DIETRICH BONHOEFFER
Pr. Joaquín Yebra.
P: ¿De quién vamos a hablar hoy, Joaquín?
R: Llevamos bastante tiempo hablando de cristianos de tiempos muy pretéritos. De modo que hoy vamos a hablar en este programa de alguien mucho más próximo a nosotros. Un hombre de la cristiandad del siglo XX. Vamos a dedicar este programas "A Ras del Suelo... pero con el corazón bien alto" al pastor luterano Dietrich Bonhoeffer.
P: Este pastor fue asesinado por los nazis, ¿verdad?
R: Efectivamente. El día 9 de Abril de 1945, a la edad de 39 años, moría Dietrich Bonhoeffer, ahorcado a manos de la Gestapo, en el campo de concentración de Flossenbürg. Así se ponía fin a la vida entre los hombres de uno de los más destacados pensadores del protestantismo mundial.
P: ¿Cuándo y dónde nació Bonhoeffer?
R: Pues nació en Breslau, el día 4 de Febrero de 1906. Su padre, Karl Bonhoeffer, era profesor numerario de psiquiatría, y su madre, Paula, pertenecía a una distinguida familia, de apellido Von Hase.
P: ¿Qué puedes decirnos de su infancia?
R: Trascurrió con la tranquilidad de una familia acomodada y provinciana, hasta que se trasladaron a Berlín, en cuya universidad fue nombrado su padre catedrático de psiquitría.
P: ¿Dónde realizó sus estudios el pastor Bonhoeffer?
R: En Berlín, donde ingresó en la universidad en 1923, licenciándose en teología en el año 1927, con una brillante tesis titulada "Communio Sanctorum".
P: Tengo entendido que pasó algún tiempo en España...
R: Sí, efectivamente, pasó un breve período, entre 1928 y 1929 como pastor de la iglesia evangélica luterana alemana de Barcelona. De allí marchó para los Estados Unidos de América, donde continuó sus estudios teológicos de posgrado durante el año 1930, en el afamado Union Theological Seminary, de Nueva York.
P: ¿Permaneció mucho tiempo fuera de Alemania?
R: No. En 1931 fue nombrado profesor de la Universidad de Berlín, y capellán de los estudiantes de la Escuela Politécnica Superior de la misma ciudad. De allí se trasladó en 1933 a Londres para hacerse cargo del pastorado de la iglesia evangélica luterana de San Pablo, de la colonia alemana de la capital inglesa. Y en 1935 regresó a Alemania para hacerse cargo de la dirección del seminario de la llamada "Iglesia Confesante", en Finkewald, en Pomerania, una institución ilegal donde se formaban los pastores de la iglesia evangélica luterana no sometida al poder estatal nazi. Aquí, y durante este tiempo, Dietrich Bonhoeffer escribiría dos de sus más significativas obras: "El precio de la gracia" y "Vida comunitaria".
P: ¿Qué puedes decirnos más acerca de la "Iglesia Confesante"?
R: Bueno, tenemos que empezar por tener presente que el curso de los acontecimientos políticos a raíz de la subida al poder del partido nazi, con el cabo Hitler a la cabeza, llevó a Bonhoeffer, con algunos pastores, teólogos y otros intelectuales, a reflexionar muy seriamente sobre la responsabilidad de la iglesia frente al nazismo, y su propia responsabilidad personal. Así surgió la llamada "Iglesia Confesional", formada por la cristiandad alemana abiertamente opuesta a los llamados "Deutsche Christen", es decir, los "Cristianos Alemanes", adictos a los postulados hitlerianos, y vendidos al poder estatal del partido nacional socialista nazi.
P: ¿Pudo conservar su cátedra en la Universidad de Berlín bajo el poder nazi?
R: No. En 1936 fue desposeído de su cátedra, continuando con su labor pastoral y como profesor del seminario secreto de la Iglesia Confesante. Luego, en 1939, recibió una invitación para dictar una serie de conferencias en diversos seminarios y universidades de los Estados Unidos de América. Allí, y ante las perspectivas de la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, varios seminarios norteamericanos le brindaron la oportunidad de quedarse en América como profesor de teología y filosofía. Pero en el mes de Julio de aquel año de 1939, Bonhoeffer decidió regresar a Alemania.
P: ¿No fue una verdadera locura semejante decisión?
R: Egoístamente hemos de decir que sí lo fue. Pero lo cierto es que el sentido elevadísimo de responsabilidad cristiana de Bonhoeffer le hizo tomar aquella decisión, probablemente la más dramática de su vida... Una decisión con la que culminaba una idea que había albergado durante todo el tiempo que pasó en los Estados Unidos. La prueba la hallamos en su diario de aquellos días. Dice así: "Echo de menos a Alemania, a los hermanos... No comprende por qué estoy aquí... En caso de guerra no quiero encontrarme aquí."
P: ¿Cuándo regresó?
R: Fue en la noche del 7 al 8 de Julio de 1939. Embarcó para aquella Alemania nazi, hacia un futuro oscurísimo, dejando atrás la paz y la tranquilidad, el reconocimiento y las grandes oportunidades personales... Frente a él, la guerra y la barbarie... Poco antes de embarcar para Alemania, Bonhoeffer escribiía a Reinhold Niebuhr desde los Estados Unidos, y le decía así:
"Debo pasar este difícil período de nuestra historia nacional junto a los cristianos de Alemania. No tendré ningún derecho a participar de la reconstrucción de la vida cristiana en Alemania, si no comparto las pruebas de este hora con mi pueblo... Los cristianos de Alemania deberán enfrentar una terrible alternativa: O bien desear la derrota de su nación para que la civilización cristiana sobreviva, o bien desear la victoria de su nación y, por tanto, la destrucción de nuestra civilización. Yo sé cuál de estas dos alternativas debo escoger. Pero no puedo hacer esa elección desde un lugar seguro." En el barco, de regreso a Alemania, escribe en su diario estas palabras:
"Desde que estoy a bordo, el dilema interior sobre el porvenir ha cesado."
P: Evidentemente, la postura de Dietrich Bonhoeffer se iría haciendo cada día más insostenible...
R: Claro está... A medida que avanzaba la guerra, la postura de Bonhoeffer se hacía más difícil. Los miembros de la Iglesia Confesional iban siendo detenidos y enviados a las prisiones militares y campos de concentración. Los profesores y pastores eran destituidos y detenidos... Hasta que el día 5 de Abril de 1943, Bonhoeffer fue arrestado y recluido en la sección militar de la cárcel de Tegel, próxima a Berlín, donde permaneció hasta el mes de Octubre de 1944. Exactamente desde el 5 de Abril de 1943 al 8 de Octubre de 1944.
P: ¿Qué sucedió entonces?
R: Le fueron descubiertos algunos documentos comprometedores, y entonces le trasladaron a la cárcel de la calle Prinz Albrecht. Allí escribió muchas cartas dirigidas a sus amigos y compañeros, y muy especialmente a Eberhard Bethge, a quien podemos considerar el mejor biógrafo de Bonhoeffer... En la prisión, Dietrich se ocupó de la redacción de muchos temas teológicos y filosóficos, y en especial de la terminación de su obra titulada "Ética", además de una vasta producción epistolar y poética.
P: ¿Se conservan las cartas de Bonhoeffer que escribió durante su encarcelamiento?
R: Sí. Después de la guerra serían recopiladas y publicadas por su amigo Bethge con el título de "Widerstand und Ergebund", en castellano "Resistencia y Sumisión", obra editada en español por aquellos inolvidables "Libros del Nopal", de Ediciones Ariel, en Esplugues de Llobregat, Barcelona, allá por el mes de Diciembre de 1969, y que llegaban a nuestras manos, cansadas de leer libritos ñoños y mojigatos, y ávidas por conocer el pensamiento de los teólogos protestantes contemporáneos...
P: Joaquín, antes mencionaste unos documentos comprometedores para Bonhoeffer... ¿De qué se trataba?
R: Pues para responderte es necesario hacer un poquito de historia... Veamos... Durante el tiempo que Bonhoeffer pasó en Londres, pastoreando la iglesia evangélica luterana alemana de San Pablo, estableció una estrecha amistas con el obispo anglicano de Chichester. Esta amistad le condujo, en medio de la guerra -concretamente en el mes de Mayo de 1942- a contactar con este primado de la Iglesia de Inglaterra con el propósito, secundado por muchos otros demócratas alemanes, de tender un "puente" entre la "otra" Alemania -la democrática- y los Aliados. Aquella acción conspiradora, emprendida por amor al pueblo alemán, y contra el estado impío y criminal del cabo Hitler y su partido nazi, quedó al descubierto al encontrarse las actas de Zossen, en las cuales aparecían los nombres de patriotas alemanes anti-hitlerianos, como Canaris, Oster, Sack, algunos de ellos relacionados con Bonhoeffer, y entre los cuales se encontraban también algunos de los participantes en el atentado contra Hitler del día 20 d4e Julio de 1944. Por esta razón, Bonhoeffer fue trasladado a la cárcel de la calle Prinz Albrecht, donde sería sometido a una vigilancia mucho más severa. De allí sería trasladado al campo de concentración y exterminio de Buchenwald, y desde aquel infierno al de Flossenbürg.
P: Me pregunto cómo logró Bonhoeffer comunicarse por carta con el exterior...
R: Pues lo cierto es que al cabo de unos meses, Dietrich ya se había ganado muy buenos amigos entre los guardianes de la prisión, así como entre el personal sanitario, y a través de ellos logró comunicarse con sus familiares y amigos.
P: La ejecución fue, dijiste, el día 9 de Abril de 1945, ¿verdad?
R: Efectivamente. Así fue. El día de su ejecución Bonhoeffer asombró a todos por su serenidad...
P: ¿Nos ha llegado algún testimonio de primera mano?
R: Sí. Del médico del campo de Flossenbürg, el doctor Best, nos ha llegado este relato:
"A través de la puerta medio abierta de una celda del barracón vi, antes de quitarse la ropa de preso, al pastor Bonhoeffer de rodillas, orando fervorosamente a Dios, su Señor... Cuando la víspera de ese día dos policías le ordenaron que los acompañase, Bonhoeffer dijo: "Esto es el fin; para mí el principio de la vida."
Después, Phillip von Hessen encontró en la celda de Bonhoeffer un ejemplar de la Santa Biblia y un volumen de las obras de Goethe. En ambos aparecía el nombre manuscrito de Bonhoeffer.
Aquel mismo día 9 de Abril de 1945, era asesinado también su cuñado, Hans von Dohnanyi, en Sachsenhausen...
Viene a mi recuerdo un fragmento de un poema de Bonhoeffer...
"Tú,
que castigas y perdonas los pecados,
¡Oh Dios, yo he amado a este pueblo!
Me basta haber llevado su deshonra y su carga...
Y haber visto luego su salvación.
Sosténme, ahora: Mis fuerzas declinan.
¡Oh Dios fiel! Prepara mi sepultura..."
P: A pesar de la prematura muerte de Dietrich Bonhoeffer, su pensamiento ha dejado, sin duda, una profundísima huella en toda la obra teológica de este siglo XX, ¿verdad?
R: Ciertísimo. Aunque no tuvo tiempo para desarrollar su pensamiento teológico, y no pudo escribir una teología sistemática completa, es ciertísimo que su reflexión teológica en general, y su pensamiento cristológico en particular, han dejado una profunda huella en el quehacer teológico- filosófico hasta nuestros días... Creo que destaca en la cristología de Bonhoeffer la realidad del hombre-Dios Jesucristo... Veamos un párrafo brevísimo, pero claramente sintetizador, de su obra "¿Quién es y quién fue Jesucristo?":
"No sé quién es el hombre Jesucristo si al mismo tiempo no digo: el Dios Jesucristo; y no sé quién es el Dios Jesucristo si al mismo tiempo no digo: El hombre Jesucristo."
Y al leer estas palabras, a mí se me llena el corazón con la confesión del incrédulo Tomás, con el que honestamente tanto me identifico, ante Jesucristo resucitado, que nos llegan en el Evangelio según San Juan 19:28: "Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!"
P: Joaquín, creo haberte escuchado varias veces citar en tus sermones y estudios bíblico una obra de Dietrich Bonhoeffer titulada "El precio de la gracia"... ¿Qué puedes decirnos al respecto?
R: Para mí fue un descubrimiento valiosísimo; una obra que hasta el día de hoy releo y aplico a mi vida y a mi predicación a la iglesia, porque creo que el sentido de la doctrina gloriosa de la gracia soberana de Dios está bastante desvirtuado, o bien ignorado o bien pervertido; y creo que el estudio profundo de Bonhoeffer al respecto, con la introducción de los clarificadores conceptos de la "gracia barata" y la "gracia cara", es de importancia capital para la cristiandad contemporánea... Permíteme que cite unos breves párrafos de esta obra:
"La gracia barata es el enemigo mortal de nuestra iglesia... La gracia barata es la gracia como doctrina, como principio, como sistema... La gracia barata es la justificación del pecado, y no del pecador... La gracia cara es el tesoro oculto en el campo, por el que el hombre vende todo lo que tiene... Es la perla preciosa por la que el mercader entrega todos sus bienes; es el reino de Cristo por el que el hombre se arranca el ojo que le escandaliza... Es la llamada de Jesucristo que hace que el discípulo abandone sus redes y le siga... Es cara porque llama al seguimiento. Es gracia porque llama al seguimiento de Jesucristo. Es cara porque le cuesta al hombre la vida; y es gracia porque le regala al hombre la vida... Sobre todo, la gracia es cara porque ha costado cara a Dios; porque le ha costado la vida de su Hijo -habéis sido adquiridos a gran precio- y porque lo que ha costado caro a Dios no puede resultarnos barato a nosotros... La gracia cara es la encarnación de Dios."
P:Supongo que mientras la iglesia oficial, vendida al estado nazi, hacía caso omiso respecto al exterminio de los judíos, la Iglesia Confesante mantendría otra actitud, ¿verdad?
R: Naturalmente. Mientras que las jerarquías de las iglesias -con escasísimas y honradísimas excepciones- silenciaban o ignoraban la atrocidad indescriptible del Holocausto, los cristianos de la Iglesia Confesante proclamaban su condena del horror nazi. Pero el odio antisemita era tan grande y arraigado que Bonhoeffer se encuentra con ese sentimiento incluso dentro de la cárcel, y entre sus propios compañeros de cautiverio. Leo un corto fragmento de una de sus cartas, la fechada el 23 de Enero de 1944, donde dice, concretamente en el último párrafo:
"He tenido que usar un nuevo tono con el compañero de mis diarios paseos. A pesar de todos sus esfuerzos por agarrarse a mí, se le escapó hace poco una observación sobre el "problema de los judíos", que me obligó a tratarle con tanta reserva y frialdad como posiblemente yo nunca he tratado a nadie...".
P: La verdad es que debieron ser muy difíciles para los cristianos aquellos días de la Alemania nazi...
R: Sí, sin duda, aunque incomparablemente más para los judíos... Un gran contingente de los cristianos alemanes volvieron sus ojos en otra dirección. No quisieron saber. De ahí se desprenden las palabras de Bonhoeffer en un artículo titulado "Al cabo de diez años", y que Dietrich escribió a finales del año 1942 como regalo de Navidad que él pensaba enviar a algunos de sus amigos y compañeros. El manuscrito ha resistido bombardeos y registros policiales; ha permanecido escondido entre tejas y vigas, y uno de sus párrafos dice así:
"Hemos sido mudos testigos de actos malos, estamos de vuelta de todo, hemos aprendido el arte del disimulo y de la palabra equívoca; la experiencia nos ha enseñado a desconfiar de los hombres.
A menudo hemos privado a nuestro prójimo de la verdad o de una palabra libre que le debíamos.
Insoportables conflictos nos han hecho dóciles o quizás cínicos. ¿Aún somos útiles? No necesitaremos genios, cínicos, menospreciadores de hombres o refinados tácticos, sino hombres sencillos, humildes y rectos. ¿Será bastante fuerte nuestra fuerza de resistencia interior para oponernos a lo que nos ha sido impuesto? ¿Será suficientemente despiadada nuestra sinceridad para con nosotros mismos para que podamos encontrar de nuevo el camino de la sencillez y de la rectitud?
P: Joaquín, ¿y qué hay de la poesía de Bonhoeffer?
R: Personalmente creo que hay tanta teología en sus poemas como en sus escritos teológicos, si no más... A mí me encanta el poema hallado en una carta suya fechada el 16 de Julio de 1944... Faltaban 63 días para que yo naciera...
"¿Quién soy yo? Me dicen a menudo
que salía del encierro de mi celda
sereno, alegre, con firmeza,
cual hacendado de su rural vivienda.
¿Quién soy yo? Me dicen a menudo
cuando hablaba a mis guardianes
libre y amigable, claramente,
como si fuese yo quien diera las ordenes.
¿Quién soy yo? También me dicen
que soportaba los días de infortunio
tranquilo, sonriente, dignamente,
como acostumbrado a ganar siempre.
Pero ¿soy realmente lo que otros dicen que soy?
¿O soy solamente lo que yo mismo conozco de mí,
inquieto y anhelante y enfermo, cual pájaro enjaulado,
luchando por respirar, como si unas manos
me oprimieran la garganta,
suspirando por los colores, las flores, el canto de los pájaros, sediento de
palabras cariñosas, de compañía,
moviéndome agitado, a la espera de grandes acontecimientos,
temblando impotente por amigos infinitamente alejados,
cansado y vacío al orar, al pensar, al actuar,
débil y presto a despedirme de todo?
¿Quién soy yo? ¿Éste o el otro?
¿Soy una persona un día y otra al siguiente?
¿Soy las dos al mismo tiempo? ¿Soy un hipócrita ante otros
y ante mí mismo un infortunado y despreciable cobarde?
¿O hay algo aún en mí, parecido a un ejército vencido
que huye desordenado de una victoria ya alcanzada?
¿Quién soy yo? De mí se burlan estas solitarias preguntas mías. Quienquiera que yo sea, tú lo sabes, oh Dios, soy tuyo."
P: ¿Cómo podríamos sintetizar o resumir la fe del pastor Dietrich Bonhoeffer?
R: Creo que toda la vida, corta, y la muerte de este hermano es una acción dramática de su firme convicción de que la fe cristiana debe encarnarse en aquellos que, estando en medio de la lucha o de la angustia, se preguntan qué significa ser cristiano. Esto le convierte a mi entender en un "profeta" de nuestros días. No me refiero a "profeta" en el sentido "canónico", naturalmente, sino en el sentido de esa dimensión profética de la Iglesia de Jesucristo que nunca ha faltado en momentos como los que le correspondió vivir a Bonhoeffer. Y para responder a tu pregunta, voy a citar un párrafo del artículo titulado "Después de diez años", del que ya hablé anteriormente:
"Creo que Dios puede sacar bien del mal, y que lo hace, aun del mayor mal de los males... Creo que Dios nos dará toda la fuerza que necesitamos para resistir en todo tiempo de angustia. Pero Él nunca la da por anticipado para evitar que confiemos en nosotros mismos y no sólo en Él. Una fe así debería alejar todos nuestros temores respecto al futuro. Creo que incluso nuestros errores y nuestras faltas se convierten en bien, y que no es para Dios más difícil hacer esto que usar nuestras supuestas buenas obras. Creo que Dios no es un destino intemporal, sino que espera y contesta las oraciones sinceras y los actos responsables."
El día de Año Nuevo de 1945, cuatro meses antes de su ejecución, Dietrich Bonhoeffer escribía este poema:
"Si nuestro destino fuese apurar la copa del sufrimiento,
aun las heces del dolor, por tu mandato,
no claudicaremos al recibir con gratitud l
o que nos es dado por tu amorosa mano.
Pero si tú quisieras una vez más sacarnos
al goce de la vida y al resplandor de su sol,
que cuanto hemos aprendido del dolor nos acreciente
y toda nuestra vida sea dedicada a ti.
Mientras todas las fuerzas de Dios nos asistan,
afrontaremos con decisión el futuro, cualquiera que sea.
Al anochecer, al amanecer, Dios nos amparará,
y lo hará, ¡ciertamente!, cada día de Año Nuevo."
P: Joaquín, ¿qué nos quieres decir de Dietrich Bonhoeffer antes de concluir nuestra programa de hoy "A Ras del Suelo"?
R: Dos pensamientos suyos que fueron extraídos de sus sermones y charlas a aquellos seminaristas de una Iglesia que se atrevía a ser "Confesante" en medio de las sombras y de las ignominias, entre hipocresías y cinismos refinados; y para concluir, un fragmento de su poema "Voces Nocturnas"...
"El más allá no es lo que se halla infinitamente lejos, sino lo que está más cerca." "En el camino hacia la libertad, la muerte es la fiesta suprema."
"Tendido por entero en el camastro, fijo la mirada en la gris pared. Afuera una exultante mañana de verano, que aún no es mía, avanza por los campos. Hermanos, hasta que tras la larga noche amanezca nuestro día, mantengámonos firmes."
BIBLIOGRAFÍA:
- Dietrich Bonhoeffer, "Resistencia y sumisión", Libros del Nopal, Ediciones Ariel, S.A., Barcelona, 2ª Edició0n, Julio de 1971.
- Dietrich Bonhoeffer, "¿Quién es y quién fue Jesucristo?", Libros del Nopal, Ediciones Ariel, S.A., Barcelona, 1971.
- Dietrich Bonhoeffer, "El precio de la gracia", Ediciones Sígueme, Salamanca, 1968.
- Dietrich Bonhoeffer, "Creer y vivir", Ediciones Sígueme, Salamanca, 1985.
- Dietrich Bonhoeffer, "Yo he amado a este pueblo", Editorial La Aurora, Buenos Aires, Argentina, 1969.