CONSUMO - TEXTOS
1.
Ya en 1797, ·Goethe escribió "El aprendiz de brujo": el discípulo de
un mago, aprovechando la ausencia de su maestro, hechiza una
escoba para que vaya a buscar agua con que llenar la bañera; el
aprendiz desconoce la fórmula para deshacer el hechizo y la escoba
sigue trayendo agua hasta inundar la casa; el poder del aprendiz se
rebela contra él y sólo la vuelta del mago restablece la paz de la
casa.
El hombre de nuestro tiempo no es sólo que tenga dificultades para
controlar la energía nuclear, o los cambios climatológicos y las
alteraciones ecológicas; hay cosas mucho más graves, que están ya
entre nosotros, que nos han cogido desprevenidos y que nos va a
costar mucho arreglar; la pobreza que ha generado nuestra sociedad
avanzada, la miseria que ha creado la sociedad del bienestar, la hoy
por hoy irreversible situación de cuarenta mil niños condenados a
morir cada día de hambre...
PROGRESO-HUMANO: No vamos a decir que el progreso haya
traído sólo males; pero desde luego no ha sido lo que se esperaba, ni
remotamente; los grandes beneficios del progreso los disfrutan unos
pocos, mientras que la inmensa mayoría de la población mundial está
incluso peor que antes. Y hay que insistir; esto no es consecuencia
del progreso, sino del hombre que no ha entendido ni asimilado el
progreso.
Y es que ha fallado algo en la base de este planteamiento, y no
parece que de momento se vaya a cambiar en este sentido: la meta
del hombre NO es la sociedad del bienestar, el consumo y la
adquisición de todo tipo de cacharros que se vendan en el mercado, a
pesar de todos los intentos por parte de los dirigentes sociales,
empeñados no en un cambio social sino en un aumento del poder
adquisitivo de las personas; lo cual no está mal, pero no va a resolver
los graves problemas de nuestro mundo.
LUIS
GRACIETA
DABAR 1988/39
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2. PO-AUTE/CONSUMO
Rezan las leyes básicas de una curiosa ética
que el hombre es una máquina consumidora intrépida.
Compren electrodomésticos, dicen los nuevos místicos,
es el gran signo de éxito del homo sapientísimo.
Queda en último término lo del salario mínimo
con el Madrid Atlético y el juego quinielístico.
La corrida benéfica que hoy televisan íntegra
es la moderna técnica de crear alienígenas.
Este panfleto estúpido tan cargado de tópicos
hay que venderlo al público como un jabón biológico
y así se explota al prójimo, prójimo y primo práctico.
Producto, consumo, consumo,
éste es el tonto tema de esta canción...
LUIS EDUARDO AUTE
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3. CONSUMO/ECOLOGIA:ECOLOGIA/CONSUMO:
"No es malo el deseo de vivir mejor, pero es equívoco el estilo de
vida que se presume como mejor cuando está orientado a tener y no
a ser... Por esto es necesario esforzarse por implantar estilos de vida,
a tenor de los cuales la búsqueda de la verdad, de la belleza y del
bien, así como la comunión con los demás hombres para un
crecimiento común sean los elementos que determinen las opciones
del consumo, de los ahorros y de las inversiones.. Me refiero al hecho
de que también la opción de invertir en un lugar y no en otro, en un
sector productivo en vez de otro, es siempre una opción moral y
cultural...
"Es, asimismo, preocupante, junto con el problema del consumismo
y estrictamente vinculado con él, la cuestión ecológica. El hombre,
impulsado por el deseo de tener y gozar, más que de ser y crecer,
consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra
y su misma vida".
(·JUAN-PABLO-II._CENTESSIMUS ANNUS, NN. 36 Y 37)
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4.SER/TENER TENER/SER:
El consumo. A esto nos conduce todo nuestro progreso y nuestra
cultura. Meta, más que camino. Queremos saber más y ganar más,
para tener más y gozar más. El consumo es la gran esperanza, la
verdadera y más extendida religión de nuestro tiempo. Pero ya
sabemos los resultados. No es el tener lo que realiza a la persona, no
es el consumir lo que hace feliz. No es más feliz el que más tiene, sino
el que menos necesita. «Al cambiar el ser por el tener, la persona se
convierte en cliente; y al cambiar el ser por el parecer, la persona se
convierte en personaje»
(·Segura-F)
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5.
USELO Y TIRELO
Eduardo Galeano
La sociedad de consumo ofrece fugacidades. Cosas, personas; las
cosas fabricadas para durar, mueren al nacer, y hay cada vez más
personas arrojadas a la basura desde que se asoman a la vida. Los
niños abandonados en las calles de Colombia, que antes se llamaban
gamines y ahora se llaman desechables, y están marcados para
morir. Los numerosos nadies, los fuera de lugar, son
"económicamente inviables", según el lenguaje técnico. La ley del
mercado los expulsa por superabundancia de mano de obra barata. El
Norte del mundo genera basuras en cantidades asombrosas. El Sur
del mundo genera marginados. ¿Qué destino tienen los sobrantes
humanos?. El sistema los invita a desaparecer; les dice: "Ustedes no
existen".
¿Qué hace el Norte del mundo con sus inmensidades de basura
venenosa para la naturaleza y la gente? Las envía a los grandes
espacios del Sur y del Este, de la mano de sus banqueros, que exigen
libertad para la basura a cambio de sus créditos, y de la mano de sus
Gobiernos, que ofrecen sobornos.
Los 24 países desarrollados que forman la Organización para la
Cooperación en el Desarrollo Económico del Tercer Mundo produce el
98% de los desechos venenosos de todo el planeta. Ellos cooperan
con el desarrollo regalando al Tercer Mundo su mierda radioactiva y
la otra basura tóxica que no saben dónde meter. Prohíben la
importación de sustancias contaminantes, pero las derraman
generosamente sobre los países pobres. Hacen con la basura lo
mismo que con los pesticidas y abonos químicos prohibidos en casa:
los exportan al Sur bajo otros nombres.
En el reino de lo efímero, todo se convierte inmediatamente en
chatarra para que bien se multipliquen la demanda, las deudas y las
ganancias, las cosas se agotan en un santiamén, como las imágenes
que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos
que la publicidad lanza al mercado.
El Sur, basurero del Norte, hace todo lo posible por convertirse en
su caricatura. Pero la sociedad de consumo -dime cuánto consumes y
te diré cuánto vales- invita a una fiesta prohibida para el 80% de la
humanidad. Las fulgurantes burbujas se estrellan contra los altos
muros de la realidad. La poca naturaleza que le queda al mundo,
maltrecha y al borde del agotamiento, no podría sustentar el delirio
del supermercado universal, y al fin y al cabo, la gran mayoría de la
gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar
el equilibrio de la economía mundial mediante sus brazos baratos y
sus productos a precio de ganga. En un mundo unificado por el
dinero, la modernización expulsa mucha más gente que la que integra.
Para un innumerable cantidad de niños y jóvenes latinoamericanos,
la invitación al consumo es una invitación al delito. La televisión te
hace agua la boca y la policía te echa de la mesa. El sistema niega lo
que ofrece; y no hay valium que pueda dormir esa ansiedad ni prozac
capaz de apagar ese tormento. La lucha social aparece en las
páginas políticas y sindicales.
El mundo de fin de siglo viaja con más náufragos que navegantes, y
los técnicos denuncian los "excedentes de población" en el Sur,
donde las masas ignorantes no saben hacer otra cosa que violar el
sexto mandamiento día y noche. ¿"Excedentes de población" en
Brasil, donde hay 17 habitantes por kilómetro cuadrado, o en
Colombia, donde hay 29? Holanda tiene 400 habitantes por kilómetro
cuadrado y ningún holandés se muere de hambre; pero en Brasil y en
Colombia, un puñado de voraces se queda con todos los panes y
peces.
Cada vez son más los niños marginados que, según sospechan
ciertos expertos, "nacen con tendencia al crimen y la prostitución".
Ellos integran el sector más peligroso de los "excedentes de
población". El niño como amenaza pública, la conducta antisocial del
menor en América, es el tema recurrente de los Congresos
Panamericanos del Niño desde 1993.
A principios de siglo, el científico inglés Cyril Burt propuso eliminar a
los pobres muy pobres "impidiendo la propagación de su especie". Al
fin de siglo el Pentágono anuncia la renovación de sus arsenales,
adaptados a las guerras del futuro, que tendrán por objetivo los
motines callejeros y los saqueos; y en algunas ciudades
latinoamericanas, como Santiago de Chile, ya hay cámaras de
televisión vigilando las calles.
El sistema está en guerra con los pobres que fabrica, y a los pobres
más pobres los trata como si fueran basura tóxica. Pero el Sur no
puede exportar al Norte estos residuos peligrosos, que se multiplican
cada día. No hay manera de "impedir la propagación de su especie",
aunque según al arzobispo de San Pablo, cinco niños caen
asesinados cada día en las calles de las ciudades brasileñas, y,
según la organización Justicia y Paz, son niños buena parte de los 40
desechables que cada mes caen asesinados en las calles de las
ciudades colombianas.
Tampoco se puede mantenerlos escondidos, aunque los
desechables no existen en la realidad oficial: la población marginal
que más ha crecido en Buenos Aires se llama Ciudad Oculta y se
llaman ciudades perdidas los barrios de lata y cartón que brotan en
los barrancos y basurales de los suburbios de la ciudad de México.
No hace mucho, los desechables colombianos emergieron de
debajo de las piedras y se juntaron para gritar. La manifestación
estalló cuando se supo que los escuadrones parapoliciales, "los
grupos de limpieza social", mataban indigentes para venderlos a los
estudiantes que aprenden anatomía en la Universidad Libre de
Baranquilla.
Y entonces Buenaventura Vidal, contador de cuentos, les contó la
verdadera historia de la Creación. Ante los vomitados del sistema,
Buenaventura contó que a Dios le sobraban pedacitos de todo lo que
creaba. Mientras nacían de su mano el sol y la luna, el tiempo, el
mundo, los mares y las selvas, Dios iba arrojando al abismo los
desechos que le sobraban, pero Dios, distraído, se había olvidado de
la mujer y del hombre, que esperaban allá en el fondo del abismo,
queriendo existir. Y ante los hijos de la basura, Buenaventura contó
que la mujer y el hombre no habían tenido más remedio que hacerse
a sí mismos, y se habían creado con aquellas sobras de Dios. Y por
eso nosotros, nacidos de la basura, tenemos todos algo de día y algo
de noche, y somos un poco tierra y un poco agua y un poco viento.
Eduardo Galeano
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1. H/ELECTRODOMESTICADO ELECTRODOMESTICOS
El hombre electrodomesticado
Nos despierta un reloj digital con las noticias de la radio; tomamos
un zumo recién exprimido en el citromatic o un cóctel de frutas en la
licuadora o un batido de yogur en la minipimer; nos hacemos un moka
en la cafetera; ponemos una rebanada de pan en la tostadora, dos
con beicon en la sanwichera o tres con queso en el gratinador;
tomamos dos huevos del frigorífico nos hacemos un revuelto en la
vitrocerámica; guardamos platos, tazas y cubiertos en el lavavajillas;
nos lavamos los dientes con un cepillo mecánico; nos afeitamos con la
maquinilla eléctrica o nos depilamos con la ladybraum, nos damos una
ducha con el agua calentita del termo; vaciamos la lavadora-secadora;
damos un rápido planchado a la ropa con la vaporeta; pasamos la
aspiradora mientras vemos en el televisor el telediario de anoche,
grabado en video, o cómo está el tráfico y qué tiempo va a hacer... y
salimos disparados para el trabajo mientras comprobamos el correo
en el buzón de voz del móvil. Los datos de la Encuesta de Consumo
que elabora la Cámara de Comercio muestran, hoy, que el mes de
marzo ha registrado un record histórico de ventas de aparatos
electrodomésticos: el 36,7 por ciento de los hogares de Madrid
acogieron bajo sus techos un artilugio eléctrico justo al mes siguiente
de haber terminado las rebajas. El «zoon politicon» se transforma en
el «homo economicus»: el hombre es, hoy, un animal que compra. Y,
como sospechaba Marcuse, es cada vez más unidimensional. Pero da
miedo pensar que la nueva dimensión «humana» consista, tan sólo,
en electrodomesticarse.
LUIS
IGNACIO PARADA
ABC/DIARIO MIÉRCOLES 31-3-99
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