Francia y Alemania la consideran «muy peligrosa», pero en España acaba de abrir una sede
Se presentan como «la religión del siglo XXI» y cuentan con unos impresionantes recursos económicos y mediáticos. La Iglesia de la Cienciología intenta asentarse en nuestro país aprovechando la enorme desinformación que existe en la sociedad, aunque en realidad, según los expertos, es una secta que embauca a su adeptos y obtiene enormes cantidades de dinero. Para ello se sirven de teorías confusas, un lenguaje pseudo científico y una estética cristiana. Manuel Guerra y Juancho Domínguez, dos de los mejores especialistas en sectas de España, explican a LA RAZON los peligros de sus terapias.
Ofrecen éxito, paz, autocontrol, salud permanente, poder, carisma y una interminable lista de utopías que sólo se pueden alcanzar a través de sus terapias. La Iglesia de la Cienciología, «la religión del siglo XXI», como ellos prefieren denominarse, acaba de estrenar una nueva sede en Madrid, desde donde controlan todas sus «actividades salvíficas» que, según los expertos, sólo tienen un resultado: vaciar el cerebro y el bolsillo de los adeptos. Al más puro estilo Holliwood, Tom Cruise inauguró la semana pasada el nuevo centro, un espectacular y lujoso edificio situado a unos doscientos metros del Congreso de los Diputados. Expertos inmobiliarios consultados por LA RAZÓN han tasado el edificio en torno a los 18 millones de euros (más de tres mil millones de pesetas), dato que da una orientación de la ingente cantidad de dinero que maneja la Asociación Española de Dianética (como están registrados legalmente). De hecho, según los especialistas, éste es su principal y verdadero objetivo. A través de una serie interminable de cursillos de formación cada vez más costosos, seminarios, sesiones de psicoanálisis y la venta de los libros del fundador –L. R. Hubbard–, los cienciólogos obtienen de sus adeptos cantidades que pueden superar los 80.000 euros –más de trece millones de pesetas–. Según Manuel Guerra, uno de los mayores especialistas en sectas de España, «la Iglesia de la Cienciología engancha a las personas en sus momentos más débiles para hacerlos miembros de su religión y obtener dinero». Juancho Domínguez, presidente de la asociación RedUNE para el estudio y prevención de las sectas, afirma además que sus métodos son «manipuladores y totalitarios, pero disfrazados siempre de respetuosos y educados». Sus promesas se sostienen en dos teorías: la Dianética y la Cienciología. La línea que separa una de otra es tan confusa como todo lo que rodea a la secta, pues uno de sus métodos de captación consiste en emplear terminologías ambiguas, vocablos científcos, mezclar filosofías orientales como el tahoísmo, el budismo y el hinduismo, adoptar una estética cristiana y un largo etcétera de imprecisiones. Así, la Dianética podría definirse como el método que ayuda al hombre a liberarse de todas sus afecciones psicológicas y todo rastro de dolor –lo que ellos llaman «engramas»– que almacena en su memoria. La Cienciología, por su parte, es la filosofía religiosa aplicada a la Dianética y destinada «al completo mejoramiento de la persona». Es decir, aquello que convierte a la Dianética en una religión: la religión de la Iglesia de la Cienciología. Tanto una como otra sólo pueden ser estudiadas a través de los libros de Hubbard y de las terapias que se imparten, de forma cerrada, en los centros. El primer paso de la terapia es la realización de un test que, invariablemente, muestra la necesidad de cualquier sujeto por entrar en la Iglesia y solucionar sus problemas. A partir de ahí, se requiere de varias sesiones, o «audiciones», en las que un experto, denominado «auditor», libera al paciente de sus engramas, haciéndoselos revivir una y otra vez. Para ello utiliza el «E-Metro», una especie de detector de mentiras con el que, según Guerra, «obtienen información personal que luego pueden usar para presionar a quien quiera abandonar la secta». Después de muchas y muy costosas sesiones, y cuando esto se consigue con todos los engramas del adepto, éste pasa a ser un «clear» o «aclarado», totalmente inmune a enfermedades psicosomáticas, al fracaso, la depresión y el dolor. Sin embargo, hasta la fecha nunca han podido aportar resultados científicos fiables ni demostrar la existencia de ningún «clear». Es más, según los expertos, esas terapias practicadas con toxicómanos en los centros de Narconor pueden llegar a ser perjudiciales.
La Razón
Aunque todas sus teorías pseudo científicas han sido
refutadas por psicólogos y médicos, y en países como Alemania, Francia o
Australia están considerados como una secta y han sido perseguidos legalmente,
la Iglesia de la Cienciología ha conseguido abrirse camino en España. De hecho,
según fuentes de la Cienciología, en menos de una semana más de tres mil
personas han acudido a la nueva sede para informarse de sus postulados y
actividades.
A esto ha contribuido en buena medida el «efecto reclamo» que estrellas como
Tom Cruise o Jonh Travolta ejercen sobre la masa. Estos famosos son, según las
palabras del propio Ronald Hubbard, «ovejas con cascabel», pues «si quieres que
te siga un rebaño de ovejas, ponle un cascabel a la dominante y haz que te siga.
Así te seguirá el resto». Esta táctica es una de las más utilizadas por la
Iglesia de la Cienciología para introducirse poco a poco en la mentalidad
colectiva y alcanzar cotas más altas de poder. Esos rostros conocidos dan una
imagen de seriedad y veracidad, aunque, según Juancho Domínguez, «ser famoso no
garantiza la legalidad de la asociación a la que pertenece». «La Iglesia de la
Cienciología se ha convertido en un “lobby” político de presión y consigue
burlar las leyes con argucias como registrarse como Asociación y presentarse
como Iglesia» afirma.
Aunque en nuestro país ya tuvieron litigios con la justicia, Domínguez
constata desde RedUNE que «en algunos casos ofrecieron dinero a los demandantes
para retirarse. Además no hay entidad en España que tenga los recursos
políticos, jurídicos y mediáticos como para enfrentarse a ellos». «Son una secta
muy poderosa y de guante blanco», concluye.