAFO
DIOS A LA VISTA
Homilías ciclo C
Madrid 1994.Pág. 401 s.
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2../Rm/08/28:CREACION/TRABAJO:TRABAJO/CREACION:
"Hay una cosa tremendamente decepcionante, y es que muchos
cristianos, demasiado poco conscientes de las responsabilidades
"divinas" de su vida, viven como los demás hombres, a medio
esfuerzo, sin conocer el aguijón ni la embriaguez que suscita la
promoción del Reino de Dios desde todos los campos humanos...
Mediante nuestra colaboración, que El mismo suscita, Cristo se
consuma, alcanza su plenitud, a partir de toda criatura. Tal vez
imaginábamos que la Creación acabó hace mucho tiempo. Es un
error, porque continúa perfeccionándose y en las zonas más elevadas
del Mundo. Y nosotros servimos para terminar, incluso mediante el
más humilde trabajo de nuestras manos. Tal es el sentido y el valor
de nuestros actos. Con cada una de nuestras obras -por más
sencillas y monótonas que sean- trabajamos, atómica pero realmente,
en llevar a Cristo un poco de acabamiento.
Todo lo que puedo hacer de bueno se halla recogido por algo de sí
mismo en la realidad de Cristo consumado. Todo lo que soporto, con
fe y con amor, de disminución y de muerte, me hace un poco más
íntimamente parcela integrante de su Cuerpo místico.
Exactamente es Cristo lo que hacemos o experimentamos en toda
cosa. No sólo "diligentibus omnia convertuntur in bonum", sino todavía
más claramente, "convertuntur in Deum", y del todo explícitamente,
"convertuntur in Christum".
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3.PARO-OBRERO.
El paro es síntoma de un sistema económico tarado. Es el mal
endémico del modelo capitalista de producción que precisa de una
retaguardia de parados para ir cubriendo las vacantes en la
vanguardia de los ocupados. De este modo pueden mantenerse las
tasas de crecimiento y equilibrarse las fuerzas en el mercado de
trabajo a favor de los compradores. El sistema necesita que haya más
trabajadores que puestos de trabajo, como necesita que se
multipliquen las necesidades más deprisa que la producción de
satisfacciones, porque lo que busca es que haya siempre más
hambre que pan, que es lo que hace posible el negocio.
Pero el paro es muchas más cosas. Es un problema psicológico por
los procesos de frustración que desencadena a nivel del individuo, es
un problema social por la incidencia que tiene sobre las familias
afectadas y en definitiva sobre la comunidad, y es un problema
político, al menos en cuanto supera las tasas consideradas como
"sanas" para posibilitar el crecimiento económico.
El paro constituye un atentado contra la persona. Pues el parado
es un hombre sin valor cuando lo que cuenta es el trabajo y no por lo
que tiene de humano, sino por lo que se considera una mercancía.
Cuando se aprecia a los hombres por su salario (tanto tienes, tanto
vales), la escala de "dignidades" se ordena de acuerdo con el baremo
de precios. Todos los hombres están en venta, aunque se coticen
unos más que otros. En una situación así el paro resulta ser la
tragedia del hombre asalariado, que ve cómo baja su cotización. El
parado deviene un ser marginado, igual que la mujer que trabaja en
usos domésticos, que no son trabajos cotizables en el mercado.
La reducción del hombre a "hombre asalariado" está en la raíz de
muchos de los problemas sociales. Pues aunque el régimen de
salariado no sea injusto, dista mucho de ser un régimen justo. Al
menos, no se ajusta a la condición íntegra del hombre, que es mucho
más que un trabajador y vale mucho más que los salarios con que se
le compran. Y no porque haya que ponerle más precio a su trabajo,
sino porque lo que hay que hacer es respetar al hombre, no ponerle
precio a su vida y dejarle vivir.
EUCARISTÍA 1978/44
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4.H/CREADOR/POEMA: TRABAJO/CREACION/PO:PO/ROSALES
Pintando: haciendo el mundo
de nuevo, para amarlo
con un amor más nuestro;
haciendo versos
que cicatrizarán;
haciendo algo
parecido al amor,
tan parecido
que aún podemos atirantarnos
un poco el corazón;
haciendo pueblos
con paja en el establo,
aperos de labranza en las paredes
y agua lagrimeante en los tejados;
cosiendo al sol las redes en la playa,
y andando, amando, hablando
con palabras de nieve sucesiva
que al decirlas se rompen sobre el labio;
enterrando a los vivos y a los muertos
juntos o separados
si no hay mano de obra;
haciendo tierra
para dejar simiente;
descansando
en las horas del ocio y en las horas
de este humano consuelo del trabajo
que es nuestra redención;
siendo y cayendo
en el mar, en la fábrica, en el campo,
amándote, olvidándote y negándote,
te encarnamos de nuevo, somos tuyos,
Señor;
somos tus manos.
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5. TRABAJO/SANTIDAD
El trabajo nos hace santos
De una sociedad en la que la aspiración de muchos era vivir como
los que no trabajaban, se ha pasado a desear vivir como los que
trabajan. De la concepción del trabajo como un mal y un castigo, se
ha pasado a verlo como fuente de dignidad.
Hoy se valora mejor el trabajo y se valoran mejor los trabajos,
aunque aún quede mucho por hacer y muchas desigualdades por
corregir.
Hay muchos ángulos desde los que se puede mirar esta actividad
básica del ser humano: el derecho a trabajar, el trabajo al servicio de
la dignidad del hombre, el salario justo, el trabajo en condiciones
dignas, la utilización criminal del trabajo infantil, etc.
Pero hay un ángulo que para los cristianos es fuente y origen de
todos los demás: el trabajo santifica, porque en el planes de Dios el
hombre ha de dominar y enseñorearse del mundo a través de él. El
trabajo prolonga la obra del Creador, contribuye al progreso de la
tierra y al crecimiento del Reino de Dios.
Los hombres y mujeres creyentes dan al trabajo un sentido
especial cuando ponen en él y en las relaciones laborales, junto a
una esmerada competencia profesional, los valores genuinos del
Evangelio, especialmente la justicia y la caridad, y convierten en una
ofrenda a Dios y en un servicio a los hombres todo lo que hacen con
esfuerzo y sudor cada día.
AMADEO RODRÍGUEZ
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