POBREZA - TEXTOS
1. POBREZA/SO-X:
Creemos en el Dios que escucha a los pobres
La Sagrada Escritura nos recuerda que Dios escucha con gran
misericordia «el grito de los pobres» (/Ex/03/07-09; cf. Sal 9,13; Is
61,1). La Iglesia de Dios, habitada y movida por su Espíritu, debe
avivar en ella su amor misericordioso hacia los pobres, escuchando su
llamada y prestando su voz a los que no tienen voz. (...)
De aquí que el encuentro con el pobre no pueda ser para la Iglesia
y el cristiano meramente una anécdota intrascendente, ya que en su
reacción y en su actitud se define su ser y también su futuro, como
advierten tajantemente las palabras de Jesús. Por lo mismo, en esa
coyuntura quedamos todos, individuos e instituciones, implicados y
comprometidos de un modo decisivo. La Iglesia sabe que ese
encuentro con los pobres tiene para ella un valor de justificación o de
condena, según nos hayamos comprometido o inhibido ante los
pobres. Los pobres son sacramento de Cristo.
Más aún: Ese juicio y esa justificación no solamente debemos
pasarlos algún día ante Dios, sino también ahora mismo ante los
hombres. Sólo una Iglesia que se acerca a los pobres y a los
oprimidos, se pone a su lado y de su lado, lucha y trabaja por su
liberación, por su dignidad y por su bienestar, puede dar un testimonio
coherente y convincente del mensaje evangélico. Bien puede
afirmarse que el ser y el actuar de la Iglesia se juegan en el mundo de
la pobreza y del dolor, de la marginación y de la opresión, de la
debilidad y del sufrimiento. (...)
Por tanto, la actuación, el mensaje y el ser de una Iglesia auténtica
consiste en ser, aparecer y actuar como una Iglesia-misericordia; una
Iglesia que siempre y en todo es, dice y ejercita el amor compasivo y
misericordioso hacia el miserable y el perdido, para liberarle de su
miseria y de su perdición. Solamente en esa Iglesia-misericordia
puede revelarse el amor gratuito de Dios que se ofrece y se entrega a
quienes no tienen nada más que su pobreza.
CARITAS/95-1
Pág.89.La Iglesia y los pobres, 9, 10, 11
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2. MENDICIDAD
Los mendigos son un colectivo muy particular y específico: alguien
los ha llamado clase postmoderna, ya que manifiestan todo un vacío,
insuficiencia social e ineficacia de las respuestas dadas en general.
¿Qué hay que hacer? No es nada fácil. Pero, lo que queda claro, es
que la mendicidad-limosna no sólo no sirve, sino que es negativa.
La solución no está en suprimir la limosna, porque nos molesta su
presencia, sino porque no es una salida digna. Hay que buscar otros
caminos más dignos. La respuesta adecuada desde la fe ha de brotar
de la articulación metodológica entre la realidad del mendigo
analizada y discernida y la revelación divina.
Esta reflexión se centra sólo en la segunda: contemplar a los
mendigos desde la mirada de Dios revelado en su Hijo, Jesucristo,
pues quien la ve a él ve al Padre (Jn. 14, 9).
JESÚS Y LOS POBRES
Jesús hace de su opción por los pobres el distintivo de su misión
(Luc. 4, 18; Mat. 11, 4-5). Joachim Jeremías hace notar que Jesús «no
sólo dice que el tiempo de la salvación ha llegado, sino: ¡la salvación
ha llegado a los pobres»!
Jesús se pone sistemáticamente del lado de los pobres; a no ser
que concurran otras circunstancias, como ocurre en la parábola del
fariseo y el publicano: un pobre que se considera con derechos ante
Dios y un rico que, reconociendo su pecado, mendiga la salvación
(Luc. 18, 9-14). La razón de la predilección de Dios por los pobres se
encuentra en Dios, no en ellos; se encuentra en el amor
misericordioso del Padre.
El gesto característico de Jesús es el compartir la mesa con ellos
(Luc, 15, lss). «Este interés inédito por lo perdido» se puede
considerar como un rasgo característico del Evangelio: hecho en
llamativo contraste con la mentalidad de las personas piadosas de
aquel tiempo. Un ejemplo Qumran: «Los cojos, los mancos, los
tuertos, los ciegos, los sordos, los mudos, los que tengan algún
defecto que les deforme la figura o simplemente los demasiados
viejos... ninguno de todos estos debe tomar asiento en el consejo de
la comunidad. Que ninguno de ellos entre a tomar parte en la reunión
de los hombres de renombre».
Los signos, que Jesús realiza, son signos de amor misericordioso,
en los que destaca la humanización, la transformación de la condición
de los pobres (los ciegos ven...). La acción de Jesús abarca a todo el
hombre: lo biológico, lo personal, lo social, libera de la ceguera del
sistema, de la esclavitud del corazón (perdona) y crea en ellos
confianza y esperanza.
Sus signos son Buena Noticia para los pobres. Algo es Buena
Noticia porque promete un futuro mejor, porque nos permite mirarlo
esperanzados, porque nos llena de energía, nos eleva la moral para
enfrentarnos al mundo y a todos sus desafíos.
LA EMINENTE DIGNIDAD DE LOS POBRES EN LA IGLESIA
PRIMITIVA
POBRES/DIGNIDAD:La centralidad cristiana de la opción por los
pobres forma parte del legado de la Iglesia primitiva, la cual dejará
este mensaje sencillo y decisivo: la encarnación como comunión entre
Dios y los hombres constituye el fundamento creyente y teológico de
la doctrina cristiana sobre los pobres y sobre la propiedad. La
dignidad del pobre para la Iglesia se fundamenta:
Son personas iguales en dignidad
«Es libre como tú y participa de tu dignidad y, sin embargo, a ese
que no te es inferior en nada, lo valoras con frecuencia en menos que
a tus perros» (San Juan ·CRISOSTOMO-JUAN-SAN). «A ese que
despreciamos y no podemos mirar porque su vista nos da náuseas, es
un semejante nuestro hecho del mismo barro y los mismos materiales
que nosotros» (·Jerónimo-SAN).
Esta dignidad del pobre no se traduce sólo en la necesidad de
ayudarle, sino también en la imposibilidad de sentirse superior a él por
el mero hecho de ayudarle: «Miras al pobre y le desprecias; no
piensas que es hombre como tú» (San Cesáreo de Arlés).
Por tanto, el mendigo no puede reducirse a su mendicidad-pobreza,
ahí radica la crítica al puro asistencialismo, tiene que ser reconocido
como sujeto humano, que, aunque excluido, vulnerable dada la
fragilidad de sus relaciones sociales y desvalido (falto de valía), es
digno de ser respetado en sus derechos fundamentales como
persona única y situada. El considerar al mendigo como sujeto situado
y condicionado por toda una historia es muy importante; de lo
contrario, se pueden marcar metas y exigencias para las que puede
ser incapaz de realizarlas, aumentando, de este modo, su problema y
su desvalimiento. Pero se puede caer en el extremo opuesto:
considerarlo de que no es capaz de hacer nada.
Representan a Cristo
Son vicarios de Cristo. «Ellos representan a la persona del
salvador, porque el Señor por su bondad les prestó su propia
persona» (San Gregorio de Nisa).
El interés por el pobre-mendigo no es sólo asistencial, social, es
también interés humano y de fe. Los pobres-mendigos no sólo tienen
hambre de pan, tienen hambre también de dignidad, de salud integral,
de sentido, de misterio. No son huérfanos, tienen un Padre y una
familia (la de los hijos de Dios), aunque se encuentran fuera,
excluidos.
Todo esto ha de quedar reflejado en la forma de relacionarse con
ellos. Sin duda que habrá mendigos que se les pueda considerar
como enfermos crónicos, con una personalidad muy deteriorada y, por
tanto, nunca llegarán a ser autosuficientes. A estas personas será
necesario ayudarles de por vida.
Los nazis, los darwinistas sociales y otros escupen sobre ellos.
Recordemos, por ejemplo, a ·Nietzsche-F:A-H/NIETZSCHE
«Los débiles y malogrados deben perecer; éste es el axioma capital
de nuestro amor al hombre. Y hasta se les debe ayudar a perecer...
La compasión atenta contra la ley de la evolución, que es la ley de la
selección».
Nosotros, los cristianos por el contrario, afirmamos que la condición
de imagen de Dios será siempre el gran atributo del hombre sin
atributo. He aquí, el testimonio de Lucio Lombardo-Radice:
«Desde un punto de vista cristiano es también importante dedicarse
a una criatura humana, cuidarla y amarla, aunque esta entrega
nuestra sea improductiva. Para el cristiano es importante dar todo su
tiempo con gozo y alegría al enfermo incurable, y dárselo
gratuitamente; para el cristiano es importante acompañar con amor y
paciencia al anciano, ya inútil, en su camino hacia la muerte; es
importante cuidar bondadosamente a los seres humanos últimos, a los
más infelices y a los más imperfectos, incluso a aquellos en los que
resultan ya casi indiscernibles los rasgos humanos».
LA LIMOSNA
Para la Iglesia primitiva la obligación de la limosna era de estricta
justicia; casi tanto como la obligación de no retener lo robado. Esto
puede resultar sorprendente hoy en que la gente percibe y arguye
que la mendicidad es una especie de mafia bien montada y de gente
vaga. Pero, dicha constatación, aunque sea verdadera, no cuestiona
el hecho de la limosna, sino el modo de practicarla. La verdadera
solución está en canalizar las ayudas a través de instituciones
especializadas, que son las únicas capaces de ofrecer a cada uno el
tratamiento que necesitan.
Felipe Félix
LABOR HOSPITALARIA
Nº 236.Año 1995-2.Pág. 183 s.
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3. MARGINADOS/TAGORE:POBREZA/TAGORE
Tienes tu escabel,
y tus pies descansan
entre los más pobres,
los más humildes y perdidos.
Quiero inclinarme ante Ti,
pero mi postración no llega
nunca a la sima
donde tus pies descansan
entre los más pobres,
los más humildes y perdidos.
El orgullo no puede
acercarse a Ti,
que caminas
con la ropa de los miserables,
entre los más pobres,
los más humildes y perdidos.
Mi corazón no sabe
encontrar su senda,
la senda de los solidarios,
por donde Tú vas
entre los más pobres,
los más humildes y perdidos.
R. TAGORE
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4.POBREZA/ESCUCHA:/Sal/034/07.
Me parece que hay una definición mucho más profunda del pobre.
El pobre es el que escucha siempre y a quien nadie escucha. El pobre
siempre ha escuchado. Ha escuchado al maestro o a la maestra de
escuela: estaba sentado, escuchaba. Ha oído al cura en el catecismo,
escuchaba. Ha escuchado a la religiosa, "la monjita", como dice, en el
dispensario o en el patronato, que le prodigaba buenos consejos, y
más tarde a la asistente social. Ha escuchado al capataz en la fábrica,
cuando entró como aprendiz. Cuando vino al cuartel escuchó al
sargento, y cuando escucha la radio, oye al diputado o al periodista.
Si pone la TV. escucha al presidente, al ministro o al general: en
suma, escucha siempre, y cuando a la noche regresa a su casa
todavía escucha a su mujer. Y al pobre nadie lo ha escuchado en todo
el día. Y ésta es la raíz de la pobreza: no ser escuchado jamás
durante toda una existencia (...). Si deseamos llegar a la pobreza del
pobre, debemos hacer, primero, lo que él hace, imitar al hombre que
escucha siempre antes de hablar. Obrando así, imitamos una actitud
fundamental de los salmos: "El pobre ha gritado, Dios ha escuchado"
(Sal 34. 7)
JACQUES LOEW
RETIRO EN EL VATICANO/15-21
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5.
«Pertenece a la enseñanza y a la praxis más antigua de la Iglesia la
convicción de que ella misma, sus ministros y cada uno de sus
miembros, están llamados a aliviar la miseria de los que sufren cerca o
lejos, no sólo con lo "superfluo': sino con lo "necesario"».
JUAN-PABLO-II
Sollicitudo rei socialis n. 31
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6. POBREZA/ENC:
Dios encarnado en toda carne viva. Dios que se revistió un día de
carne de niño, se sigue vistiendo de carne de pobre. Divina carne
viva. "Los pobres, antes que destinatarios de nuestros servicios, son
presencia latente en el mundo del Señor Crucificado." (·Moltmann-J).
Presencia latente, sacramento doliente, cercanía misteriosa,
revestimiento corporal de Dios. Palabra entrañable dicha a nuestro
oído. Jesús vivo prolongado. Camina junto a nosotros, llorando
nuestras lágrimas, gritando nuestros ayes, sintiendo nuestras
vibraciones y estremecimientos.
No necesitas peregrinar o subir al cielo, para llegar a Dios. Dios
mismo peregrina hacia ti. Sal a su encuentro y "déjate coger, como
decía Sta Teresa, por la dramática verdad de la encarnación."
CARITAS/85-2.Pág. 119
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7. RIQUEZA/ESCANDALO POBREZA/TERCER-MUNDO
SUBDESARROLLO
Las tres personas más ricas del mundo tienen lo que los 48 países
más pobres
Madrid. S. S. E.
Las tres personas más ricas del mundo, entre las que figura Bill
Gates, el magnate de la informática, acumulan una riqueza que
supera el Producto Interior Bruto (PIB) de los 48 países más pobres
del Planeta, según se indica en el último informe de la ONU sobre
Desarrollo Humano que recoge la revista «Contigo», de la
organización no gubernamental Intervida.
El documento refleja que tan sólo 225 personas tienen tanta riqueza
como la mitad de la humanidad o que un 20 por ciento de la población
mundial consume el 86 por ciento de todos los recursos de la Tierra.
«En este sentido -indica Servimedia-, los expertos de la ONU dicen
que si se mantiene esta situación internacional, los problema de
consumo y desarrollo se agravarán y las desigualdades mundiales
pueden llegar a ser absolutamente insalvables».
La hiriente diferencia entre países ricos y pobres queda reflejada en
el informe de Naciones Unidas: mientras en los países desarrollados
nos gastamos un billón y medio de pesetas en helados o casi dos
billones en perfumes, en los países en desarrollo más de 1.500
millones de personas carecen de agua potable, 1.100 millones no
tienen una vivienda digna y 880 millones no tienen acceso a unos
mínimos servicios de salud o son víctimas de la malnutrición.
Otra de las conclusiones del documento es demoledora: mil
doscientos millones de personas en el mundo viven con menos de 150
pesetas al día.
ABC/DIARIO
Domingo 27-12-1998 pág. 79