FE
1. Fe cristiana
Lo específico de la fe cristiana es la confesión de que Jesús es el Cristo. Esa fue la primera confesión cristiana tras la experiencia pascual, la convicción profunda de que Jesús, el mismo que había muerto, es decir, el hombre, era el Señor que había resucitado, o sea Dios. Por eso los cristianos repetimos como expresión de esa fe singular que Jesús es el hijo de María y a la vez Hijo de Dios, que es verdadero Dios y verdadero hombre en unidad de persona, o que Dios se ha hecho hombre en Jesús de Nazaret.
Lo especifico de la fe cristiana es, por tanto, la unión de Dios y del hombre en Jesucristo, o sea, la aproximación de Dios a los hombres hasta el punto de comprometerlos hasta la médula en la causa de los hombres y la exaltación del hombre hasta la gracia de hijo adoptivo de Dios, para que sea respetada su dignidad y libertad.
Lo específico del cristianismo es una fe que no nos aparta del mundo, sino que nos mete de lleno en el mundo y su futuro. Una fe que no se encamina a Dios dando rodeos a los asuntos de los hombres, sino que atraviesa por el hombre, de modo que el hombre es el único camino para acceder a Dios. Una fe que no hace distingos entre lo religioso y lo civil, como si fueran dos realidades superpuestas, sino que compromete al creyente en todas las tareas verdaderamente humanas.
La pregunta de Jesús, la de entonces y la de hoy, no es, por otra parte, ni una pregunta retórica, ni espera sólo una respuesta de palabra. Creer no es decir que creemos, sino creer, es decir, vivir. Por eso la respuesta a Jesús, la responsabilidad de nuestra fe, se va haciendo y se va dando con el testimonio de la vida entera.
EUCARISTÍA 1991, 41